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4.0 Cultivo des árboles, economia doméstica y seguridad alimentaria (Continuar)

4.2 El cultivo de árboles y los objectivos y recursos de los cultivadores

No sería justo basar el análisis solamente sobre los pocos casos discutidos en este documento porque se basan sobre todo en dos grandes formas de cultivos de árboles: el huerto familiar y el monte maderero comercial. Además, tal como hemos observado anteriormente, el análisis sólo tiene como centro una parte de una amplia gama de criterios que determinan las decisiones de los agricultores. Pese a ello, la información destacada más arriba y cuyos principales elementos son resumidos en el Cuadro 4.9, sugiere algunos de los factores económicos más importantes que estimularon a los cultivadores a adoptar la combinación de árboles/cultivos/ganado como componente importante de su sistema agrícola global.

4.2.1 Objetivos productivos

Gran parte de las discusiones creadas por los árboles en los sistemas agrícolas se basa en suponer que su principal objetivo es la producción de alimentos básicos. De aquí viene la importancia de la agrosilvicultura como medio de incorporar árboles y la suposición generalizada de que, si disminuye el tamaño de las tierras, los agricultores se verán obligados a abandonar los árboles optando por los cultivos alimentarios. La información revisada en este capítulo ha subrayado el hecho de que, al reducirse el tamaño de la explotación agrícola y la productividad de la misma, se llega a un punto por debajo del cual la familia rural no puede ya satisfacer sus necesidades básicas de alimentos con su propia producción y debe dar prioridad a la generación de otros ingresos. Cuando esto sucede, la importancia del cultivo de árboles depende principalmente del ingreso que puede aportar a la familia campesina. Por consiguiente, en ciertas circunstancias, cultivar árboles puede ser particularmente importante para los pequeños agricultores pobres. La contribución de los árboles al mantenimiento de la productividad es también un factor poderoso en las decisiones de los campesinos.

Para los cultivadores pobres, el reconocimiento de la importancia de la generación de ingresos como objetivo productivo primario cambia también el marco de referencia del debate sobre la autosuficiencia en leña. Los observadores de la rápida expansión del cultivo de árboles en las explotaciones agrícolas en la India (Blair 1983) y Kenia (Banco Mundial 1986), destacaron que el cultivo de árboles para responder a la necesidad de leña para la subsistencia han sido prioritarias. A pesar de ello, en la perspectiva de los planificadores o de los miembros femeninos de la familia rural que utilizan la leña, la opción racional de la unidad familiar es el cultivo de árboles para el mercado, generando así ingresos que satisfagan las necesidades prioritarias.

4.2.2 Disponibilidad de recursos

Tierra

Las técnicas de cultivo de árboles, consideradas globalmente, pueden ser vistas como potencialmente adecuadas para una amplia gama de diferentes casos de propiedad y de uso de la tierra. Dada la idea generalizada de que el cultivo de árboles es predominantemente una actividad para los agricultores más grandes, vale la pena subrayar una vez más la gran cantidad de casos en que es una actividad viable de los cultivadores con pocas tierras. En algunos casos, los huertos familiares demostraron ser una estrategia eficaz para los pequeños cultivadores con poco capital que desean intensificar el uso de la tierra al disminuir el tamaño de sus propiedades agrícolas. Los cultivos de árboles probaron ser igualmente adecuados para quienes carecen tanto de capital como de mano de obra y desean dar a su tierra un uso menos intensivo. Las relaciones involucradas en este problema son complejas, pero generalmente dependen en parte de los cambios en los objetivos productivos del cultivador discutidos anteriormente.

Mano de obra

La relación entre el cultivo de árboles y la disponibilidad de mano de obra y el costo de la misma varía. Cuando se combinan estos factores con diferentes condiciones respecto a tierra y capital y con diferentes objetivos productivos, la abundancia o escasez de mano de obra puede determinar decisiones muy diferentes sobre el cultivo de árboles. Sin embargo, vale la pena subrayar algunos puntos.

Uno de ellos es el papel que puede desempeñar el cultivo arbóreo para ayudar a reducir los picos y los momentos muertos en el trabajo que caracterizan a la agricultura tropical. En el cultivo de árboles es posible planificar el trabajo fuera de los períodos punta y la presencia de árboles en la explotación agrícola puede dar la base para varias actividades fuera de estación como la producción de leña y de carbón de leña (Chambers y Longhurst 1986).

Otro punto es que cuanto más dependen del empleo no agrícola las familias agricultoras, menos debe ser evaluada la disponibilidad de mano de obra respecto a las demás actividades agrícolas, sino también desde las oportunidades de trabajo no agrícola. Intensificando o reordenando el uso de la mano de obra en actividades de explotación relacionadas con el cultivo de árboles, las familias campesinas pueden correr el riesgo de obtener empleos mejor pagados fuera de la agricultura, como puede haber sucedido en el caso de algunos productores de azúcar de coco en Java (Stoler 1978).

Los habitantes de las zonas rurales dependen cada vez más, del empleo no agrícola. Por este motivo deberíamos prestar atención a los factores comunes entre los productos arbóreos, el trabajo no agrícola y los ingresos totales. Tal como observamos en el capítulo anterior, las pequeñas empresas rurales elaboradoras de madera y otros productos forestales, son una de las principales fuentes de empleo rural no agrícola (Fisseha 1987). Su mercado es principalmente rural y estacional, fluctuando con las variaciones de los ingresos rurales. Por este motivo, la temporada de alta actividad no coincide con la de la agricultura. La mayor parte de estas actividades son muy pequeñas y se compaginan con actividades agrícolas o de otro tipo. Una característica muy marcada de estas pequeñas empresas es la alta proporción de mujeres que trabajan en ellas.

Capital

A menudo se sostiene que el largo período de producción de los árboles, combinado con los costos iniciales de establecimiento, crean problemas financieros a los cultivadores que adoptan el cultivo de árboles. Los programas que apoyan el cultivo de árboles, promocionan su producción en viveros.

CUADRO 4.9: RESPUESTAS DEL CULTIVADOR A LOS CAMBIOS DE RECURSOS

Subsistema arbóreoCambios de recursosRespuesta cultivadorContribución del subsistema arbóreo
Huerto de familias Jave1. Disminución tamaño propiedad mínima o ninguna prod. arrocera, capital mínimo.Mayor prod. de alimentos e ingresos de huertos fam. componentes de sistema de cultivoMayores ganancias tierra por aumento insumos trabajo, flexibilidad de prod. frente a cambios necesidades y oportunidades
2. Nueva caída tamaño propiedad por debajo de nivel capaz de satisfacer necesidades alimentarias básicas.Concentración en cultivos de árboles con escasa gestión para liberar mano de obra para empleo no agrícolaUso estable más productivo de la tierra con menores insumos en mano de obra
Explotación compuesta, Nigeria1. Disminuye tamaño prod. y productividad, mínimo capital.Recursos concentrados en zona compuesta, aumento componente producción ingresos y trabajo no agrícolaMejora productividad, mayor ganancia trabajo, flexibilidad
Huertos familiares, Kerala1. Disminuye tamaño, tierra, mínimo capitalUso tierra en barbecho, gestión intensificada huertos familiaresArboles usos múltiples mantienen productividad y aportan alimentos e ingresos
2. Aumentan substancialmente insumos en capital.Uso tierra para cultivos comerciales de alto precio, fertilizante y herbicida substituyen abono vegetal y sombraEliminación de árboles que no sean cultivo comercial de alto precio
Explotación maderera, Kenia1. Tamaño propiedad cae bajo nivel de necesidades básicas, mínimo capital, creciente escasez de mano de obra.Escasos insumos, escasa gestión, cultivo comercial de troncos, empleo no agrícolaMenor insumo en capital que cultivos alternativos y mayores remuneraciones de trabajo
Explotación maderera, Filipinas1. Tierra abundante, mano de obra limitadaCultivo de pulpa madereraAumenta tierra cultivada, aumentan ganancias trabajo familiar

Cuando escasea el capital, los sistemas agrícolas basados en el cultivo de árboles son favorecidos por los cultivadores porque éstos necesitan menor inversión que otros cultivos y substituyen insumos que deben ser comprados (por ej., fertilizantes y herbicidas). Como mostró la información proveniente de Kerala y Kenia, es más probable que el acceso al capital permita adoptar a los agricultores otros usos de su tierra que les ofrezcan mayores rendimientos.

La carencia de capital, podría ser una traba en la inversión de especies madereras de larga rotación, cultivables como cultivos comerciales. Sin embargo, incluso en esta situación el problema no consiste en el costo de establecimiento sino el costo de manutención de una tierra inmovilizada hasta que produzca ganancias y, posiblemente, como en el caso de la producción de pulpa maderera en Filipinas, en el costo de la cosecha (Hyman 1983b).

4.2.3 Mercados y mercadeo

La generación de ingresos como objetivo primario de la producción subraya la importancia de comprender correctamente los mercados existentes para los productos del cultivo de árboles. Aunque buena parte de la intervención destinada a promover y apoyar el cultivo de árboles busca aumentar la producción para el mercado, el modo cómo están estructurados y cómo funcionan dichos mercados ha merecido escasos estudios. El desequilibrio entre la oferta y la demanda como resultado de una mala información sobre la caída de los precios del mercado podría tener efectos negativos sobre los cultivadores.

Un escaso acceso a los mercados y la debilidad en la comercialización también tienen efectos negativos. En el estudio sobre Bengala occidental al cual nos referimos anteriormente, se comprobó que los precios pagados a los productores son mucho más bajos que los precios que alcanzan en el mercado con intermediarios. Los cultivadores no sabían que su producción podía lograr precios muy superiores vendida como postes en lugar de leña (Tushaar Shah 1987). La falta de información sobre los mercados debilitó similarmente la producción en Haití (McGowan 1986).

Los planificadores han prestado particular atención a la oferta de leña en los mercados urbanos o comerciales, lo cual es una meta comprensible dado que así, es como más usado es en la mayor parte de los países. Sin embargo, incluso donde el cultivo de árboles para el mercado se amplió rápidamente, como en India o Kenia, lo que creció no fue la oferta de leña sino la de troncos para la construcción y de madera para la industria, que tienen mayor valor. Los precios de la leña parecen no haber estimulado a los agricultores a invertir una suma significativa en su producción como cultivo comercial.

Al revisar las tendencias de los precios energéticos en varias grandes ciudades de Asia meridional, Leach (1986) mostró que aunque los precios de la leña varían ampliamente según los lugares, en la mayoría de los mercados se habían registrado en los últimos 12 a 14 años escasos aumentos en los precios reales. La substitución entre sí de diversos combustibles es aparentemente general, y el precio e uso de la leña son sensibles al precio de los otros combustibles. Esto sugiere que en un futuro cercano es poco probable que en tales mercados se produzcan aumentos importantes del precio de la leña (ver Gráfico 4.2).

FIGURA 4.2.: PRECIOS URBANOS AL POR MENOR DE LA LEÑA EN ASIA MERIDIONAL
FIGURA 4.2
Los precios figuran en moneda constante -$EE.UU.1975, con poder de compra en paridad con la tasa de cambio
Fuente: Leach, 1986

Sin embargo, lo que es importante para la decisión del agricultor es el precio en el punto de origen y no el precio de mercado. En el caso de la leña aquél es comúnmente sólo una pequeña fracción de éste. El precio de la madera vendida como leña en dos ejemplos africanos, representó sólo del 1% al 1,5% del precio minorista y el costo de la madera cortada y amontonada en la puerta de la explotación agrícola, entre el 11–13% del precio al por menor (Baah-Dwomoh 1983).

Recientemente se ha dirigido la atención hacia las condiciones que existen para elevar los precios de origen de la leña, como proporción del precio del mercado, reduciendo los costos de transporte y distribución y/o mediante subvenciones o bonos a los productores, financiados por impuestos a los intermediarios. Es demasiado pronto para saber si tales intervenciones podrán ser eficaces, sin embargo, mientras subsistan bajos precios de costo mediante el almacenamiento de grandes cantidades de madera, y los usuarios puedan pasar a otros combustibles o a medidas de conservación para evitar comprar leña, será difícil elevar los precios de la leña que cultivan los agricultores.

Arboles frutales y verduras en un huerto familiar en Java occidental

4.2.4 Riesgo de gestión

El intento de evitar los riesgos es un factor importante para los cultivadores pobres a la hora de tomar decisiones. Como tienen lo justo para subsistir, prefieren evitar todo cambio que, aunque pueda mejorar su situación si funciona bien, pueda también empeorarla si las cosas van mal. También tienen preferencia por las opciones que reducen los riesgos incluso si tienen menos posibilidades que otras de mejorar su situación económica.

Como se observó anteriormente, un factor importante de la adopción generalizada de los huertos familiares fue su contribución a reducir los riesgos al distribuir la producción entre diversos productos y diferentes estaciones. Sin embargo, es evidente que con la reducción del tamaño de las propiedades el riesgo de no poder responder a las necesidades alimentarias básicas se vuelve más importante que el de posibles fracasos o escaseces intermitentes en las cosechas. La gestión de los huertos está concentrada en especies que pueden producir alimentos e ingresos a corto plazo. En otras palabras, donde un pequeño huerto familiar es la única o la principal fuente de sostén de la familia campesina, ésta no puede arriesgarse a depender de cultivos de árboles a largo plazo, especialmente cuando la tenencia de la tierra no está asegurada.

Por otro lado, allí donde el ingreso proveniente de la tierra se ha convertido en sólo un componente menor o complementario del ingreso global, el cultivo de árboles puede de nuevo contribuir positivamente a la reducción de los riesgos. Como forma estable del uso de la tierra con escasos insumos en trabajo y en gestión, el cultivo de árboles permite mantener en producción el terreno a quienes dependen fundamentalmente del empleo no agrícola.

La desventaja de poder disponer sólo periódicamente del ingreso proveniente del cultivo de árboles puede ser compensada por el valor de los árboles como bienes de capital que pueden ser vendidos para efectuar pagos intermitentes, como los escolares, o para enfrentar contingencias como inundaciones, hambrunas o enfermedades. Chambers y Leach (1987) han señalado que la vulnerabilidad a dichos desastres es una dimensión importante de la pobreza y que los árboles sirven a menudo como capital que los pobres utilizan durante las emergencias. Se han citado varios casos en los cuales la gente tuvo que liquidar sus árboles, incluso los frutales y comerciales porque eran el único bien que les quedaba. Por consiguiente, un componente arbóreo en un sistema de cultivo puede ser un seguro, hasta cierto punto.

4.3 Cultivos comerciales de árboles y seguridad alimentaria

En principio, a ingresos elevados debería corresponder un incremento al acceso familiar a los alimentos. Sin embargo, en la práctica el paso de la producción alimentaria de subsistencia, a los cultivos comerciales tiene un efecto negativo sobre la seguridad alimentaria familiar y sobre la nutrición. También afecta negativamente a la estabilidad y calidad del aprovisionamiento de alimentos y al estado nutritivo de los niños. En una reciente revisión de publicaciones sobre el tema, Longhurst (1987a) concluyó que las pruebas aportaban resultados mixtos. A pesar de ello, se pueden identificar varios efectos potencialmente negativos que varían según la elección de los cultivos comerciales y el modo en que están siendo cultivados y vendidos. En esta sección examinamos el posible efecto que el cultivo de árboles (como cultivo comercial) puede tener sobre la seguridad alimentaria familiar.

El cultivo comercial puede afectar de varias maneras la seguridad alimentaria familiar (Longhurst 1987a). El paso a los cultivos comerciales puede causar un aumento de los precios porque la transferencia de tierra de la producción de alimentos a aquél podría dar como resultado la disminución de la oferta o incluso debido al costo más elevado del transporte y de la comercialización. La dependencia de los cultivos comerciales hace que los hogares rurales sean vulnerables a las fluctuaciones del mercado. Así, una caída brusca del precio del cultivo comercial reducirá el ingreso que permite comprar alimentos, peligro que se acentua porque el agricultor depende del mercado y trabaja con márgenes muy estrechos. El ingreso que aportan los cultivos comerciales es muy probable que sea “apelotonado” y, por consiguiente, que existan períodos con escasos ingresos. Por último, el paso a la producción comercial puede reducir las oportunidades de empleo porque la producción de cultivos comerciales a menudo requiere menos mano de obra que la producción de alimentos. Al aumentar los ingresos, es probable que cambie también el modo de gastarlos dejando de lado los alimentos. Ello es más probable si el paso al cultivo comercial conduce a una disminución del control de las mujeres sobre los recursos familiares. La reducción del área disponible para la producción familiar de alimentos básicos, o el aumento de su demanda puede ejercer presión sobre los aprovisionamientos familiares en alimentos básicos. Además, el paso a la compra de alimentos requiere nuevos conocimientos para poder mantener el equilibrio en la nutrición.

A primera vista el cultivo de árboles tiene muchos de los aspectos potencialmente negativos anteriormente señalados. Para madurar, necesitan más de una estación; la investigación, la educación y los servicios de mercadeo tienen como centro servir a los cultivadores varones; a menudo sólo se cuenta con un producto comercializable, por ej., postes, que tienen mercados igualmente concentrados; y el cultivo de árboles puede requerir el paso del uso de la tierra del cultivo de alimentos, con una pérdida neta de empleo (Longhurst 1987b).

En la práctica muchos de estos efectos potenciales son compensados por otras características del cultivo de árboles. Tal como se plantea en otra parte de este capítulo, el paso del cultivo de alimentos al de productos comerciales es a menudo una respuesta al cambio en las condiciones de cultivo, que ha hecho que la producción de alimentos no sea ya viable o que sea propensa a un eventual fracaso. De un modo similar, la relación que existe con el empleo es muy a menudo una respuesta a la creciente escasez de mano de obra, al aumento de los costos de la misma o al de los problemas que pueden surgir en su gestión. Por consiguiente, ese paso de la producción comercial y ese cambio en la intensidad de mano de obra, muchas veces es inevitable. En tales situaciones, el aumento de ingresos y de ganancias por la tierra y/o la mano de obra, probablemente provocaran una ganancia neta.

La elección de las especies acertadas tiene numerosos efectos positivos sobre la seguridad alimentaria. Prácticamente todos los árboles producirán un poco de leña para el uso familiar. La producción de frutas y forraje, protección, abono verde, y la mejora del suelo pueden ser características positivas de la producción de árboles y pueden contribuir al abastecimiento de alimentos básicos e ingresos.

El hecho de que el ingreso y la mano de obra en el cultivo de árboles, comúnmente se realice fuera de las estaciones agrícolas, es otra contribución positiva. Sin embargo, esas características se presentan en su totalidad sólo en los sistemas agroforestales con especies múltiples y, en parte, con especies de producción múltiple. Las ventajas indudablemente ayudan a explicar la popularidad generalizada de estas formas de cultivo de árboles, y la evolución de programas como el que anteriormente mencionamos en Haití.

Las especies en las cuales se ha concentrado la atención, como el eucalipto en la India y en Kenia, evidentemente dependen sólo de su eficacia en el uso de los recursos familiares disponibles en tierra, mano de obra y capital, para generar ingresos. Los obstáculos mayores a tales monocultivos de árboles parecen ser el retraso con que generan ingresos y el “apelotonamiento” de los flujos subsiguientes de los mismos. Ellos son una opción factible sólo si la familia tiene otras fuentes de alimentos y/o de ingresos. Por consiguiente, el monocultivo probablemente será adoptado con mayor facilidad por los grandes cultivadores para quienes el cultivo de árboles es un componente más de sus cultivos.

Sin embargo, como hemos visto, también es empleado por los pequeños campesinos que fueron expulsados de sus campos por la pequeñez de los mismos o por la pobreza y dependen ahora de fuentes de ingreso no agrícolas. En este caso, los campesinos dependen del cultivo de árboles para mantener el uso productivo de su tierra con un mínimo de mano de obra. En las condiciones correctas, por lo tanto, el cultivo de árboles puede ser una estrategia racional incluso para los pequeños y pobres agricultores.

De este modo existe el peligro de que los programas para estimular “el cultivo agroforestal” pueda inducir a ciertos agricultores, para los cuales éste no es adecuado, a pasar al monocultivo de árboles. Los incentivos monetarios y la concentración en unas pocas especies familiares son insuficientes para las necesidades o expectativas del agricultor. Esos peligros probablemente serán exacerbados por las presiones que ejercen muchos programas de apoyo a la agrosilvicultura para obtener sus ambiciosas metas.

El “apelotonamiento” del flujo de ingresos provenientes del cultivo de árboles debe ser también confrontado con la magnitud de tal ingreso y su flexibilidad. Ya hemos mencionado la importancia de tal capital para ayudar a las familias a enfrentar contingencias y periódicas sangrías financieras. La experiencia de Bengala occidental muestra cómo puede usarse un cultivo de árboles para acumular capital y mejorar la capacidad productiva de alimentos y de ingresos comprando más y/o mejores tierras.

Queda en pie el problema de los efectos diferenciales de tal cultivo en el seno del hogar, debido al control de los hombres del cultivo de árboles. Dejando de lado los problemas de seguridad alimentaria que esto puede causar, como subrayamos anteriormente, se ha argumentado que las mujeres tienen distintos objetivos al plantar árboles que los hombres pues ellas buscan obtener leña, forrajes para sus animales de corral, etc., y no tanto un ingreso monetario (por ej. Molnar 1981). Tal como se mencionó, en Kenia, la adopción de los árboles como cultivo comercial por los hombres empeoró el acceso de las mujeres a la leña. De cualquier modo, esta interpretación debe ser reconsiderada dependiendo de las necesidades y posibilidades globales del hogar. Además, no está clara la extensión de tal dicotomía de intereses, en la práctica. En un estudio en Orissa, India, Olsson (1988) no encontró diferencias entre los objetivos de los hombres y de las mujeres con respecto al cultivo de árboles; ambos sexos veían en él un medio de generar capital para comprar más tierra.

4.4 Problemas referentes a la planificatión, la gestión y las politicas

Las técnicas de cultivo de árboles complementan a una amplia variedad de sistemas de cultivo, que tienden a ser parte prominente del sistema allí donde los recursos físicos y en capital son limitados. En tales condiciones, el componente árboles en el sistema de cultivo puede desempeñar uno o más de los cinco siguientes papeles, que se sobreponen:

  1. mantener la productividad de la tierra cuando escasea el capital substituyendo los árboles y comprando insumos o fertilizantes, herbicidas, invirtiendo en la protección del suelo o de los cultivos y/o en agua de riego;

  2. dar un uso productivo a la tierra cuando escasea el capital y la mano de obra y cuando los árboles, como cultivos con escasos insumos en gestión, constituyen el medio más eficaz de uso de los recursos disponibles;

  3. maximizar las ganancias provenientes de la tierra en situaciones en las que el capital y la tierra son limitados y en las cuales las combinaciones árboles/cultivos/ganado permiten utilizar la mano de obra más disponible que en otros usos alternativos de la tierra;

  4. aumentar las oportunidades de obtención de ingresos utilizando los recursos de la explotación agrícola cuando el tamaño de la propiedad y/o la productividad del lugar caen por debajo del nivel de producción de alimentos en la propiedad misma indispensable para cubrir las necesidades alimentarias de la familia;

  5. disminuir los riesgos de gestión mediante la diversificación de la producción, para distribuir más los insumos y la producción a lo largo de las estaciones, reducir la posibilidad de fracaso de las cosechas debido a la sequía, y construir reservas de árboles que provean capital.

Cuando desaparecen estos tipos de disponibilidad de los recursos, son preferibles otros cultivos y actividades que, dados los mayores insumos de capital y/o mano de obra, generarán mayores ganancias por el uso de la tierra que los que ofrecen los árboles. Además, existen muchos factores institucionales o de otro tipo que pueden impedir o inhibir el cultivo de árboles. Ellos incluyen ciertas condiciones de tenencia de la tierra y de los árboles y de control de éstos de extrema pobreza y de migración y prácticas de uso más amplio de la tierra que hacen difícil proteger los árboles (pastoreo gratuito, incendio, sistemas e propiedad comunitaria de la tierra, etc).

Algunas de las consideraciones más importantes que integran la planificación de medidas de apoyo adecuadas para la introducción del cultivo de árboles en la explotación agrícola son:

A nivel de políticas, una categoría de problemas que necesita atención es la eficacia de las medidas políticas, como los subsidios, destinados a alentar directamente el cultivo de árboles. La evidencia de que los cultivadores lo adoptan debido a su bajo costo en capital, sugiere la necesidad de reexaminar la racionalidad y la eficacia de la práctica generalizada consistente en subsidiar el costo de los productos de los viveros. Las intervenciones para apoyar los precios de mercado de los productos resultantes del cultivo de árboles y para asegurar a los productores el acceso a los mercados pueden ser por lo menos tan eficaces como dichos subsidios.

También es necesario comprender más a fondo cómo las políticas agrícolas pueden afectar el cultivo de árboles. Los fertilizantes subsidiados y el crédito, los precios de sostén a los cultivos agrícolas, los incentivos a favor de usos de la tierra, como la ganadería, que se oponen a los árboles, son algunas de las medidas políticas que probablemente hagan decidir en contra de los árboles. Las posibilidades potenciales de los cultivos de árboles son también muy distorsionadas o trabadas por las medidas que afectan la tenencia de la tierra y de los árboles.


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