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Capítulo 4 - Conclusiones

La agricultura migratoria ha constituido una adaptación sumamente acertada alas dificultades y limitaciones de la zona tropical húmeda. En medio de una naturaleza donde los bosques y suelos son frágiles, el agricultor de corte y quema integral ha desarrollado un agroecosistema que es variado, flexible, y que puede responder a las incertidumbres de su entorno. Volviendo a las interrogantes planteadas al comienzo de esta nota técnica:

¿Qué saben estos agricultores? Los agricultores de corte y quema conocen íntimamente tanto su medio ambiente circundante como los micrositios en los campos que cultivan. Comprenden el proceso natural de regeneración del bosque: los pequeños campos actúan como claros en el bosque y se reintegran rápidamente a él; los árboles y plantas salvados y protegidos durante el corte y quema crecerán enseguida o rebrotarán para convertirse en la primera etapa de la sucesión secundaria. Los agricultores de corte y quema también valoran la diversidad, la cual no es para ellos un problema, como lo sería para el agricultor monocultivista, sino más bien, una oportunidad para desarrollar cada uno de los micrositios como un «microcampo» único.

¿Qué hacen ellos? El agricultor de corte y quema emplea su conocimiento del medio natural no sólo para crear sus campos de cultivo, sino también para recolectar, cazar y pescar con éxito, consiguiendo así alimentos, fibra y medicinas para su hogar y, a veces, para la venta. Utiliza sus conocimientos tanto del ambiente natural como de las necesidades del repertorio de cultivos tropicales, para desarrollar y manejar los micrositios en sus campos. Adapta sus cultivos a la naturaleza de determinados suelos, como resultado de lo cual obtiene una diversidad de cultivos que corresponden a una diversidad de microambientes.

¿Por qué lo logran cuando otros fracasan? La tecnología agrícola occidental se basa en el conocimiento de sistemas tecnológicos derivados de un clima templado. Estos sistemas tecnológicos están basados y dependen de grandes campos; tierras ricas en humus y enriquecidas, aún más, con fertilizantes químicos; protección frente a las plagas en base a aerosoles químicos caros; monocultivos basados en los precios del mercado; servicios de extensión y precios apoyados por el gobierno. Estas variables son muy distintas a las que debe enfrentar el agricultor de la zona tropical. No es sorprendente, entonces, que las zonas tropicales no hayan respondido a los métodos agrícolas de clima templado. La razón por la cual el agricultor de corte y quema consigue buenos resultados es porque acepta el ecosistema tropical y lo hace trabajar en su beneficio. En lugar de tratar de «conquistarlo», este agricultor prefiere manipular los procesos naturales del ecosistema tropical, haciéndolos pasar activamente por una etapa que resulta muy productiva para él, como para la renovación del bosque. Se ha gastado mucho esfuerzo en el desarrollo agrícola para lograr que el agroecosistema tropical se ajuste al molde del agroecosistema templado. En tanto la zona tropical jamás será templada, lo que se necesita es un agroecosistema que corresponda a la realidad tropical.

SUSTENTABILIDAD

La sustentabilidad del agroecosistema integral está implícita en el análisis presentado. En los últimos años la sustentabilidad ha cobrado una importancia primordial en el desarrollo agrícola. La problemática de la sustentabilidad exige una definición de lo que constituye un sistema agrícola bien logrado más que un registro del número de quintales producidos. Exige una orientación futura: ¿por cuánto tiempo y con qué insumos podrá continuar la producción?, ¿cuáles serán las futuras repercusiones de las actuales técnicas agrícolas en el medio ambiente?, ¿las mejoras propuestas beneficiarán a un sector de la sociedad y castigarán a otro?

Ha habido una preocupación creciente acerca de si los sistemas agrícolas de la zona templada, que requieren considerables insumos, pueden servir como modelos para la agricultura tropical. ¿Cuáles son las alternativas? No será fácil «desarrollar agroecosistemas pequeños, autónomos, y económicamente viables... adaptados a su propio medio, y que guarden relación con los recursos de los agricultores» (Altieri et al. 1983: 48 citando a Loucks 1977).

Pese a que la agricultura de corte y quema integral ha sido en el pasado un agroecosistema sustentable, ésta no puede servir de modelo para el futuro de las zonas tropicales. A pesar que la regeneración del bosque es decisiva para que el agroecosistema de corte y quema sea sustentable a largo plazo, muchos grupos que practican esta agricultura ya no pueden dejar sus campos en barbecho durante el tiempo suficiente para que se produzca esa regeneración. Estos agricultores no han dejado de reconocer el vínculo entre el bosque, los suelos y la productividad, pero enfrentan una situación en la cual les resulta imposible seguir barbechando el bosque. La abreviación del tiempo de barbecho se debe principalmente a lo siguiente: la asignación de las tierras en barbecho a la categoría de reservas forestales o concesiones madereras, el crecimiento demográfico, la migración interna y el impacto de los cultivos comerciales.

Muchas veces todos estos factores están vinculados entre sí. Una comunidad de agricultores de corte y quema integral puede sufrir la merma de sus recursos porque las autoridades nacionales reclasifican las áreas forestales y las reasignan a otros sectores, o cuando se promulgan leyes que prohiben la permanencia de los asentamientos en las reservas forestales. No es infrecuente que estos agricultores sean trasladados a un nuevo lugar alejado de sus campos de cultivo, tanto nuevos como antiguos, que se encuentran en diferentes etapas de producción.

NUEVAS ESTRATEGIAS

El agricultor de corte y quema integral tiene que crear nuevas estrategias del pasado en un nuevo sistema que sea sustentable en el futuro. Para ello, se necesita desarrollar agroecosistemas tropicales que aprovechen los conocimientos del agricultor integral y puedan ser utilizados por pequeños agricultores, no sólo durante unos pocos años sino durante generaciones.

Muchos de los conocimientos técnicos locales de los agricultores de corte y quema son demasiado específicos a su zona y están muy vinculados con los sistemas religiosos locales, como para trasladarlos fácilmente a otras sociedades. Sin embargo, algunos de los principios generales sobre los cuales gravitan los conocimientos técnicos locales de estos agricultores son aplicables, no sólo a la intensificación de la agricultura migratoria, sino también al desarrollo de otros sistemas de utilización de las tierras tropicales.

1) La integración de los árboles al sistema agrícola

Los agricultores de corte y quema perciben al bosque como el comienzo y el final del ciclo agrícola. Ellos manejan activamente sus campos para reintegrarlos al bosque. En ciertas áreas, conforme disminuyen los recursos forestales, la protección de los árboles dentro del campo puede complementarse con la plantación de árboles. Dicha plantación tendrá que incrementarse a medida que disminuyan los bosques. En tanto una diversidad de árboles son protegidos en los campos y utilizados en el bosque, se necesitará una variedad de árboles para reponer los productos forestales generados «naturalmente».

2) Utilización de los microambientes, micrositios, policultivos y multivariedades.

Los agricultores de corte y quema reconocen y explotan las diferencias que ofrece su medio ambiente, en los diversos sitios de sus campos y en sus cultivos. Este afinamiento de la diversidad contribuye a estabilizar los agroecosistemas. El principio puede aplicarse al desarrollo de otros sistemas de uso de la tierra. Los pequeños propietarios de las zonas tropicales, ya sean migratorios o permanentes, conocen sus campos con precisión y pueden utilizar este conocimiento para integrar nuevos cultivos, especialmente árboles, en sus campos. Los nuevos cultivos y métodos son una continuación de las prácticas de manejo que identifican los micrositios y los trabajan de acuerdo con las necesidades de determinados cultivos.

3) Mantención de la estabilidad por medio de los múltiples componentes del agroecosistema de corte y quema.

Dentro de la agricultura de corte y quema integral, el campo que estaba en cultivo constituía tan sólo un elemento del agroecosistema. Los campos en diferentes etapas de regeneración, la caza, pesca, recolección y, en algunos lugares, los cultivos comerciales y el trabajo asalariado formaban parte de un sistema más extenso. Estos diferentes componentes podían utilizarse, según fuera necesario, en respuesta a las fluctuaciones en el ecosistema natural, las necesidades del hogar o presiones externas. En la actualidad, los recursos del pasado se están volviendo inaccesibles e incluso inexistentes. Aunque es posible mantener en vigencia el principio de un agroecosistema con componentes múltiples, es necesario desarrollar otros elementos agrícolas, tales como los animales domésticos y los huertos familiares, para lograr una menor dependencia frente a los recursos forestales.

EL PAPEL DE LOS GOBIERNOS Y DE LOS ORGANISMOS DONANTES

Los gobiernos y organismos donantes de muchos países siguen manteniendo actitudes convencionales frente al manejo de los bosques tropicales. El manejo se conceptúa como la protección de las reservas forestales y puede no tomar en cuenta las necesidades de las comunidades que dependen de los recursos forestales. Este criterio reactivo más que proactivo no suele funcionar. Si la gente necesita los recursos forestales y hay pocas alternativas, los bosques serán utilizados.

Se necesitan más investigaciones, no sólo sobre la agricultura de corte y quema sino también sobre las prácticas de utilización y manejo de los bosques. Para conservar las reservas forestales hay que estudiar las formas de utilización de los bosques por las comunidades vecinas. Estas investigaciones podrían estar combinadas con otros estudios a nivel de las unidades agrícolas, en las sociedades que practican el sistema de corte y quema. Esos agricultores deberían ser participantes activos en el diseño de agroecosistemas que resulten sustentables cuando las reservas forestales hayan disminuido o se vuelvan inaccesibles.

Los pequeños agricultores de la zona tropical tienen necesidades y conocimientos de manejo que deben estudiarse dentro del contexto de sus propias comunidades. Investigando a nivel de las unidades agrícolas se daría un paso más para alejarse del enfoque monocultivista del pasado hacia un esfuerzo de ayudar a los pequeños agricultores a utilizar sus campos y otros recursos con mayor provecho, sea que ellos practiquen el corte y quema integral o cultiven campos permanentes.

Se debería capacitar a los extensionistas agrícolas y forestales para que reconozcan que el sistema de corte y quema integral puede aportar algo valioso al desarrollo agrícola y al manejo forestal. Pese a que esta contribución debió reconocerse hace mucho, se sigue culpando al agricultor integral por la deforestación en gran escala. Sigue existiendo el prejuicio de que las prácticas del agricultor de corte y quema son «primitivas» y reflejan la naturaleza «nada científica» de este agricultor. Los principios generales de los sistemas de corte y quema no son primitivos ni contrarios a la modernidad. La integración de los árboles en el ecosistema, la utilización de las diferencias microambientales y el mantenimiento de un agroecosistema compuesto por múltiples elementos pueden servir de base para un mayor desarrollo de la agricultura a pequeña escala.

Para resumir, la agricultura de corte y quema integral constituye una adaptación lograda de los hombres y mujeres que forman parte del agroecosistema. Tiene una larga historia en los trópicos y fue sustentable cuando las densidades demográficas eran lo suficientemente bajas como para permitir el restablecimiento del bosque en los campos de corte y quema/barbecho. En muchas áreas del trópico el hombre manipulaba el crecimiento secundario para crear bosques antropogénicos que respondían a sus preferencias y necesidades específicas.

Hoy en día está aumentando la competencia por la utilización de los bosques tropicales que aún existen. A medida que se incrementan las presiones internacionales será difícil para los agricultores de corte y quema, quienes casi nunca pertenecen a la gran colectividad nacional, conservar el control de las áreas boscosas que han utilizado desde hace mucho tiempo en sus sistemas. Pero los principios generales de las prácticas de manejo de estos agricultores, basadas en sus propios conocimientos técnicos, pueden combinarse con investigaciones sobre el terreno en sus comunidades para desarrollar nuevos métodos y técnicas que contribuyan al desarrollo agrícola en los trópicos.


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