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PARTE II - SOLUCIONES: POLITICAS, PROGRAMAS E INSTITUCIONES


Introducción
El marco político
Requisitos de un programa
Diseño y evaluación de proyectos
Aspectos institucionales y educativos


Introducción


Desarrollo

Desarrollo

Este estudio se orienta a contribuir a la solución de uno de los problemas más acuciantes del mundo: el desarrollo de las zonas rurales. El término "desarrollo" en lo que se refiere al cambio de una sociedad dada y su medio ambiente, tanto en términos cuantitativos como cualitativos, es un fenómeno que ha sido debatido ampliamente durante los últimos treinta anos sin llegar a cristalizar en ningún concepto o metodología de aceptación general. Además, con frecuencia hay desacuerdo muy extendido sobre las metas esenciales del desarrollo de un país determinado. A continuación se expone brevemente el sentido en que se utiliza en este estudio la palabra "desarrollo".

El objetivo del desarrollo es hacer posible que las poblaciones de cualquier comunidad rural vivan una vida mejor en armonía con el ambiente y los recursos naturales del área considerada. Los recursos naturales disponibles para cualquier comunidad son finitos, a pesar de lo cual el crecimiento de la población en la mayoría de las comunidades ha ido aumentando a un ritmo alarmante, con el resultado de que muchos de los recursos naturales, ya de por sí escasos, se están destruyendo, multiplicando así mas aun los problemas que plantea alcanzar una situación de equilibrio estable. Existen dos opciones a considerar: i) encontrar nuevos sistemas para ordenar una superficie o región determinada que mantengan un equilibrio aceptable entre la sociedad y los recursos naturales; o ii) trasladar a la población fuera de las áreas saturadas para aliviar la presión sobre los recursos naturales de una zona determinada. Este estudio trata solamente de encontrar sistemas de manejo nuevos o perfeccionados que mantengan y eleven la productividad de los recursos naturales y simultáneamente aumenten la capacidad de carga de población de la zona considerada. Las poblaciones que sobrepasen en exceso el estado de equilibrio aceptable tendrán que emigrar.

El concepto de una "vida mejor" es también relativo, tanto dentro de una sociedad dada como entre distintos países del mundo. El nivel mínimo de una "vida mejor" tal como se utiliza en este estudio sería por lo menos el que permite atender a las necesidades básicas de la población referida a producción y/o ingresos suficientes para proporcionar alimentación, vestidos y alojamiento adecuados para mantener la salud de la población rural y un estado general de bienestar.

La sociedades se mantienen mediante una adaptación costante a fin de resultar compatibles con el medio físico circundante. Esta adaptación se está realizando de una manera cada vez, más consciente mediante la información intercambiada entre pueblos que poseen mayor variedad de experiencias. El estímulo de la variedad y de la experimentación es, pues, una forma en que una sociedad puede asegurar su supervivencia.

Por ello, los procesos de desarrollo, aplicados a la comunidad rural, requieren una adaptación de la población a formas de comportamiento más complejas que traerán consigo un ambiente mejor capaz de lograr un equilibrio ecológico y económico aceptable. De aquí que la información sea uno de los elementos clave para un desarrollo satisfactorio. Si se quiere lograr un desarrollo a un ritmo determinado será necesario evitar la aguda miseria humana, y las pérdidas económicas y de recursos que se producen a causa de la falta de adaptación de la población, ya sea debido a sus propias formas de comportamiento inadecuadas o a la mala orientación de los programas gubernamentales. Por ello se necesita un esfuerzo enormemente mayor para aumentar efectivamente el intercambio de buena información técnica y económica en todas direcciones, tanto entre los países en desarrollo como, cuando proceda, entre las naciones desarrolladas y las naciones en desarrollo. No se trata de imponer una visión "standard" o "modelo" a cada comunidad, sino mas bien de proporcionarle un conjunto de información que permita a cada grupo encontrar la pauta de desarrollo mas apropiada para sus condiciones particulares.

Por lo tanto, este estudio no propone "la" solución por excelencia, sino que sugiere formas de poder estimular en las zonas rurales del mundo la búsqueda de soluciones factibles y fácilmente adaptables.

El marco político

Tal como se vio en la Parte I, el papel que puede desempeñar el sector forestal en el desarrollo rural varía enormemente de un tipo de sociedad a otra y de una localidad a otra. Las estrategias de que disponen los gobiernos son mas variadas todavía en vista de la amplia gama de ideologías y recursos. Sin embargo, ciertas consideraciones pueden aplicarse a todos los países o a la mayoría de ellos, pero para los fines de este estudio se supone que el papel del sector forestal es posible y deseable.

En primer término, el sector forestal es parte del problema mas amplio del desarrollo rural, y es probable que éste solo se pueda resolver si se concede prioridad suficiente al sector rural. Debe existir un compromiso del gobierno en favor del desarrollo rural. En cierta medida, esto no tiene por qué disminuir los recursos disponibles para la inversión en las zonas urbanas, ya que parte del gasto en las zonas rurales evitara la emigración que de otro modo vendría a sumarse a la carga que ya pesa sobre los presupuestos de las ciudades. La elevación de la productividad rural aumentara también la cantidad total de recursos disponibles para ambos sectores. Sin embargo, es probable que en cierta medida sea necesaria una cierta redistribución de recursos de la ciudad al campo, que puede estar justificada por razones de equidad.

En segundo lugar, el desarrollo forestal esta íntimamente ligado con los variados aspectos de la forma de vida rural, y las soluciones requieren un enfoque integrado. Las mejoras en la productividad agrícola o en la organización del pastoreo pueden ser condiciones previas para liberar tierras para la silvicultura, en cuyo caso se impondrá una coordinación de los diversos servicios técnicos. En algunos casos puede ser necesaria una reestructuración de la propiedad de la tierra antes de poder lograr una utilización mejor de los recursos. Por ello, es probable que una política de integración del sector forestal en el desarrollo rural exija una legislación apropiada en lo referente a la tenencia de la tierra, reforma agraria y colonización.

En tercer término, si el desarrollo ha de lograrse mediante la adaptación por parte de las comunidades de aquellas tecnologías, procedimientos, instituciones y "sistemas" relacionados con sus propias sociedades, y si esto no ha de llevar al quebrantamiento de sus valores, debe existir una corriente de información y de opinión muchísimo mas amplia entre los miembros de la comunidad y los organismos externos a ella. Esta corriente no debe ser de un solo sentido; la política debe formularse concediendo la debida atención a los puntos de vista de los pobladores rurales. Es esencial asegurar desde los mismos comienzos la participación de la población rural en el proceso de desarrollo. Los planes nacionales y regionales de desarrollo rural deben incluir las necesidades y aspiraciones que se sienten a nivel de la comunidad. Las actividades forestales en el desarrollo de la comunidad deben ser un proceso que surja desde la base hacia arriba y no algo impuesto desde arriba hacia abajo.

Por último, debido a que la silvicultura suele ser un proceso prolongado, exige un compromiso permanente por parte del gobierno. Es mejor no tener proyectos que tener un proyecto fracasado o, todavía peor, una serie de proyectos fracasados. Esto no significa necesariamente que deba exigirse al gobierno garantizar todos los recursos necesarios para el ciclo completo de un proyecto forestal de comunidad. En la búsqueda del objetivo general de defenderse con sus propios medios, las comunidades deben ser estimuladas a que movilicen sus propios recursos para sus proyectos forestales. El papel del gobierno debe ser normalmente el de poner en marcha el proceso y garantizar su continuidad.

Requisitos de un programa

Habiendo contraído un compromiso de política a largo plazo en favor del sector forestal en el marco del desarrollo de la comunidad rural, se hace necesario elaborar un programa dentro del cual se puedan encuadrar los proyectos. Muchas consideraciones son comunes al diseño de programas y proyectos y toda división de ellos es un tanto arbitraria. Esta sección se limita, en lo posible, a las decisiones de nivel superior. Los aspectos en que un programa es simplemente la suma de sus proyectos serán examinados en la sección siguiente.

En primer lugar figura la cuestión del tamaño, que está estrechamente ligada con la duración, Puede existir la tentación de optar por un gran programa anual durante un período corto en lugar de uno mas pequeño para un período más largo, ya sea por el afán de impresionar o a causa de la preocupación por un posible cambio de política. La elección mas lógica es comenzar despacio a pequeña escala y dejar que el programa crezca en tamaño y velocidad a medida que se gane en experiencia y confianza. Probablemente, el factor restrictivo al principio lo constituirá la disponibilidad de personal capacitado a todos los niveles, por lo cual el tamaño inicial debe determinarse en función de su disponibilidad.

En segundo lugar está la cuestión de la localización. Muchas consideraciones son importantes, pero quizás la más importante sea la visibilidad. Se necesitan proyectos que hayan tenido éxito a efectos de demostración a los miembros de las comunidades a que van a afectar proyectos posteriores y también para convencer al poblador urbano de que el gasto del gobierno está dando resultados. Por ello, los primeros proyectos deben estar situados estratégicamente, por ejemplo cerca de las carreteras principales o de los ferrocarriles y, cuando sea posible, en lugares que sean representativos de regiones enteras del país. Debe sacarse partido de todas las realizaciones existentes que puedan indicar que una comunidad está ya en condiciones para un próximo proyecto y que es muy probable que tenga éxito con él. La progresión natural sería avanzar hacia fuera, a partir de estas zonas de los primeros proyectos, a los terrenos próximos hasta que se haya ultimado todo el programa.

En tercer lugar, el objetivo general es hacer posible que las comunidades produzcan lo que necesitan a un costo económico. Con frecuencia, la demanda local, por ejemplo de leña, debe tener prioridad sobre la demanda nacional, por ejemplo de madera para pasta. Esto no significa que haya que mantener a los aldeanos en una economía de subsistencia, sin producir excedentes comerciales y comprando poco o nada del exterior. En la medida en que gozan de una ventaja relativa, deben ser ayudados a desarrollar productos forestales que puedan comercializarse.

El cuarto tema que hay que tener en cuenta es la cuestión del personal. Evidentemente, puede haber necesidad de apoyo y supervisión del exterior. Si fuera posible que el desarrollo se produjera espontáneamente, ya se estaría produciendo. En la medida en que la acción comunitaria está entorpecida por falta de medios más que por falta de información, el papel del personal de fuera puede ser mínimo, pero habrá muchos países en los que se necesita un gran aporte de información y especialidades. A causa de la importancia del tacto, la humildad y la fantasía para tratar con los aldeanos, especialmente cuando las diferencias lingüísticas o étnicas vienen a unirse a las relativas a ingresos y formación, el personal de campo debe ser elegido tanto por sus condiciones personales notables como por su capacidad técnica. Puede ocurrir incluso que el programa se haya diseñado en función del personal de que se disponga para realizarlo, a menos en sus primeras etapas.

El quinto punto es la necesidad de especificar, para todo el programa, que en todo lo posible se debe utilizar mano de obra local en vez de medios mecánicos. Esto no quiere decir que se deba renunciar a las maquinas cuando su contribución sea importante y sean difíciles de sustituir. Cuando la mano de obra sea escasa puede ser necesaria la mecanización, unos niveles sencillos de mecanización podrían elevar también la productividad, reducir el trabajo penoso y la fatiga y hacer posible llevar a cabo tareas que están fuera de las posibilidades de los trabajadores manuales. Sin embargo, cuando haya mano de obra local quizá estén justificados unos costos adicionales en efectivo cuando las máquinas resultarían más baratas. Debe tenerse en cuenta el costo social que supone no lograr aliviar el desempleo y no conseguir la participación de la población en el trabajo.

Por ultimo, al calcular el presupuesto de un programa debe concederse importancia especial a la financiación del período que precede a los aprovechamientos o a la realización de la producción. Muchas comunidades se sienten desalentadas ante la plantación de árboles debido esencialmente a la perspectiva de tener que hacer frente a los costos o renunciar a la utilización de la tierra durante varios años. Incluso cuando existen otros obstáculos para la plantación, este factor no puede por menos de revestir importancia. Dentro del programa se impone crear sistemas apropiados para desembolsar sumas suficientes, ya sea como subvenciones, préstamos o exención de impuestos. En este aspecto, el gobierno puede estar en condiciones de recurrir a algo más que a sus propios recursos, fomentando al efecto el apoyo, a la silvicultura de comunidades, de la industria y de otras fuentes no gubernamentales, mediante incentivos de orden fiscal, etc.

Diseño y evaluación de proyectos

En el contexto del presente estudio, un proyecto forestal de una comunidad puede definirse como un conjunto de medidas y trabajos interrelacionados, ejecutados principalmente por los residentes de una comunidad local, para mejorar su propio bienestar. Pueden existir aportes del exterior - extensión, capacitación, orientación, ayuda técnica, financiación, etc., pero el enfoque fundamental de un proyecto forestal comunitario esta en la participación de la comunidad en hacer algo para sí misma.

Al mismo tiempo, la definición llama también la atención sobre varios problemas potenciales que se plantean al especificar y evaluar este tipo de proyecto. Todo proyecto incurre en unos "costos" al comprometer recursos. Para que esté justificado debe dar por resultado unos beneficios que igualen o superen a estos costos. Los criterios tradicionales financieros y económicos para juzgar el "valor" de un proyecto pueden ser difíciles de aplicar a proyectos forestales de comunidades. ¿Cómo se puede juzgar el valor financiero de un proyecto que afecta a comunidades cuando la mitad o mas de sus actividades productivas cotidianas están al margen de la economía monetaria o cuando un insumo importante del proyecto es mano de obra "gratuita" suministrada por los residentes locales? ¿Cómo se puede asignar un valor financiero al aumento de la propia confianza y del propio respeto que pueden generarse como parte de los beneficios del proyecto? Los planificadores de proyectos y los responsables de las decisiones han de elaborar un conjunto diferente de criterios de evaluación que reflejen los objetivos socio-económicos más amplios de la sociedad. Así, el papel del análisis socio - económico, en contraste con el análisis financiero, se hace mucho más importante en la evaluación de tales proyectos. La justificación de proyectos y programas para el desarrollo de comunidades no depende esencialmente de su rentabilidad, ni incluso normalmente de los cálculos cuantitativos directos de sus utilidades económicas, comparadas con los usuarios competitivos de los fondos públicos. Se trata de un sector comparable al de la sanidad o a la educación, que exige un compromiso gubernamental de proporcionar los fondos necesarios para atender a necesidades básicas.

Los elementos incluidos en un determinado programa o proyecto forestal de una comunidad pueden prestarse al análisis financiero - por ejemplo plantaciones arboladas de pequeños propietarios para la producción de madera para la venta - y deben evaluarse justificadamente en términos financieros. El análisis financiero también puede ser útil para determinar el sistema que sería mas eficaz para alcanzar una meta determinada. Pero en general, el alcance global de un proyecto forestal de una comunidad es totalmente diferente de un proyecto forestal comercial de tipo tradicional. Los objetivos son diferentes y deben serlo también los criterios básicos para su evaluación.

El diseño de un proyecto debe comenzar con la formulación de las metas que hay que alcanzar. Un proyecto forestal de comunidad es el que da una respuesta a una necesidad básica sentida por la comunidad, definida con referencia a una meta para atender a dicha necesidad y debe tenerse claramente en cuenta la relación existente entre tales metas y los objetivos y las necesidades básicos de la comunidad. Un proyecto no debe diseñarse para "proteger una cuenca hidrográfica" como fin en sí mismo. La protección de una cuenca hidrográfica es mas bien un medio para lograr una meta comunitaria consistente en mantener la fertilidad del suelo de modo que la gente pueda comer (o pueda comer mas barato); o puede constituir un medio de proteger la vida y la salud manteniendo la calidad del agua; o un medio de lograr un numero cualquiera de otras metas relacionadas con objetivos y necesidades fundamentales de las comunidades locales.

El diseño del proyecto debe ser compatible con los ambientes físico, cultural, político - jurídico y socio - económico dentro de los cuales va a funcionar el proyecto. Si la finalidad del proyecto es modificar algún aspecto del ambiente básico cultural o físico existente, como con frecuencia ocurrirá en el caso de los proyectos forestales comunitarios, el diseño del proyecto debe comprender los medios para efectuar este cambio. En este caso, un objetivo básico del proyecto es modificar las condiciones de "compatibilidad" y no ignorarlas.

El proyecto debe ser también factible dentro de las limitaciones existentes que no puedan controlarse o cambiarse, por ejemplo, límites respecto a la disponibilidad de recursos como tierras, personal especializado, conocimientos técnicos, fondos, etc. Una vez mas, un objetivo básico del proyecto forestal comunitario puede modificar las condiciones que impiden el desarrollo, por ejemplo mediante programas de capacitación, redistribución de tierras, investigación, etc. Sin embargo, es frecuente que los cambios solo se puedan efectuar lentamente con el tiempo, y un proyecto forestal de comunidad, que supone una serie de acciones relacionadas entre sí, trabajos y productos, nunca puede moverse más deprisa que el eslabón más lento. Si todas las componentes excepto una son viables, ésta hará inviable el proyecto, a menos que sea eliminada del mismo. El proyecto en conjunto debe ser viable, y la función del diseño y la evaluación es asegurar que así sea.

El diseño que se elija para el proyecto debe ser el que proporcione un medio eficaz para lograr la meta elegida. Es norma mas que excepción que exista más de una forma compatible y viable de alcanzar una cierta meta. En esta etapa es cuando entra en juego el estudio de los costos y beneficios mediante el análisis socio - económico para dar orientación al que toma las decisiones sobre cuál de las alternativas parece más eficiente y aportar datos sobre el valor del proyecto para emplearlo en la adopción de decisiones sobre compromisos financieros.

Debe reconocerse que la identificación y diseño de proyectos forestales de comunidad, como sucede con la mayoría de los proyectos de desarrollo rural, se ve obstaculizada por problemas muy reales de información. Las orientaciones antes expuestas solo sirven para proporcionar un cuadro aproximado y con él formarse una opinión. Además de los problemas de medición mencionados, probablemente se sabrá poco al principio sobre el complejo conjunto de factores que constituyen el ambiente social, económico y físico de la comunidad en cuestión. Siendo así, será conveniente en general iniciar los proyectos a un nivel modesto, reconociendo que hay mucho que es exclusivo de cada situación que solo puede evaluarse referido al diseño del proyecto con la experiencia de su ejecución. En particular, la participación local será probablemente un proceso gradual que podría abortar en lugar de acelerarse si se intentara poner el proyecto en marcha con demasiada precipitación. Los proyectos deben ampliarse gradualmente a medida que se adquiera un mayor conocimiento mediante un proceso de vigilancia y evaluación de su marcha, y a medida que se vaya ganando la confianza y participación locales.

Aspectos institucionales y educativos


Introducción
Aspectos institucionales
Extensión y capacitación

Introducción

Si se quiere que el sector forestal ocupe el lugar que le corresponde en el desarrollo de las comunidades locales, será una primera condición esencial el interés y la participación activa de la población rural en los programas forestales desde la misma fase de diseño, seguida de un proceso constante de comunicación entre la población y los diversos organismos del gobierno que estén participando en todo programa de desarrollo rural integrado. Cambiar la mentalidad y actitudes de la gente y de los funcionarios del gobierno mediante la extensión, la capacitación y la educación, y habilitar una estructura, institucional y organizativa apropiada para favorecer la comunicación y la participación deben revestir primordial importancia para la promoción de la silvicultura rural.

Tendrá especial trascendencia la estructura orgánica de las entidades del gobierno para garantizar un enfoque integrado y el suficiente personal de nivel primario para fomentar el interés y prestar asistencia técnica; la organización a nivel de comunidad para asegurar la plena participación; el examen de las disposiciones jurídicas relativas a la tenencia de las tierras forestales y a los derechos consuetudinarios de uso para tener la seguridad de que no entran en pugna con el proceso de desarrollo; y una nueva evaluación de los programas educativos para contar con la garantía de que el personal tiene un conocimiento amplio de los problemas rurales y sociales, y no solo desde el punto de vista forestal.

Aspectos institucionales

Organización de las comunidades locales

La importancia de fomentar la confianza en los propios medios y de estimular a las comunidades a movilizar sus propios recursos para llevar a cabo los proyectos forestales comunitarios se vuelve a mencionar porque puede ser necesario modificar la estructura orgánica y las funciones de las comunidades locales para lograr estos fines.

La entidad local más corriente para la organización de la población rural es la comunidad aldeana formalmente constituida. Las comunidades aldeanas son diferentes de los pequeños poblados por cuanto representan el nivel inferior de la organización administrativa y política del país, tienen una pauta formalmente establecida para adoptar sus decisiones y están presididas por un representante del consejo de aldea que actúa de portavoz de las comunidades y representa al mismo tiempo la autoridad del gobierno en el plano local. Puede haber también comunidades consuetudinarias, cuyo papel e importancia pueden varias mucho. En algunos países, las comunidades consuetudinarias son unidades bien estructuradas, reconocidas formalmente por la legislación existente y ejercen importantes funciones políticas y sociales dentro del país; en otros pueden ser una realidad para las propias poblaciones rurales, pero no estar constituidas formalmente y con limitada influencia en la organización administrativa.

La existencia de entidades locales constituidas y su papel político y administrativo, tal como viene determinado por las disposiciones constitucionales de los países, revisten gran importancia para el fomento de la silvicultura rural, sea directamente si las comunidades son propietarias de las tierras forestales, sea indirectamente a modo de plataforma para estimular la colaboración entre la población local y los organismos gubernamentales técnicos. En ciertas zonas remotas, a las que van emigrando nuevos colonos, la organización y fortalecimiento de las comunidades locales pueden ser un requisito previo inmediato para la promoción de la silvicultura comunal. Debe favorecerse la formación de organizaciones locales dedicadas especialmente a la silvicultura para el desarrollo de la comunidad, tales como las cooperativas y las asociaciones voluntarias.

Aunque el enfoque para el desarrollo local debe afectar a la estructura orgánica existente de la comunidad, se impone reconocer que tales estructuras pueden constituir un importante impedimento para el cambio. Es mas probable que tales organizaciones reflejen los intereses de los elementos mas ricos y mas poderosos de la comunidad y no de sus miembros más pobres. Si la organización es de carácter electivo, el imperativo a corto plazo de atraer votos puede entrar en pugna con las acciones a mas largo plazo necesarias para aplicar soluciones forestales. Por tanto el desarrollo de la comunidad del tipo que estimula a los pobres a recurrir a sus propios medios puede ser difícil sin introducir cambios en la estructura orgánica de la comunidad, o en las actitudes de los que dentro de ella ejercen el poder.

Tenencia de la tierra, derechos consuetudinarios y condición jurídica de las tierras forestales

En diversos países de la zona tropical y subtropical hay tierras forestales comunales o bosques comunitarios, propiedad de las aldeas o entidades tradicionales, pero puede variar mucho la medida en que la comunidad ejerce sus derechos de propiedad. En algunos países, la mayoría de las decisiones relativas a la utilización de los recursos forestales las toman los propietarios, supeditadas a la aprobación de la administración forestal técnica supervisora; los propietarios pueden también tomar parte directamente en las operaciones de aprovechamiento de la madera. En otros países hay importantes derechos de disposición de la madera que los tiene en fideicomiso o administra directamente el gobierno local o el nacional; en consecuencia, la participación de la comunidad en la administración de los terrenos es mas limitada. Terrenos forestales privados, propiedad de pequeños agricultores, existen también en países como Chile, Honduras, la República de Corea y el Paraguay, pero esta forma de tenencia forestal es limitada, especialmente si se compara con la pauta de propiedad forestal de las regiones europea y norteamericana.

En muchos países tropicales y subtropicales, la tenencia forestal dominante o exclusiva es la propiedad del Estado, pero la población local suele tener derecho a una amplia variedad de usos consuetudinarios en dichas tierras. Hay algunos ejemplos de forma de propiedad forestal indefinida en el sentido de que tales tierras pueden transformarse en ultimo término en bosques estatales o comunales y entretanto las tiene en fideicomiso el gobierno nacional.

La relación de la población local con los bosques circundantes y con la silvicultura de comunidad estará influida indudablemente y en medida considerable por la forma preponderante de tenencia de la tierra. Su participación e interés a largo plazo pueden ser mayores si ejercen influencia directa sobre la administración y utilización del recurso. Una política nacional que tienda a reforzar la silvicultura de comunidad podría llevar a reexaminar la tenencia forestal existente con el fin de introducir las disposiciones sobre tenencia que permitan una mayor participación de la población local. Podrían considerarse varias posibilidades:

- La creación o ampliación de los bosques de comunidades. Estos bosques no tendrían que abarcar forzosamente grandes extensiones; podrían consistir en parcelas de algunas decenas hasta algunos centenares de hectáreas, pero la superficie debería ser suficiente para las necesidades inmediatas de una aldea o de un poblado y hacer posible su ordenación racional. La creación de bosques comunales podría desempeñar también un importante papel a modo de compensación de la limitación o abolición de derechos tradicionales en otras partes del bosque. Sin embargo, hay que reconocer que las soluciones que requieren decisiones y medidas por parte de toda la comunidad son mas difíciles de lograr que las basadas en el individuo, o en propiedades o fincas individuales, por ejemplo parcelas boscosas privadas.

- La promoción de parcelas boscosas privadas hasta una cierta extensión máxima siempre que esto no lleve a una fragmentación irracional de las tierras forestales.

- Una definición más precisa de los derechos consuetudinarios existentes y su aceptación consiguiente en la planificación de los recursos forestales y en la ordenación maderera. Esto podría llevar a la protección más eficaz de ciertas especies arbóreas, otras plantas o animales que sean importantes para los aldeanos locales, y también al establecimiento de normas que limiten la recolección de los productos forestales utilizados tradicionalmente a fin de garantizar su disponibilidad a largo plazo.

- La introducción de sistemas de arriendo a medio y largo plazo a fin de reservar una determinada porción de tierras forestales de propiedad del Estado para el uso exclusivo o limitado de las comunidades locales.

En muchos países sólo una pequeña proporción de tierras cubiertas de bosque o con potencial de uso forestal están constituidas legalmente como tierras forestales permanentes (reservas forestales) y están demarcadas como tales sobre el terreno. El resto de las zonas forestales esta constituido por tierras respecto a las cuales no se ha tomado todavía ninguna decisión definitiva en cuanto a su uso, o bien por tierras en las que habrá que suprimir la cubierta forestal porque se necesita para otros usos. Cualquiera que sea la condición, jurídica de los bosques hay que admitir que una gran proporción de tierras en las proximidades de las poblaciones rurales se usa simultáneamente para la agricultura, el pastoreo, la producción de madera para combustible, etc. de forma tal que no siempre se garantiza la conservación de su fertilidad.

La condición jurídica de las tierras forestales tiene importancia para cualquier programa de silvicultura de comunidad. Si su objetivo es el establecimiento de plantaciones para la producción de madera para combustible o de madera para la construcción local, debe contarse con la seguridad de disponer de tierras para uso forestal durante un plazo razonablemente largo. Si los bosques de comunidad se crean y ordenan para beneficio de sus propietarios puede ser conveniente que tengan la condición jurídica de reservas forestales permanentes. Por el contrario, la utilización combinada de sistemas de producción agrícola y forestal podría hacerse mas difícil si todas las tierras forestales estuvieran sujetas a los procedimientos convencionales de reserva. En tales casos puede sur necesario elaborar formulas mas flexibles que faciliten métodos combinados de producción a largo plazo o que permitan la utilización temporal de tierras forestales para la producción agrícola.

En muchos países, el desarrollo de bosques de comunidad afectará a tierras utilizadas para la agricultura y el pastoreo, en las cuales la silvicultura puede tener una función complementaria. Esto se refiere en particular a la plantación de arboles a lo largo de carreteras, canales, ríos y linderos, la plantación de arboles forrajeros, el establecimiento de fajas protectoras y cortavientos, así como sistemas alternativos de producción agrícola y forestal con especies arbóreas de turno corto. Tales tierras suelen ser propiedad de pequeños agricultores o de comunidades locales y están sujetas a la legislación sobre tenencia de la tierra agrícola. También aquí será necesario introducir modificaciones específicas y sistemas flexibles para facilitar el papel complementario de la silvicultura rural.

Cooperativas, sistemas locales de crédito y otros incentivos

La mayoría de los países han estimulado activamente las cooperativas locales como instrumento para promover el desarrollo rural. Mientras hay muchos ejemplos de cooperativas dedicadas a la producción, distribución y mercadeo de los productos agrícolas, éstas se han utilizado mucho menos en el sector forestal. Una razón de esto estriba probablemente en que en muchos países los programas rurales de silvicultura en gran escala todavía están en la etapa inicial; otra podría ser las dificultades experimentadas al organizar la utilización de los bosques tropicales para el beneficio directo de las comunidades locales. Los pocos ejemplos de fuerte desarrollo de cooperativas forestales se encuentran en países que realizan programas importantes de repoblación forestal o en aquellos en que los bosques comunales tienen ya cierta importancia.

Una mayor preocupación de muchos gobiernos por la silvicultura de comunidad podría llevar a un interés creciente por la promoción de cooperativas forestales. Estas pueden organizarse a nivel de aldea o comprender grupos de colonos y propietarios forestales o unidades regionales mayores que abarquen varias aldeas. Con frecuencia las cooperativas forestales están dedicadas primariamente a la plantación de árboles y al aprovechamiento de los productos disponibles del bosque, pero se podrían extender a la transformación y al mercadeo para asegurar un mayor beneficio a la comunidad.

La silvicultura de comunidad también sería muy beneficiosa si las cooperativas agrícolas existentes participasen más, incorporando ciertas componentes forestales en su campo de actividades.

Hay diversas formas de incentivos y sistemas locales de crédito que están relacionados directamente con la silvicultura de comunidad o que son, al menos potencialmente, de gran interés. Las más corrientes son de naturaleza económica; comprenden ayudas financieras directas en relación con los costos normales de plantación, sistemas de reducciones fiscales que permiten disminuir los impuestos correspondientes a la tierra y a las personas, frente a los gastos en operaciones forestales, así como préstamos que se otorgan normalmente con tipos de interés menores que los que aplican los bancos comerciales.

Los planes de incentivos han estado concebidos hasta ahora principalmente para la promoción de actividades forestales en gran escala y tienden a facilitar las operaciones de los grandes propietarios de tierras, compañías madereras e inversionistas, mientras que el pequeño agricultor de una aldea remota puede encontrar difícil beneficiarse de tales incentivos. Normalmente los pequeños agricultores carecen de los bienes necesarios para obtener los préstamos, las condiciones de éstos suelen ser desfavorables para ellos y los procedimientos burocráticos les hacen difícil solicitar los préstamos. La considerable experiencia del sector agrícola en la canalización de incentivos y facilidades de crédito hacia los pequeños agricultores debe emplearse cuando se diseñen nuevos programas de silvicultura de comunidad. Además, los procedimientos que son aplicables para la ejecución de sistemas de incentivos forestales deben ser examinados cuidadosamente en cuanto a su eficacia para los bosques de comunidad y para los pequeños propietarios de tierras.

Los incentivos eficaces para los aldeanos y para los desvalidos de las zonas rurales deben ser sencillos y con frecuencia resultaran mejor en forma de subvenciones o provisión de bienes o medios de producción (fertilizantes), o ayuda en alimentos a las comunidades a nivel de subsistencia o próximo a él a fin de que puedan dedicar parte de sus esfuerzos a la producción de arboles. El Programa Mundial de Alimentos tiene en marcha muchos planes de ayuda alimentaria. Otros incentivos que pueden ser más adecuados para las comunidades rurales de zonas remotas, por lo menos en la etapa inicial comprenden la utilización de insumos físicos de produce ion así como la realización de mejoras de la infraestructura de las que la población local se beneficiará directamente. En lo que se refiere al sector forestal, el ejemplo más corriente es la distribución gratuita o a un precio simbólico, de plantitas de vivero y las herramientas manuales necesarias para la plantación de árboles. Otro ejemplo lo constituye la construcción por la administración forestal de caminos de acceso a los bosques comunales. En el marco general del desarrollo rural, estos incentivos pueden comprender una variedad mucho mayor de insumos como servicios médicos, construcción de caminos para la comunidad y sistemas de abastecimiento de agua, distribución de alimentos y fertilizantes y habilitación de material para la construcción local.

Otro sistema, que no es exactamente de incentivos, lo representa la distribución de la producción entre los propietarios de las tierras comunales y el gobierno o una empresa privada. La idea básica es que la comunidad proporciona la tierra y la mano de obra necesaria para establecer las plantaciones forestales, mientras el servicio forestal o una empresa privada proporciona las plantitas, fertilizantes y asistencia técnica. Cuando se aprovecha el bosque, el beneficio neto se divide entre ambas partes mediante un sistema proporcional, dependiendo de los insumos que se hayan aportado. En algunos casos, a la plantación y los cuidados culturales atiende el servicio forestal o una industria forestal y no el propietario de la tierra.

El problema del intervalo que existe entre el establecimiento y el aprovechamiento de las plantaciones forestales se ha analizado anteriormente, habiéndose reconocido las limitaciones resultantes. Se han dado ejemplos de la forma en que algunos países han abordado el problema. Un enfoque interesante de pagos adelantados sobre las utilidades de la producción futura ha sido desarrollado en Hueva Zelanda a fin de permitir el establecimiento de plantaciones en tierras comunales. Este sistema está basado en un acuerdo de distribución de la producción, pero, además, el gobierno efectúa pagos anuales por hectárea de superficie plantada sobre el valor neto supuesto de la producción en la etapa de aprovechamiento. El mismo principio podría aplicarse mediante un sistema de crédito forestal en que el propietario de la tierra o la comunidad recibiría pagos anuales, calculados en forma de renta, en relación con el valor de la producción en el momento del aprovechamiento. La utilización de un índice de crecimiento medio anual de los árboles plantados como unidad básica de referencia para el cálculo económico y financiero facilitaría la aplicación del sistema. En armonía con el objetivo básico de la silvicultura de comunidad de empujar a desenvolverse con los propios medios los programas de incentivos y ayuda deben diseñarse de modo que permitan al productor ir creando sus propios recursos para que pueda eliminarse progresivamente la ayuda externa.

Adopción de disposiciones legislativas y reglamentarias

En muchos países, la falta de legislación apropiada ha constituido un inconveniente considerable para la integración de la silvicultura en el desarrollo rural. Muchas leyes están caracterizadas por una serie detallada de disposiciones que se orientan mas a la protección del bosque que al desarrollo en general. En algunos casos, las normas y regulaciones existentes o la falta de disposiciones adecuadas, sobre todo en lo referente a la condición jurídica de los terrenos forestales, podrían ser incluso un obstáculo para la promoción de la silvicultura de comunidad. Quizá sea necesario realizar un análisis cuidadoso y, cuando se precise, una nueva redacción de la legislación pertinente y de las disposiciones reglamentarias como requisito previo para el desarrollo de un programa forestal comunitario.

Este estudio no pretende analizar en detalle las diversas disposiciones legales. Sin embargo, es importante resumir qué tipo de legislación puede ser necesario considerar, y señalar que algunas de las disposiciones legales existentes pueden impedir la silvicultura para el desarrollo de la comunidad, pudiendo ser necesaria su modificación a fin de ayudar eficazmente a la ejecución de los programas de campo.

Para la silvicultura de comunidad tiene gran importancia la ley forestal del país, junto con sus reglamentos y normas forestales subsidiarias. Esta ley generalmente establece los principios que rigen el uso y ordenación de los recursos forestales, define la naturaleza y situación jurídica de las tierras forestales, regula su reserva y prescribe los procedimientos de adjudicación de la madera. En muchos países, la legislación forestal especializada incluye las cooperativas forestales, los incentivos a la repoblación forestal y la exención de impuestos. En otros, estas materias se tratan en la legislación general agrícola o sobre desarrollo rural o en leyes especiales sobre cooperativas y asociaciones de productores. Hay también otra gran variedad de leyes y reglamentos como la legislación sobre tenencia de la tierra, la legislación sobre reforma agraria, colonización y desarrollo rural, así como las leyes sobre organización, créditos y comercio, cuyas disposiciones pueden influir directa o indirectamente en la ejecución de los programas forestales rurales.

Participación de organismos gubernamentales y organizaciones no estatales

Como ya se ha señalado, es la propia comunidad local la que debe desempeñar el papel principal en los programas forestales de comunidad, pero, al mismo tiempo, los organismos gubernamentales y las organizaciones no gubernamentales existentes tendrán que aportar importantes contribuciones.

Por lo tanto, es esencial un compromiso firme por parte del gobierno en favor del desarrollo de la silvicultura de comunidad y una participación permanente de los distintos servicios interesados si se quiere lograr que el programa se abra camino en medida importante. Esto llevará consigo el apoyo de los objetivos de la silvicultura de comunidad en los planes de desarrollo nacionales, sectoriales y regionales.

Normalmente de la silvicultura de comunidad se ocuparan en forma directa o indirecta varios organismos del Estado. Es importante hacer hincapié en que el carácter multidisciplinario de este tema exigirá la cuidadosa coordinación de los distintos ministerios y organismos técnicos que se ocupan tanto de la formulación de políticas como de la ejecución de los proyectos. Unos comités de coordinación a nivel ministerial o sistemas de consultas oficiarles a nivel de departamento o de dirección pueden contribuir a conseguir la colaboración necesaria.

Sea cual fuere la decisión en un determinado país sobre la distribución de funciones entre los diversos organismos gubernamentales, es necesario que éstas estén claramente definidas y que el organismo encargado de la ejecución de un determinado programa tenga toda la autoridad, cuente con consignaciones presupuestarias suficientes y con la estructura orgánica necesaria para llevarla a cabo.

La administración forestal nacional, como organismo gubernamental responsable principalmente del desarrollo forestal, tendrá sin duda que asumir un papel importante en todo programa de expansión forestal rural. La mayoría de las administraciones forestales se han preocupado de la producción comercial de madera y de la ordenación de los terrenos de propiedad del Estado; su preocupación tradicional por la protección, la vigilancia, la recaudación de utilidades y la producción de madera como materia prima industrial ha tenido poca trascendencia para la silvicultura de comunidad. Con frecuencia será necesario introducir cambios fundamentales en las estructuras, actitudes y capacitación de los servicios forestales nacionales a fin de orientar mas su actividad hacia las necesidades y aspiraciones de las comunidades locales. Sin embargo, los problemas que ello implica no pueden resolverse solamente mediante una reorientación dentro de los organismos forestales, sino que exigirán también una reorientación complementaria hacia las actividades forestales dentro de otros organismos que trabajan en el sector del fomento de comunidades. Percatarse de esto debe llevar seguidamente a intensificar la cooperación entre los departamentos forestales y otras instituciones gubernamentales y no gubernamentales.

Los servicios forestales tendrán que adaptar sus objetivos y sus programas de operaciones mas específicamente hacia el desarrollo de las comunidades, lo que llevara consigo cambios, en sus cuadros orgánicos. Quizá sea necesario crear a nivel central y regional una división especial o departamento dedicado a la silvicultura de comunidad, la extensión y la capacitación. Además, se impondrá reforzar el personal de campo de modo que pueda mantenerse un contactó constante con la población rural. Puede ser asimismo necesario algún tipo de incentivo para estimular al personal a permanecer en el campo durante largos períodos, debiendo garantizarse sus perspectivas profesionales de modo que no se produzcan cambios frecuentes de personal.

Habrá que evaluar cuidadosamente los cuadros de personal de una organización de campo reforzada, así como el numero de especialistas necesarios a nivel central y regional. Es probable que una evaluación detallada de las necesidades de mano de obra para un programa ampliado de silvicultura de comunidad lleve a una revisión sustancial de los cálculos sobre necesidades de mano de obra del sector forestal. Un primer paso hacia una evaluación más realista de las necesidades futuras de mano de obra lo constituiría la revisión de la metodología utilizada en la actualidad para este cálculo que atiende poco a los aspectos de la silvicultura rural.

Las asociaciones de agricultores podrían desempeñar un importante papel y su participación debe recabarse en una etapa inicial. Su interés, colaboración y apoyo podrían contribuir sustancialmente a la promoción de los programas forestales de comunidades.

Las organizaciones no gubernamentales que trabajan a nivel de comunidad o regional podrían asociarse también con la promoción de la silvicultura de comunidades. Los muchos contactos de los dirigentes de aldeas, dignatarios religiosos, representantes de grupos juveniles y otras asociaciones locales con los vecinos y con miembros de comunidades y su familiaridad con las necesidades y problemas más apremiantes les pondrá en condiciones de responder a las aspiraciones de la población rural y ayudar a aumentar su confianza y su propia capacidad con mayor rapidez que si se tratara de funcionarios gubernamentales.

También hay que tener en cuenta la posible contribución de la industria forestal. Cuando la silvicultura puede incorporarse como actividad generadora de ingresos, no cabe duda de que la industria puede contribuir directamente a los programas forestales locales garantizando mercados y proporcionando ayuda técnica. Buen ejemplo de ello son las experiencias recogidas por algunas compañías en Filipinas. Es poca la experiencia acumulada respecto a industrias que inviertan en silvicultura social, pero la capacidad de gestión de las compañías forestales podría ser un valioso elemento complementario para promover la silvicultura de comunidad. En ultimo termino podrían surgir estructuras conjuntas en que participasen organizaciones gubernamentales o no gubernamentales. Podrían estudiarse exenciones especiales de impuestos o préstamos a las industrias que estén dispuestas a ayudar a la silvicultura de comunidad, o la implantación de un impuesto que gravase a ciertas unidades de producción para proporcionar fondos destinados al desarrollo de la silvicultura rural.

Investigación

El último aspecto institucional es el de la investigación, que reviste, sin duda, considerable importancia. Aunque se han hecho y se están haciendo algunas investigaciones sobre materias relacionadas con la silvicultura de comunidad en varias instituciones nacionales, ha habido poca coordinación de actividades y comunicación de los resultados.

Toda la investigación deberá ser investigación aplicada, estar orientada al campo y tener objetivos claros, debiendo existir cooperación entre los países y con organizaciones internacionales de investigación como la Unión Internacional de Organizaciones de Investigación Forestal, el Centro Internacional de Investigación del Desarrollo y el Consejo Internacional para la Investigación en Agrosilvicultura, con vistas al diseño de los experimentos de investigación y a la participación de experiencias y comparación de resultados.

Es probable que los siguientes sectores de investigación resulten de interés para la silvicultura de comunidad: sociología, introducción de especies, mejora de suelos, sistemas y técnicas agrícolas y silvícolas, sistemas para la combinación a largo plazo o permanente de la agricultura y la silvicultura, silvicultura y pastoreo combinados, utilización de productos, identificación de nuevas fuentes de ingresos, desarrollo de la tecnología, economía de la producción y conservación del suelo y agua. Dentro de tal esquema de investigación, los países necesitarían conceder mayor atención a los sectores que tienen gran prioridad de acuerdo con sus necesidades particulares; podrían ser materias tales como incentivos a la población para aplicar medidas de conservación de suelos y aguas, o la identificación de nuevas fuentes de ingresos, mejora de la producción de la tierra o aprovechamiento mas completo de los recursos a fin de aumentar el empleo y los ingresos.

Es necesario examinar los objetivos ambientales en los proyectos de investigación sobre silvicultura de comunidades, especialmente respecto a la mejora de terrenos degradados. Otros temas podrían comprender estudios sobre sistemas tradicionales de uso de la tierra y sobre las necesidades nutricionales y hábitos alimentarios de las comunidades.

Los sociólogos deben trabajar con los forestales en proyectos de investigación para identificar las necesidades especiales de la comunidad, identificar las limitaciones y formular prioridades para el proceso de desarrollo de la autoayuda con respecto a las necesidades básicas de la comunidad.

Extensión y capacitación

Divulgación de la información

Esta materia tiene dos aspectos igualmente importantes: en primer lugar, que el concepto de silvicultura de comunidad debe extenderse ampliamente a quienes elaboran la política, como los ministros del gobierno, comisiones de planificación, funcionarios de mayor categoría dedicados a todos los aspectos del desarrollo rural y aquellas personas que tienen autoridad en asuntos públicos; y, en segundo término, que los beneficios que la silvicultura de comunidad podría aportar a las zonas rurales deben ser puestos en conocimiento del publico en general y especialmente de la gente que vive en las zonas rurales.

La mejor forma de llegar al grupo encargado de elaborar la política es mediante la preparación y distribución de documentación que explique el papel que puede desempeñar el sector forestal en el desarrollo rural y resalte su naturaleza de empleo intensivo de mano de otra y demás factores que puedan justificar fuerte apoyo del gobierno. El papel de los servicios forestales nacionales y de otros organismos gubernamentales relacionados con la conservación y el desarrollo de los recursos debe ser claramente expuesto en tal documentación. Esto podría complementarse mediante charlas, organización de conferencias y visitas a las zonas de demostración, en todo lo cual se haga resaltar la naturaleza multidisciplinaria de la empresa.

Para llegar al público en general, el mejor procedimiento es mediante campañas de información pública que utilicen todos los medios de comunicación social. Un ejemplo excelente de la utilización de tales medios fue la campana de alcance nacional lanzada en la República de Corea en la cual participaron 21 000 asociaciones forestales de aldeas empeñadas en programas de plantación en gran escala. Toda campana lanzada a través de los sistemas de comunicación social exige una cuidadosa preparación y supondría estrechos contactos personales con los representante a de tales medios y con el Ministerio de Educación.

Si se prevén programas forestales de comunidad en escala importante puede ser necesario crear puestos de especialistas en los servicios forestales dedicados específicamente a las relaciones públicas.

Otro aspecto más, muy importante, de la difusión de conocimientos es la introducción en las escuelas de nociones sobre el papel del sector forestal en la vida rural, comenzando a nivel primario y continuando hasta la educación de adultos. En este aspecto deberían fomentarse visitas periódicas de los escolares para asistir a actividades forestales en general y visitar zonas de demostración.

Extensión y capacitación para comunidades rurales

Se necesitará una amplia gama de medidas de promoción y educación, que se conocen normalmente con el nombre de extensión y capacitación, para conseguir el interés activo de la población rural por participar en los programas necesarios para la silvicultura de comunidades. Una primera fase importante debe ser ayudar a las comunidades rurales a articular y comunicar sus necesidades, sus problemas y sus soluciones en la forma que ellos las ven; esto ayudara a tranquilizar a la población en el sentido de que los programas elaborados guardan relación con sus necesidades y que van a obtener beneficios de ellos; dará también a la gente un sentido de responsabilidad para asegurar el éxito de los que serían "sus" programas, que se llevarían a cabo cualquiera que fuese la ayuda técnica necesaria del Estado.

El papel mas tradicional de la extensión puede comprender:

- Proyectos piloto que son ejecutados por un organismo del gobierno o por agricultores activos e interesados, o bien mediante una combinación de gobierno y agricultores, que puede provocar una reacción directa por parte de otros habitantes. Tales proyectos piloto deben ser cuidadosamente preparados y reflejar las condiciones locales; deben complementarse mediante explicaciones referentes a los insumos que son necesarios para alcanzar los resultados requeridos.

- Asesoramiento técnico sobre muchos aspectos técnicos, económicos y de organización, ya sea sobre una base ad hoc o mediante un programa de visitas periódicas al campo. La información impresa y el material de instrucción podría ayudar también siempre que el analfabetismo no constituya un gran problema.

- Asistencia técnica mediante un servicio técnico gubernamental que proporcione insumos físicos y lleve a cabo operaciones específicas. En las primeras etapas se pueden proporcionar insumos como semillas, plantitas, fertilizantes y apoyo de organización. En una fase mas avanzada, la asistencia técnica puede suponer ayuda para la ordenación de los terrenos forestales comunales así como apoyo o ejecución de actividades forestales especializadas, como la organización de ventas locales de madera, extracción de la madera y mantenimiento de la maquinaria.

Naturalmente, la capacitación es una parte integrante de todo trabajo de extensión, pero puede ser también una componente importante por sí misma. Unos programas activos de capacitación, normalmente en forma de cursillos, visitas al campo y demostraciones practicas son un requisito previo importante para la silvicultura de comunidad. El contenido de tales programas de capacitación puede abarcar aspectos forestales específicos como el uso y mantenimiento de herramientas manuales, técnicas de plantación, cuidados culturales de las plantaciones, utilización de técnicas apropiadas de corta y la observación de normas de seguridad. También puede tratar de materias de carácter mas general, como la sanidad, insumos agrícolas, acción comunitaria, etc.

En la práctica es posible que se tengan que utilizar varios de estos elementos simultáneamente; la combinación adecuada es la que determinara la eficacia de las medidas de extensión y capacitación.

La creación de una organización apropiada a nivel de aldea reviste especial importancia si se quiere evitar la duplicación de los trabajos de extensión, que puede crear confusión entre la población rural. Posibles estructuras de organización para la labor de extensión podrían ser:

- que la administración forestal sea responsable y proporcione personal especializado, organizando cooperativas forestales y colaborando directamente con las aldeas y con otros organismos oficiales, prestando asistencia técnica y apoyo en materias en que tienen competencia técnica;

- que el servicio agrícola sea responsable y el servicio forestal proporcione apoyo técnico y asesoramiento cuando se le solicite;

- que sea responsable un servicio de desarrollo rural, recurriendo a sus propios especialistas en varias disciplinas técnicas, siendo la silvicultura de comunidades una parte de un programa general de extensión rural;

- que sean responsables o participen grupos de capacitación y extensión voluntarios y de otro tipo no gubernamentales dedicados a actividades de desarrollo rural.

Cualquiera de tales estructuras tendría que mantener estrecha relación con la organización de la comunidad local; esto variará mucho entre los distintos países, de modo que toda decisión respecto a la forma de llevar a cabo les programas de extensión dependerá de cada gobierno.

Métodos de extensión, personal y material de enseñanza

Queda fuera del alcance de este estudio analizar en detalle los métodos de extensión que se han utilizado con éxito. El Apéndice 6 proporciona referencias sobre esta materia. Esta justificado decir que se ha llevado a cabo poco trabajo en materia de extensión forestal rural y por ello será necesario adaptar las experiencias y las técnicas generales a los aspectos específicos de la silvicultura de comunidades.

La labor de extensión y la capacitación cíe los pobladores rurales debe tener en cuenta la experiencia y el interés inmediato de los cursillistas. El punto de partida debe ser reunir y analizar los conocimientos y actitudes tradicionales y éstos deben ponerse en relación con los conceptos y técnicas que se desea introducir. Un objetivo principal de la enseñanza debe constituirlo la demostración de los beneficios inmediatos y directos resultantes de las medidas propuestas. Puede ser necesario el uso de los idiomas locales.

Habrá que organizar programas de capacitación para los dirigentes de las comunidades locales y para los agricultores interesados por los cauces existentes del sistema de capacitación profesional del país, suplementado si es necesario mediante cursos adicionales; se les puede enseñar los principios de la silvicultura de comunidad y, paralelamente, algunas normas de ordenación de la tierra para mejorar la producción agrícola. Deben adoptarse medidas para la capacitación de jóvenes aptos procedentes de las aldeas donde se introduce la silvicultura de comunidad. Como incentivo se pueden conceder sueldos a los candidatos interesados.

Con frecuencia, el éxito o el fracaso de un programa de silvicultura de comunidad puede depender de la presencia de instructores competentes. La creación del numero necesario de puestos para tal personal, su selección y capacitación y el apoyo continuo de sus actividades son elementos fundamentales para la ejecución de tales programas.

Debe atenderse especiamente a asegurar que la extensión se encomienda a personas que tienen una auténtica motivación e inclinación por las actividades de la comunidad y que son capaces de ganarse la confianza de la población local. A tal efecto deben evitar dar la impresión de que su papel es imponer soluciones forestales a la comunidad y que, por el contrario, lo que pretenden es prestar asesoramiento en respuesta a los esfuerzos de la comunidad por mejorar su situación. En la mayoría de los casos, las mujeres están encargadas principalmente de la recogida de leña y por ello se beneficiarían en gran medida de la silvicultura de la comunidad. A fin de lograr una comunicación eficaz con la comunidad sobre la mejora del uso y suministro de madera, quizá haga falta contar con personal técnico forestal femenino y trabajadoras de campo.

Hay considerable necesidad de preparar y difundir material de enseñanza como manuales, folletos y auxiliares audio-visuales que se puedan utilizar con facilidad en todos los niveles de la comunidad. Los libros do texto que haya que emplear para los programas de alfabetización funcional deben ilustrar los aspectos de la silvicultura de comunidad. Tal material debe ser lo mas sencillo posible y su preparación debe orientarse por el conocimiento que se tenga de la capacidad de percepción de la población rural. El uso de manuales y libros de texto, especialmente en zonas rurales que con frecuencia tienen un elevado índice de analfabetismo, puede ser limitado. Por ello, tal material debe destinarse principalmente al agente de extensión o el instructor forestal que pueden hacer uso de él al trabajar directamente con los aldeanos.

La preparación del material de extensión para la silvicultura rural debe coordinarse con los diversos servicios incluidos en la silvicultura, la agricultura y el desarrollo rural. Las unidades de extensión forestal podrían tener especialistas para su preparación, producción y difusión.

Educación y capacitación para técnicos y profesionales

Cambiar las actitudes de la población exige un amplio conocimiento de los problemas del desarrollo rural, así como de los aspectos específicos técnicos y económicos por parte de los funcionarios oficiales dedicados a la elaboración y ejecución de programas forestales de comunidad. La formación, especialmente a nivel técnico y profesional, puede contribuir a la creación o mejora de tal conocimiento.

Un examen de los actuales programas de enseñanza de las escuelas técnicas forestales y de nivel universitario indica que se ha atendido relativamente poco a los problemas forestales rurales. Por ello, los programas de instrucción forestal, tanto para el personal en servicio como para los de nuevo ingreso, deben hacer mayor hincapié en los aspectos siguientes:

- percepción de los problemas socio-económicos de las zonas rurales pobres;

- medios más eficaces de comunicación con las poblaciones rurales y sobre la forma de granjearse su confianza;

- uso de la tierra en condiciones áridas y semiáridas;

- conservación del suelo y del agua;

- producción de madera para combustible;

- sistemas combinados de silvicultura y ordenación de pastizales.

Además, deben incluirse nociones básicas sobre materias conexas como agronomía, arboricultura de frutales y ganadería. Es necesario idear nuevos programas forestales a nivel profesional y técnico para hacer frente a las necesidades que se presenten a largo plazo.

Durante los últimos diez anos se ha acumulado suficiente experiencia sobre aspectos de la silvicultura de comunidad, para poder introducir esta materia en los programas de enseñanza. Los programas de las escuelas forestales, tanto a nivel técnico como profesional, deben revisarse para incluir como nuevas materias la silvicultura de comunidad y cursos más generales sobre desarrollo rural. Al mismo tiempo debe prepararse material de enseñanza mas adecuado que se centre en la silvicultura de comunidad. Esto ayudaría a los estudiantes forestales a examinar de un modo más objetivo los problemas sociales, económicos y políticos. La base de reclutamiento de los instructores de las escuelas forestales y del personal del servicio forestal debe ampliarse para que comprenda personas con experiencia en otras disciplinas no forestales, como, por ejemplo, la agronomía, la sociología y la antropología.

Análogamente, los estudiantes forestales deben conocer también las materias de los estudiantes de agricultura y viceversa. Igual utilidad pueden revestir los contactos interdisciplinarios con estudiantes de otras facultades, en particular con sociólogos y antropólogos. También será importante que los medios de capacitación para los ingenieros y técnicos agrícolas así como los programas de capacitación para los extensionistas rurales incorporen ciertos elementos forestales en sus planes de enseñanza, a fin de dar a los estudiantes de estas disciplinas conocimientos básicos sobre el alcance del sector forestal y su papel para mejorar el bienestar de la población rural.

En lo que se refiere a los programas de formación profesional, el personal y los estudiantes de las universidades podrían interesarse más a fondo por la silvicultura de comunidad si tuvieran la oportunidad de participar en análisis y estudios sobre proyectos en marcha y de trabajar en operaciones propiamente dichas de campo, de tal modo que lleguen a estar más al corriente de la realidad de la vida rural. Esto sería aplicable tanto a las escuelas forestales como a las agrícolas, siendo especialmente conveniente crear equipos interdisciplinarios.

La promoción efectiva de la silvicultura de comunidad requiere, pues, personal capacitado con especialidades muy diferentes do las de la silvicultura tradicional, y el establecimiento de nuevos sectores de especialización dentro de la estructura forestal. Para lograr resultados rápidamente se impone hacer algo más que reestructurar simplemente los planes de estudio para las futuras generaciones de forestales. Algunos de los conocimientos adicionales que hoy se necesitan pueden lograrse reclutando para el sector forestal personas procedentes de otras disciplinas, como, por ejemplo, las ciencias sociales, y mejorando los conocimientos del personal existente mediante programas de formación continua o de estudios de posgraduado. Guando sea necesario, deben utilizarse más las oportunidades para capacitar personal en el exterior mediante becas.

Capacitación en el servicio

Es probable que la revisión de los programas de enseñanza de las instituciones educativas a fin de incorporar los conceptos de la silvicultura de comunidad sea un proceso lento, y pasara algún tiempo hasta que se pueda disponer de nuevo personal capacitado en estos conceptos. Mientras tanto será necesario organizar programas de capacitación en el servicio para el personal forestal en activo a fin de prepararles para desempeñar su futuro papel en el fomento de la silvicultura enfocada al desarrollo rural integrado.

Los programas de capacitación en el servicio deben organizarse con gran cuidado y en estrecha cooperación con los diversos ministerios, organismos de desarrollo y personal procedente de otras disciplinas, de modo, que se utilicen por completo todos los medios de formación y de otro tipo de que disponga el país. Deben organizarse cursillos, visitas y seminarios y a todos los instructores de extensión forestal se les debe dar amplio campo para ampliar sus conocimientos.

Se debe recabar el asesoramiento de las asociaciones de agricultores, sindicatos, etc., y se debe realizar una capacitación practica en zonas características que ilustren los aspectos técnicos, económicos y sociales, tanto positivos como negativos, de los programas rurales de desarrollo forestal.


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