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4. PROCEDIMIENTOS DE CAMPO

LA PUESTA EN MARCHA

Es posible lograr una comprensión significativa aunque modesta de la tenencia, mediante un diagnóstico rápido, solamente porque en la mayoría de los sistemas de tenencia consuetudinarios en los países del tercer mundo, diferentes formas de tenencia reflejan diferentes usos de la tierra. Las diferentes tenencias existen para dar cabida a esos diferentes usos y organizarlos. Donde sea visible un uso diferente de la tierra, tal como pastizales o huertos familiares, hay que averiguar si existe un régimen de tenencia especial para las tierras a las cuales se ha dado ese uso. Lo más probable es que sí lo haya. Como ya se planteó en el presente trabajo, es muy posible identificar los predios agrícolas, ejidos y probables zonas de reserva durante las primeras etapas del diagnóstico rápido. El punto de partida consistirá en estructurar un conjunto inicial de categorías dentro de las cuales se pueda organizar la información.

El material se irá volviendo más y más complejo; por ejemplo, si hay dos ejidos diferentes, uno para el pastoreo y otro constituido por un espeso bosque, con diferentes normas aplicables al derecho de utilizar los árboles; o cuando el predio contiene varios nichos de tenencia, con una distinción entre los derechos en «los campos cercanos» y los «campos lejanos»; o si una parte de las tierras están sujetas a una rotación periódica y otras se dedican a cultivos migratorios. ¿Cuál método emplearemos cuando queramos obtener una representación más detallada de la tenencia que la basada en los nichos de tenencia que pueden ser vistos mediante la observación del uso de la tierra?

Lo más conveniente es comenzar con unas pocas entrevistas a personas claves y a pequeños grupos. Podría ser necesario realizar una reunión más grande con la presencia de funcionarios y notables de la zona a fin de explicarles el trabajo de diagnóstico. Sin embargo, las reuniones grandes no ofrecen buenas oportunidades para obtener información fidedigna sobre las normas de tenencia. Los notables podrían monopolizar el flujo de información y otros podrían no opinar, incluso si alguien ha dado información equivocada. En esas reuniones, hay una fuerte tendencia a exponer las normas tradicionales taxativas, aún cuando ya no se obedezcan tales normas. No obstante, la reunión puede crear la oportunidad para identificar a dos o tres personas que son más reflexivas y expresivas con respecto al sistema de tenencia y que puedan presentar sus conocimientos en una forma más organizada. Puede haber algunas personas que tengan conocimientos especializados sobre el sistema de tenencia y la ideología que lo sustenta. Las conversaciones con estas personas claves sirven para obtener una orientación en cuanto a los conceptos básicos y el vocabulario del sistema de tenencia. Llegado ese momento, también sería útil recorrer el área con un mapa. Con la ayuda de un informante clave, se podrá cotejar las características del terreno con el mapa y aprender sus nombres autóctonos. Al elaborar un mapa, como el de Fox que se presentó en la sección anterior, es posible determinar las ubicaciones, las áreas apropiadas y las relaciones espaciales entre los tres tipos de nichos de tenencia generales.

Hay que dedicar uno o dos días a estas actividades al inicio, pero no más. Es fácil empantanarse en discusiones y conviene, más bien, ir hacia los agricultores.

Se podrían concertar algunas entrevistas en pequeños grupos, pero resultan más productivas las conversaciones informales con los agricultores al filo de las sementeras, durante su descanso, o incluso en una cantina del lugar. La calidad del intercambio en tales ambientes -en grupos cuyos miembros suelen conocerse y se sienten a gusto juntos- es generalmente mejor que en los ambientes más artificiales. Otro lugar conveniente es frente al juzgado o tribunal local, mientras los litigantes esperan sus audiencias. En verdad, vale la pena pasar unas horas alrededor del tribunal local y del juez o los jueces, tanto modernos como tradicionales, para escuchar las controversias sobre las tierras y árboles de las zonas. Esto permite enterarse rápidamente de cuáles tipos de litigios son comunes y determinar los puntos neurálgicos del sistema de tenencia. Así, también podría descubrirse algún aspecto que pudiera incidir en una posible iniciativa de desarrollo forestal comunal.

¿QUÉ PREGUNTAS DEBEN SER LAS PRIMERAS?

La indagación inicial en pequeños grupos debería evitar preguntas tales como: «¿A quién pertenece la tierra?; ¿Aquí se puede vender la tierra?» Estas preguntas incorporan demasiados presupuestos. Es mejor comenzar por preguntar sobre el uso de los árboles, partiendo del comportamiento para ir avanzando hacia la tenencia. Una serie de preguntas podrían ser: «Si una joven pareja de recién casados quisiera construir una casa, ¿dónde conseguiría los postes? ¿a qué distancia queda ese lugar? ¿cómo se llama esa zona? ¿podrían cortarlos o recolectarlos si están caídos en el suelo? ¿deben pedir permiso a alguien? ¿por qué a esa persona? ¿pueden tomarlos en cualquier momento? ¿pueden tomar tantos como quieran? ¿tanto los hombres como las mujeres? ¿de cualquier especie? ¿pueden otros tomar madera de ahi? ¿la gente de X también puede tomar madera de ahí? ¿por qué no? ¿cómo puede impedirse que la gente de X no la tome? ¿quién les impide? ¿por qué son ellos quienes lo impiden? ¿los hogares que recolectan madera pueden llevar a pastar sus bueyes en ese lugar? ¿pueden desramar los árboles para los bueyes? ¿podrían ramonear ahí sus cabras? ¿por qué no? ¿podrían ellos llevar sus cabras en algún otro momento? ¿entonces, a dónde llevan sus cabras a ramonear? ¿a qué distancia queda ese lugar?

Y así sucesivamente; al descubrir cuáles tierras y árboles utiliza la gente, se comienza a descubrir cuáles son los que la gente tiene derecho a usar. Luego, vienen las preguntas relativas a la naturaleza y base de ese derecho. La indagación se encamina hacia la tenencia al preguntar qué es lo que la gente no debe hacer y qué no se le permite que haga, tratando de distinguir entre estas cuestiones y lo que la gente sencillamente no hace por uno u otro motivo. Así se va manifestando la naturaleza de los derechos y se va volviendo evidente cómo están organizados en el «paquete de derechos» que constituyen las tenencias.

Las preguntas sobre el uso de la tierra y de los árboles, empleadas como una manera de entrar en la tenencia, establece una línea de averiguación que concuerda mejor con los intereses del resto del equipo de diagnóstico. Muy probablemente ellos son forestales y analistas de sistemas agrícolas. Es importante que el científico social no efectúe normalmente sus averiguaciones solo -aparte del resto del equipo- sino que ayude a los otros integrantes del equipo a darse cuenta de cómo piensa la gente del lugar respecto de los árboles y cómo se comportan en relación con ellos. Cuando los forestales pregunten sobre las especies, también se pueden hacer preguntas específicas sobre especies, pero que se centren en la tenencia: «¿Tanto los hombres como las mujeres pueden plantar esta especie? ¿quién puede podar los árboles de esa especie? ¿quién cosecharía las nueces? ¿quién las vendería y quién obtendría los ingresos? ¿quién puede cortar el árbol y venderlo? ¿quién recibe el dinero de la venta?» Por medio de estas preguntas se irá formando una tipología que servirá para comparaciones posteriores.

Incluso en esta etapa de las entrevistas es necesario elaborar un vocabulario en el idioma local para la tenencia de la tierra y de los árboles. Es esencial preguntar «¿cómo se llama esto o aquello?», según plantea Fortmann en el siguiente extracto. A veces existe un solo término que sirve para nombrar el uso de la tierra y la tenencia de la tierra y es indispensable llegar a conocer las definiciones desde el principio. También hay términos tales como «parcela» (una unidad de propiedad), «predio», «cuadra» y otros, que se suelen emplear indistintamente en inglés y cuyo significado queda claro (si es que lo queda) sólo por el contexto. Dificultades similares con el idioma local pueden llevara¡ entrevistadora engaño. Podría haber un solo término para diferentes unidades de tierras. Es casi imposible esclarecer el empleo de esos términos en discusiones abstractas. El uso de los términos se irá aclarando cuando se apliquen los términos a las diferentes unidades de tierras de los primeros hogares entrevistados. Esto resulta necesario, aún para los integrantes del equipo que hablan el idioma local pero que quizás no hayan trabajado con la terminología de tenencia. Esa terminología puede ser muy sencilla o muy compleja, según el caso. Lo mismo ocurre con la terminología de las especies arbóreas. Cuando son varios los miembros del equipo entrevistador, es importante que cotejen sistemáticamente para verificar la traducción de los términos. Si hay tiempo para ello, es muy oportuno que otro traductor haga la traducción de la lista de preguntas al idioma local. Incluso si se lo hace oralmente para determinadas preguntas, esta metodología resulta conveniente.

La necesidad de procurar definiciones locales de la tenencia de los árboles

Las actuales incursiones en el campo de las investigaciones están obstaculizadas por la confusión en las definiciones básicas. ¿Qué es un árbol? La respuesta a esta pregunta aparentemente sencilla tiene muchas ramas. Los silvicultores desdeñan a los legos que llaman árboles al bambú y al banano. En el Pacífico Noroccidental de los Estados Unidos, los forestales consideran que solo los coníferos son árboles y llaman maleza a las especies de Quercus (que en el Nororiente del mismo país se denomina generalmente al poderoso roble).

Lo que podemos aprender de esto, es que si queremos modificar el comportamiento de la gente tenemos que colocar las definiciones biológicas en su debida perspectiva y concentrarnos en los árboles como parte de las construcciones sociales. Son múltiples las reglas de definición social. Algunos definen los árboles como cualquier árbol perenne alto y leñoso, mientras que otros podrían definirlos según su producto, sean cuales fueren sus características botánicas. Por ende, las plantas que producen madera son árboles; las que producen leña o frutos silvestres no lo son. Otros todavía, podrían definir los árboles según sus usuarios: las plantas usadas por los adultos son árboles; las que usan los niños no lo son.

Puede haber una ambigüedad similar en la definición de bosque. En el Nepal, los campesinos acostumbraban plantar los árboles forrajeros con grandes espacios intermedios porque creían que al plantarlos más cerca corrían el peligro de incautación de los terrenos por el gobierno, el cual los consideraría bosques (véase Pandey, en este trabajo). En este caso la definición funcional tenía que ver con la densidad. Otros podrían emplear la composición de las especies como criterio. Entonces, la totalidad de una especie sería un bosque, mientras que la totalidad de otra especie sería un arbusto sin valor.

Evidentemente, la tarea inicial de todo investigadores la de determinar las definiciones locales de los términos pertinentes (teniendo presente en todo momento que dentro de la misma zona, diferentes grupos pueden tener una multiplicidad de definiciones); las definiciones previstas en la legislación; y las definiciones empleadas corrientemente por los burócratas del gobierno.

John Bruce y Louise Fortmann, «Postcript, Tenurial Aspects of Agroforestr; Research Priorities», en Land, Trees and Tenure, Ed. Joh B. Raintree (Madison y Nairobi: Centro de Tenencia de la Tierra y Consejo Internacional de Investigaciones en Agrosilvicultura, 1987), en pp. 387-388.

PREOCUPACIONES ESPECIALES: LOS POBRES Y LAS MUJERES

Incluso en esta etapa, es importante recordar que las comunidades no son nada homogéneas. Hay una inquietud cada vez más manifiesta en el sentido de saber si la agrosilvicultura y el desarrollo forestal comunal en general están ocupándose adecuadamente de las necesidades de los pobres. Durante el diagnóstico hay que consultar a los pobres, ya sea a los que recogen ramitas y leña menuda de las tierras de otros o a los arrendatarios que cultivan las tierras de otros. Cuando un proyecto contempla una considerable intensificación del uso de los árboles, podría destruir los derechos de otros usuarios de las tierras y los árboles que se encuentran en ellas. Podrían perderse los derechos de recolección.

Las mujeres son un grupo de las cuales se hace abstracción en muchos trabajos de diseño de proyectos, aunque por su situación exigen una atención especial. El extracto tomado de Hoskins, que se incluye aquí, indica la necesidad de incluir cuanto antes a las mujeres en las discusiones sobre la planificación de un proyecto. Hay que consultar a las mujeres porque la agricultura depende muchísimo de su trabajo y mucho, también, de sus decisiones de gestión. La integración de los árboles en un sistema agrícola exige que las mujeres sean consultadas. Las mujeres, además, se encuentran frecuentemente en una situación de tenencia especial con respecto a los árboles y a sus derechos sobre los árboles. Quizás poseean o no posean los mismos derechos sobre la tierra y los árboles que tienen los hombres, y quizás no se les permita cultivar determinadas especies de árboles o cultivar árboles en determinados nichos de tenencia dentro del predio. El extracto tomado de Rocheleau identifica dos nichos que son de importancia decisiva para las mujeres: el huerto casero y el ejido.

En algunos contextos, pueden existir problemas si las mujeres son entrevistadas por hombres. El formato de diagnóstico rápido no da la oportunidad para que la gente del lugar cobre confianza en el investigador. Por ello, es aconsejable incluir a una mujer en el equipo investigador y, en ciertos casos, podría ser absolutamente necesario. Aunque quizás sea difícil ponerse en contacto con las mujeres, hay lugares en los cuales ellas se reunen: en el pozo de agua o en el arroyo para lavar la ropa. El sitio de reunión variará según las costumbres, pero conviene interrogarlas en esos lugares, lejos de sus maridos.

Las preguntas propuestas pueden plantearse a los miembros de la comunidad con los cuales ha habido algún contacto durante el diagnóstico, durante las entrevistas informales, en los autobuses, cantinas o, lo que es mejor, caminando por el campo. Esta es una buena manera de enterarse de los tipos de derechos específicos que tienen sobre la tierra y los árboles, de aprender sus nombres y comenzar a formarse un concepto de su importancia relativa. El diagnosticador perfecciona su criterio respecto de los nichos de tenencia en el medio rural y aprende cómo están dispuestos estos nichos en su relación recíproca.

Involucrando a las mujeres en las etapas de planificación de un proyecto

Hay dos ejemplos instructivos sobre proyectos de conservación en los cuales las mujeres no fueron consultadas en la etapa de planificación. El primero es un proyecto de servicio forestal de estabilización de dunas de arena en Senegal. Después que los forestales habían plantado varias bandas de vegetación, los responsables del proyecto quisieron que los propios habitantes del lugar planten árboles alrededor de sus pequeños huertos. La gente fue muy cortés pero no plantarían ningún árbol. Algunas de las autoridades consideraron esto como ociosidad o escasa comprensión de la forma como los árboles podían ayudarlos a salvar sus huertos de la invasión de arena. Sin embargo, en una conversación corta con las mujeres del lugar, se pudo aclarar que ellos comprendían bastante bien la relación de la arena y los árboles. Una razón de su falta de motivación fue el no haber podido vender las hortalizas que ellas habían cultivado, encontrando por lo tanto sus huertos çomo de limitado valor. Su actitud fue,¿ por qué deberíamos hacer el trabajo del servicio forestal si éste último no hacía nada por nosotras? y ¿por qué deberíamos plantar árboles en nuestra tierra si sentimos que los árboles no nos benefician? Los incentivos, tales como la provisión de mejores caminos o de infraestructura de comercialización, podían haber facilitado la motivación para plantar árboles.

Funcionarios, por ejemplo, hombres, están acostumbrados a ignorar o no tomar en cuenta a las mujeres. En Mali un joven forestal tenía un plan para construir terrazas a lo largo del contorno de una colina, en un área del servicio forestal. El entonces planeó plantar árboles cada tres metros. El objetivo era proteger el suelo para la agricultura en lugar de permitir que se lave y discurra hacia abajo, a la ciudad. El ingeniero forestal dijo que él había conversado con los agricultores. La descripción escrita había recibido su primera aprobación. Sin embargo, en el lugar se encontró que la colina estaba ya plantada y no parecía estar severamente erosionada. Estaban, en realidad, ya terraceadas con muros de piedra en bruto. Las mujeres describieron que pasan la estación seca recolectando abono animal y mezclándolo en el suelo. Ellas entonces construyeron muros de piedras para ayudar a evitar la erosión, vigilando cada lluvia. Cuando veían lugares en los que el suelo era lavado por la lluvia, entonces construían otros muros de piedra. En tanto solo los hombres realizaban las labores agrícolas y las mujeres trabajaban en los huertos de las tierras de sus maridos, ellas nunca habían sido consultadas, ni habían sido escuchados sus proyectos.

Este proyecto hubiera atravezado los bancos de piedra, los huertos de hortalizas y, en un año o dos, se hubiera ensombrecido mucho más la tierra para continuar usándola para plantación. Afortunadamente, el proyecto fue reformulado a tiempo, pero muchos esfuerzos de conservación han tenido similares consecuencias negativas para las mujeres del campo.

Marylin W. Hoskins, «Comunity Forestry Depends on Women», Unasylva: An International Journal of Forestry an Forest Industries, Vol. 32 no. 130 (1980): 30-31

Nichos espaciales en el paisaje rural

Patrones visibles de paisaje son un excelente punto de partida para determinar la distribución espacial de los dominios de hombres y mujeres y los posibles nichos para tecnologías agroforestales compartidas, separadas o entrelazadas. Dada la diversidad cultural y ambiental de los sistemas de uso de la tierra y el carácter dinámico de los ciclos de desarrollo de la comunidad y del uso de la tierra, muy poco puede asumirse en cuanto a cuáles serán los nichos a ser usados, manejados, compartidos o poseídos por las mujeres. Mientras los cercos vivos son la mejor oportunidad para las tecnologías agroforestales de las mujeres en algunos lugares de Kenya, los linderos externos son de exclusivo dominio de los jefes varones de familia entre los grupos de vecinos. En algunos casos las mujeres aún manejan de manera separada las parcelas para su alimentación y para los cultivos comerciales que son de su propiedad y, aun más, otros hombres y mujeres cultivan y cosechan plantas separadas en los mismos sistemas agroforestales de pisos múltiples.

Aunque no hay nichos universalmente utilizados y manejados por mujeres, hay algunos espacios que son a menudo de su dominio. Podría parecer raro que las áreas más importantes para las mujeres son típicamente aquellas cercanas a la casa y las más lejanas. Los huertos caseros están localizados cerca del centro de la actividades familiares, en tanto las zonas de recolección comunal (árboles, arbustos y pastos) están casi generalmente fuera de la periferie del hogar, las tierras de cultivos o de todo el asentamniento, dependiendo de la población y de la intensidad del uso de la tierra (Raintree y Warner, 1985). Mientras los huertos cercanos están situados de tal forma que minimicen el tiempo fuera del hogar, la ubicación distante de las áreas de recolección de uso común en la periferie minimiza el costo de oportunidad de la tierra y los aportes reales en mano de obra y manejo en el sitio.

Dianne E. Rocheleau, «Women, Trees and Tenure: Implications for Agroforestry» en Whose Trees?: Proprietary Dimensions of Forestry, eds. Louise Fortmann and John W. Bruce (Boulder: Westview Press, 1988), en pag. 260.

CENTRAR LA ATENCION EN EL HOGAR

Debemos abordar otro nivel con mayor profundidad de la que hemos dedicado al «nicho de tenencia». Hasta aquí, hemos centrado nuestra atención en amplios nichos de tenencia dentro del área de diagnóstico; es decir, la tenencia vista desde una avioneta o mediante una fotografía aérea. Esto es útil y conveniente porque los nichos constituyen para nosotros unidades con problemáticas comunes de tenencia. Pero ha llegado el momento de pasar hacia el punto de vista de los hogares: las unidades típicas de producción y uso. El hogar y sus integrantes son los que adoptan decisiones sobre los árboles y los productos forestales, y el comportamiento de ellos es lo que tratan de modificar los proyectos. Si habrán de plantarse árboles, los hogares los plantarán, sea como personas individuales o como meimbros de la comunidad. Porque normalmente no podemos obligarles a plantar árboles, debemos procurar que tengan los incentivos necesarios. Los incentivos pueden nacer de las necesidades del hogar o de la oportunidad para comercializar los árboles, pero están afectados por la tenencia. La tierra, que brinda la oportunidad de producir, está sujeta a determinadas condiciones de tenencia que afectan a los incentivos. Por ejemplo, ningún granjero plantará arbolitos en un área sobre la cual no tenga suficientes derechos para excluir la posibilidad de que estas sean devoradas por el ganado de otros. Debemos alcanzar una mejor comprensión de cómo la tenencia influye en las decisiones de los hogares y de las personas.

Para ello, debemos pensar en las tierras que pertenecen al hogar. El predio agrícola puede comprender varios terrenos que a veces estarán muy dispersos; es decir será una tenencia multiparcelaria. Las tierras repartidas en múltiples parcelas pueden ser ventajosas en cuanto ofrecen una variedad de tipos de tierras, cada uno de los cuales es apto para un uso diferente. Esos diferentes usos muy probablemente tendrán diferentes connotaciones de tenencia, por lo cual las diversas parcelas de la propiedad agrícola estarán ubicadas en diferentes nichos de tenencia en el agro. Como consecuencia de ello, el hogar tiene tenencias de diferente naturaleza en las varias y diferentes parcelas de su propiedad. También tendrá una tenencia que se extiende más allá de la explotación agrícola. El «predio» está formado por parcelas de tierras sobre las cuales el hogar tiene derechos de uso relativamente exclusivo. Pero, el hogar también tendrá derechos sobre otras tierras, tales como los derechos de usar árboles en un bosque comunal o los derechos de recolectar leña en los terrenos de otras personas.

A nivel del hogar, es necesario celebrar una larga entrevista (2 ó 3 horas) con varios miembros del hogar, entre ellos las mujeres. Aunque sería muy conveniente, quizás en el contexto del diagnóstico rápido no se tenga la oportunidad para repetir las entrevistas o para entrevistar a diferentes familiares por separado. El objetivo sería el de realizar una docena o más estudios muy bien pensados y minuciosos de los hogares. La calidad debe importar más que la cantidad. Si uno de los hogares parece poco comunicativo, no se debe insistir; hay poco tiempo y es necesario pasar a otro.

Debe utilizarse una lista de preguntas en vez de un cuestionario. La lista de preguntas no debe agotarse sino después de haber permanecido en el área del diagnóstico rápido durante varios días y de haber logrado orientarse en cuanto al sistema de tenencia. Aún así, se puede ir modificándola, a medida que se vaya avanzando. Puesto que los datos de estas entrevistas de hogares no van a analizarse comparativamente, no es necesaria una comparabilidad rigurosa. Las preguntas de interpretación abierta, las preguntas que sacan a luz actitudes y opiniones desempeñan una función vital. Para saber cómo las personas podrían reaccionar ante tal o cual oportunidad, pregúnteles.

¿De qué manera deberían escogerse los hogares? No hay ninguna respuesta sencilla; depende de cuánto tiempo permanecerá el equipo de diagnóstico en una localidad determinada. Aunque la visita solo sea por un día, cuando un equipo está tratando de abarcar un área grande y procurando escoger un sitio, hay que estar agradecido a cualquier hogar que tenga la amabilidad de dar su tiempo sin previo aviso. Si algún hogar parece poco común de alguna manera importante, esto debe anotarse. Cuando se cuenta con más tiempo, se puede ser más ambicioso. Un objetivo mínimo es el de evitar las entrevistas a varios hogares que no son nada representativos. Por otra parte, es muy improbable que se pueda obtener una muestra representativa estadísticamente válida. Quizás haya por ahí alguna aldea que acaba de elaborar una lista de hogares y se podría hacer un muestreo, pero esto no es muy probable. Si existe una lista semejante, hay que examinarla críticamente. Antes de utilizarla, es necesario tener una cabal comprensión de la manera en la cual se elaboró la lista y para qué fue elaborada. Tales listas se preparan con fines específicos. Según el propósito las listas tienden a ser sistemáticas y a adolecer de omisiones. Es común que excluyan a los hogares sin tierras o muy pobres. Si el diagnóstico se está efectuando en un área en la cual se han hecho proyectos u otras investigaciones, es posible que haya muestreos al azar y entrevistas de los hogares. Si fuera posible obtener una lista de los hogares y de los datos relativos a los hogares de esas encuestas, sería sumamente útil entrevistar nuevamente a algunos de esos hogares o a todos para poder estudiar la relación entre los datos disponibles y las respuestas a las preguntas del equipo sobre la tenencia de la tierra y de los árboles.

Las situaciones mencionadas son más bien raras y, en la práctica, se debe contar con la orientación de una persona del lugar, posiblemente un dirigente local, que se reuna con el equipo de diagnóstico para identificar los hogares que habrán de ser entrevistados. ¿Cómo comunicarse para obtener lo que que se desea conocer? Debe haber varios hogares «tipo», que se aproximan a la media de la comunidad en lo que se refiere a la tenencia de tierras, el sistema agrícola y la riqueza. Es igualmente importante abarcar una cierta extensión, porque la media puede prestarse a una interpretación errónea en una sociedad en la cual la distribución de los recursos es bimodal. También conviene tener una lista de caracteríticas especiales que deben incluirse. Algunas categorías son bastante universales: hogares cuya cabeza es una mujer, hogares pobres, hogares ricos, hogares con mucha o poca mano de obra. Puede ser especialmente difícil encontrar hogares cuyo jefe es una mujer y hogares pobres.

La persona del lugar que lo acompañe probablemente le alejará de esos hogares y le llevará a los hogares que considere más prósperos y más «conocedores». Debe explicar que también necesita conocer las necesidades y capacidades de los hogares desfavorecidos. Otros grupos específicamente escogidos serán propios de una ubicación específica o del tipo de proyecto contemplado: un hogar de una casta determinada, un hogar que posee mucho ganado, e incluso el hogar al cual pertenece el huerto frutal que está dos kilómetros atrás de la aldea, el único que se ha visto en este viaje. Lo último es importante; si poca gente del lugar cultiva árboles mientras que la mayoría no lo hace, entreviste algunos hogares de la minoría y trate de descubrir por qué son diferentes de los demás.

Una de las herramientas utilizadas en la entrevista, que también constituye un medio importante para registrar información, es el mapa esquemático de los predios ocupados por el hogar y de su tenencia. Es una variante del mapa esquemático que se utiliza normalmente en los censos agrícolas. En la página siguiente se presente un mapa del censo agrícola de Suazilandia. Rotulando las áreas de tierras de acuerdo con la clasificación local de tenencia se lo puede convertir en un mapa de tenencia. Por cuanto es una herramienta para la comunicación y pocos agricultores habrán podido visualizar su propiedad agrícola de esta manera anteriormente, la creación de ese mapa esquemático puede generar un gran interés. Dicho mapa es indispensable cuando se trabaja con hogares cuyos predios tienen más de dos o tres parcelas .

Mapa esquemático de una explotación agrícola, Censo Agrícola de Swazilandia

Oficina Central de Estadísticas, «Enumerator's Instruction Manual for Swaziland Census of Agriculture, 1983-1984, Phase Two, Part I, Area and Yield Measurement» (Mbabane: Central Statistical Office, 1984), p. 6

Este método visual del mapa esquemático puede emplearse también para explorar la dinámica interna del hogar. Es frecuente que los hombres y las mujeres en un hogar tengan derechos y deberes muy distintos con respecto a la tierra y los árboles. Rocheleau ha preparado una serie de mapas que emplean los términos «deberes», «control» y «trabajo» para describir los derechos y deberes de los hombres y mujeres de un hogar para con los árboles en cada parcela. En las páginas siguientes se presentan ejemplos de la República Dominicana, India y Zambia. Este autor se encuentra satisfecho, en general, con una codificación establecida en función de la autoridad para aprovechar esos recursos, el deber de proporcionar mano de obra y el derecho de disponer del producto. Los mapas de Rocheleau especifican el género, distinción que puede ser importante, según lo veremos en los próximos dos capítulos. Desde luego, estas taquigrafías para los mapas esquemáticos no pueden sustituir una especificación minuciosa del ámbito de los derechos de cada miembro del hogar sobre las tierras y los árboles.

¿Cuánto se puede aprender sobre la tenencia durante un diagnóstico rápido? ¿Es posible adquirir toda esta información bastante específica y también encontrar un marco conceptual general que vuelva posible una comprensión más totalizante del sistema de tenencia? Quizás no sea posible hacerlo, pero para nuestro objetivo el marco conceptual probablemente será menos importante que los aspectos específicos. Dentro del tiempo disponible, el dedicar mucho tiempo a la construcción del marco conceptual a expensas de datos detallados sobre el comportamiento puede producir resultados engañosos.

Los sistemas consuetudinarios tienen su propio vacío entre las normas y el comportamiento. Los especialistas en leyes consuetudinarias locales podrían afirmar que son verdades eternas las reglas que se desacatan en la práctica. Importantes líneas de investigación tienden a ser excluidas por alguna declaración formal de las normas consuetudinarias. Una buena investigación a largo plazo requiere que se esclarezcan esas discrepancias, pero en un diagnóstico rápido no suele haber tiempo para reconocer las pistas falsas y abrir nuevamente la investigación. Esa es la razón por la cual el presente trabajo propone que debemos trabajar partiendo desde el comportamiento para avanzar hacia las normas y no al revés.

Es posible, desde luego, que al final del diagnóstico rápido ya se haya podido captar la «visión de conjunto». Quizás algunos habitantes del lugar hayan logrado explicar el sistema eficazmente. O quizás el investigador haya leido un libro o monografía sobre el sistema antes de ir al campo. Uno debería acudir nuevamente a los informantes y especialistas claves en las últimas etapas del diagnóstico para comprobar cuán eficaz es la propia percepción de las normas formales y estructura del sistema. En ese momento ya se contará con mucha información específica con la cual se pueda contrastar las generalizaciones. Si están surgiendo ideas sobre oportunidades o estrategias o se comienza a sentir inquietudes peristentes sobre problemas, estas deben ventilarse con los informantes claves. A la gente del campo no le falta imaginación; va a comprender cuál es su intención y podría sorprenderle con la agudeza de sus preguntas y comentarios.

Usos múltiples de las tierras y los árboles en Pananao (La Sierra, República Dominicana)

Usos múltiples de los nichos en el paisaje rural y de los árboles en la aldea de Fakot, India

El sistema Chitemene en Zambia Nororiental

Dianne Rocheleau, «The User Perspective and Agroforestry Research and Action Agenda», en: Agroforestry, Realities, Possibilities and Potentials, Ed. H. Gholz (Martinus, Nijhoff, Dordrecht, 1987), en p.75.


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