Indice Página siguiente


mujeres en Lesotho plantando árboles jóvenes como parte de un programa de repoblación forestal

Los árboles en la economía doméstica

En regiones no industrializadas los árboles están entrelazados de modo inextricable con la economía doméstica. Suministran leña, forraje y alimento. Facilitan medicamentos y sombra, incrementan la fertilidad de la tierra, proveen protección contra el viento y las lluvias. De ellos labran las mujeres muchos de los productos que se utilizan en casa-y muchas veces la misma casa. Quizá lo más importante de todo es que los árboles y el bosque ofrecen a muchas mujeres campesinas su única fuente de ingresos personales.

los árboles pueden proveer cinco elementos esénciales para la economía doméstica:

  1. alimento
  2. leña
  3. forraje
  4. productos para la casa
  5. ingresos

Los árboles y la alimentación

Los huertos del Asia suroriental ofrecen el más vívido ejemplo de la importancia de los árboles como fuente de alimentación para la familia. A menos de unos 50 metros de cada vivienda se hallan plátanos, cocos, anonas, mangos, crisófilos, guayabas, aguacates, y frutos del árbol del pan. En Indonesia, se han identificado no menos de 37 especies de árboles frutales en un solo huerto. Incluso en las sociedades del Oriente Medio, muchas mujeres plantan árboles frutales dentro del mismo.

La fruta forma parte de la dieta habitual de la mayoría de la gente. Pero los árboles proveen la nutrición bajo varias otras formas también. Las nueces—ricas en calorías y proteínas—nos ofrecen un ejemplo obvio. Las almendras del anacardo son muy apreciadas en varios países africanos. Y en el Kalahari, la comida corriente de los bosquimanos proviene del árbol mongongo (Ricinodendron digitata) que produce frutas y almendras. La almendra se tuesta y, si hace falta, se almacena.

Las hojas, las semillas, las vainas, la savia y la corteza de varios árboles forman parte de la dieta de mucha gente campesina. Las hojas del baobab, ricas en vitaminas, son un ingrediente principal de las salsas que acompañan los alimentos feculentos en varios países africanos. La fruta tan rica en vitaminas que proviene del mismo árbol se conoce bajo el nombre de pan de mono. La semilla del algarrobo (especie Parkia) o se preparan cuales judías o se hacen fermentar antes de añadirse a las salsas. Este alimento, rico en proteínas y materia grasa, se conoce bajo el nombre de dawa dawa en un país africano y se utiliza mucho para hacer la sopa. La savia de la palmera se convierte en vino mientras las semillas de otras especies de palmera se pueden utilizar a modo de aceite el cual constituye una fuente importante de energía y de vitamina A cuya falta da lugar a lesiones oculares en los niños de poca edad. En el Pacífico suroccidental la médula del sagú se convierte en un alimento básico, rico en fécula, el cual se utiliza en la preparación de sopas, pasteles y pudines.

Los árboles también ofrecen alimentación de manera indirecta. Por ejemplo, la gente campesina suele utilizar el bosque que les rodea como una fuente importante de miel y de hongos comestibles. Una investigación que se realizó en el noreste de Zambia reveló que lo que se calificaba como bosque inútil era en realidad una fuente capital de legumbres silvestres frondosas, hongos y orugas. Fuentes importantes de proteínas a la vez que proveedores de dinero contante, todos los tres eran recursos asignados a las mujeres quienes los preparaban o los vendían.

En casi todas las sociedades los árboles se utilizan, o sea en los campos o dentro del recinto doméstico—y a veces en ambos—como un medio de incrementar la fertilidad de la tierra, de evitar su erosión y de modificar el microclima a fin de que crezcan mejor los cultivos anuales. Bajo el calor intenso de algunos países tropicales, el ganado no podría sobrevivir sin la sombra que le ofrecen los árboles.

un huerto típico del Asia suroriental

  1. plátanos
  2. mangos
  3. cocos
  4. empalizada
  5. árboles para la sombra
  6. huerto
  7. aves de corral

Por consiguiente, los árboles proporcionan a las mujeres campesinas, directa o indirectamente, gran parte de la alimentación familiar. Pero hacen mucho más que esto: muchas veces constituyen la única fuente de alimentación familiar con la que se puede contar cuando se da una mala cosecha o durante aquellos períodos de carestía que hay entre cosecha y cosecha. En Tanzania, bastan dos o tres especies para proveer alguna alimentación durante todos los meses del año. Estudios llevados a cabo han demostrado que dichos árboles se utilizan más intensivamente durante periodos de carestía o de sequía, lo que subraya su papel como fuentes seguras de alimentación. Además, una vez arraigados, los árboles exigen poco cuidado y muchas veces no hace falta sino coger o recoger los frutos que suministran. Gran parte de la alimentación que producen los árboles se puede almacenar sin ser sometida a tratamiento alguno.

Los árboles son capaces de producir durante aquellos épocas en que jamás producen los cultivos anuales, por el simple hecho de que sus raíces profundas les ofrecen acceso a la humedad durante todo el año. El mango, por ejemplo, proporciona sus frutos al principio de la temporada de lluvias cuando se acaban de plantar los otros cultivos y todavía está muy lejana la cosecha. En el Sahel la presión del trabajo cuando se está sembrando puede ser tan intensa que no se dispone de tiempo para cocinar, y muchas familias cuentan para su nutrición con el fruto del mango que crece en los mismos campos de cultivo.

La importancia de los alimentos que se obtienen de los árboles se ve reflejada en las leyes y costumbres de varias sociedades. En muchas partes del Pacífico, por ejemplo, las mujeres tienen derecho a hacer uso del fruto del árbol del pan a pesar de que este árbol es de por sí competencia de los hombres quienes lo utilizan como fuente de madera para hacer muebles y canoas. En Nigeria las mujeres pueden tener derecho a la pepita de la palmera pero no lo tienen a su aceite el cual muchas veces se destina a la venta.

Debido a que la mujeres saben el valor de los árboles que se hallan dentro de su recinto doméstico ponen mucho cuidado en plantarlos y mantenerlos. En muchas sociedades rurales, si no en todas ellas, son sólo las mujeres quienes han acumulado las tradiciones locales sobre los alimentos y otros productos domésticos que producen los árboles. Una investigación que se realizó en Sierra Leona, por ejemplo, reveló que las mujeres sabían el nombre de 31 productos que solían recoger o fabricar gracias al monte bajo que los rodeaba mientras que los hombres no sabían sino el nombre de 8 de ellos.

los árboles y el bosque suministran muchas formas distintas de comestibles

  1. frutas
  2. nueces
  3. vainas
  4. hojas
  5. corteza/savia
  6. miel
  7. hongos

fuegos comunales como éste en la selva amazónica son un elemento importante de la vida de la mayoría de las comunidades rurales

Los árboles y la leña

Un granero lleno no es garantía alguna contra el hambre. Como bien lo saben las mujeres del Sahel, si no hay leña con que cocinar es muy posible que no haya nada que comer.

El aprovisionamiento de combustibles y el mantenimiento del fuego siempre han sido tareas de las mujeres, igual que la tarea mucho más ardua de recoger y transportar la leña. Un estudio realizado en Nepal ha indicado que allí las mujeres y las niñas recogen 84 por ciento de la leña. Ya que en muchos países la leña constituye el 80 o 90 por ciento de toda la madera que se consume, estos datos indican que las mujeres localizan y recogen mucho más de la mitad de toda la madera que se extrae de los árboles y del bosque.

La recolección y el transporte de la leña siempre han sido arduos. La escasez de leña, si ahora es más grave que nunca, no es un fenómeno reciente: en 1795, un explorador europeo notó que en una región que hoy día forma parte del Níger todo el bosque que circundaba Kaarta había sido desnudado hasta una distancia de tres kilómetros de la ciudad. Ahora las mujeres se ven obligadas a caminar mucho más de tres kilómetros para recoger la leña, y la leña que se consume en los pueblos más grandes y las ciudades viene a menudo desde una distancia de unos 100 kilómetros. Es tan severa la escasez de leña que se experimenta en Bangladesh, por ejemplo, que por regla general las mujeres campesinas y los niños pasan de 3 a 5 horas por día recogiéndola y transportándola.

Las mujeres conocen por propia práctica y experiencia cuáles son las maderas más convenientes para cocinar. Ellas saben cuáles arden lentamente y cuáles más rápidas, y saben también cuáles se encienden con facilidad.

El alcance de esta sabiduría a veces sorprende. En Burkina Faso, por ejemplo, algunas mujeres que participaban en una discusión acerca de las especies de árbol que se habrían que plantar como parte de un proyecto de repoblación forestal hablaron con autoridad de cierta variedad de eucalipto. Ellas sabían que si se quemaban sus hojas se mantenían a distancia los mosquitos, y que al cocerlas se produce un caldo que es útil en el tratamiento del catarro. Admitieron que ya que el eucalipto crece bien incluso bajo condiciones áridas y que no es apetitoso a los animales que buscan forraje, podría ser útil en un bosque de leña. Pero advirtieron que ninguna parte del árbol puede ser consumida por los seres humanos ni por el ganado y añadieron que talar su madera era difícil y exigía mucho tiempo. Aunque no pesaba mucho era pegajosa. No les gustaba el que se quemara con mucha intensidad a causa de la existencia en su madera de un aceite que consigue quemarla muy caliente y con rapidez, lo que no convenía cuando había que preparar la mayoría de las comidas del país que exigían más tiempo y que se cocinaban a fuego lento. Y se quejaban de que su humo le daba a la comida un resabio de mentol a la vez que irritaba los ojos. Insistían también en que cuando se plantaba este árbol en un huerto o en los campos de cultivo perjudicaba a otros cultivos y envenenaba la tierra.

Los efectos de la escasez de leña
Un examen de ocho aldeas del nordeste de Tailandia en donde la deforestación supone un problema serio ha revelado cómo la escasez de leña afecta la vida aldeana tailandesa. Conforme escasea la leña, las mujeres ya no pueden seleccionar el tamaño y tipo de leña que prefieren. Las raíces y los tocones que antes se dejaban en su sitio para formar sotos ahora se recogen para servir de leña, y las ramas verdes se talan de los árboles sanos (incluso de aquéllos que son tabú). No suele disminuir el peso de la leña que se consume para cocinar pero sí baja la calidad de ella— cuando ya no hay madera dura se recoge madera blanda; luego se utilizan residuos agrícolas tales como pedúnculos de mandioca, cáscaras de coco, y vainas secas. Por ende la recolección de la leña exige aún más tiempo y aumenta el trabajo de las mujeres.
La escasez de leña puede afectar los ingresos
En el nordeste de Tailandia la mejor leña se pone en reserva para que pueda ser utilizada en conexión con la fabricación de seda que exige temperaturas estrictamente controladas. Conforme escasean las leñas de alta calidad puede que las mujeres pierdan una fuente importante de ingresos. La fabricación de la sal que necesita muchas horas de ebullición tiende a desaparecer conforme escasea la leña.
Las prioridades por lo que respecta a la leña cambian de cultura en cultura
Los fuegos que se encienden debajo de la casa para el búfalo—y que mantienen a distancia el frío y los insectos—pueden consumir dos o tres veces la cantidad de leña que se consume durante la preparación de la comida. Pero estos fuegos se encienden incluso cuando escasea la leña.
La escasez de leña modifica los rituales
Una tradición consiste en que después de un parto se mantiene durante algunos días un buen fuego que proporcione calor y comodidad a la madre. Sin embargo el número de días durante los cuales este fuego se mantiene se reduce drásticamente cuando escasea la leña.
 conforme se profundiza la crisis de la leña se hacen más complicados y más eficaces los quemadores

Uno de los malentendidos que más frecuentemente se repiten es que las mujeres sólo recojan la leña para cocinar. Al contrario, el fuego doméstico es la fuente de muchos otros beneficios. En él se hierve el agua potable y se calienta la que se utiliza para lavarse. El pescado y la carne se ahuman sobre él. El fuego da luz cuando es de noche y calor con que secar una cosecha húmeda. Puede que se utilice también para curar tabaco, para hervir agua con que extraer medicamentos naturales de hojas o de corteza, y para elaborar tintes. El humo que sale del fuego mantiene a distancia los insectos. En algunos países el ganado suele calentarse junto al fuego doméstico en las noches frías (y en algunas aldeas montañosas de Tailandia esto consume más leña que cocinar—véase recuadro). El fuego puede tener muchos usos sociales y rituales, sobre todo como foco para las conversaciones de la tarde. En la India, por ejemplo, la incineración de los muertos consume mucha leña.

algunos usos de la leña:

  1. cocinar
  2. calentar el agua
  3. conservar alimentos
  4. luz y calor
  5. secar productos naturales
  6. usos sociales y rituales

La leña que recogen y transportan las mujeres tiene por ende muchas funciones. Cuando escasea, no es sólo la comida doméstica la que se ve amenazada: la base de toda la vida aldeana se modifica.

la larga caminata hacia casa—la recolección de la leña en Nepal

Los árboles y el forraje

En la mayoría de las sociedades las mujeres crían ganado. En Nepal les incumbe a ellas localizar forraje para el búfalo, tarea enorme ya que en un año cada bestia puede consumir hasta 40 toneladas de hierba y hojas. En otros países las mujeres crían aves de corral, cabras, cerdos, conejos y otro ganado menor los cuales desempeñan un papel importante en la nutrición familiar ya que suministran alimentos adicionales y ricos en proteína como la carne y la leche (algunas veces sirven también como animales de tiro). En las tierras altas del occidente de Costa Rica, las mujeres crían cerdos que se alimentan por la mayor parte de productos del huerto, frutas indígenas y otros productos arbóreos. Un 75 por ciento de las mujeres egipcias y jordanas tienen cabras, y en muchos países del Sahel la mayoría de las cabras (aunque raras veces la ganadería) las crían las mujeres.

en Nepal, recogiendo hojas para la pajaza de los animales (a la izquierda) y cortando forraje (sobre estas lineas)

En muchos países los árboles no se precian principalmente—como se pudiera pensar—por la leña que suministran. Por ejemplo, un estudio que se realizó en la provincia sudanesa del Nilo Blanco concluyó que el forraje era lo que más se valoraba, luego la sombra, mientras la leña y los postes ocupaban sólo el tercer lugar.

Los árboles son especialmente valiosos como fuentes de forraje porque frecuentemente lo proporcionan en una época en la que escasean las otras fuentes—típicamente hacia fines de la temporada de sequía o a comienzos de la de lluvias. La acacia albida, que se cultiva en muchas partes del continente africano o en campos cultivados o alrededor de ellos, lo proporciona en ambas épocas. Produce sus vainas avanzada la temporada de sequía mientras caen sus hojas apenas comenzada la de lluvias. Por consiguiente no da sombra a los cultivos en un momento crítico de su vida mientras proporciona alimento a los animales cuando hay poco que comer. Semejantes árboles desempeñanan un papel de suma importancia en regiones donde les incumbe a las mujeres la recolección del forraje. Sólo ahora se comienza a comprender los matices de este proceso. Un forraje mejor implica que haya animales de tiro más fuertes y tierras mejor cultivadas. Los cultivos también toman fuerza del humus que suministran las hojas y vainas caídas y del nitrógeno que ofrecen a la tierra los árboles leguminosos.

En momentos críticos del año agrícola, los árboles forrajeros son imprescindibles. En las zonas semi-áridas de Kenia, el guandú (Cajanus cajan), cultivo leñoso perenne, proporciona tanto la leña como el forraje durante las dos primeras semanas críticas de la siembra. Mientras los hombres quizá dispongan del tiempo libre para pacer su ganado sobre ejidos relativamente lejanos, los árboles forrajeros que crecen cerca de la casa permiten a las mujeres criar ganadería adicional. En el Himalaya el uso de dichos árboles está limitado a los períodos de trabajo más intensivo tales como el del trasplante del arroz.

productos arbóreos utilizados en la casa:

materiales de construcción

  1. armazones de casas
  2. techumbres
  3. revestimiento para el suelo
  4. pare
  5. tuberías de agua

utensilios

  1. cestos
  2. platos
  3. artículos de mesa
  4. recipentes para el agua
  5. muebles

huerto

  1. abrigos contra el viento
  2. árboles sombrosos
  3. empalizadas
  4. puentes

Los árboles y la familia

Las mujeres confían en la proximidad de los árboles para mantener varias partes del recinto doméstico. Mientras son normalmente—aunque no siempre—los hombres quienes toman como responsabilidad suya la construcción de la casa, casi siempre les toca a las mujeres el realizar obras secundarias de reparación. Los árboles suministran casi todo lo que necesitan: postes para los edificios y cobertizos, hojas para las techumbres, cañas y varas para el zarzo, y fibras para hacer bramante.

Muchos de los utensilios de que se sirven las mujeres en la casa y el recinto doméstico—cucharas, escobas, fuentes de cocina, morteros y manos de mortero— están hechos de madera que proviene de los árboles que crecen en las inmediaciones de la casa y que muchas veces se cultivan específicamente para este fin. Una cerca es esencial para la proteccion del huerto si se cría ganadería menor, y puede estar fabricada de matorrales o plantada a guisa de empalizada vegetal la cual tiene la ventaja de que pueda ser productiva de por sí. La recolección, construcción y reparación de la empalizada que circunda el recinto doméstico suelen incumbirles a las mujeres y constituye otro uso importante de la madera.

Entre los múltiples productos de los árboles son especialmente importantes los tintes y los medicamentos. La corteza de muchos árboles distintos proporciona toda una gama de colores con los cuales se puede tinturar la ropa aunque a menudo hay que hervirla durante largo rato para extraer y concentrar sus pigmentos naturales. Y en muchas regiones remotas los medicamentos que se extraen de los árboles y de las plantas forestales todavía constituyen la única forma de tratamiento médico fácilmente disponible. En la India, por ejemplo, el árbol tendú (Dióspyros melanoxlyon) posee una corteza astringente que se utiliza para tratar la diarrea y la dispepsia. Una vez secas sus flores también tienen la reputación de ser eficaces en el tratamiento de varias enfermedades urinarias, sanguíneas y de la piel.

la construcción de una cabaña en el norte del Senegal — una mujer Peul se sirve de una de las pocas materiales a su disposición

Los árboles suministran varios centenares de medicamentos que se utilizan extensamente en el tratamiento de enfermedades. En casi todas las sociedades tradicionales son las mujeres las que practican la medicina. En muchas partes se la considera un arte doméstico cuyos secretos la hija aprende de su madre.

Los árboles en cuanto fuente de sombra para el recinto doméstico merecen una mención especial. La importancia de la sombra se ha tenido en poco o ignorado del todo en muchos estudios de las funciones de los árboles. En realidad, la sombra que ellos ofrecen permite a familias enteras trabajar y vivir bajo condiciones que sin ella serían insoportables. Los árboles que crecen en los campos de cultivo ofrecen sombra a los niños pequeños mientras sus madres trasplantan o deshierban. Por esto, y también por razones estéticas, es por lo que las mujeres suelen plantar árboles alrededor de la casa y el recinto doméstico y también en los campos de cultivo donde ellas trabajan.

Los árboles como fuente de ingresos

Empresas en pequeña escala que explotan bosques para la recogida de materias brutas y las elaboran para crear productos útiles constituyen una fuente importante de ingresos para los pobres, y especialmente para las mujeres campesinas incluso las que pertenecen a familias sin tierras.

El bosque ofrece muchos materiales que con cuidado, destreza, y tiempo se pueden convertir en productos útiles — rota para la fabricación de muebles; fibras con las cuales se hacen redes, sogas y esteras; caña de bambú para cestería, gomas y resinas; y hojas que sirven para capas de cigarrillo (se estima que en la India la cosecha de hojas del tendú para capas de cigarrillo da empleo a casi 600 000 mujeres y niños— véase recuadro en la pág. 22).

En la India, a principios de la década de 1970, semejantes empresas en pequeña escala que se basaban en la explotación del bosque originaron un 25 por ciento de la totalidad de la producción forestal, más del 60 por ciento de las exportaciones forestales, y unos 1,6 millones de los 2,3 millones de empleos de la totalidad del sector forestal. Sin duda estas estadísticas representan una subestimación ya que raras veces se mantienen libros fidedignos cuando se trata de empresas en pequeña escala, muchas de las cuales emplean solamente a mujeres. Por ejemplo, un estudio que se llevó a cabo en la provincia egipcia de Fayum, puso de manifiesto que un 48 por ciento de las mujeres de la región trabajaban en pequeñas industrias forestales de un tipo u otro. Sin embargo el empleo en semejantes empresas tiende a ser o a media jornada o de temporada y los salarios son mínimos. Para la mujer que dispone de pocas posibilidades de ganar dinero, el bosque y sus productos frecuentemente ofrecen el mejor recurso.

artes tradicionales y artes nuevas—una nepalesa esculpe madera y una mujer tailandesa aprende apicultura

otras fuentes de ingresos—de izquierda a derecha: vendiendo hierbas, fabricando esteras, tejiendo cestos, y vendiendo leña

Ya que la escasez ha aumentado tanto el precio de la leña y del carbón vegetal muchas mujeres incrementan sus ingresos vendiendo la leña que recogen para otros. En un estudio de 14 aldeas de Himachal Pradesh (India) se reveló que un 70 por ciento de las mujeres caminaban más de 6 kilómetros cada día para recoger la leña o sea para venderla o sea por su propio uso. En Manipur, de 100 mujeres que se estudiaron, para las dos terceras partes constituían su única fuente de ingresos los productos menores del bosque que iban recogiendo.

La ventaja de todas estas actividades radica en que la materia bruta es accesible, el trabajo temporal, y el horario flexible— y por ende puede cuadrar con el trabajo agrícola temporal y las tareas cotidianas—y la inversión inicial es mínima. Para muchas mujeres, sobre todo para las de familias sin tierras y las que no tienen acceso a los ejidos, la recolección de los productos forestales y su transformación en productos comerciales representa la única manera en que pueden ganar dinero.

unos estudios que se realizaron en Uttar Pradesh (India) ponen de manifiesto la relativa importancia del bosque y de los ejidos para tres grupos de personas: los hombres, las mujeres, y las mujeres empobrecidas. Casi 50 por ciento de los ingresos del último grupo proviene del bosque y de los ejidos, cifra que se puede contrastar con la de aproximadamente 12,5 por ciento para los hombres


Inicěo de página Página siguiente