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CAPITULO 3 - INTRODUCCION DE INNOVACIONES FORESTALES EN EL MEDIO RURAL


3.1 Iniciativas durante el período colonial
3.2 La función de las innovaciones forestales en el medio rural

Los programas activa y públicamente apoyados para promover el cultivo y manejo de los árboles, se remontan por lo menos a 2000 años. Al principio, los gobernantes chinos animaban a la gente a plantarlos para la producción de alimentos y madera. En determinado momento, el gobierno concedió tierras públicas a los campesinos que quisieran reforestarlas. En el siglo XVI, los gobernantes de Sri Lanka, reservaron terrenos para los agricultores nómadas y prohibieron el desmonte de otras tierras protegidas, durante un periodo establecido de 30 años (Seth, 1981).

Etiopía proporciona un ejemplo histórico de un programa de iniciativa pública de cultivo forestal, para fomentar la producción de leña destinada a las zonas urbanas. A finales de la década de 1980, el emperador Menelik de Etiopía, promulgó una ley que eximia de impuestos a los terrenos plantados con árboles y dispuso la distribución de plantas de eucalipto, introducidas a precios nominales. Esto fue en respuesta a la extrema escasez de madera en los alrededores de la capital Addis Abeba, que se había establecido en 1980. Aun cuando el programa para cultivar especies arbóreas se inició con lentitud, en 1920 se informó que “las calles y paseos de Addis Abeba comenzaban a parecer un inmenso bosque ininterrumpido” (National Academy of Sciences, 1980). En 1964, la superficie de estos bosques había alcanzado las 13 500 hectáreas.

22) China - 2000 anos de cultivo de árboles

Otras actividades de iniciativa pública para la plantación de árboles, han sido iniciadas por los gobiernos locales y con resultados importantes. En 1932, en la región de Amarasi de Timor, en Indonesia, las normas de los gobiernos locales obligaban a los agricultores migratorios, a plantar hileras de leucaena a lo largo de curvas a nivel en las parcelas de quema, antes de abandonarlas. Otras normas reservaban zonas para pastoreo y para otros tipos de cultivo fomentando la plantación de árboles frutales. Con el tiempo esta zona que se había degradado intensamente a causa del excesivo cultivo, se transformó en una región exportadora de alimentos (Metzner, 1983).

En la comunidad de Muquiyauyo, en los Andes peruanos, un sacerdote católico introdujo los eucaliptos al final de la década de 1870, porque en la zona faltaban árboles. Se nombró un comité local para adquirir más ejemplares y se organizaron proyectos locales para plantarlos en el pueblo y a lo largo de los caminos. La actividad se extendió a medida que la población iba apreciando la madera de eucalipto, utilizándola en la construcción de casas, la fabricación de herramientas, de muebles y como leña. A finales del siglo pasado y comienzos de éste, la industria minera proporcionó el mercado de postes de apoyo. Aunque esta especie no era considerada como la mejor para la construcción, se utilizaba abundantemente, ya que era de rápido crecimiento y disponible a bajo precio. Los aldeanos, también opinaban que loe árboles contribuían a embellecer su comunidad (Adams, 1959). La plantación organizada continuó, por lo menos, durante la década de 1930, con algunas plantas cultivadas localmente y otras traídas de distintas aldeas.

23) Eucaliptos - árboles exóticos frecuentemente apreciados

La difusión de margosa (Azadirachta indica) en el Africa occidental y en el Sahel, es otro ejemplo notable de la exitosa introducción de una nueva especie arbórea. En 1944 se introdujo en Senegal y en 1953 en Malí. En otras partes del Africa occidental, los servicios forestales la usaron abundantemente en plantaciones a lo largo de los caminos. Debido a su eran valor por el rápido crecimiento, la producción de madera con múltiples aplicaciones y a otros de sus productos, es uno de los árboles mas plantados en la región; la demanda de plantas continúa siendo alta (Taylor y Soumare, 1984).

3.1 Iniciativas durante el período colonial

Durante el periodo abarcado por la expansión colonial en los siglos XIX y XX, hubo numerosos esfuerzos para introducir sistemas de cultivo y manejo de los árboles. El enfoque principal de éstos, se centró en la protección forestal y de las reservas.

El sistema taungya era muy usado como un medio de reforestación. Tuvo su origen en Birmania a mediados del siglo XIX, donde fue introducido como un medio para controlar a los agricultores migratorios y para el cultivo de teca en gran escala. En este sistema, los agricultores plantan los árboles entre los cultivos para los alimentos en las parcelas desmontadas. Después de algunos años que ellos han cultivado y desmalezado sus siembras, cuando los árboles comienzan a dar sombra se trasladan a otro lugar del monte donde se repite el mismo ciclo. El taungya, que pronto se extendió a la India, Africa oriental y otros lugares, ha recibido el apoyo de los forestales por ser un método de plantación y de limpieza relativamente económico, que permite una utilización múltiple de los terrenos forestales.

Figura 1a Sistema de cultivos intercalados

Sin embargo, el mantenimiento de cultivos para alimentos en combinación con árboles, después del primer año, frecuentemente requiere de mas mano de obra que los métodos tradicionales de cultivo migratorio, los cuales fueron sustituidos por el sistema taungya. Por estas razones, las plantaciones que han tenido éxito, han tendido a estar asociadas con zonas que se caracterizan por el subempleo, un bajo nivel de vida y por escasez de tierras agrícolas (King, 1968). En estas condiciones, el taungya ha sido utilizado para evitar gastos públicos de plantación y limpieza en las áreas reforestadas, dando al mismo tiempo, la oportunidad a los trabajadores sin tierra de tener un empleo temporal y de producir sus propios cultivos agrícolas.

Figura 1b Sistema de rotación de cultivos agroforestal

Uno de los inconvenientes del sistema taungya, es que a veces se le considera como un método de explotación para los que no poseen terrenos (Seth, 1981). Cuando se aprovecha su mano de obra sin proporcionarles el acceso a la tierra por un largo plazo, se contribuye poco a estabilizar los ya inseguros sistemas de tenencia. De hecho, el temor a que los trabajadores movilicen apoyos políticos para obtener derechos de tenencia permanente para la producción agrícola, impide a veces, una utilización mas generalizada del taungya (Ball y Umeh, 1982). El fracaso de los proyectos, en ocasiones se ha atribuido al sabotaje realizado por los agricultores sin tierra, quienes temiendo que se les desplazase cuando los árboles crecieran, ocasionaban daños a las plantas.

La introducción de cultivos forestales junto al desarrollo de mercados internacionales para estos productos, probablemente ha sido una de las actividades coloniales de mayor impacto. Aun cuando los servicios agrícolas de aquel tiempo favorecían la gestión de plantaciones modelos de té, caucho, cacao, café y el cultivo de otros árboles, los pequeños propietarios adoptaron rápidamente estos cultivos comerciales. A menudo, esto ocurría a pesar del pesimismo oficial acerca de la capacidad de los agricultores para incorporar eficazmente estas especies arbóreas a sus sistemas de producción agrícola.

En Indonesia, los funcionarios del gobierno opinaban al principio, que el caucho Hevea sólo se podía cultivar adecuadamente en grandes plantaciones. Sin embargo, los agricultores migratorios incorporaron rápidamente el cultivo de él a sus sistemas; esto se debió en parte a los altos precios del producto en el mercado y también a que los comerciantes chinos los estimularon y les proporcionaron semillas. Estudios recientes han puesto de manifiesto que en Indonesia, algunas practicas de los cultivadores migratorios del caucho eran superiores a las de las plantaciones modelo (Pelzer, 1982); ahora, el gobierno está promoiendo activamente el cultivo por parte de los pequeños propietarios.

24) Los incentivos comerciales favorecieron la introducción de los árboles del caucho

Existen algunos otros ejemplos menos afortunados de actividades forestales a nivel comunitario, iniciadas como una respuesta a la creciente escasez de árboles. A mediados de la década de 1920, el servicio forestal colonial de Malawi inició un plan forestal de aldeas, promoviendo la protección de los bosques naturales. Se establecieron bosques comunales que quedaban bajo la jurisdicción de los jefes de aldea. El hecho de que las comunidades tradicionalmente reservaban áreas de matorral para protección, hizo surgir esperanzas de que el plan serla un éxito; pero esto fue visto con suspicacia por los aldeanos que temieron que les despojasen de la tierra.

En Kenya, el gobierno inició varias campañas de conservación de suelos y plantación de árboles. Sin embargo, al final de la década de 1940, las medidas de conservación de suelos habían llegado a ser enormemente impopulares, porque representaban un elemento básico de la política del gobierno colonial, en relación con la tierra. El período de emergencia Mau Mau interrumpió las actividades de plantación de árboles y pasaron años antes de que recuperasen el impulso anterior. En el pasado, estas actividades tenían algunos problemas que eran propios de la situación colonial: la población local tomaba a mal las iniciativas extranjeras, desconfiaba de los motivos del gobierno y temía además ser despojada de la tierra. Con demasiada frecuencia se utilizaba la coerción como medio para ejecutar proyectos. Incluso ahora, no es nada probable que la promoción del cultivo de especies arbóreas entre los campesinos sea un proceso fácil o sencillo, especialmente en aquellas zonas que mas lo necesitan. La gente ha cortado árboles en los lugares donde vive por razones que son importantes y validas. Por muy convincentes que parezcan los motivos para cultivar estas especies a nivel nacional, la gente tomara parte en esas actividades sólo si desde su perspectiva son factibles y atractivas.

3.2 La función de las innovaciones forestales en el medio rural

Donde el cultivo de los árboles es una opción factible y atractiva para los campesinos, puede no ser necesaria la introducción de nuevas prácticas de silvicultura. A pesar de la presión demográfica y económica, tanto hombres como mujeres pueden plantarlos y manejarlos en forma tal que continúen satisfaciendo sus necesidades. El planteamiento mas positivo en tales casos, puede muy bien consistir en afinar el sistema existente; pero incluso entonces, los planificadores tienen que estar dispuestos a preguntarse, si técnicas mas complejas de manejo mejoraran necesariamente los métodos que se están aplicando en la actualidad.

Con demasiada frecuencia se da por sentado que es necesario introducir nuevas prácticas. En una reciente evaluación de un proyecto sobre arboricultura de pequeños propietarios, en la provincia de llocas en Filipinas, se relacionó la no participación de los campesinos con deficiencias en el diseño del proyecto; hubo críticas a la publicidad, a la extensión y a la comercialización en el terreno, por haber fallado en la orientación adecuada hacia las necesidades de los agricultores (Hyman, 1983a).

Un estudio más detenido, mostró que las fallas eran mas básicas. El proyecto había intentado producir leña para el curado del tabaco pero sin haber realizado una evaluación previa de la demanda real de esta madera. De hecho los agricultores de la zona ya habían plantado un gran número de parcelas con árboles en sus pequeños terrenos para abastecer el mercado; por esa razón, se mostraban indecisos de cambiar sus eficaces prácticas de manejo. La existencia de estas parcelas no ha sido registrada, aun cuando parecen ser muy productivas. Consisten generalmente de bosques mixtos en los cuales predomina la Gliricidia sepium, que plantada en suelos profundos y cortada anualmente puede rendir hasta 40 m3/hectárea/año (Wiersum, 1983).

Este ejemplo sirve para ilustrar, que las actividades para tratar de solucionar la aparente escasez de madera o productos de los árboles, debería estar basada en un examen cuidadoso de la situación local. Más que suponer de partida que las intervenciones o las innovaciones son necesarias, una evaluación de las practicas locales existentes del cultivo forestal proporcionará un medio útil para identificar las acciones adecuadas en un determinado medio rural. Para dicho análisis podría utilizarse el esquema que aparece en la Figura 3.

Se debe enfatizar que la introducción de nuevas estrategias de cultivo y manejo de árboles, es solamente un tipo de respuesta a la escasez de recursos arbóreos. La gama de respuestas alternativas va desde no hacer nada hasta la introducción de sistemas radicalmente nuevos de silvicultura. Entre estos dos extremos, hay muchas posibilidades de diseñar estrategias para aumentar la eficacia de los sistemas de manejo y de producción de madera en el medio rural.

Figura 3 - Análisis de la necesidad de introducir innovaciones en el manejo de árboles

¿Existen prácticas tradicionales naturales en el manejo de árboles?


Estudiar si la planificación de arboles debe ser introducida o no, si es si, cuáles sistemas serian mas apropiados para ello.

¿Es la forma tradicional de manejo de los árboles sostenible y aceptable ecológicamente dentro del contexto socioeconómico existente?


Determinar si es necesario algún refuerzo de apoyo.

¿Al menos algunos agricultores han realizado gestiones adecuadas en el manejo de los arboles?


Introducir nuevas estrategias de manejo que sean apropiadas para las condiciones socioecológicas existentes.

¿Son estas practicas de manejo de los arboles ecológicamente sostenibles y socialmente aceptables dentro del contexto rural existente?


Promover una utilización mas generalizada de estrategias adecuadas.

¿Pueden transformarse esas prácticas tradicionales en una forma ecológicamente sostenible y socialmente aceptable de manejo de los árboles?


Introducir modificaciones aceptables de estas prácticas.


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