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Financiación de pequeñas empresas manufactureras rurales

por

P. Desmond Brunton*
Banco de Desarrollo del Caribe
Barbados

* El autor es miembro del Banco de Desarrollo del Caribe (CDB) pero las opiniones expresadas en este documento son personalmente suyas y no reflejan necesariamente las del CDB.

Introducción

Han sido bien documentadas 1 las contribuciones que las pequeñas empresas hacen al proceso del desarrollo económico. Las pequeñas empresas generan más puestos de trabajo directos por dólar invertido que las grandes empresas. Ellas sirven de campo de capacitación para el desarrollo de habilidades técnicas y de gestión, y en virtud de su mayor empleo de capacidades tecnológicas locales, ellas promueven conexiones locales intersectoriales (particularmente con la agricultura) y contribuyen al dinamismo y a la competitividad de la economía.

1 Especialmente Hoselitz, 1959; Staley y Morse, 1966; World Bank, 1978a, 1978b.

Las pequeñas empresas rurales tienen un significado agregado en cuanto proporcionan una cuota apreciable y creciente del empleo e ingresos de la población rural, especialmente de la sección más pobre de esta población - los sin tierras 2. Las pequeñas empresas rurales ayudan a estabilizar los ingresos rurales normalmente sujetos a ciclos productivos estacionales, y proporcionando bienes y servicios no agrícolas a la población rural, ellas contribuyen a incrementar las producciones agrícolas y mejoramientos globales de los niveles de vida en las áreas rurales.

2 El World Bank (1978b) estima que para los países en vías de desarrollo en su conjunto, las actividades rurales fuera de la granja representan aproximadamente un tercio de la fuerza de trabajo rural. Ho (1986) opina que la definición de rural incluye los pueblos rurales y también el empleo a tiempo parcial, entre el 35 y el 65 por ciento de la fuerza de trabajo rural estaba implicado en actividades rurales fuera del campo. Ho sugiere también que existe una fuerte relación inversa entre el tamaño de la granja y las actividades rurales fuera del campo subrayando la importancia del desarrollo de las pequeñas empresas para los miembros más pobres de la población rural.

Dentro del amplio grupo de las pequeñas empresas rurales, las pequeñas empresas basadas en productos forestales son de principal importancia en muchos países en vías de desarrollo - una importancia reflejada en el número de las pequeñas empresas basadas en productos forestales, en su contribución al empleo y su relativa accesibilidad para los pobres y para las mujeres 3.

3 FAO (1985) cita que en su estudio de seis países en vías de desarrollo, las pequeñas empresas basadas en productos forestales representaban entre el 13 y el 37 por ciento de todas las pequeñas empresas, y contribuían entre el 13 y el 35 por ciento del empleo total en las pequeñas empresas. Parece que la cuota de mujeres en la fuerza de trabajo total de las pequeñas empresas viene frecuentemente subestimada en las estadísticas oficiales y que el porcentaje de mujeres en la fuerza de trabajo de las pequeñas empresas giraba alrededor del 37 por ciento en cinco de los seis países estudiados.

La importancia de la pequeña empresa ha sido reconocida por la mayoría de los gobiernos de los países en vías de desarrollo y muchos han introducido programas especiales de apoyo. Una gran cantidad de estos programas se ha concentrado en la entrega de créditos para la pequeña industria, frecuentemente asociados con la asistencia técnica. Es importante reconocer, sin embargo, que el crédito no es una panacea para elevar los ingresos y la productividad de las poblaciones con escasos ingresos. El mal desempeño de tantos programas de crédito agrícola en varias partes del mundo en vías de desarrollo es un amplio testimonio de la falta de efectividad del crédito sin la existencia (o, por lo menos, provisión simultánea) de los otros factores requeridos para estimular la producción agrícola.

El mismo argumento es válido para las empresas manufactureras, pequeñas o grandes. El simple otorgamiento de crédito disponible no tendrá necesariamente por resultado una inversión significativa si los otros factores necesarios para estimular esta inversión no existen. Estos factores incluyen mercados a precios remunerativos, infraestructura adecuada, disponibilidad de materia prima y de otros recursos a precios competitivos, y la existencia (y conocimiento) de sistemas técnicos y de organización pertinentes de la producción. Cuando estos factores están presentes en los niveles apropiados, sin embargo, el crédito puede entonces actuar como un poderoso catalítico para acelerar la tasa de crecimiento de la inversión manufacturera. Aplicado correctamente, el crédito también puede ser empleado, conjuntamente con otras medidas tales como una política apropiada de precios, para estimular un esquema particular en actividades de inversión consideradas deseables bajo las circunstancias económicas y sociales imperantes.

Una manera de transportar leña - muy cara en términos de tiempo.

Este documento trata de examinar las maneras en que el crédito puede ser más accesible a las pequeñas empresas rurales. La premisa de fondo en el análisis presentado es que la disponibilidad del crédito es una función de la eficiencia operativa del mercado financiero rural y que enfoques tradicionales del problema no han tenido éxito puesto que han fallado al tomar en cuenta la diversidad de las interacciones que se presentan en este mercado.

Contexto de las definiciones

Empresas en pequeña escala

Las dos unidades de medida más comúnmente empleadas para identificar el tamaño de la empresa son el nivel de la inversión de capital fijo y el número de obreros. Diversos países usan diferentes puntos divisorios para estos criterios y lo que puede ser considerado pequeño en un país puede resultar mediano o grande para otros 4. En efecto, existe un grado elevado de arbitrariedad. Para los fines de este documento, las empresas consideradas como de pequeña escala son las que emplean menos de 50 personas. No se hace referencia específica a la inversión de capital fijo puesto que se cree que la amplia diversidad existente con respecto a este aspecto dificulta el llegar a un punto delimitante de aceptación general. De todos modos, la importancia del efecto de las pequeñas empresas en la generación de puestos de trabajo parecería justificar la concentración sobre la cantidad de personas como medida de tamaño. También en la práctica, la mayoría de las pequeñas empresas manufactureras rurales emplean a menos de cinco personas y tienen inversiones fijas de menos de dólares EE.UU. 50 0005.

4 Ver por ejemplo Visiliades (1985) Anexo II. El tamaño del país mismo, su estado de desarrollo y los objetivos de la política de gobierno son factores que influirán sobre este criterio.

5 Frecuentemente referidas como industrias “caseras”.

La mayoría de las empresas manufactureras pequeñas operan en un medio ambiente que posee características que potencialmente, por lo menos, bloquean su sobrevivencia y posibilidades de expansión. Estas incluyen un acceso limitado al crédito y otras formas de apoyo institucional, limitaciones de mercado y problemas de obtención de materia prima, con frecuencia agravadas por problemas internos de una baja producción base e ineficiencias técnicas y de organización.

En cierto sentido, estas características son probablemente más importantes que toda referencia a inversión de capital fijo y al número de empleados en el contexto de la identificación de las pequeñas empresas, ya que ellas permiten dirigir la atención en el tipo de asistencia que debería ofrecerles para que éstas puedan cumplir sus méritos potenciales en el proceso de desarrollo.

La distinción rural-urbana

Un cierto grado de arbitrariedad existe también al decidirse sobre una línea divisoria para la diferenciación entre rural y urbana, dada la existencia de “lo que es de hecho un espectro continuo de situaciones” (World Bank, 1978b). Según la clasificación de las Naciones Unidas, los pueblos con hasta 20 000 habitantes vienen considerados como rurales. Este documento por lo tanto define rural:

a) las áreas obviamente rurales incluyendo los hogares campesinos y los pueblos rurales; y

b) los poblados rurales como los define la clasificación de Naciones Unidas.

Una ventaja de incorporar las villas rurales en la definición se relaciona con el hecho de que una gran proporción de las actividades económicas de estas villas están estrechamente vinculadas a la economía rural. Las pequeñas empresas ubicadas en villas rurales están dedicadas principalmente al procesamiento de productos agrícolas y otros productos rurales (p. ej., los productos forestales) o en la provisión de bienes y servicios no agrícolas a la población rural. Las villas rurales por lo tanto sirven como centros de comercialización y servicios para la economía rural (Sinha, 1983).

Política agrícola e industrial y empresas pequeñas rurales

La relación estrecha entre la agricultura y las actividades rurales no agrícolas, con motivo de los fuertes vínculos de producción en ambas direcciones y por la demanda de consumo de los hogares campesinos, indica que la vitalidad del sector agrícola determinará, hasta cierto punto, el grado de atracción de la inversión manufacturera rural (Ho, 1986). Las políticas gubernamentales con respecto a la agricultura tendrán por lo tanto una influencia decisiva en el desarrollo de las pequeñas empresas rurales.

De la misma manera, una política de desarrollo industrial del país determinará en gran parte la medida en que las pequeñas empresas rurales reciben adecuados incentivos. En muchos países en vías de desarrollo, las medidas usadas para promover el desarrollo industrial han tenido la tendencia a hacer discriminación contra las pequeñas empresas, de manera que los mayores beneficiados por los incentivos industriales son las empresas más grandes, a menudo con establecimiento en las ciudades.

El desarrollo de las pequeñas empresas rurales es por lo tanto contingente en la medida en que el contexto macro-económico es favorable para dicho desarrollo. En situaciones donde este contexto no es conveniente, la demanda de servicios de apoyo como el crédito, será drásticamente restringida (World Bank, 1977). Aun en la ausencia de servicios específicos de apoyo, mucho puede hacerse para promover el desarrollo de las pequeñas empresas rurales con medidas como la adopción de una política apropiada de precios para los productos agrícolas y el desarrollo de programas agrícolas que alcancen una gran proporción de los campesinos con bajos ingresos “quienes más posiblemente pueden generar demanda de bienes y servicios rurales no agrícolas” (Ho, 1986).

Requerimientos financieros de las pequeñas empresas rurales

Los requerimientos financieros de cualquier empresa, pequeña o grande, pueden colocarse bajo dos títulos principales - capital fijo y capital de trabajo. El capital fijo se refiere a las inversiones en rubros como tierras, edificios y equipos, cuyas vidas económicas varían desde plazos medio y largo.

El capital de trabajo, por otro lado, consiste principalmente en dinero en efectivo, existencias de materias primas, adelanto en el trabajo y bienes acabados y obligaciones acreditables. El capital de trabajo puede por lo tanto ser interpretado como la representación de los fondos necesarios para operar la empresa durante el período de producción. Queda implícito en esta definición la noción de que los fondos de capital de trabajo son “autoliquidables” en un breve período - un período que se aproxima al ciclo de producción de la empresa - por lo cual los fondos invertidos en el capital fijo se recuperan solamente a partir de los excedentes de los flujos de caja en el curso de plazos medio y largo.

La importancia relativa de estos requisitos financieros depende de una cantidad determinada de factores, siendo los más importantes el tamaño de la empresa, el grupo industrial en el cual opera y la naturaleza de la tecnología empleada. Mientras hay diferencias significativas entre países, regiones y sectores, en general, las pequeñas empresas tienden a tener requisitos relativos menores tanto para capitales fijos como para capital de trabajo debido a su alto grado de intensidad de mano de obra puesto en evidencia (o a la inversa, a su baja intensidad de capital).

Las pequeñas empresas rurales, en particular, debido en parte a los bajos niveles de salarios por lo general otorgados, indican relaciones bastante elevadas de mano de obra/capital. En este contexto es significativa la predominancia de empresas caseras en las áreas rurales 6. Ello tiene dos implicaciones fundamentales en lo que se refiere a los requisitos financieros:

a) La mayor parte de las empresas caseras manufactureras son actividades a tiempo parcial y los fondos disponibles dependen de las demandas concurrentes en la granja, de la empresa no agrícola y del consumo hogareño. Cuando los beneficios de la agricultura en un determinado período son pobres, pueden reducir la disponibilidad de fondos para la empresa no agrícola. De la misma manera, gastos inesperadamente elevados para el hogar pueden afectar tanto las operaciones agrícolas como las no agrícolas. Por lo tanto, si bien los requisitos de capital de trabajo en efectivo para la pequeña empresa casera pueden ser relativamente bajos - comparados con la empresa operada fuera de la granja - la competencia entre los requisitos de recursos para el hogar pueden aún acabar en una escasez de capital de trabajo, con consecuencias en las operaciones de las pequeñas empresas.

b) Cuando la empresa casera trata de expandir sus operaciones y salir de su hogar, el carácter financiero global de la unidad cambia. La inversión en edificios (o los gastos generales fijos si los locales son alquilados), los equipos y otros rubros de capital fijo se vuelven importantes. La mayor parte de la mano de obra tiene que ser contratada (comparada con la elevada producción de la mano de obra familiar no remunerada en una empresa casera) y los requisitos de capital de trabajo aumentan en forma significativa. También, la pequeña empresa se convierte en la única, o por lo menos en la mayor, fuente de ingresos familiares.

6 Anderson (1982), citando una cantidad de fuentes, indica que casi las tres cuartas partes de la manufactura casera en India es rural, con porcentajes algo superiores para Africa del este y del oeste, casi la mitad para Filipinas y Colombia y dos quintos para Corea.

Figura 1: El continuum de las pequeñas empresas rurales

Por otra parte, si bien es difícil hacer generaciones dada la diversidad de actividades de la pequeña empresa en países en vías de desarrollo, hay una indicación de que las empresas basadas en productos forestales tendrían la tendencia de requerir mayores capitales de trabajo que otros tipos de pequeñas empresas rurales. Ello deriva de la relación entre la demanda de capital de trabajo y la duración de los períodos de producción y comercialización. Cuanto más largos son estos períodos mayor es la demanda de capital de trabajo y la naturaleza de la empresa de conversión basada en productos del bosque, en términos tanto del proceso de producción como sus productos, es tal que sugiere valores relativamente elevados para estos parámetros 7.

7 Kilby et al. (1984). Estos autores indicaron por ejemplo, que en una investigación sobre pequeñas industrias en Sierra Leona, la carpintería tenía la más alta relación entre el inventario medio/ventas anuales de todos los grupos industriales analizados. Sugirieron también que de los análisis preliminares de los datos compilados en Jamaica y Honduras podrían deducirse las mismas conclusiones.

Diversidad de la pequeña empresa rural

Desde el punto de vista de la perspectiva financiera, existe una dinámica por evolución continua de los tipos de pequeñas empresas que van desde la empresa casera informal por una parte hasta el taller relativamente moderno o pequeña empresa tipo fábrica que funciona fuera del hogar, por la otra. Las características financieras y requisitos de las diferentes empresas a lo largo de esta serie continua puede variar considerablemente y es fundamental reconocer estas diferencias para asegurar un servicio adecuado a las pequeñas empresas.

Tres criterios pueden usarse para distinguir las pequeñas empresas:

a) la fuente financiera, como el crédito institucional vs. el crédito no institucional o informal;

b) la importancia relativa del capital fijo vs. el capital del trabajo en la estructura del capital; y

c) la importancia relativa de los ahorros como fuente financiera.

En el esquema de la Figura 1 se ilustra el valor significativo de las relaciones implicadas por estos criterios. Al nivel de las pequeñas empresas informales, la mayor fuente financiera se presenta bajo la forma de ahorros, y cuando se busca el financiamiento externo normalmente se apela a dadores de créditos informales o no institucionales. En este nivel también el requisito mayor es el de capital de trabajo. A medida que se avanza hacia arriba en el esquema continuo, la importancia relativa de los ahorros disminuye, la proporción de crédito institucional hacia el no institucional aumenta y asimismo la proporción de capital fijo hacia el capital de trabajo.

Para que las pequeñas empresas mejoren su contribución 8 al proceso de desarrollo económico, deberá aumentar la proporción de empresas de la categoría “moderna” (o sea, la esquina superior derecha en el diagrama). En cierto sentido, este concepto define el problema del financiamiento de las pequeñas empresas; porque, por cuanto las empresas en ambos extremos, pueden ser razonablemente bien atendidas, son las empresas de tipo intermedio las que tienen la posibilidad potencial mayor y ofrecen el desafío más grande.

8 En términos, por ejemplo, de ocupación y de generación de ingresos.

Fuentes financieras para las pequeñas empresas rurales

Ahorros

Una proporción significativa del capital inicial - ya sea fijo que de trabajo - para las pequeñas empresas, se obtiene de los ahorros personales acumulados de otras actividades 9. De igual modo, la expansión de las pequeñas empresas resulta financiada principalmente por fondos generados internamente. Esta situación ha llevado frecuentemente a la discusión de que las pequeñas empresas, especialmente las rurales, no exteriorizan una fuerte demanda de fuentes externas financieras (o sea de créditos). Deberá observarse, sin embargo, que mientras los requisitos iniciales de capital para implantar una pequeña empresa pueden parecer mediocres, estas cantidades pueden representar una proporción substancial del ingreso bruto anual familiar 10. Esto implica que no puede esperarse que los ahorros personales, por sí solos, satisfagan la demanda total financiera de las pequeñas empresas, y esta situación puede agravarse aún más en las pequeñas empresas rurales ante la posibilidad de ahorros más limitados debido a ingresos menores. Parece que la cuestión no es tanto la de una demanda limitada de crédito por parte de las pequeñas empresas, sino más bien la de la incapacidad de las fuentes existentes de satisfacer la demanda.

9 Kilby, et al (1984) refiriéndose al trabajo de inventario realizado por varios investigadores en el Michigan State University indicaron que los ahorros personales y préstamos de la familia y amigos representaron el 18 por ciento del capital inicial de las pequeñas empresas en Sierra Leona, 94 por ciento en Jamaica y 91 por ciento en Haití. Meyer (1980), llegó a conclusiones parecidas.

10 Anderson (1982), quien sugiere también que ello es particularmente válido cuando se toman en cuenta los requisitos de capital tanto fijos como de trabajo.

En el contexto de la financiación de las pequeñas empresas rurales los ahorros pueden ser vistos desde dos perspectivas:

a) ahorros definidos como el exceso de ingreso sobre los gastos haciendo, por lo tanto, disponibles excedentes que pueden ser usados para financiar las pequeñas empresas; y

b) ahorros vistos como una componente del mercado financiero y rural, y la intermediación financiera implicada para facilitar la transferencia de estos ahorros desde sus depositarios a los inversionistas.

La visualización de los ahorros como parte del proceso de intermediación financiera introduce la noción que, como fuente financiera, es un concepto mucho más amplió que el de simples sobrantes internos. Por lo que, si bien los ahorros de una familia rural individual pueden ser inadecuados para financiar la totalidad de las necesidades de la pequeña empresa, la movilización eficiente de los ahorros familiares, por parte de intermediarios financieros, puede aumentar en forma significativa las disponibilidades de fondos para las empresas rurales.

Crédito informal

El sector financiero informal se refiere a aquellas actividades financieras que se verifican “fuera del ámbito de las finanzas institucionales” 11. Una diversidad de individuos o entidades pueden estar involucrados en este sector, incluyendo los terratenientes, mercantes (mayoristas y minoristas), agentes de préstamos, prestamistas y entidades financieras tradicionales, asociaciones rotativas de ahorro y crédito (ROSCA), que se encuentran en muchas partes del mundo en países en vías de desarrollo. Los préstamos familiares y de amigos también se considerarían como parte del sector informal. Las características de diversas entidades que integran el sector financiero informal, dada la heterogeneidad inherente, varía en forma considerable.

11 Chandavarkar (1985). Este sector viene también llamado no institucional o sector financiero no organizado, pero como lo sugiere Chandavarkar el término “informal” es posiblemente más adecuado dadas las informalidades de las actividades financieras en sus características más diferenciables.

Desde el punto de vista de proporcionar financiamiento a la pequeña empresa rural, sin embargo, hay ciertas características comunes que distinguen los operadores informales de las instituciones que operan en el sector formal:

a) Costos de transacción 12. Típicamente los costos de transacción de los préstamos de un sector informal son bajos, esencialmente por la informalidad de sus actividades. Por lo común, el prestador tiene un conocimiento profundo de quien pide el préstamo, lo que facilita decisiones rápidas. Los costos de transacción son bajos también debido a que los costos generales que el prestador informal tiene que afrontar son reducidos - con frecuencia el prestador informal es una persona y emplea muy poca documentación formal.
12 En este documento se usa “costos de transacción” con referencia a los costos que incluyen el interés (para el prestatario), en la negociación del préstamo. Ladman (1984) define los costos de transacción como “pagos menores” requeridos para obtener documentos, pagar comisiones y sobornos, y el viaje ida y vuelta a la oficina del prestamista, así como los costos de oportunidad de tiempo usado para completar todos los procedimientos requeridos”. Por costos de transacción puede también referirse a los que, excluyendo intereses, tiene que encarar el prestamista al otorgar el préstamo. En efecto, los dos conceptos no están enteramente separados puesto que los costos administrativos del prestador pueden transferirse al prestatario en concepto de honorarios, etc. Para evitar confusión, sin embargo, este documento utiliza la expresión “costos administrativos” para referirse a los costos del prestamista sin los intereses.
b) Acceso al crédito. Normalmente no hay restricciones al acceso al crédito del sector informal - excepto el que deriva de los antecedentes por devoluciones incorrectas. Los requisitos de garantías colaterales son mínimos, y normalmente todo lo que se requiere es que el prestatario sea conocido por el prestador. También los operadores informales, por lo general, no ponen restricciones sobre cómo tienen que ser utilizados los fondos del crédito.

c) Tasas de interés. Las tasas de interés efectivas en el sector informal tienden a ser significativamente mayores a las que predominan en el sector formal. Aun en los casos en que no se citan tasas explícitas (p. ej., ROSCA, familias y amigos), las tasas implícitas son frecuentemente bastante elevadas 13. En ciertos casos, la posición monopolística o casi monopolística de los prestatarios informales en las áreas rurales puede estimular la aplicación de tasas de interés extremadamente elevadas (se citan tasas en la bibliografía superior al 200 por ciento) lo que tiene poca relación con el costo de los fondos.

13 Las obligaciones sociales derivadas de la aceptación de un préstamo de un amigo o de un pariente es un ejemplo. El sistema de licitación para determinar el orden de rotación en una ROSCA, es otro ejemplo.
d) Plazos para los créditos. El crédito del sector informal es, en gran parte, por naturaleza a corto plazo, por lo que se emplea principalmente para financiar requerimientos de capital de trabajo. Sin embargo, la limitada disponibilidad de fondos a medio y a largo plazo para las pequeñas empresas rurales, puede tener por consecuencia el hecho de que el pequeño empresario utilice el crédito a corto plazo para financiar bienes fijos, con implicaciones sobre la capacidad de la empresa de atender la deuda en el período de tiempo requerido.

e) Operaciones financieras del mercado. La mayoría de los operadores informales funcionan solamente por un lado del mercado - proporcionando créditos pero no aceptando depósitos. Sin embargo, contrariamente a las instituciones formales que operan de esta manera, esta intervención unilateral parece no interferir con el acceso de los prestamistas informales a la información referida a los flujos financieros en el mercado. Además, el operador informal con frecuencia combina la operación financiera con servicios no financieros como la venta y la comercialización.

f) Controles del Banco Central. Los operadores del crédito informal escapan corrientemente de los controles de los bancos centrales tales como los topes de tasas y de interés y créditos, requisitos de reservas y el “impuesto implícito del sector institucional por medio de las prioridades de fondo que controlan, o sea tasas de interés por debajo de las medias” (Chandavarkar, 1985). Esta ausencia de controles confiere al operador informal una clara ventaja sobre las instituciones formales y podría, eventualmente, aumentar la competitividad del sector informal.

Es difícil estimar el tamaño actual del sector financiero informal, pero las experiencias en diferentes países dan a entender que la tendencia sea más importante en áreas rurales y entre los prestatarios más pequeños. Por supuesto, una cuota significativa de los préstamos de las pequeñas empresas se verifica en el sector informal. También es muy interesante el hecho de que se ha descubierto que el sector informal opera con éxito, aun en casos donde las instituciones formales ofrecen préstamos a tasas de interés institucionalmente elevadas y donde una licitación especifica se ha emitido para tratar de reducir o eliminar fuentes de crédito informales. Esta persistencia implica que prestamistas informales exhiben atributos que vienen considerados atractivos por parte del pequeño prestatario y/o inversionista rural.

Crédito formal

Las instituciones que comprenden el sector financiero formal en los países en vías de desarrollo exhiben una cantidad de caracteres y rasgos diferentes que reflejan en gran parte los tipos de objetivos de las políticas perseguidos por los gobiernos. La propiedad puede ser privada, pública o una combinación. En algunos casos, especialmente como bancos comerciales y compañías de seguros, puede predominar la propiedad por parte de extranjeros. El tipo de facilidades ofrecidas puede implicar el rango completo del servicio financiero, con las instituciones operando en ambos lados del mercado (p. ej., bancos comerciales) o solamente la proporción de créditos, reflejando una intervención unilateral (p. ej., bancos de desarrollo). La especialidad del sector también puede ser un factor, con algunas instituciones 14, que operan en todos los sectores económicos y otras que se concentran en uno solo (p. ej., bancos agrícolas).

14 No obstante, aun con instituciones “multisectoriales” hay frecuentemente una tendencia a concentrarse en uno o dos sectores.

Un rasgo común a todas las instituciones financieras “formales”, sin embargo, es que ellas están expuestas a grados variables de control por bancos centrales. Dichos controles incluyen topes sobre tasas de interés y portafolios de préstamos, exigencias de reservas en efectivo, controles sobre intercambios de divisas y políticas selectivas de crédito. En muchos países en vías de desarrollo, los controlen del banco central, especialmente los que se relacionan a tasas de interés 15, pueden ser exagerados por la presencia de sistemas bancarios oligopolíticos y llevar al fenómeno de la represión financiera - donde las necesidades financieras de los grandes prestatarios urbanos establecidos son tratados bien, pero los pequeños prestatarios urbanos y rurales tienen un acceso limitado al crédito formal y tienen que depender del sector financiero informal, con frecuencia bajo términos menos favorables (IMF, 1983). La segmentación implícita del mercado de capital en esta situación tiende a una ubicación ineficiente del recurso, particularmente en lo que se refiere al capital con respecto a la utilización de la mano de obra (Steel y Takagi, 1983).

15 O sea, manteniendo las tasas de interés por debajo de las así llamadas tasas de compensación de mercado.

Un esquema generalizado del sector financiero formal en los países en vías de desarrollo se muestra en la Figura 2. En el vértice está el Banco Central que, operando diferentes instrumentos y políticas, incluye en la estructura total. Las instituciones del sector financiero difieren en cuanto al grado de intermediación (leyendo el diagrama de izquierda a derecha) y la extensión en cuanto movilizan los ahorros locales (leyendo desde abajo hacia arriba), especialmente los ahorros familiares. El diagrama trata también de mostrar cómo los fondos influyen dentro del sector. No todas las instituciones en el sector financiero formal son pertinentes al empresario rural de pequeña escala, por lo que el resto de este capítulo se concentra en aquellos que se consideran significativos.

Bancos comerciales

Como fuente financiera para el empresario rural, los bancos comerciales nunca han sido particularmente atractivos, a pesar de su predominancia en los sectores financieros de la mayoría de los países en vías de desarrollo. Los bancos comerciales son esencialmente instituciones con base urbana y cuando hacen algunas penetraciones de las áreas rurales, las modalidades urbanas se arrastran en las operaciones, como se pone en evidencia en los procedimientos poco aptos para el medio ambiente rural.

Los empresarios rurales pequeños son considerados prestatarios de alto riesgo, por lo tanto crece la importancia de la garantía colateral. Los tamaños de los pequeños préstamos implican costos administrativos unitarios elevados, agravados a veces por la dispersión geográfica de los clientes potenciales 16. Teniendo en cuenta las características de los fondos mantenidos por los bancos comerciales, donde la mayoría son representados por obligaciones corrientes, hay una tendencia obvia a prestar sólo a corto plazo (Green, 1970).

16 Ello en parte explica la situación por la cual aun cuando los bancos comerciales operan en áreas rurales, tienden a concentrarse en prestatarios mayores.

Pero los mismos prestatarios rurales pequeños frecuentemente miran a los bancos comerciales como fuentes no atractivas de créditos. Los procedimientos complejos, las actitudes distantes del personal del banco, los costos elevados de la transacción y los altos requisitos colaterales son tales que reducen efectivamente la accesibilidad al crédito de los bancos comerciales por parte de los pequeños prestatarios - situación que se verifica aun cuando el banco es de propiedad pública.

Lo antedicho no quiere significar que los bancos comerciales tienen necesariamente prejuicios hacia los pequeños prestatarios, pero es más bien una reflexión sobre las circunstancias financieras y económicas que inciden sobre dichas instituciones. El acceso al crédito de los bancos comerciales por parte de la mayoría de la población rural es, por lo tanto, estrictamente restringido, a menos que se suavicen estas circunstancias adversas con la intervención de algunos factores.

Instituciones financieras para el desarrollo (IFD)

Esta incapacidad de los bancos comerciales de venir al encuentro de los requisitos financieros de grandes secciones de prestatarios de los países en vías de desarrollo, tuvo por resultado, especialmente durante los años sesenta, el establecimiento de institutos financieros de desarrollo públicos o casi públicos (IFD) 17. Muchos gobiernos hicieron mucho hincapié en estas instituciones, considerándolas ingredientes esenciales en el proceso de desarrollo, y hallaron apoyo teórico para este enfoque dando a conocer los puntos de vista que sugerían que el ritmo de inversiones, y por lo tanto el de actividad económica, podría intensificarse significativamente con el establecimiento de institutos financieros y con el ofrecimiento de crédito, antes de que dichos servicios fuesen pedidos (Patrick, 1966).

17 Nyhart (1967) hizo la lista de alrededor de 340 IFD en los países en vías de desarrollo. En los años cuarenta existían solamente 12 de estas instituciones.

Figura 2: El sector financiero formal

(Adaptado de Abbott, 1984)

Se supuso, por lo tanto, que las instituciones financieras para el desarrollo tenían ya sea una función financiera, al proveer dineros a medio y a largo plazo, sea una función de desarrollo, en el sentido de apoyar solamente a aquellas actividades que satisfacían uno o más objetivos del desarrollo. En la medida en que el apoyo para las pequeñas empresas, sean o no agrícolas, es una componente importante de la política en muchos países en vías de desarrollo, dichas empresas deberían representar una proporción significativa de los portafolios de crédito de las IFD. Con pocas excepciones, sin embargo, los beneficios que los pequeños prestatarios han recibido de las operaciones de la IFD en sus países han sido limitados, ciertamente por debajo de sus posibilidades, situación que está relacionada con una cantidad de factores:

a) Propiedad. Si bien existen IFD de propiedad privada, la mayor parte de las que operan en los sectores rurales son de propiedad pública y controlada. Debido a la atracción política de los programas de crédito, que han sido en gran parte responsables de la rápida aceptación de las IFD en primer lugar, muchas de ellas están expuestas a interferencia política a alto nivel con consecuentes ineficiencias y falta de equidad en la proporción de servicios a los clientes.

b) Tasas de interés. Una gran mayoría de las IFD proporciona préstamos a tasas de interés especiales - tasas que pueden ser negativas en términos reales. Estas tasas de concesión llevan con frecuencia en que las IFD no estén en condiciones de competir en el mercado de fondos destinados a créditos, y tengan que seguir dependiendo del gobierno o de agentes financieros externos para los recursos destinados a créditos - dependencia que limita seriamente la capacidad de las instituciones para desarrollar su autonomía operativa. Las tasas bajas de interés significan también que las IFD están fuertemente presionadas para cubrir los costos administrativos - costos que tienden a ser más altos en las áreas rurales y entre los pequeños prestatarios por sus mayores riesgos, menores tamaños del préstamo, y la dispersión geográfica de los clientes. Esta tenaza financiera - costo-precio tiene frecuentemente por resultado en las IFD, la limitación de la disponibilidad de crédito en forma drástica, aumentando esencialmente los costos de transacción a costas del prestatario 18. Los pequeños prestatarios son, por lo tanto, bloqueados efectivamente del obtener préstamos, y los recursos de las IFD llegan a concentrarse en las manos de una cantidad relativamente pequeña de empresas mayores casi en contradicción directa con las bases “equitativas” sobre las cuales trataban de establecerse muchos de los programas de las IFD 19.

18 Pero por introducir también en el proceso de la decisión sobre el crédito criterios políticos opuestos a los comerciales.

19 Sadeque (1986) ofrece una ilustración gráfica de esto, basándose en datos de 1979 para Bangladesh. En un proyecto de Crédito Especial Agrícola proporcionando préstamos a corto plazo para cultivos, el 8,4 por ciento de los hogares rurales poseyendo 5 ó más acres de tierra recibieron el 54 por ciento de los préstamos. Por otra parte el 59,4 por ciento de los hogares con menos de 1 acre o sin tierras no recibieron préstamos.

c) La parcialidad de términos a largo plazo. Casi por definición, las IFD se concentran en préstamos a mediano y a largo plazo. Pero mientras que esto es un enfoque válido, teniendo en cuenta la naturaleza a largo plazo de los requisitos financieros de las inversiones para el desarrollo, tiene dos efectos que pueden no ser para el mejor interés de la institución o de sus clientes:
- la madurez a largo plazo de su portafolio reduce la posibilidad de las IFD de generar nuevos recursos de crédito con las devoluciones del capital prestado (Bourne, 1986); y

- los clientes de las IFD no están en condiciones de obtener préstamos de capital de trabajo y tienen que buscar, para dichos fondos, otras alternativas. Los pequeños prestatarios rurales sufren especialmente por esta situación, dado su acceso limitado a los bancos comerciales, situación que empeora cuando sus valores colaterales limitados están ya vinculados a un préstamo a medio o a largo plazo por parte de una IFD.

d) Intervención unilateral. Con pocas excepciones, las IFD operan sólo de un lado del mercado financiero rural - desembolsando préstamos, pero no se interesa en recoger depósitos y otros tipos de actividades de transferencias de dinero. Ello tiene por consecuencia la de limitar fuertemente el acceso de las IFA a los fondos y a la información referente a las transacciones financieras que tienen lugar en el mercado (von Pischke, 1980). Reduce también las oportunidades al alcance de las IFD de desarrollar relaciones productivas con los clientes rurales, quienes a menudo miran a la institución como si se tratara de una intrusión ajena al área rural.

e) Mora y cese de pagos de préstamos. Una particularidad común de las IFD oficiales es el elevado ritmo de mora y de cesación de pagos de préstamos. Ello deriva de una cantidad de factores, incluyendo las incorrectas evaluaciones sobre la capacidad de devolución de los prestatarios, por favoritismos en la asignación del crédito y en una incapacidad o falta de deseo de imponer los contratos de devolución. Independientemente de la razón de los elevados ritmos de moras y cese de devoluciones, su presencia tiene efectos incisivos. La integridad financiera de la institución resulta corroída profundamente, con el resultado de que se pone en duda su verdadera existencia. Aun cuando se asegura su supervivencia, gracias al apoyo gubernamental continuo, la concentración del crédito se hace más significativa, y disminuye aún más el acceso de los pequeños propietarios al crédito. Y a los efectos se extienden más allá de la misma IFD, en el sentido de que malas actitudes hacia el crédito estimulado por la IFD pueden afectar a otras instituciones que operan en el mercado financiero rural.

f) Supervisión del préstamo. La supervisión de la utilización de los fondos del préstamo es una función que se reconoce en muchas IFD. Dicha supervisión tiene dos objetivos, es decir, asegurar que los fondos del préstamo sean empleados para las finalidades indicadas, y como medio para proporcionar una cierta asistencia técnica a los prestatarios. Desgraciadamente, la función de “contralor” puede carcomer gravemente la efectividad de la función de la asistencia técnica. Así los pequeños prestatarios rurales tienden a interpretar la supervisión del préstamo como una interferencia no necesaria por parte del personal de IFD. También, la supervisión del crédito aumenta en forma significativa los costos administrativos de las IFD.

g) Parcialidad del crédito agrícola. La mayoría de los programas de crédito enfocados en áreas rurales tienden a concentrarse en la proporción de préstamos para fines agrícolas, y muchas agencias expresan reluctancia en financiar pequeñas empresas no agrícolas. Por supuesto, en algunos casos las instituciones de crédito están legalmente prevenidas de ofrecer crédito no agrícola (Meyer, 1980). Pero aun cuando no hay restricciones obvias sobre préstamos no agrícolas, las operaciones agrícolas absorben en tal grado los recursos de las IFD que limitados fondos quedan disponibles para financiar otras actividades de inversión rural.

A pesar de estos problemas, las IFD siguen siendo una fuente importante de crédito formal para las pequeñas empresas. Ellas constituyen también el camino más importante para la canalización de fondos externos, de agencias de asistencia multilateral y bilateral, para las pequeñas empresas (ver la sección siguiente). Cualquier tentativa de mejorar la accesibilidad al crédito formal para los pequeños empresarios rurales tiene, por lo tanto, que tomar en cuenta la operación de las IFD.

Cooperativas

Otra forma institucional favorecida por los gobiernos en países en vías de desarrollo en el proceso del desarrollo rural es la cooperativa. En el contexto de la proporción de servicios financieros, se reconocen tres tipos - las cooperativas de créditos con una finalidad, las cooperativas con varias finalidades que proporcionan crédito, que proporcionan insumos y producen servicios de comercialización. Y los esquemas de ahorros cooperativos y créditos o uniones de créditos 20.

20 Algunas cooperativas con fines múltiples, por supuesto son las que tienen mayor éxito, también proporcionan facilidades para el depósito de ahorros, frecuentemente permitiendo una opción de dejar los ingresos por la venta de productos en una cuenta.

Teóricamente, las cooperativas tienen ventajas notables sobre otros tipos de instituciones en la provisión de servicios financieros a la población rural. Las cooperativas implican una asociación voluntaria de personas con ciertos intereses comunes, que dan a pensar un alto nivel de responsabilidad de sus miembros y el uso de políticas y procedimientos bien adaptados al medio ambiente. Por lo tanto, por ejemplo, la cooperativa rural trataría de adaptar las transacciones financieras cuyos tamaños y plazos reflejan la naturaleza del ambiente rural (von Pischke, 1981).

En la práctica, sin embargo, el resultado de las cooperativas rurales en los países en vías de desarrollo ha sido desilusionador. Muchas cooperativas, especialmente las del tipo de crédito con una sola finalidad, pagan el precio de la elevada tasa de delincuencia crediticia, de la ineficiencia contable y administrativa, de la interferencia política, y a veces del control virtual por parte de la élite rural (Illy, 1983; Robert 1979). Gran parte de esto parece originarse de la práctica de ver a las cooperativas como si fueran “instrumentos de política oficial” más que como entidades comerciales (Youngjohns, 1982). En realidad, en muchos casos, las cooperativas se establecen casi a petición insistente de los gobiernos en vez de ser asociaciones voluntarias derivadas de las iniciativas locales.

En cierto modo más afortunadas que las cooperativas con una finalidad son las cooperativas con fines múltiples que proporcionan créditos, insumos y servicios de comercialización y a veces incluyen facilidades para los depósitos. La vinculación del crédito con la comercialización ayuda a reducir la incidencia de las moras y falta de devoluciones de crédito, y la diversidad de las actividades contribuye a reducir los riesgos del negocio (Youngjohns, 1982). Cuando se proporcionan facilidades para los depósitos se cumple una función financiera intermedia importante entre personas que tienen reducidos medios alternativos para mantener activos financieros.

Pero tanto el éxito de las cooperativas con finalidades múltiples, como en el caso de su hermana con un único fin, depende de su habilidad para seguir una práctica comercial racional. Cuando la cooperativa viene establecida y recibe apoyo financiero del gobierno, esa orientación comercial puede no ser posible. La organización puede ser forzada a prestar con bajas e irreales tasas de interés y a adquirir los productos de sus miembros a precios no económicos con graves efectos sobre la viabilidad financiera. Bajo estas circunstancias, el funcionamiento sostenido sólo será posible con ulterior ayuda del gobierno, que lleva a niveles mayores de control político y que destruye las bases mismas de la asociación cooperativa.

Posiblemente, el tipo de cooperativas con mayor éxito, seguramente en América Latina y el Caribe, es la mutual de crédito. Al proporcionar condiciones relativamente atractivas de ahorro y de créditos a sus miembros, las mutuales de crédito cumplen una función financiera intermedia basada en el concepto de ahorros depositados periódicamente. En algunos casos han sido capaces de extender sus actividades incluyendo servicios bancarios comerciales normales tales como cuentas corrientes y transacciones de intercambio de divisas.

La implicación del gobierno en las mutuales de crédito tiende a limitarse a las funciones supervisoras en el contexto de las normas básicas de control financiero y contable, y a través de la legislación cooperativa. La asistencia técnica a la gestión de las mutuales de crédito, y, a veces, a miembros para préstamos del tipo de producción, puede también proporcionarse sea por parte del gobierno o por parte de una federación de mutuales de crédito - una especie de cobertura nacional para la asociación de mutuales de crédito. Sin embargo, el grado de asistencia financiera real por parte del gobierno a las mutuales de crédito es relativamente limitado.

Las mutuales de crédito rural (y urbanas) tienden a tener mayor éxito entre los asalariados, puesto que pueden hacerse en bases regulares de depósitos de ahorros y devoluciones del préstamo por medio de descuentos por planilla. Con menos éxito se han desarrollado entre los no asalariados donde, por ejemplo, la estacionalidad de los ingresos agrícolas excluye tal tipo de periodicidad. Sin embargo, hay ejemplos de mutuales de crédito con éxito entre campesinos 21, testimonio del hecho de que, bien concebidas y operadas, tales instituciones pueden movilizar ahorros rurales y proporcionar créditos a pequeños prestatarios en una modalidad (en términos del tamaño, lapsos de tiempo y procedimientos) adecuada para el medio ambiente rural.

21 Von Pischke (1981) Informe de mutuales de crédito rurales bien llevada en Camerún en las cuales los campesinos constituyen el 36 por ciento de la participación a nivel nacional.

Bancos de ahorros (incluyendo las cajas postales de ahorros)

Como en el caso de las cooperativas, las cajas de ahorro que operan a través de una red rural de sucursales, tienen la posibilidad potencial de proporcionar un servicio útil financiero a la gente del campo adaptando las transacciones financieras que son adecuadas al medio ambiente rural. Mientras que la premisa básica al establecer un banco de ahorros es la de atraer a los pequeños ahorrantes que no reciben atención adecuada por parte de los bancos comerciales.

En los países desarrollados, la mayoría de las cajas de ahorros han evolucionado hasta el punto que proveen más o menos los mismos servicios financieros que los bancos comerciales. En los países menos desarrollados, sin embargo, a parte de unas pocas excepciones 22 los bancos de ahorros limitan sus servicios financieros aceptando cuentas de depósitos y proporcionando un cierto grado de facilidades para la transferencia de dinero.

22 El Banco de Ahorros de Sudán es una excepción.

La mayor parte de los ahorros movilizados se transfieren al tesoro nacional por medio de inversiones en títulos oficiales. Como fuente financiera para las pequeñas empresas rurales, los bancos de ahorros, de esta manera, ofrecen oportunidades limitadas, pero esto no quiere decir que no pueden ser estructuradas para hacerlo, y, como se verá en la sección más adelante, la función misma de la movilización de ahorros es un elemento importante en el desarrollo del mercado rural financiero.

Fuentes Externas de Fondos

El reconocimiento creciente de la importancia que tienen las pequeñas empresas como generadoras de empleo y de ingresos para los individuos más pobres de las poblaciones en los países en vías de desarrollo, ha originado un incremento substancial en el apoyo financiero por parte de agencias multilaterales y bilaterales financiadoras. Como ejemplo de la magnitud de estas transferencias, el Banco Mundial, desde alrededor de 1978, tiene una meta crediticia específica con relación a las pequeñas empresas, y, en junio de 1985, más de tres mil millones de dólares EE.UU. de créditos IBRD e IDA 23 fueron aprobados dentro de esta categoría, representando el dos por ciento de las aprobaciones totales acumulativas (World Bank, 1985). Una parte de los más de 11 mil millones de dólares EE.UU. canalizados a las IFD por parte del Banco Mundial habrían también beneficiado las pequeñas empresas.

23 IBRD = Banco Internacional para la Reconstrucción y el Desarrollo IDA = Asociación Internacional para el Desarrollo.

De la misma manera, los bancos regionales de desarrollo 24 han transferido significativos recursos financieros a las pequeñas empresas, especialmente a través de las IFD. Por supuesto, una razón fundamental principal para el uso de las IFD por parte de las agencias financiadoras multilaterales y bilaterales, es que facilitan la provisión de finanzas a aquellas empresas que por su tamaño se ven excluidas de una financiación directa debido a consideraciones de costos administrativos.

24 El Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que cubre América Latina y algunos países del Caribe; el Banco de Desarrollo para Africa (AFDB) que se concentra en el continente africano; el Banco de Desarrollo para Asia (AsDB) enfocando Asia y el Pacífico, y el Banco del Desarrollo para el Caribe (CDB) cuyos miembros prestatarios comprenden los países del Caribe de habla inglesa.

Sin embargo, a pesar de la magnitud de estas transferencias de recursos, los beneficios actuales acreditados a las pequeñas empresas han sido limitados, como resultado de los rasgos negativos evidenciados por muchas IFD como se ha subrayado anteriormente, y debido a ciertas condiciones asociadas con el uso de fondos externos que sirven para reducir su accesibilidad a las pequeñas empresas. En primer lugar, la mayoría de las agencias multilaterales que canalizan fondos a través de las IFD tienden a limitar su financiación para hacer frente a los costos de bienes y servicios importados, o sea la componente de divisas externas de los costos del proyecto. Si bien esta es una política racional en que los subproyectos a financiarse son de gran o aún de mediana escala 25, no es relevante para las pequeñas empresas que tienden a tener requerimientos importados inferiores dado el mayor empleo de tecnología local y mayores relaciones mano de obra/capital.

25 En efecto, ésta constituye una principal atracción del fondo de créditos externos para los países en vías de desarrollo puesto que facilita la carga del cambio de divisas a corto plazo en el proceso de desarrollo.

En segundo lugar, el limitar los fondos externos para bienes y servicios importados puede llevar a una preferencia hacia la tecnología importada intensa en capital, y, recíprocamente, hacia el desánimo de las alternativas de tecnología local. Además, la “preferencia hacia la importación” de fondos externos puede llevar a imposibilitar las industrias locales de hacer su propuesta para contratos, reduciendo, de este modo, los beneficios indirectos de ocupación (World Bank, 1978a).

En tercer lugar, relacionado con el abastecimiento de fondos para financiar componentes importados del proyecto, está el asunto de los riesgos en el cambio de divisas. El riesgo asociado con el uso de fondos extranjeros, que surge del hecho que estos fondos tienen que ser devueltos en divisas extranjeras y las relevantes tasas de cambio podrían cambiar en forma drástica, es encarado ya sea por el gobierno o por la misma IFD. Sin embargo, la pequeña empresa viene a ser aún afectada por la incidencia del riesgo de cambio de divisas en dos maneras:

a) en un ambiente económico turbulento, cuando los riesgos de movimiento negativos en las tasas de cambio son elevados, la IFD o el gobierno pueden ser reacios a comprometerse demasiado en préstamos externos para financiar las pequeñas empresas. La tendencia será la reducción de disponibilidades de fondos extranjeros; y

b) la IFD o el gobierno puede imponer sobre la pequeña empresa una tarifa adicional para cubrir los riesgos por cambios de divisas, aumentando, por lo tanto, el costo de los fondos para la pequeña empresa.

En cuarto lugar, las agencias externas pueden imponer requisitos de procedimientos relacionados con criterios de apreciación del subproyecto, y normas de obtención y desembolso que las pequeñas empresas pueden hallar onerosos, situación ésta que puede ser irritante si recalca la capacidad institucional de la IFD en forma tal que genera significativas demoras en las aprobaciones y desembolsos 26. En cuanto a esto deberla observarse, sin embargo, que una ventaja importante de la financiación de la agencia externa a las IFD es la posibilidad de incorporar en la institución programadora financiera metas para construcciones.

26 Dichas demoras pueden empeorar si se requiere, después de cierta tolerancia, la aprobación previa de los subproyectos por la agencia externa. Sin embargo, en el contexto de la mayoría de las empresas pequeñas, especialmente rurales, ello no debería ser un problema a menos que el tiempo límite de tolerancia fuese no realísticamente corto.

Muchas líneas de crédito canalizados a las IFD por parte de agencias multilaterales tienen componentes interesadas en la mejoría de la capacidad institucional de la entidad, y algunas han tenido mucho éxito. En algunos casos también, la entidad externa puede estar en condiciones de influenciar la reforma de políticas financieras globales como condición para la aprobación del préstamo, y el gobierno puede estar en condiciones de usar a la agencia externa como “culpable” por todas las reformas institucionales necesarias pero políticamente impopulares.

Mejoramiento del acceso de las pequeñas empresas rurales a la financiación

Un tema recurrente que vuelve a aparecer en gran parte de la literatura moderna sobre financiación rural es la necesidad de ver el problema de la disponibilidad de crédito desde la perspectiva del mercado financiero rural (MFR) más que de una concentración estrecha de proyectos específicos destinados a aumentar los flujos de crédito, como ha sido el enfoque tradicional. Este punto de vista implica la noción de que si ciertos grupos (p. ej., las pequeñas empresas) no reciben servicios adecuados, entonces el problema debería ser encarado examinando el por qué el mercado financiero rural pone a la luz esta deficiencia y determinar cómo puede ser inducido para que provea este servicio (Von Pischke et al, 1980). Puede suceder que se requiera un específico proyecto de crédito, y que analizando el mercado financiero rural el esquema del proyecto tenga que tomar en cuenta cualquier ineficiencia identificada. Este enfoque algo totalitario puede ser menos interesante que la estrategia tradicional unidimensional por su inherente complejidad. Pero es la misma complejidad del problema del crédito rural y la falta de efectividad del enfoque unidimensional lo que exige un punto de vista total.

El mejoramiento del acceso de las pequeñas empresas rurales al financiamiento, deberá por lo tanto estar relacionado con el mejoramiento de la eficiencia operativa del mercado financiero rural. La forma en cómo esto puede hacerse dependerá de factores específicos que provocan la ineficiencia del mercado financiero rural, y ellos variarán de país en país. Pero hay un conjunto de criterios comunes que pueden usarse para juzgar lo bien que se desenvuelve un mercado financiero rural (Von Pischke et al. 1983). Estos criterios incluyen la eficiencia con la cual un mercado financiero rural moviliza los ahorros así como desembolsa los créditos, que a su vez es ya función de la medida con la cual se permite a las tasas de interés acercarse a los niveles de negociación del mercado. Un mercado financiero rural operando bien tendrá una diversidad de instituciones (tanto formales como informales) que compiten una con otra y que ofrecen servicios financieros apropiados a la mayoría de la población económicamente activa. Estas instituciones estarán en la búsqueda constante de nuevas formas de tecnología financiera que ayudarán a reducir los costos y facilitarán el aprovechamiento de crecientes oportunidades.

La movilización de los ahorros 27

27 Véase especialmente Adams, 1978; Von Pischke, 1978; Ong et al, 1976.

Una cantidad de investigadores ha recalcado la capacidad de los hogares rurales para el ahorro y han subrayado la importancia de la movilización de los mismos, usando tecnología financiera apropiadamente proyectada como elemento importante en la estrategia del desarrollo rural.

Dos factores subrayan la importancia de la movilización de ahorros en el contexto rural:

a) una relativa proporción de los ahorros netos de los hogares rurales se conserva bajo la forma de bienes tangibles, como materiales (p. ej., alimentos), productos duraderos (p. ej., joyas) y propiedades; y

b) la cantidad de ahorristas posibles supera en gran forma la cantidad de gente que posee habilidades empresariales y directivas para transformarlas en inversiones productivas.

Una intermediación efectiva financiera, característica de un mercado financiero rural que funciona correctamente, estimula a los ahorrantes a retener sus ahorros bajo la forma de valores financieros, en preferencia a valores tangibles, que pueden entonces ser usados por los inversionistas para aumentar el monto de los valores productivos. En este sentido, el mercado financiero viene desempeñando un papel vital en el proceso de desarrollo rural. La movilización de los ahorros es también significativa en el contexto de la estacionalidad de la producción agrícola. Los flujos de ingresos rurales no están distribuidos uniformemente con respecto al tiempo: ello crea la necesidad de retener una cantidad de ingresos que llegan en los períodos de “abundancia” para hacer frente a los requisitos durante las épocas en que los flujos son reducidos. Consideraciones de liquidez descartarán la conversión de estos excedentes periódicos en bienes tangibles, y por la falta de alternativas apropiadas ellos vienen guardados en efectivo. Un mercado financiero rural en correcto funcionamiento servirá para convertir estas retenciones en efectivo en depósitos dentro del sistema financiero.

Un ulterior motivo para desear el desarrollo de tecnología financiera, apropiada destinada a estimular la retención de los ahorros rurales bajo cuentas financieras se refiere al fenómeno de los envíos en efectivo desde el exterior. En muchos países en vías de desarrollo, las remesas de dinero externo en efectivo representan una proporción apreciable del PBI, y una notable cantidad tiene su origen en emigrados de las zonas rurales de los países que exportan mano de obra (Chandavarkar, 1980). Estas remesas son una forma de ingresos transitorios para la familia, y la evidencia disponible indica que hay una tendencia mayor en ahorrar el ingreso transitorio que el ingreso permanente (Chandavarkar, 1980). Pero ante la falta de un intermediario financiero apropiado (e incentivos), las remesas tienden a ser empleadas para fines consumísticos.

Entonces, ¿qué hacen las instituciones financieras rurales para tratar de movilizar los ahorros rurales? Esencialmente, esto significa proyectar una tecnología financiera apropiada para un medio ambiente rural. En primer lugar, los instrumentos financieros usados para atraer los ahorros rurales tendrán que acomodarse con los tamaños relativamente pequeños de las transacciones que caracterizan las áreas rurales 28. En segundo lugar, el costo de acceso del asiento financiero debe ser consistente con el tamaño medio de la transacción. Y tercero, el asiento financiero tiene que ofrecer ventajas netas, en términos de conveniencia, liquidez, seguridad y rendimiento, con respecto a retener por otro lado rubros tangibles o en efectivo.

28 Que en sus primeras fases tenderá a ser esencialmente de cuentas de ahorros (depósitos).

En términos prácticos estos hechos de una tecnología financiera apropiada se manifiestan en cosas como una transacción baja mínima y como límites de balance sobre cuentas de depósitos; honorarios y otros gastos asociados con la apertura y uso de la cuenta de depósito que reflejan el monto limitado de los mismos; la ubicación de la institución en un lugar conveniente para la gente de campo con honorarios de apertura y cierre que concuerden con los ritmos de la vida rural; y tasas de interés sobre las cuentas de depósitos que resulten atractivas con respecto a alternativas existentes.

La positiva experiencia del Syndicate Bank en el Distrito de South Kanana, Karnatak provincia de India, ilustra la aplicación de algunas de estas características arriba mencionadas (Chandavarkar, 1980). El Syndicate Bank atiende a los pequeños ahorristas a través de un sistema llamado Pygmy Depositys Scheme (Esquema de Depósitos Pygmy). De acuerdo con este esquema, pequeños depósitos de una rupia o más por día se recogen diariamente en las puertas mismas de pequeños depositarios. El banco utiliza agentes de campo llamados Pygmy Collectors, para recoger los depósitos y éstos son pagados en base a una comisión. La madurez de los depósitos es de 7 años, implicando que el banco reconoce que la liquidez es un factor inferior a la seguridad, y de la conveniencia ofrecida por el sistema de recolección. Es posible hacer retiros más tempranos pero implica penalidades, y hay normas que permiten la conversión a depósitos a plazo fijo. El factor conveniencia parece también haber influido sobre la decisión de ofrecer una tasa de interés sobre los depósitos Pygmy inferior a la que se paga sobre los depósitos regulares de ahorros. Los costos administrativos relativamente superiores asociados con tales pequeños ahorros, y la ausencia de oportunidades alternativas de inversión (debido a las pequeñas cantidades implicadas) pueden también haber sido consideraciones a este respecto.

El éxito del esquema de depósitos Pygmy está reflejado en el hecho de que los pequeños depositarios (de hasta 1 500 Rs) representan alrededor del 90 por ciento de las cuentas totales de depósito mantenidas por el banco. El Syndicate Bank desembolsa también crédito a las pequeñas empresas y a otros pequeños prestatarios en cantidades de hasta 10 000 Rs. Estos pequeños adelantos corresponden a alrededor del 18 por ciento de los anticipos totales, comparados con una media del 10 por ciento para todos los bancos.

La práctica del Syndicate Bank de estimular la retención de pequeños depósitos por periodos largos, aplicando penalidades en los retiros anticipados, presenta otro aspecto en la movilización de los ahorros que desgraciadamente ha sido en gran parte descuidado en la literatura, o sea la de los ahorros contractuales 29. Los ahorros por contrato son importantes en el proceso del desarrollo financiero puesto que su madurez a largo plazo facilita las inversiones financieras a largo plazo. La limitada evidencia empírica disponible sugiere que mientras otras formas de ahorro tienden a substituirse unas a otras, así como el aumento de unas lleva a la disminución de las otras, con un pequeño aumento en los ahorros totales, se produce una sustitución insignificante entre los ahorros contratados y otras formas (Joshi, 1970). Esto significa que un aumento de los ahorros contratados tendría por consecuencia un aumento en los ahorros totales. Lo que es necesario, por lo tanto, es el desarrollo de instrumentos financieros contractuales para tomar en consideración la estacionalidad de los flujos de los ingresos rurales, el pequeño tamaño relativo de estos flujos y la importancia del manejo de la liquidez en el contexto rural. Se trata de un área de investigación y desarrollo del mercado financiero rural que potencialmente tiene muy altos retornos.

29 Ahorros contractuales son ahorros a largo plazo que implican una obligación continua por parte del ahorrista. Los ejemplos incluyen el seguro, fondos providenciales y contribuciones para el fondo de pensión.

La movilización de los ahorros puede también tener lugar, como sugerido anteriormente, cuando un servicio de comercialización está ligado a una facilidad de depósitos - por lo cual el vendedor puede dejar los ingresos de ventas en depósito retirando cantidades sólo a medida que son necesarias. Este sistema se asocia usualmente con las cooperativas de varios propósitos pero no tiene que estar limitado a este tipo de forma institucional. Por supuesto, la misma institución puede no estar implicada en ambos servicios, como cuando una empresa comercial o cooperativa deposita los ingresos por venta en un banco comercial a cuenta del vendedor. Haciendo las salvedades de conveniencia que se quieran mantener, este sistema puede ayudar a estimular las “costumbres bancarias” entre la gente de campo y eliminar las responsabilidades administrativas y contables exigidas por las facilidades de depósito por parte de agentes comerciales.

La vinculación entre el acceso al crédito y el establecimiento de cuentas de depósitos es otra técnica para generar ahorros rurales estimulando a los ahorrantes potenciales a acumular balances con depósitos. La técnica también es ventajosa para el prestador al reducir el riesgo, puesto que la cuenta de depósito puede ser empleada como garantía del préstamo. Y al obtener una perspectiva de ambos lados del mercado financiero rural, el prestador está en condiciones de desarrollar juicios más efectivos con respecto al uso del mercado financiero y a los riesgos de crédito de los prestatarios individuales. Además, el prestador es estimulado a utilizar localmente los ahorros locales, reduciendo, de este modo, las llamadas “preferencias urbanas” del sistema financiero en muchos países en vías de desarrollo 30.

30 Ver Chandavarkar (1980). La expresión “preferencias urbanas” se refiere aquí al fenómeno por el cual los ahorros generados en las áreas rurales resultan absorbidos por las zonas urbanas donde las tasas de retorno por el capital son mayores.

Tasas de interés

Existe todavía una notable discordancia sobre el papel que juegan las tasas de interés en la determinación del volumen de ahorros e inversiones. Escapa a la finalidad de este documento una discusión detallada sobre el impacto de las tasas de interés, pero podría ser útil delinear algunas de las relaciones básicas:

a) mientras que las tasas de interés pueden tener una influencia discutible sobre el volumen total de ahorros, la evidencia empírica sugiere que ellas afectan la manera de mantener los ahorros. Tasas reales negativas de interés 31 estimulan el mantener los ahorros bajo la forma de p. ej., propiedades, joyas y otras defensas contra la inflación. Inversamente, las tasas de interés reales positivas aumentan la cantidad de ahorros mantenida en forma financiera y por lo tanto aumentan el volumen de los recursos disponibles para inversiones;
31 O sea, tasas de interés ajustadas a la inflación.
b) al mismo tiempo que el mercado financiero es solamente desarrollado en forma limitada (p. ej., el mercado financiero rural de muchos países en vías de desarrollo), la conveniencia y la seguridad parecen ser más importantes que las tasas de interés en la atracción de ahorros financieros;

c) contrariamente a la opinión de muchos formuladores de políticas que piensan lo contrario, la demanda de crédito agrícola rural es más una función de la facilidad de acceso que de costos. La persistencia del sector informal, a pesar de sus tasas de intereses usureras, son un buen testimonio en su favor 32;

32 Iqbal (1983) presenta una evidencia empírica para indicar que las tasas de interés tienen un efecto mayor sobre la demanda de créditos entre prestatarios mayores que contra los menores, y sugiere que las tasas de interés más altas mejorarían la eficiencia distributiva del crédito formal y aumentarían la participación de los pequeños campesinos en el mercado de los créditos.
d) las tasas de intereses bajos sobre los préstamos, mientras posiblemente provocan un mayor nivel de inversiones deseadas, pueden reducir la inversión real debido a los efectos negativos sobre el crédito disponible (IMF, 1983). Además, las tasas de interés bajas para los créditos tienen una influencia adversa sobre la eficiencia de la colocación del sistema financiero con efectos sobre la productividad de la inversión. Particularmente, las tasas de interés bajas estimulan el uso de tecnología de intenso capital reduciendo, por lo tanto, el potencial de generar empleos por parte de la inversión.

Los efectos adversos de las tasas de interés bajas, y su uso generalizado en muchos programas pequeños industriales sin éxito (pequeños agrícolas), han frecuentemente llevado al argumento que la remoción de los controles administrativos sobre las tasas de interés, para permitirles el aumento de los niveles que reflejan los riesgos, debería ser una cuestión de compensación para mejorar la ejecución de tales programas. Si bien puede haber algo de cierto teóricamente en este enfoque, tiene limitada veracidad práctica, teniendo en cuenta los niveles a los cuales deberían elevarse las tasas de interés. Ello es la resultante de los elevados riesgos asociados con la financiación de las pequeñas empresas que a su vez se relacionan con la incapacidad, por lo menos en las primeras fases de su desarrollo, de las instituciones financieras para distinguir los buenos prestatarios (bajo riesgo) de los malos (alto riesgo). Por supuesto, es muy probable que los riesgos de la financiación de las pequeñas empresas pueden ser fijados a tal alto nivel que pueden impedir completamente el préstamo puesto que las tasas de interés requeridas para reflejar el nivel de los riesgos percibidos serían tales que se “suprimiría todo interés por parte de la institución en satisfacer la demanda” 33. En primer lugar, las instituciones pueden pensar que no es posible encontrar proyectos dispuestos a pagar tasas de interés tan elevadas y, en segundo lugar, las altas tasas de interés mismas tenderían a atraer las inversiones más arriesgadas y, a la inversa, desanimar aquéllas más viables pero más conservadoras.

33 Anderson (1982), de quien deriva gran parte de este análisis.

En la práctica, por lo tanto, la remoción de controles administrativos sobre las tasas de interés podrían llevar a una reducción de hecho de la disponibilidad de crédito para las pequeñas empresas. Las tasas de interés promocionales para las pequeñas empresas continuarían siendo, por lo tanto, una característica de la financiación de las pequeñas empresas durante cierto tiempo. Pero ¿hasta qué punto deberán ser las tasas de interés favorables?, o más específicamente, ¿cuál es una tasa de interés apropiada para las pequeñas empresas prestatarias? Por supuesto que tienen que ser positivas en términos reales 34. Y, dentro de los límites de que, mientras las instituciones financieras mejoran sus procedimientos de análisis para las propuestas de las pequeñas empresas, los riesgos de la financiación de las pequeñas empresas eventualmente caerán a los niveles asociados con los prestatarios establecidos más grandes, las tasas de interés cobradas a estos prestatarios establecidos pueden ser un punto de partida tan bueno como otro. Ello tiene la ventaja adicional de evitar los problemas políticos que se presentan cuando hay diferencias significativas en las tasas de interés entre los prestatarios grandes y pequeños. Es importante reconocer, sin embargo, que tales tasas serán aún de carácter promocional, y para que las instituciones financieras lleguen a implicarse en el financiamiento de las pequeñas empresas, éstas tendrán que o ser de propiedad pública o tendrán que proveerse incentivos relevantes tales como esquemas con crédito garantizado.

34 Si bien tasas reales negativas pueden ocurrir durante cortos períodos de ajuste sin efectos adversos.

Diversidad institucional y tecnología financiera

Un mercado financiero rural sirve para mediar entre una amplia diversidad de gente y entidades con diferentes requisitos de servicios financieros. La diversidad de los requisitos exige una diversidad de formas institucionales si todos los personajes relevantes tienen que ser atendidos eficiente y efectivamente. Con frecuencia, sin embargo, los formuladores de políticas, los planificadores e investigadores se concentran de la misma manera en el esfuerzo de ingeniar una forma institucional perfecta. El enfoque que se viene proponiendo en este documento implica alejarse de la búsqueda de una institución correcta y de concentrarse en mejorar la adecuación global del mercado financiero rural (Argyle, 1983). Y una manera de cómo obtenerlo es la de estimular activamente la diversidad institucional y la competencia.

En muchos países en vías de desarrollo, el sector informal viene visto con considerable desprecio por parte de los formuladores de políticas. Ello surge de considerar que las tasas de interés cobradas en el sector informal son abusivas; que los préstamos informales no tienen un impacto en el desarrollo; y que los operadores en el sector informal no están en condiciones de expandir y mejorar sus servicios para satisfacer los requisitos de una economía rural en expansión (Von Pischke et al, 1983).

Pero el tamaño y la persistencia del sector informal es indicativo de “su fuerza inherente y racionalidad económica” (Chandavarkar, 1985); y, a pesar de sus limitaciones, cumple un papel crítico en el mercado financiero rural. Más que tratar de reemplazar el sector informal, una estrategia más racional sería, por lo tanto, que las instituciones financieras formales que operan en las áreas rurales absorbieran algunos de los caracteres de los operadores informales, tales como costos bajos de transacción, procedimientos informales en el préstamo y requisitos mínimos colaterales.

Un ejemplo interesante de cómo ello puede hacerse está dado por el Proyecto del Banco Grameen (GBP) en Bangladesh (Sadeque, 1986). En este proyecto, administrado por el Banco Central de Bangladesh, los fondos se canalizan a través de las sucursales rurales y los bancos comerciales de propiedad del Estado a individuos que han sido clasificados esencialmente carentes de tierras y, por lo tanto, con limitado, si lo hubiese, acceso al crédito institucional 35. Los fondos de esta institución están específicamente destinados a proporcionar a estos grupos desventajados un crédito institucional para crear autoempleo, y no se limitan a las actividades agrícolas. El acceso a los fondos de GBP se inicia constituyendo entre los prestatarios potenciales un grupo, por lo común de cinco personas de posición económica similar, a quien los funcionarios del banco explican la operación del esquema.

35 O sea, cuyos bienes de familia no superan el valor de un acre de tierra de mediana calidad.

Una vez que se considera que el grupo es aceptable, se seleccionan dos personas que reciben el crédito y los otros miembros del grupo resultan elegibles solamente si el pago de las devoluciones, por parte de los receptores iniciales, es satisfactorio. Este no es un inconveniente como parecería, puesto que las devoluciones de los préstamos se efectúan sobre una base semanal, y tienen la ventaja particular de estimular una disciplina crediticia con una presión de sus iguales. Además, todos los miembros del grupo tienen la oportunidad de opinar sobre la concesión de préstamos en el curso de las reuniones semanales en las que participan los funcionarios del GBP. Es también importante que para los préstamos de este banco no existan requisitos colaterales, y los procedimientos de préstamos son relativamente informales, implicando una demora mínima. Un elemento importante del enfoque del GBP es el desarrollo y mantenimiento de relaciones con los clientes - todas las oficinas del GBP están ubicadas en las villas rurales (sea en una sucursal de un banco comercial, sea en sedes separadas), y la promoción es un aspecto importante de las funciones del funcionario del banco. Los bancos comerciales implicados en el proyecto asumen los costos administrativos de los préstamos, incluyendo los costos del personal del GBP 36.

36 En el documento que cita este ejemplo, la tasa de interés para el préstamo mencionada fue del 13 por ciento, pero no se informaba sobre el costo de los fondos para los bancos comerciales o si se obtenía un beneficio neto sobre los fondos.

Otro aspecto importante del Proyecto Grameen es la componente de la movilización de los ahorros. Cada miembro del grupo está obligado a depositar un mínimo de 1 taka 37 por semana como ahorro personal. Además, se deduce el 5 por ciento del préstamo acordado como “impuesto de grupo” y depositado, junto con los préstamos personales, en una cuenta de fondos del grupo que produce intereses. Los socios pueden pedir prestado a la cuenta del fondo del grupo para cualquier finalidad, si tienen el consentimiento de los otros miembros. Por último, un 50 por ciento adicional del interés sobre el préstamo es aportado por cada prestatario a un fondo de emergencia como seguro contra falta de pago, contra fracaso de la operación, y contra otras circunstancias impredecibles.

37 1 dólar EE.UU. = 15 taka.

El éxito del Proyecto Grameen está ilustrado por algunos datos estadísticos. Entre su inicio en 1979, y junio de 1983, la cantidad de grupos ha crecido hasta 8 844, implicando 34 922 prestatarios. Los reintegros totales de préstamo alcanzaron alrededor de 132 millones de taka y los ahorros en el fondo del grupo llegaron a 11 millones de taka. Los ritmos de devoluciones han sido de más del 90 por ciento (99 por ciento en 1982) que es especialmente significativo teniendo en cuenta la ausencia de garantías colaterales. Es difícil en esta etapa predecir cuánto puede mantenerse este alto nivel de comportamiento y cuán aplicable puede ser este proyecto en otros países. Pero queda el hecho que la experiencia del GBP demuestra cómo una tecnología financiera adecuadamente diseñada, incorporando algunos de los rasgos del sector financiero informal, puede mejorar en forma significativa la accesibilidad de los servicios financieros institucionales a la población rural que anteriormente no podía beneficiarse de tales servicios.

Esquemas de garantías de crédito

El riesgo observado en el caso de los préstamos a las pequeñas empresas ha sido señalado como un factor mayor que explica la falta de una mayor participación de los bancos comerciales privados. Una técnica para reducir los riesgos debería, por lo tanto, proporcionar un incentivo a los bancos comerciales para explotar las oportunidades de mercado ofrecidas por la demanda de las pequeñas empresas. Una de tales técnicas es la del esquema de garantías de crédito. Tal como lo indica el nombre, el objetivo esencial de un esquema garantías de crédito es el de transferir todo o parte del riesgo del crédito desde el prestador a una tercera persona reduciendo, de este modo, o eliminando la necesidad de un endose colateral. Tales esquemas han sido aplicados en una cierta cantidad de países en vías de desarrollo y la experiencia de su uso ha sido variada.

Un esquema de garantías de crédito puede implantarlo el gobierno, abriendo un fondo en una institución financiera oficial (p. ej., el Banco Central) y aceptando garantizar los préstamos a las pequeñas empresas hechos con la participación de instituciones financieras. La institución prestadora puede pagar una tasa por la garantía que puede ser transferida a prestatarios bajo la forma de una tasa de interés mayor. Una desventaja de este enfoque es que la institución financiera puede tener escaso incentivo para mejorar sus procedimientos de evaluación destinados a reducir el riesgo, puesto que cualquier pérdida puede ser pasada a la agencia garantizante (Anderson, 1982). Esta situación puede ser evitada, sin embargo, garantizando sólo una parte del préstamo, para que las instituciones participantes tengan un incentivo de reducir las pérdidas. Asimismo, la posibilidad de que este “azar moral” tenga lugar está en cierto modo relacionado con el grado en que la tasa por la garantía cobrada refleje los costos implicados.

En muchos casos, sin embargo, el grado de riesgo en los préstamos a las pequeñas empresas, por lo menos en sus primeras etapas, puede ser tal que el esquema de garantías de crédito no esté en condiciones de cobrar el costo total del servicio, y deberá incluirse un cierto grado de subsidio. En esos casos, se presenta el peligro real de que el esquema pueda convertirse en otra forma de pagar subsidios, con graves implicaciones sobre su continuidad. Una forma de superar este problema es la de operar un sistema a dos niveles (Von Stockhausen, 1983). En el primer nivel, la garantía está proporcionada por el grupo de prestatarios que constituyen una asociación e implantan un fondo de garantía con depósitos hechos por cada socio, basándose en los tamaños del préstamo individual 38. En el segundo nivel, la asociación obtiene una garantía suplementaria por parte del Gobierno, corrientemente en una tasa subsidiada.

38 El fondo de emergencia en el Proyecto Grameen es un ejemplo de un fondo colectivo de garantía.

El sistema de proveer una garantía a dos niveles tiene una cantidad de ventajas. En primer lugar, la implicación de los prestatarios mismos reduce la probabilidad de abusos, especialmente porque la naturaleza colectiva de la garantía aumenta la incidencia y la presión vigilante del grupo sobre los posibles causantes de moras. En segundo lugar, es posible que existan dentro de la asociación de garantía, las capacidades técnicas necesarias para analizar el grado de riesgo implicado en las aplicaciones de la garantía, puesto que los miembros mismos pueden quedar implicados en actividades empresariales similares. Y, en tercer lugar, la garantía suplementaria reduce el riesgo, y por ende el costo, a cargo de la asociación garante.

Controles sobre el crédito

“Controles sobre el crédito” es una expresión genérica usada para referirse a un grupo de medidas adoptadas por el gobierno para influenciar la composición del portafolio de créditos de los bancos comerciales. En el contexto de la financiación de las pequeñas empresas, se refiere, por lo tanto, a los procedimientos usados para inducir a los bancos comerciales a aumentar sus préstamos a este sector. Frecuentemente encontramos dos clases principales:

a) Facilidades de redescuento: por el cual el Banco Central ofrece una tasa de descuento preferencial para los préstamos concedidos a las pequeñas empresas. La lógica detrás de este procedimiento es que la mayor dispersión de interés obtenido de préstamos preferenciales, comparado con otros préstamos, deberla estimular a los bancos comerciales a aumentar sus préstamos en el área de preferencia. La experiencia ha mostrado que, por sí mismo, el mecanismo de redescuento usualmente no es un incentivo suficiente para lo bancos comerciales, y tiene que ser combinado con el esquema de garantías de crédito si se desea obtener una adecuada reacción.

b) Requisitos diferenciales de reservas: por el cual los requisitos de reserva de los bancos comerciales se diferenciarían de acuerdo con la composición de su portafolio de préstamo. Los bancos cuyos portafolios contienen algún porcentaje mínimo de préstamos para las pequeñas empresas son autorizados para conservar una reserva menor de la que normalmente se requerirla. De la misma manera que por la facilidad de redescuento, los requisitos diferenciales de reserva, a menos que estén combinados con garantías de créditos, no son suficientes para inducir aumentos significativos en los préstamos a las pequeñas empresas.

Algunos autores sugieren que los controles sobre el crédito son medios básicamente ineficientes para inducir a los bancos comerciales a dar crédito a sectores con alta prioridad 39. Se argumenta que estos mecanismos imponen un impuesto implícito sobre las instituciones financieras, llevan a una redistribución de la riqueza que puede ser socialmente negativa, y aumentan la presión inflacionaria. Mientras que no se discute aquí la lógica económica de estos argumentos, ni la naturaleza del sector financiero en muchos países en vías de desarrollo, con sus elementos de oligopolio y concentración, uno puede, sin embargo cuestionarse seriamente hasta qué punto se aplica el análisis económico basado en la premisa de un sistema bancario desarrollado y relativamente competitivo. La simple remoción del control no lleva a obtener las reacciones del mercado que estos análisis implican 40.

39 Ver especialmente Johnson, 1974.

40 Ver Galbis (1986) sobre una útil consideración del efecto que tales rigideces estructurales en los sectores financieros pueden tener sobre cualquier tentativo de reformas financieras.

El crédito y la asistencia técnica

Una razón importante del alto nivel de riesgos esperados en el caso de préstamos a pequeñas empresas es la dificultad que se encuentra en obtener la información en la cual basar las apreciaciones. Las pequeñas empresas muy raramente mantienen contabilidad u otros registros en forma tal que puedan facilitar a una institución financiera el hecho de formarse un cuadro exacto sobre la empresa. La asistencia técnica para mejorar el tipo y la calidad de la documentación puede mejorar en forma significativa el acceso de las pequeñas empresas al crédito, y frecuentemente se lo considera un elemento indispensable para la financiación de la pequeña industria (Johnson, 1974).

La asistencia técnica puede ir más allá de la cuestión de asesorar el mantenimiento de contabilidad y documentación, y extenderse sobre cosas tales como asesoría sobre tecnología apropiada, sobre organización y gestión, obtención de materia prima, y comercialización. Estos servicios pueden adelantar mucho en el sentido de eliminar muchos de los escollos que afectan el desarrollo de las pequeñas empresas y, de hecho, pueden llevar a un aumento de la demanda de crédito.

Se discute en cierto modo sobre si la asistencia técnica debe ser ofrecida por la agencia financiera, o si debería aplicarse por una agencia separada (World Bank, 1978a). En ambos sistemas existen ventajas y desventajas:

a) la provisión de asistencia técnica por la intermediaria financiera puede asegurar coordinación;

b) al mismo tiempo, la objetividad de la función de la evaluación del crédito puede verse comprometida, y la supervisión del préstamo y las actividades de cobranza pueden diluir la efectividad de la función de la asistencia técnica;

c) el elevado costo de la asistencia técnica puede corroer gravemente la viabilidad financiera de la institución que proporciona los fondos; y

d) el uso de una agencia separada para la asistencia técnica puede crear fricciones con la agencia financiera con una consecuente mala coordinación entre el asesoramiento financiero y técnico.

Teniendo en cuenta estas consideraciones, un sistema organizativo que podría tener éxito implica lo siguiente:

a) provisión de asistencia técnica para mejorar la documentación por parte de las mismas agencias financieras intermedias. Este tipo de asistencia es, en efecto, una componente lógica de la función de supervisión del crédito por parte de la institución; y

b) uso de una separada agencia de asistencia técnica para los servicios asesores más elaborados, pero coordinando estrictamente estas actividades con las de la agencia financiera. Ello puede hacerse por medio de la agencia financiera asegurando un servicio de referencia con la agencia de asistencia técnica (Anderson, 1982).

Pero independientemente del sistema de organización seguido para proporcionar la asistencia técnica y el crédito, es importante que los costos de la entrega de ambos servicios estén claramente separados. Ello facilitará una determinación más fácil de los costos de préstamo, y hará explícito el subsidio implicado en la componente de la asistencia técnica, y por lo tanto, evaluable desde un punto de vista de costo/beneficio.

Otro punto relacionado es la manera en la cual se proporciona la asistencia técnica. La experiencia indicaría que los esquemas de asistencia técnica individuales por industrias tienden a ser más efectivos que los de un apoyo general (World Bank, 1978a). El enfoque de industrias individuales, sin embargo, es factible solamente donde hay una concentración significativa de pequeñas empresas, en el mismo grupo industrial, operando en un área bien definida. Un amplio grado de diversidad y dispersión geográfica haría que los esquemas para industrias individuales resultaran muy costosos e impracticables.

Algunas aplicaciones a las pequeñas empresas basadas en productos forestales

Cortando madera para construcciones rurales en Jamaica.

Mucho de lo que ya se ha dicho sobre el mejoramiento del acceso de las pequeñas empresas rurales al crédito se aplicaría a las pequeñas empresas basadas en productos forestales. Hay, sin embargo, ciertas características de las empresas basadas en productos forestales que merecen ser analizadas por separado:

a) el capital de trabajo es un requisito importante para la mayoría de las pequeñas empresas y puede ser aún mucho más en el caso de las empresas basadas en productos forestales. Por supuesto, para el tipo casero de una empresa forestal, puede representar la inversión total. Y el punto crítico de la necesidad de capital de trabajo será afectado por la estacionalidad de los flujos de ingresos rurales. Las instituciones financieras para el desarrollo y otras instituciones financieras que tratan de promover el desarrollo de pequeñas empresas basadas en productos forestales tienen que ser conscientes y sensibles a estos factores si se desea que sus programas sean efectivos;

b) ciertas actividades de elaboración basadas en productos forestales se adaptan bien a determinadas formas de organización colectiva o cooperativa. Por ejemplo, la propiedad colectiva de equipos para operaciones de extracción y aserría por parte de pequeños fabricantes rurales de muebles, puede ser de gran ayuda para resolver el problema del abastecimiento de materia prima y para facilitar la obtención de capital de trabajo; por ejemplo, por una institución financiera para el desarrollo que apoye la provisión de crédito comercial a los socios a través del aserradero. De esta manera, el instituto financiero de desarrollo evita tratar con una gran cantidad de pequeños prestatarios y el aserradero cooperativo está en mejores condiciones (o sea, mejor que el instituto financiero de desarrollo) para controlar la situación de los rescates. Este tipo de organización cooperativa puede también facilitar los esquemas técnicos enfocados a industrias individuales ya antes mencionadas;

c) el importante papel de la actividad forestal en la preservación del medio ambiente debe quedar siempre presente en cualquier programa destinado a estimular el desarrollo de una pequeña empresa basada en productos forestales. Ello implica, entre otras cosas, la necesidad de una asistencia técnica bien dirigida y una coordinación muy estrecha entre las instituciones financieras, las agencias de asistencia técnica y los servicios forestales oficiales;

d) ya se ha subrayado anteriormente el valor significativo de la política global agrícola e industrial para el desarrollo de las pequeñas empresas rurales. La política forestal es también importante para las empresas basadas en productos forestales. En forma particular, las políticas que se relacionan con la reforestación y la agrosilvicultura y con el tipo de alternativas tecnológicas estimuladas por las actividades industriales forestales, influirán en la naturaleza y en el tipo de la actividad de elaboración en pequeña escala que eventualmente se desarrollaría. En este contexto también, la legislación forestal podría desempeñar un papel importante en el estímulo de las pequeñas empresas. En muchos países en vías de desarrollo el encuadramiento de la legislación forestal se remonta al siglo pasado, en una época en que el conocimiento científico sobre el desarrollo y utilización forestal era mucho más primitivo.

Resumen y conclusiones

Es bien conocido el papel y significado de las pequeñas industrias en el proceso de desarrollo económico. Los gobiernos en los países en vías de desarrollo, casi sin excepción, han introducido programas especiales de apoyo para estimular el crecimiento y desarrollo de pequeñas empresas. El crédito, normalmente a tasas de interés fuertemente preferenciales, es una componente importante en muchos de estos programas. Pero el crédito es sólo un elemento en la miríada de factores que comprenden el contexto ambiental de las pequeñas empresas, y por sí mismo no puede esperarse que induzca al tipo y nivel de reacción deseada. Las políticas oficiales sobre precios, sobre desarrollo agrícola, sobre incentivos industriales y, para las pequeñas empresas basadas en productos forestales, sobre el desarrollo del vigor con el cual el sector de las pequeñas industrias se desarrollará.

El acceso de las pequeñas empresas rurales al crédito formal (institucional) está en gran parte restringido, aun cuando los programas de crédito están diseñados específicamente teniendo en mente las pequeñas empresas. Por lo tanto, la mayoría de las pequeñas empresas rurales dependen de los ahorros personales y/o del sector informal para financiarse. El mejoramiento del acceso de las pequeñas empresas rurales al crédito, en vez de concentrarse sobre el diseño de proyectos específicos, como ha sucedido en la mayoría de los casos, debería adoptar un punto de vista más holístico y tratar de mejorar el funcionamiento global del mercado financiero rural. Una falta de apreciación de la complejidad y de la diversidad de este mercado explica probablemente por qué tantos programas de crédito para las pequeñas empresas en gran parte no han tenido éxito.

El comportamiento mejorado del mercado financiero rural implica medidas destinadas a mejorar la movilización de los ahorros rurales; a aumentar la competitividad y diversidad institucional del mercado financiero rural; y a incrementar el uso de tecnología financiera novedosa apropiada para el ambiente rural. En particular, el sector financiero formal tiene que adoptar algunas de las características más positivas del sector informal, tales como los costos de transacción bajos, requisitos colaterales mínimos y la informalidad en los procedimientos. Las pocas experiencias con buenos resultados en la promoción de los servicios financieros para la población rural de bajos ingresos documentan la efectividad de este enfoque.

El uso amplio de tasas de interés reales negativas en los mercados financieros rurales ha tenido efectos penetrantes sobre la eficiencia de su asignación. Pero la simple remoción de los controles sobre las tasas de interés no llevará a aumentar la disponibilidad de fondos para las pequeñas empresas rurales. En efecto, podría llevar a una reducción. Sin embargo, tasas de interés preferenciales pueden ser, por lo tanto, requeridas para cualquier programa financiero para pequeñas empresas. Pero esas tasas tienen que ser positivas en términos reales y deberían ser por lo menos iguales a las tasas aplicadas a los prestatarios de bajo riesgo establecidos. A fin de inducir a las instituciones financieras privadas a que hagan préstamos a las pequeñas empresas, teniendo en cuenta los riesgos implicados, es necesario establecer algún mecanismo de crédito garantizado. Las normas de redescuentos y otros controles de crédito, aplicados en el contexto de un determinado mercado financiero rural, y apoyado por esquemas de crédito garantizado, pueden ser también mecanismos útiles para estimular préstamos a las pequeñas empresas.

La asistencia técnica, (tanto como parte de la evaluación del crédito y función de contralor, como de servicios más elaborados de asistencia que cubran los aspectos técnicos, organizativos y de comercialización de las pequeñas empresas), es un elemento esencial en el financiamiento de las pequeñas empresas. La forma en que se proporciona la asistencia técnica, sin embargo, tiene que ser elaborada cuidadosamente para evitar conflictos y asegurar la efectividad. El costo de la asistencia también tiene que ser separado claramente del costo del financiamiento.

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