El estrecho vínculo entre forestaría y nutrición puede no ser advertido por los profesionales del desarrollo. Sin embargo, el lazo es importante. Los bosques y los árboles contribuyen al bienestar nutricional de mucha gente y son especialmente importantes para los pobres, quienes pueden depender de los recursos naturales para muchos fines.
No es sorprendente que los bosques y árboles provean muchos productos comestibles. Aunque esos alimentos generalmente no son prominentes en la dieta, juegan un rol suplementario en la misma. Hojas y frutos silvestres contienen las vitaminas necesarias. Semillas, nueces, raíces y tuberosas suministran grasas y carbohidratos. Hongos, látex y savia brindan proteínas y minerales. Los animales silvestres, a menudo, proporcionan la mayoría de la carne consumida por la población que vive cerca de las áreas forestales. Los alimentos del bosque también contribuyen a una dieta diversificada y, consecuentemente, pueden mejorar la calidad y cantidad de los alimentos consumidos. Los alimentos forestales son, en muchos casos, estacionalmente importantes. Aquellos alimentos disponibles por largos períodos, o durante las estaciones criticas, aseguran que la población rural se alimente cuando los productos agrícolas no son aún disponibles y/o cuando los servicios de acopio están vacíos. Finalmente, los productos de los árboles, como raíces, nueces, miel y tallos, suministran la energía necesaria durante periodos de hambruna o desastres naturales.
La forestería también contribuye a la producción de alimentos mediante la protección ambiental. Varios árboles con sistemas radiculares profundos extraen nutrientes del fondo del suelo y los depositan en la hojarasca. Esta cobertura de hojas enriquece el suelo y ayuda a retener la humedad. Los árboles fijadores de nitrógeno también contribuyen a la fertilización del suelo. Además, producen sombra, la cual disminuye las temperaturas de la superficie. Los árboles y arbustos, plantados y manejados como cortinas rompevientos, pueden contribuir al control de la erosión; de ese modo estabilizan la calidad del suelo y mejorar la producción agrícola. Asimismo, el forraje para ganado, recolectado de los bosques y árboles, aumenta la producción de carne y leche.
La leña representa otro nexo entre forestería y nutrición. La escasez de leña puede influir en la nutrición familiar de muchas formas: en la preparación de alimentos, en la cocción del agua y en la distribución del tiempo de la mujer. Si la leña es escasa, las mujeres pueden ser forzadas a racionar el tiempo de cocción. Esto puede conducir ala disminución del consumo de alimentos o de la frecuencia de las comidas. A su turno, puede afectarse el bienestar nutricional de los miembros de la familia. Adicionalmente, la escasez de leña puede incrementar la incidencia de enfermedades, debido al agua contaminada o a la preparación inadecuada de los alimentos. Finalmente, la cantidad de leña disponible para el uso familiar influye en el tiempo que la mujer gasta recolectándola y, por ello, en el tiempo que ella tiene para la producción y preparación de alimentos, generación de ingresos, cuidado de los niños y descanso.
La obtención de ingresos y substancias medicinales también constituye un nexo entre foresterla y nutrición. Vendiendo leña, alimentos silvestres, medicinas y materias primas forestales, o con un empleo en actividades forestales, se obtienen ingresos monetarios importantes para muchas familias. Además, las medicinas que se originan de los productos forestales, contribuyen a cuidar la salud de los humanos y del ganado.
Los productos y beneficios de los bosques, el bienestar familiar en general y el bienestrar nutricional, están muy interrelacionados. Su estrecha vinculación se caracteriza por una compleja trama, presentada en la Figura 1. Aunque no ilustra todos los nexos, el diagrama es completo. Solo pretende indicar el rango de factores que interactúan para formar nexos entre la forestería y la nutrición. Identifica productos y beneficios forestales que pueden influir en el bienestar nutricional y, frecuentemente, ser convertidos en objetivos de las proyectos forestales.
En muchas partes del mundo, individuos y familias sufren problemas de desnutrición. Las causas de estos problemas son complejas, y las consecuencias, generalmente, conducen a «un círculo vicioso de malnutrición». A nivel individual, el consumo de alimentos y las enfermedades infecciosas determinan el estado nutricional. Sin embargo, éstos se ven, a su vez, afectados por muchos otros factores sociales, políticos y económicos, el más apremiante de los cuales es la pobreza.
La cantidad y calidad del consumo individual de alimentos está predominantemente determinado por el nivel y la variedad del abastecimiento familiar de alimentos: alimentos producidos, almacenados, recolectados, otorgados como ayuda y comprados. Diferentes factores afectan la cantidad y calidad de los alimentos producidos y adquiridos, incluyendo políticas agrícolas y de mercado1, normas y leyes de tenencia de la tierra2, disponibilidad de mano de obra, tiempo de la mujer3 e ingresos en efectivo. La importancia de los alimentos almacenados no debería ser subestimada, dada la naturaleza estacional de la producción y recolección de alimentos. Los servicios de almacenaje de alimentos y las técnicas de su preservación tienen un gran impacto sobre el suministro de alimentos para los hogares.
Las enfermedades contagiosas también contribuyen a la malnutrición debido a la estrecha relación sinergética que existe entre ella y la infección. La malnutrición baja la resistencia a las infecciones y éstas incrementan la probabilidad de las deficiencias nutricionales. Las infecciones, con frecuencia, son resultado de condiciones ambientales precarias, debido a la carencia de servicios sanitarios o de agua limpia. Estas infecciones pueden persistir desapercibidas debido a la carencia de servicios de salud. Por otra parte, las actividades que modifican el ambiente, pueden influir en la propagación de la infección. El agua usada para riego, energía o transporte, y los ambientes naturales de bosques o matorrales, pueden constituir habitats para animales e insectos transmisores de enfermedades. Los mosquitos que crecen en matorrales y los caracoles y moscas que crecen en medios acuáticos, transportan a los parásitos responsables de la malaria, schistosomiasis y oncocerciasis. Estas infecciones, a su vez, contribuyen a la malnutrición, afectando la capacidad del organismo para consumir y absorber alimentos.
La figura 2 presenta en un diagrama los factores que, solos o en combinación, contribuyen a la malnutrición. Allí también se indica la influencia que puede tener la actividad forestal en los factores que contribuyen a la seguridad de la familia y afectan su bienestar. Nuevamente, el diagrama es sólo ilustrativo y no incluye todos los elementos y posibilidades.
1 Por ejemplo, cultivos rentables y/o diversificación de cultivos.
2 Por ejemplo, presencia de campesinos sin tierra y/o de minifundistas, y acceso a las tierras comunales.
3 Por ejemplo, para la producción y la preparación de los alimentos o para cuidar a be niños.