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PARTE I - NATURALEZA Y ALCANCE DEL PROBLEMA


Introducción
Dependencia rural respecto de los productos forestales
Limitaciones y condiciones

Introducción

Durante los últimos treinta años se ha registrado considerable actividad en la esfera del desarrollo económico. Se ha gastado una gran cantidad de dinero por parte de los gobiernos y de los organismos internacionales y bilaterales con el propósito de fomentar el crecimiento económico. Los organismos internacionales se han ampliado, ha aumentado casi exponencialmente el personal que se ha puesto a su disposición y los países en desarrollo han sido objeto de una plétora de misiones de expertos de una u otra clase, todas dedicadas a ayudarles para desarrollar sus respectivas economías.

A pesar de ello, el nivel de desarrollo de muchos países del Tercer Mundo continúa siendo alarmantemente bajo. Existe todavía mucha pobreza; hay todavía mucho subempleo y desempleo; sigue habiendo mucha malnutrición. En general, la condición del pobre, tanto en las zonas urbanas como en las rurales, ha empeorado. Cuando se ha producido algún desarrollo económico ha tenido lugar de una manera muy poco equitativa. La distancia entre los ricos y los pobres en muchos países en desarrollo ha aumentado, como ha aumentado entre las economías desarrolladas y las economías en desarrollo.

La suerte de los pobres de las zonas rurales es quizá más dura, mas dolorosa, mas desesperada, dadas las actuales políticas y programas, que la de los pobladores urbanos. Los problemas de las ciudades están concentrados y son agudos, y están constantemente a la vista de los políticos y administradores que tienen su base en la ciudad. Se dispone de soluciones manifiestas y "a la medida" en forma de fábricas, hospitales, escuelas, etc. Se pueden invertir grandes sumas en una pequeña superficie, fácilmente accesible para la inspección y el control. Por el contrario, los problemas del campo son difusos y crónicos y con frecuencia solo son visibles para el ojo del experto. Para remediar la situación en las zonas rurales suele ser necesario distribuir la inversión en grandes superficies. Este origina dificultades en la concepción, ejecución y evaluación de los programas. Hay, además, un "mecanismo de descarga" que garantiza que el exceso de miseria se transfiera del campo a la ciudad mediante la emigración. Por ello, los gobiernos tienden a invertir principalmente en el desarrollo urbano.

Las raíces del problema de la pobreza rural son, en general, el crecimiento de la población y el aumento de expectativas. Mientras las poblaciones se mantuvieron estables durante largos períodos, la forma de vida que habían desarrollado para sostenerlos les garantizaba unos niveles convenientes de producción para satisfacer las demandas conocidas. Sin embargo, en anos relativamente recientes, la mayoría de los países han pasado por un período de crecimiento rápido de la población, lo que ha hecho imposible mantener una producción suficiente mediante los métodos tradicionales a partir de la superficie de tierra disponible. Al mismo tiempo, la difusión de la información ha llevado a los pobladores del campo a aumentar sus exigencias y a desear los beneficios de que disfruta, según saben ahora, mucha gente de las ciudades.

En regiones densamente pobladas, muchas poblaciones rurales han sacrificado sus bosques, porque la madera es menos indispensable que los alimentos (aunque, a largo plazo, la falta de tierras arboladas pueda hacer descender la producción agrícola). Esto ha llevado con frecuencia a la erosión, en aquellos lugares en que se ha dado impulso a los cultivos agrícolas en tierras inadecuadas. Se ha logrado así un alivio temporal de la escasea de alimentos consumiendo el capital biológico de los arboles y el suelo, y dejando un capital mas reducido para la producción futura de todo tipo.

En el extremo opuesto se encuentran las comunidades humanas dispersas de los bosques tropicales densos. Sus poblaciones han disminuido en muchos casos debido a las enfermedades importadas y sus métodos tradicionales de producción mediante la caza y la recolección o mediante la agricultura migratoria están restringidos por las actividades de las sociedades vecinas y por la reducción de la superficie forestal. Tales comunidades habitan regiones donde hay un capital biológico masivo sin beneficiarse plenamente de sus productos. Si se quiere que estas comunidades se desarrollen serán necesarios nuevos sistemas de ordenación forestal.

Entre estos extremos hay muchos casos intermedios. Especialmente importante es el de las tierras mas áridas que se destinan principalmente al pastoreo. En ellas, las poblaciones rurales se han mantenido con frecuencia relativamente constantes y a un nivel reducido, pero el numero de animales ha aumentado para satisfacer la demanda creciente de las ciudades vecinas. Los bosques naturales se han reducido a unos vestigios lastimosos debido a la acción conjunta del pastoreo, los incendios y la explotación excesiva. El capital biológico del suelo y la vegetación se mantiene cerca de su nivel mínimo. La solución indudable de volver a introducir las tierras arboladas en tales áreas es particularmente difícil y depende principalmente, cuando no en su totalidad, de la buena disposición de la comunidad a limitar el pastoreo.

El crecimiento de la población no es la única raíz de la pobreza rural. En muchas zonas del mundo en desarrollo, la presión de la población sobre los recursos de tierras es relativamente débil, pero todavía siguen siendo pobres grandes sectores de la población rural mientras el desarrollo avanza a su alrededor. Esto es debido a limitaciones políticas y a estructuras de poder e institucionales desfasadas que contribuyen también de forma determinante a que el desarrollo no alcance a la mayoría de la población rural desposeída.

En los capítulos que siguen se trata de establecer principios aplicables a una amplia variedad de situaciones físicas y sociales y de dar ejemplos sobre técnicas apropiadas. Queda sin duda, fuera del alcance de este estudio el tener en cuenta todos los aspectos de los complejos problemas antes esbozados, que están en la raíz de la pobreza rural. El análisis de este estudio se centrará en la búsqueda de soluciones técnicas, como la elección de especies apropiadas, el encontrar formas de organizar mejor las comunidades para ejecutar las operaciones forestales, el modo de mejorar la difusión de conocimientos, etc. Sin embargo, al hacerlo es necesario reconocer un precepto básico del desarrollo rural, que tiene una aplicación mucho mas amplia que la que corresponde simplemente a su componente forestal.

El objetivo central del desarrollo rural es ayudar a los pobres de las zonas rurales a que lleguen a desenvolverse con sus propios esfuerzos para aliviar su situación. Esto no tendrá éxito a menos que refleje la propia interpretación de la población respecto a sus necesidades, problemas y aspiraciones. Por tanto, las actividades forestales en el desarrollo de las comunidades locales deben consistir en actividades forestales para la población y que comprometan a la población. Deben ser actividades forestales que comiencen en el primer escalón del desarrollo.

Dependencia rural respecto de los productos forestales


Madera para combustible y madera para construcción
Alimentación y medio ambiente
Ingresos y empleo

La importancia que revisten los bosques y los bienes y servicios procedentes de ellos para las poblaciones rurales de los países en desarrollo presenta tres aspectos principales. Los arboles del bosque proporcionan combustible y otros productos esenciales para atender necesidades básicas a nivel de la familia y de la comunidad rural. Los bosques y los terrenos forestales proporcionan alimentos y la estabilidad ambiental necesaria para una producción continuada de tales alimentos. Los bosques y los productos forestales pueden generar ingresos y empleo para la comunidad rural. Algunos de los beneficios que el sector forestal puede reportar a las comunidades rurales se resumen en el Cuadro 1 y se examinan mas ampliamente en las secciones que siguen.

Madera para combustible y madera para construcción

La madera es el combustible doméstico predominante para la población rural en los países en desarrollo y también para muchos pobres de las zonas urbanas. En muchas partes del mundo en desarrollo, la madera es también el principal material de construcción para refugios y viviendas.

Más de 1 500 millones de personas utilizan diariamente la madera para cocinar sus alimentos y para mantener unos niveles indispensables de calor en la vivienda. La madera es el combustible preferido porque puede utilizarse sin ningún equipo complicado, tanto en su aprovechamiento como en su distribución y puede adquirirse con poco gasto, con frecuencia sin mas gasto que el que representa su recogida. Para los pobres es frecuente que no existan alternativas para el combustible de madera u otros materiales orgánicos de que se dispone localmente. Los combustibles comerciales, aunque están disponibles, exigen efectuar desembolsos en metálico para la compra de estufas y equipos que suelen estar fuera del alcance de los pobres de las zonas rurales. Por tanto, una consecuencia del crecimiento de las poblaciones rurales es el aumento inexorable de las presiones sobre los recursos forestales disponibles localmente y sobre otras fuentes de material leñoso. La fuente de aprovisionamiento de madera para combustible avanza progresivamente desde la recolección de madera muerta hasta la poda de arboles vivos, el apeo de arboles, la destrucción total de la cubierta arbolada, la perdida de materia orgánica del suelo y, por ultimo, hasta el arranque de tocones y la extracción de matorral. A ello sigue la utilización para combustible de residuos agrícolas y estiércol animal, con el consiguiente daño para la estructura del suelo y su fertilidad.

CUADRO 1 BENEFICIOS DEL SECTOR FORESTAL PARA LAS COMUNIDADES RURALES

Producción

Características beneficiosas

Combustible

Bajo coste de utilización

Se puede producir localmente con un coste de desembolso reducido

Sustituye a los combustibles comerciales, que son costosos

Sustituye a los residuos agrícolas

Evita la destrucción de la cubierta protectora del terreno

Evita la dispersión de la mano de obra familiar

Mantiene la disponibilidad de alimentos cocinados

Materiales de construcción

Bajo coste de utilización

Se puede producir localmente con un coste de desembolso reducido

Sustituye a los materiales comerciales que son costosos

Mantiene/mejora la calidad de la vivienda

Alimento, forraje, pastoreo

Protección de las tierras agrícolas contra la erosión eólica e hídrica

Fuentes complementarias de alimento, forraje y pasto (p. ej. en períodos secos)

Medio ambiente para la producción suplementaria de alimentos (miel)

Mayor productividad de las tierras agrícolas marginales

Productos vendibles

Aumento de los ingresos del agricultor o de la comunidad

Diversificación de la economía de la comunidad

Empleo adicional

Materias primas

Insumos para la artesanía local, casas de campo e industrias de pequeña dimensión

(Además de los beneficios procedentes de los productos vendibles)


Al mismo tiempo, la progresiva desaparición de la madera en las proximidades de la comunidad representa un aumento de las penalidades sociales. Cada vez hay que dedicar mas tiempo de los miembros de la familia a recoger combustible. Se ha estimado que la recolección de madera para combustible exige en la actualidad 360 días - hombre anualmente por vivienda en Gambia, y de 250 a 300 días - hombre en la zona central de Tanzania. Cuando la situación empeora aun mas y la familia se ve forzada a comprar su combustible de madera, ello representa una pesada carga para el presupuesto familiar. Según la información disponible, hasta el 15% de los ingresos familiares se gasta en combustible en el altiplano de la República de Corea y hasta el 25% en las zonas mas pobres de la Sierra de los Andes y en la zona del Sahel.

Por último, esta escasez de madera para combustible puede afectar al bienestar nutricional de la población. En partes de Africa Occidental, la población se ha visto reducida a tomar una comida cocinada al día. En las tierras altas de Nepal solo se producen verduras que se pueden comer crudas. En Haití, un impedimento principal para la introducción de nuevos cultivos alimenticios, con un mejor valor nutritivo, en las zonas de montañas sin bosque es que tales alimentos exigirían un mayor cocinado.

Alimentación y medio ambiente

En la actualidad hay probablemente 200 millones de personas que viven en las zonas forestales tropicales y que practican la agricultura de "corte y quema" (agricultura migratoria) quizás en unos 300 millones de hectáreas (ha) de tierras forestales, para conseguir su alimentación diaria. En algunas zonas del sur y del sudeste de Asia, esta forma de uso de la tierra ocupa alrededor del 30% de la zona calificada oficialmente de bosque. Se han venido abajo en gran parte los sistemas tradicionales de agricultura migratoria, que recurrían a un largo período de barbecho bajo bosque para restaurar la fertilidad de suelos que sólo podían sostener cultivos agrícolas durante un numero limitado de anos. El aumento de las presiones demográficas y la migración hacia las zonas de bosque de gente sin tierras procedente de otros lugares han forzado a un acortamiento progresivo del período de barbecho hasta tal punto, que no es suficiente ni para restaurar la fertilidad del suelo ni para volver a dar una masa forestal utilizable. Tendencias análogas se observan en los terrenos arbolados mas abiertos de sabana de las zonas mas áridas. Los problemas del sistema de la goma arábiga del Sudán, que se exponen en el Apéndice 2, son en gran parte el resultado de las presiones para cultivar más tierras a expensas del período de barbecho bajo acacia. El futuro de tales áreas, en las cuales no se puede mantener la productividad bajo cultivo de modo indefinido, obliga a sistemas de producción conjunta de árboles y otros cultivos.

Además de la producción agrícola, hay otras muchas formas de posible dependencia de las comunidades rurales respecto de los bosques para su alimentación en unas u otras partes del mundo. La carne de monte y la miel proporcionan fuentes suplementarias de alimentos, así como una amplia variedad de tubérculos, frutas y hojas. La producción de pesca en bosques de pantanos o manglares puede ser también una fuente importante de proteínas, porque los manglares y los bosques pantanosos ofrecen un habitat protector y productivo muy valioso para la pesca.

En muchas zonas, los arboles son fuente de forraje. En Nepal, las hojas constituyen el 40% de la alimentación animal de un búfalo y alrededor del 25 por ciento de una vaca. En zonas forestales secas es frecuente que la ganadería no pueda sobrevivir sin el pastoreo en el bosque. En el Sahel, el forraje a base de hojas es la fuente principal de alimentación en la estación seca y el excesivo ramoneo de los arboles durante la reciente y prolongada sequía contribuyo en medida importante a la destrucción en gran escala de una cubierta forestal esencial.

A las presiones sobre el bosque procedentes de la agricultura migratoria vienen a sumarse las presiones para ocupar terrenos forestales, como consecuencia de la necesidad que tienen las crecientes poblaciones rurales de mas tierras para producir alimentos. En la mayoría de las zonas, los bosques constituyen el mayor remanente de tierras que pueden absorber una nueva ampliación en gran escala de la superficie bajo cultivo agrícola. Se ha estimado que la superficie existente de bosques en los países en desarrollo se esta reduciendo anualmente en 5 a 10 millones de hectáreas en América Latina, en 2 millones en Africa y en 4 millones en Asia. En la medida en que este proceso destine a la producción de alimentos tierras que puedan sostener la producción de cultivos, esto es lógico y así debe planificarse. Pero en grandes zonas, las presiones de las poblaciones en aumento fuerzan a los campesinos sin tierras hacia suelos que no pueden sostener la producción agrícola y hacia pendientes que no pueden cultivarse con seguridad, al menos con las técnicas y recursos de que disponen tales agricultores. Son bien conocidas las consecuencias de estas practicas, que se traducen en la erosión del suelo por el viento, el entarquinamiento, las inundaciones y las sequías. Alrededor del 10% de la población mundial vive en zonas de montaña, pero otro 40% vive en las tierras bajas adyacentes, de tal modo que la mitad de la humanidad está afectada directamente por los estragos que sufre el ambiente de las cuencas hidrográficas.

Según se informa, en la India, el 50% de la superficie total de tierras está gravemente afectada por la erosión hídrica y eólica. Se calcula que la pérdida de la capa fértil superior del suelo es de unos 6 000 millones de toneladas anuales. En el Paquistán, la erosión afecta al 76% de la superficie total de tierras. Nepal es quizá uno de los casos más dramáticos de este tipo en Asia. En muchas partes de Nepal, los bosques han sido desmontados hasta los 2 000 metros (m). Hay pendientes del 100% que están bajo cultivo. Se producen grandes deslizamientos de tierras durante los períodos de lluvias persistentes, los cuales destruyen vidas y cosechas y arrastran consigo el humus necesario. Tales deslizamientos acaecen cada vez con mayor frecuencia en las montañas de Nepal, debido en parte a que están desapareciendo con rapidez los árboles que sostienen el terreno. En la actualidad, la lixiviación y eliminación de la capa superior del suelo es una amenaza para la productividad agrícola de los campos de cultivo que quedan. Panoramas similares, quizás en cierta medida menos pronunciados, pueden encontrarse en todas partes en las zonas de montaña de otras regiones del mundo.

La erosión de los suelos agrícolas se traduce con frecuencia en el entarquinamiento de ríos y embalses de agua. Así, el lecho del río Terai del Nepal, se está elevando entre 15 y 30 cm al ano. La elevación del lecho de los ríos, que se produce debido a la acelerada erosión del suelo y el consiguiente entarquinamiento, es una causa principal de las inundaciones más peligrosas y frecuentes en todas las regiones. Pero la sedimentación ocasiona también la pérdida de capacidad de almacenamiento de agua en los embalses. En el subcontinente indio se calcula que el embalse de Mangla recibe cada año 100 millones de toneladas de sedimentos, de las cuales el río Jhelum, debido a la corta y quema indiscriminada del bosque en la cabecera de la cuenca, aporta cerca del 80%. El embalse de Mangla se construyo para que durase unos 100 anos o más La medida de los sedimentos, después de pocos años de funcionamiento, indica que la mayoría de la capacidad del embalse se habrá perdido dentro de 50 - 75 anos. Son ejemplos ilustrativos de otros muchos casos similares.

El proceso de degración ambiental que sigue a la destrucción de la cubierta arbolada se suele acelerar por las presiones debidas a la recolección de madera para combustible. Estas tienden a ser mas pronunciadas en la proximidad de los grandes pueblos y ciudades. La madera es el combustible preferido no solo de los pobres del sector rural, sino también de muchos pobres de las zonas urbanas que la utilizan principalmente en forma de carbón vegetal. Las grandes y concentradas demandas a que da lugar han llevado a la ruina de grandes extensiones desarboladas en zonas periurbanas de muchas partes de Africa, Asia y América Latina, donde con frecuencia las áreas afectadas se extienden a una velocidad terrible.

Ingresos y empleo

Los bosques y los arboles pueden producir cosechas comerciales como hongos, castañas, nueces y piñones. El bambú se puede cultivar para la producción de brotes, como se hace en el Japón. En muchos países se cultivan arboles a nivel de pequeña propiedad, para proporcionar madera para combustible destinada a la venta a las zonas urbanas y semiurbanas. En la India, los ingresos procedentes de la recogida y venta de madera para combustible constituye una parte importante de la economía de los pobladores de las aldeas forestales, especialmente para los componentes mas pobres de estas. El cultivo de arboles puede proporcionar también cosechas rentables de madera industrial, como sucede con la madera para pasta producida por agricultores en las Filipinas. Entre lo productos distintos de la madera, la goma arábiga que se produce en el Sudan como cultivo agrícola es uno de los productos de exportación más importantes de dicho país.

Además de los ingresos y del empleo generados por su explotación industrial, los bosques proporcionan también madera para construcción y otras materias primas para operarios locales y artesanos en pequeña escala y para actividades de transformación. En todo el mundo en desarrollo, las puertas y otros trabajos de madera para los constructores, mobiliarios, herramientas y otros insumos agrícolas, como los piquetes para cercas, se hacen localmente dentro de la comunidad. Estos productos, junto con la artesanía de madera y otros productos a base de materias primas distintas de la madera, como ocurre con la seda tasar, pueden venderse también fuera de la comunidad.

El sector forestal puede contribuir asimismo a los ingresos rurales en formas menos directas. Si las otras alternativas para elevar los ingresos de los pobres del sector rural no son prometedoras, el establecimiento de parcelas de bosque para combustible puede proporcionar un medio de aumentar sus ingresos al sustituir al estiércol y los residuos agrícolas que se pueden devolver al suelo aumentando así el rendimiento de los cultivos. De esta forma, los bosques pueden contribuir también a una distribución mas equitativa de los ingresos. Puede resultar más sencillo ayudar a los pobres proporcionándoles combustible en forma de madera en lugar de hacerlo con beneficios similares mediante los impuestos y la redistribución.

Limitaciones y condiciones


Competencia respecto a la tierra
La escala de tiempos de la silvicultura
Distribución espacial de los beneficios
Limitaciones institucionales y técnicas

Guando existan bosques explotables, pero que no benefician plenamente a las comunidades locales es posible que resulte relativamente sencillo idear y ejecutar los ajustes necesarios en los sistemas de ordenación. Cuando los bosques hayan sido destruidos, para dar paso a la agricultura o al pastoreo, o por no haber tenido en cuenta los principios de renovación del recurso, es probable que la re introducción del bosque plantee muchos problemas. En consecuencia, el examen que se realiza en las secciones siguientes se enfoca sobre esta última materia. Esto no debe interpretarse como que la mayor parte de las actividades forestales de comunidades se dediquen a la forestación y a la repoblación.

Una gran proporción de ellas debe consagrarse a una mejor ordenación de los bosques naturales en benefició de la población local.

En el Cuadro 2 se resumen algunos de los factores que hay que tener en cuenta al analizar el puesto del sector forestal en una economía rural; estos factores y algunas posibles respuestas se examinan con mayor detalle en secciones posteriores.

CUADRO 2 FACTORES QUE DEBEN TENERSE EN CUENTA AL ANALIZAR EL PUESTO DEL SECTOR FORESTAL EN UNA ECONOMIA RURAL

Factores

Posibles respuestas

Competencia respecto a la tierra (los árboles constituyen un uso menos intensivo de la tierra que los cultivos agrícolas)


- Competencia respecto a tierras forestales

- Arboles y cultivos intercalados

- Distribuir racionalmente la tierra forestal entre arboles y cultivos

- Mejorar los beneficios no alimentarios para las comunidades forestales: empleo forestal y en industrias forestales; ingresos procedentes de productos forestales secundarios; infraestructura social, etc.

- Competencia respecto a tierras agrícolas de pastoreo para la repoblación forestal

- Plantar árboles en: bordes de carreteras, márgenes de ríos, límites de fincas y otras zonas no utilizadas; áreas marginales para la producción agrícola; áreas erosionables inadecuadas para la producción de cultivos para pastoreo

- Mejorar la productividades en las zonas mejores para cultivo a fin de dejar otras tierras para la producción de árboles

- Plantar especies de uso múltiple o mezclas de especies para aumentar la productividad

- Intercalar árboles con otros cultivos o combinarlos con el pastoreo

- Introducir fuentes adicionales de ingresos (por ej. Apicultura)

La escala de tiempos del sector forestal (ingresos diferidos procedentes de la producción de arboles)


- La producción procedente de los arboles no resuelve necesidades inmediatas

- Plantar especies de uso múltiple, o mezclas de especies, que den pronto algún rendimiento

- Proporcionar ayuda financiera durante los períodos de establecimiento: prestamos a bajo interés, subvenciones, subsidios, empleo asalariado, etc.

- Introducir o ampliar las fuentes complementarias de ingresos no forestales

- El riesgo de que el productor no sea el beneficiario

- Garantizar la seguridad de tenencia de la tierra utilizada para la producción forestal

Distribución dispersa de los beneficios procedentes de las actividades forestales


- Los beneficios procedentes de los bosques de protección o de la producción de madera pueden ir a parar en parte fuera de la comunidad

- Dar compensaciones por los beneficios que se pierden o por los insumos proporcionados por la comunidad, que producen beneficios fuera de ella

Escasez estacional de mano de obra

- Adoptar sistemas forestales que no compitan con los máximos de demanda de mano de obra

Falta de tradición forestal (falta de costumbre respecto a las técnicas necesarias, falta de comprensión de causas y efectos, formas de comportamiento contrarias a lo forestal, marco institucional inadecuado)

- Prestar orientación y apoyo mediante servicios de extensión: educación de la producción, asesoramiento técnico e insumos técnicos, capacitación en los niveles inferiores

- Proyectos demostrativos

- Estimular las agrupaciones de productores (cooperativas, etc.)

- Legislación y reglamentación


Competencia respecto a la tierra

Los sistemas forestales tradicionales de tipo comunal suelen ser apropiados para zonas de baja densidad demográfica, en las cuales la abundancia de tierras permite la integración de las actividades forestales en unas partes de la superficie con la producción de cultivos en otras, o bien un uso extensivo de la superficie para arboles y para pastoreo. Son típicos del primer caso los sistemas de agricultura migratoria, con sus períodos de barbecho bajo cubierta forestal y las modificaciones de este sistema como lo ilustra el ejemplo del sistema de la goma arábiga del Sudan. Son característicos del segundo caso los sistemas de pastoreo y actividad forestal del Sahel. Sin embargo, como se ha señalado anteriormente, en muchos casos tales sistemas han sido incapaces de sostener la creciente presión de la población. Los primeros síntomas de agotamiento suelen consistir en la expansión de la componente agrícola intensiva a expensas de la componente forestal extensiva.

Tal competencia es, naturalmente, mucho más intensa cuando la presión de la población es fuerte y la tierra se presta para el cultivo, aunque sea sobre base temporal. Incluso cuando es evidente la necesidad de mantener el terreno con cubierta arbolada, como sucede en laderas pobres y empinadas de las montañas de Java, Nepal y Colombia, el sector forestal da paso al imperativo mas urgente de la tierra para la producción de alimentos. Una condición clara para incluir la silvicultura en tales situaciones es que vaya acompañada de medidas que proporcionen al agricultor o a la comunidad formas alternativas de producir el cultivo o ganados, o los ingresos a que se renuncia al destinar parte de la tierra a arboles.

Siempre que la economía local esté basada en una agricultura de subsistencia, el alimento cotidiano es el principal factor que determina el uso de la tierra, en combinación con el tamaño de la población y las técnicas de producción, teniendo precedencia sus exigencias respecto a las del bosque. Dietas basadas en un solo cereal, producido mediante la alternativa de cultivo y barbecho, necesitan una gran superficie por familia, siendo muy probable que excluyan a la silvicultura. Las dietas que exigen mayor contenido de productos animales obtenidos mediante pastoreo libre hacen casi imposible la regeneración forestal, incluso con niveles bajos de población humana, especialmente si el excedente de ganado se vende con facilidad.

Los hábitos alimentarios figuran entre los elementos mas arraigados y estables de una forma de vida. Se aprenden desde muy jóvenes y se suelen reforzar por ciertas creencias sobre la salud, la fertilidad o incluso por circunstancias morales. Y en algunos casos están consagrados por la religión. De aquí que con frecuencia, la introducción de nuevos alimentos este llena de dificultades, debiendo intentarse lentamente. Sin embargo, tal introducción suele ser importante, porque si se logra una mayor variedad, será posible hacer una rotación de cultivos e integrar la agricultura y la ganadería, facilitando la producción de mas alimentos en una superficie menor. Además, la introducción de cultivos comerciales puede permitir comprar algunos de los alimentos tradicionales en intercambio con la producción de una superficie todavía menor. De esta forma pueden dejarse tierras para actividades forestales.

Las técnicas conocidas de producción de alimentos, aunque son menos fundamentales que la dieta como parte de una cultura, no son en modo alguno fortuitas. Los métodos agrícolas y de pastoreo determinan las horas y las estaciones de trabajo y están sujetos a la división del trabajo entre sexos y grupos de edad, lo que a su vez forma parte integrante de la estructura social. Una población que disfruta de la holganza que permite un pastoreo libre o la dependencia de una sola planta agrícola principal tendrá dificultad en adaptarse a métodos mas intensivos. Cuando el cultivo agrícola esté asignado a las mujeres o el cuidado de los ganados a los niños, es probable que exista una fuerte resistencia de los hombres a sistemas mas eficientes qué requieran que parte del trabajo pase a los hombres. Tales características obstaculizan también el liberar tierras para la silvicultura.

Las técnicas de preparación de alimentos parecen ser menos fundamentales para un sistema de vida que las técnicas de producción. El paso de la madera para combustible al estiércol o a los combustibles fósiles ha sido realizado por innumerables sociedades. Por tanto la escasez de madera para combustible se siente menos agudamente que muchos de los cambios necesarios para poder destinar tierras a su producción. Por consiguiente, a fin de estimular el uso más conveniente de la madera y la producción de arboles o el cuidado de éstos, necesarios para producir dicha madera, puede imponerse realizar cambios en las actitudes y en las costumbres. Es muy posible que esto solo se logre si se tienen en cuenta las costumbres y tradiciones locales.

La competencia directa con la producción de alimentos respecto a las tierras puede evitarse utilizando áreas no utilizadas. Sin embargo, incluso en estas extensiones debe tenerse cuidado de seleccionar las especies de arboles que presenten la mayor productividad posible y que puedan competir con cultivos alternativos no alimenticios (incluyendo otros cultivos arbóreos, como el árbol del caucho y la palma de aceite). En partes de la India, sobre todo en el Oeste de Bengala, se ha difundido el uso de los bordes de carreteras y de los linderos de los campos utilizando arboles como el shisham (Dalbergia latifolia) y el sissoo (D. sissoo) que dan un mínimo de sombra y de competencia de las raíces a los cultivos adyacentes. También en China se plantan arboles de tal modo que se reduce al mínimo la competencia entre sí y con los cultivos alimenticios. Se hace un cultivo intercalado, entre las hileras de árboles de las plantaciones, durante los dos primeros anos. Los árboles se plantan en terrenos desnudos, alrededor de las viviendas, a lo largo de las carreteras y de las márgenes de los ríos y alrededor de las aldeas. Se prefieren las especies de crecimiento rápido y las que proporcionan hojas, nueces, frutos o corteza para el uso doméstico y para los trabajos de artesanía. En esta "plantación de cuatro caras" (carretera, río, vivienda y aldea) participa activamente la población para ayudar a resolver los problemas de combustible.

La inserción de los arboles en las formas intensivas de uso de la tierra se puede lograr también mediante diversas formas de cultivos intercalados para conseguir la utilización múltiple del suelo. En Java, donde la presión sobre la tierra es particularmente intensa, la superficie destinada a arboles se intercala con herbáceas para proporcionar forraje a los animales estabulados. El forraje, en este caso en forma de hojas de arboles apropiados, es una componente importante de la solución que se esta ensayando en las zonas de montaña de Nepal. En este país son igualmente importantes las medidas para elevar la productividad de las cosechas en las zonas mas llanas y mas cultivables y para mejorar otros aspectos de la economía de la comunidad y su infraestructura física y social a fin de que puedan destinar tierras a una cubierta arbolada.

Todo el problema de la utilización de la tierra suele resultar confuso por la falta de información sobre la aptitud del suelo y sobre los factores necesarios para la planificación del uso de la tierra. Rara vez se conocen los límites entre las tierras que pueden mantener cultivos agrícolas sostenidos y las que tienen que dedicarse periódica o permanentemente a cubierta forestal. Muchas tierras forestales que son inapropiadas para agricultura permanente son desmontadas con preferencia a otras tierras adyacentes que sí son adecuadas, lo que se debe a ignorancia.

La escala de tiempos de la silvicultura

En muchos casos, el apego a una alimentación y a una técnica de producción determinadas se ve reforzado por consideraciones que proceden de la escala cronológica de la silvicultura. Históricamente, las poblaciones rurales han desarrollado una dependencia respecto de las producciones del bosque debido a que éste existía como recurso natural, local, abundante y disponible al que se podía recurrir a voluntad. Mientras siguió siendo abundante, este proceso de explotación del capital forestal existente podía producirse sin tener en cuenta el tiempo relativamente largo que implica la producción de madera de tamaños utilizables. Sin embargo, una vez que se llega al punto en que solo se puede continuar suministrando la madera a base de producirla, el tiempo necesario puede convertirse en un importante factor restrictivo.

La escala cronológica de la silvicultura no puede por menos de estar en pugna con las prioridades de los pobres del sector rural, que están lógicamente orientadas a atender sus necesidades básicas actuales. Es probable que éstas sean imperiosas, especialmente en situaciones de subsistencia. La tierra, la mano de obra y otros recursos que podrían dedicarse a proporcionar alimentos, combustibles e ingresos que son necesarios hoy, no pueden destinarse con facilitad a la producción de madera de la que solo se dispondrá en el futuro después de transcurridos varios o muchos años. Un gran esfuerzo realizado en la India con comunidades dependientes del bosque a fin de inducirles a renunciar a los derechos de uso en el bosque y a adoptar sistemas de ordenación forestal fracasaron precisamente en esta materia. La sustracción de madera del bosque y su venta como combustible a los mercados urbanos y semiurbanos próximos constituían una fuente importante de ingresos para los pobres de las aldeas. No hubo ningún incentivo compensatorio a nivel de la comunidad con fuerza suficiente para neutralizar eficazmente estos intereses creados en favor del statu quo.

La silvicultura sólo puede continuar existiendo o introducirse a nivel de la comunidad si permite atender a estas necesidades reales presentes. Si existe todavía una cubierta forestal en la zona puede ser posible proporcionar la misma producción de una manera menos destructiva. Por ejemplo, en una zona del centro de la India, la corta local destructiva del bosque se detuvo y se invirtió el proceso concentrando las cortas en tramos anuales y protegiendo el resto de la superficie para que pudiera regenerarse naturalmente. Experiencias recientes en zonas tan distintas como las montañas de Nepal y el borde sur del Sahel han demostrado también la capacidad, de los bosques para regenerarse sin mas aporte que la protección de los mismos.

Con la introducción de la silvicultura de plantación, el vacío existente entre el establecimiento y la producción puede convertirse en una limitación mas rigurosa. En las Filipinas se proporcionaron créditos a los agricultores que producían árboles. En Tailandia y en la cuenca del río Solo, de Indonesia, fue necesario proporcionar pagos en metálico para este período inicial. En la República de Corea se utilizo una, mezcla de especies en parcelas boscosas de aldea para combustible, con especies como la Lespedeza, que da ingresos desde el primer ano, intercalada con especies para producir madera para combustible y madera industrial en un período mas largo. En muchos sistemas de silvicultura se introdujo, junto con otras actividades que aseguraban suficientes ingresos para superar las dificultades de los agricultores durante el período necesario hasta que sus arboles comenzaban a producir.

Distribución espacial de los beneficios

En el caso de las comunidades forestales, las consideraciones relativas al tiempo son menos importantes que las derivadas de la distribución de los beneficios forestales en el espacio. Para el agricultor nómada, el bosque es tierra en la cual cultiva sus alimentos y sus cultivos comerciales, es fuente de combustible y de materiales de construcción y posiblemente de forraje, sombra, etc. Es evidente que no tiene ninguna importancia para él el hecho de que los arboles que él destruye o utiliza de esta forma puedan proporcionar la materia prima para una industria, y de este modo ingresos y empleo y productos elaborados que se puedan disfrutar en otro lugar. Esperar que adapte su forma de vida para acomodar estos intereses de los otros no es realista. Por lo tanto es probable que solo se produzca el establecimiento de sistemas forestales mas estables cultivo/árbol si la comunidad se beneficia de alguna forma y en medida conveniente del cambio que se introduce. Así, el sistema forestal de aldeas de Tailandia, que se expone en el Apéndice 2, solo comenzó a mostrarse atractivo para los pobladores de las áreas forestales cuando fue acompañado de la provisión de tierras para practicar la agricultura sedentaria, medios financieros y otras ayudas para llevarlo a cabo, así como una infraestructura de carácter social y físico.

La médula del problema para las comunidades forestales es, por lo tanto, que éstas suelen obtener beneficios insuficientes del bosque. El que esto sea así obedece con frecuencia a los objetivos convencionales de la ordenación forestal y a los sistemas administrativos que están orientados hacia la conservación, la producción de madera, la obtención de rentas y la regulación mediante una legislación y una reglamentación de carácter punitivo. La finalidad de la silvicultura en el desarrollo de tales comunidades es, en consecuencia, el comprometerles de una forma más completa, positiva y beneficiosa, en su utilización, ordenación y protección. Esto puede adoptar la forma de una mayor participación en el trabajo forestal, por ejemplo mediante cooperativas de explotación forestal o de aserrío, el desarrollo del potencial de ingresos procedentes de productos secundarios que se pueden obtener del bosque, por ejemplo la asistencia para establecer los sistemas de producción, distribución y mercadeo de productos como la miel, o mediante la asignación de tierras forestales para la producción combinada de cosechas forestales y agrícolas o para el pastoreo de los animales. Como se analiza más adelante, esto puede exigir una reorientación radical de los conceptos y sistemas forestales tradicionales.

La cuestión de la distribución de beneficios puede surgir también en sistemas para establecer cultivos forestales industriales mediante sistemas agrícolas que intercalan los árboles con los cultivos alimenticios y comerciales. Por sí mismos los árboles no reportarán beneficio directo para el agricultor. Son más bien un impedimento que complica considerablemente su tarea. Por ello, es probable que estos sistemas solo tengan éxito si el agricultor recibe una recompensa adecuada para él mismo. En muchas partes de los trópicos en que se han introducido tales sistemas, el principal incentivo se considera que es el alivio del hambre de tierra, la falta de disponibilidad de tierras en otras partes donde la población podría cultivarlas. Pero se ha observado que, con el tiempo, tales sistemas tienden a evolucionar hacia la agricultura sedentaria, con el rechazo del cultivo combinado de arboles, o hacia el empleo forestal permanente, como ha sucedido recientemente en Kenia y en Bangladesh. Esto indica que la tierra no es por sí misma un atractivo suficiente a no ser a corto de plazo.

Consideraciones similares se aplican a otros tipos de silvicultura. La cubierta forestal de las laderas mas altas de las montañas de Java, Nepal, Colombia y otros puntos puede proporcionar fácilmente beneficios directos tangibles a la comunidad en forma de protección contra los deslizamientos de tierras y contra una escorrentía excesiva de agua. Pero una gran parte del beneficio se hará sentir en regiones situadas aguas abajo, en forma de reducción de inundaciones, del entarquinamiento, de la erosión, etc. De nuevo, no es realista ni razonable esperar que la gente comprometa tierra, trabajo y otros recursos en tales áreas en beneficio de otros, a menos que sea recompensada adecuadamente.

Limitaciones institucionales y técnicas

Quedan otras situaciones en las cuales no hay falta de interés por la silvicultura ni se plantea ningún conflicto con otros aspectos del modo de vida, sino únicamente una falta de organización o de medios. El programa de pequeños bosques de aldea que se está desarrollando con mucho éxito en la República de Corea utiliza tierras demasiado inclinadas para el cultivo agrícola, que se reservan por ley para su utilización exclusiva en silvicultura. De este modo, el programa moviliza para este fin tierras ociosas que los distintos agricultores pobres no pueden repoblar forestalmente con sus recursos. En partes de Etiopía, Tanzania y Nigeria hay comunidades que sufren de escasez de madera para combustible y que han destinado a la repoblación forestal áreas marginales para la producción agrícola, como las partes más altas de las montañas y sus laderas.

Sin embargo, hay zonas que son marginales para la agricultura y que pueden ser también marginales para la silvicultura. Así ocurre especialmente en las zonas áridas y semiáridas, que tienden a imponer duras limitaciones climáticas al desarrollo de los árboles, en especial de las especies de crecimiento rápido que son necesarias si se quieren lograr resultados en un período aceptable. Las condiciones áridas imponen también otras limitaciones, incluyendo la disponibilidad de mano de obra. Esto no plantea un problema en la mayoría de los sistemas forestales de comunidades. En algunos, como en el sistema de goma arábiga del Sudán, la mayor parte del trabajo forestal corresponde a la temporada de menor actividad. Donde existe la tradición de que las mujeres trabajen en los campos, esto deja libres a los hombres de la familia para trabajar simultáneamente en silvicultura. En los trópicos húmedos, la plantación puede distribuirse durante un período suficientemente largo para evitar la competencia entre la plantación de árboles y los cultivos. Sin embargo, en las zonas áridas, la estación de plantación para ambas actividades es muy corta y coincide. Como consecuencia de ello, la disponibilidad de mano de obra para la plantación de árboles puede ser muy limitada y la planificación debe permitir suficiente flexibilidad para subsanar tal limitación.

La silvicultura en condiciones áridas se enfrenta con otra limitación más. La repoblación forestal satisfactoria en tierras secas comprende con frecuencia técnicas depuradas, como una labor profunda del suelo, que exige equipo complicado y costoso. Por tanto, con frecuencia puede ser una actividad que esté más allá de la capacidad y recursos de que dispone la comunidad local. Aunque la participación local será tan necesaria aquí como en cualquier otra parte a fin de garantizar el reconocimiento del papel beneficioso de la silvicultura y de la conveniencia de reservar tierras y proteger la masa forestal subsiguiente, es posible que la silvicultura como actividad que puede desarrollar la comunidad tenga que limitarse con frecuencia al manejo ordenado de la vegetación existente, por ejemplo, el control del uso y la regeneración mediante control del pastoreo en el Sahel. La silvicultura de plantación tendrá que caer con frecuencia en los brazos técnicos responsables del gobierno.

Es probable que los problemas técnicos de las zonas altas con fuerte pendiente vayan también mas allá de la capacidad de las comunidades locales. En tales áreas, cuyo problema consiste en gran parte en la estabilización del suelo y el control de la escorrentía de agua superficial, el establecimiento de la cubierta forestal en ciertas partes de la cuenca hidrográfica debe normalmente ir acompañado de medidas como la construcción de terrazas para poder obtener una producción agrícola permanente en otras partes. En muchos casos, los agricultores no tendrán los recursos para proceder en tal sentido. Por ejemplo, para establecer terrazas tendrían que renunciar a una cosecha. Por esta razón necesitaran una especie de apoyo externo como el que se proporciona en Java Central mediante ayuda alimentaria y en Túnez a través de créditos y la ayuda alimentaria.

Los problemas técnicos para llevar a cabo los trabajos forestales a nivel de comunidad no son peculiares de las regiones áridas o de las regiones altas. Aunque existen ejemplos en que hay tradición de producir arboles, como en el Sudan, o cuando ha surgido o se ha difundido espontáneamente, como en partes del sur de la India, del este de Africa y de la sierra de los Andes, la falta de tradición de una silvicultura ordenada es la situación mas corriente en todo el mundo en desarrollo. Así ocurre que los agricultores no están familiarizados con la producción de especie arbóreas, con las propiedades de las distintas especies y su adaptabilidad a distintas estaciones y finalidades, con las técnicas de plantación y de cuidados culturales de los arboles y con las de aprovechamiento, etc.

Por ello no es de extrañar que una característica de los esfuerzos recientes de mayor éxito en materia de silvicultura de comunidad la haya constituido un sistema de apoyo técnico fuerte y sostenido, capaz de proporcionar asistencia e insumos esenciales, como el material de plantación y de mantener tal apoyo durante el período necesario para llegar a que la silvicultura sea una actividad que se mantenga por sí misma en una zona determinada.

El acceso a la tecnología y a los insumos puede no ser suficiente por sí solo. Para adoptar y ejecutar una actividad forestal, la comunidad puede necesitar una organización interna nueva o reforzar la existente. Por ejemplo, para llevar a la practica el sistema de bosques de aldea para leña en la República de Corea se establecieron asociaciones forestales en cada aldea para ejecutar el trabajo, variando la amplitud de la asistencia dada a cada una de ellas de acuerdo con el nivel en que la aldea había conseguido desenvolverse con sus propios medios. En Tailandia, el programa forestal de aldeas exigió el establecimiento de instituciones comunales totalmente nuevas. En la India las experiencias recogidas hasta ahora indican que la silvicultura ha exigido cambios que normalmente van mas allá de la competencia y autoridad del "panchayat" de la aldea.

Otra cuestión institucional es la seguridad dé la tenencia de la tierra. El agricultor o la comunidad deben tener seguridad suficiente de que continuarán controlando la tierra en que plantan los arboles cuando éstos estén listos para su aprovechamiento. En este sentido, un elemento importante en el proyecto de Filipinas de madera para pasta con pequeños propietarios fue que cada agricultor recibió al principio el título de propiedad de su tierra. Sin embargo, en este caso, esto ocasiono pocos problemas; la tierra era tierra forestal no utilizada, clasificada como enajenable y disponible para fines agrícolas. En muchas partes del mundo en desarrollo, la situación es mucho mas difícil. En grandes zonas, especialmente en América Latina y en el sur de Asia, donde la mayor parte de los agricultores son arrendatarios, la consiguiente inseguridad de la tenencia va fuertemente en contra de aquellas actividades que requieren un plazo relativamente largo como la silvicultura. En otros lugares, especialmente en ciertas regiones de Africa, las formas y tradiciones de utilización de las tierras tribuales o comunales no prevén ciertos usos que, como la silvicultura, exigen reservar tierras para una finalidad determinada durante períodos relativamente prolongados. Por ello, en muchas situaciones puede ser difícil introducir la silvicultura antes de llevar a la practica una reforma de mayor alcance en cuanto a la tenencia de la tierra o un cambio en la utilización de ésta.

Las consecuencias de la falta de tradición forestal tienden a extenderse mas allá de lo que representa una simple falta de conocimientos sobre la producción de arboles o de un marco institucional apropiado para llevarlo a la practica. Ello contrasta con una tradición agrícola que su le estar profundamente arraigada. Tal contraste se refleja inevitablemente en las actitudes respecto a la silvicultura, que son radicalmente distintas de las que se adoptan con respecto a los cultivos y a los animales. Con la excepción de la buena relación con el bosque de los pobladores forestales aborígenes, el bosque tiende a verse como un elemento negativo de entorno por muchos de los agricultores rurales pobres. Para el colonizador se trata de un impedimento para el desmonte de sus tierras que debe eliminarse cuanto antes y es al propio tiempo el refugio de sus enemigos. Estos puntos de vista pueden subsistir, en formas modificadas, mucho tiempo después de que el bosque se haya alejado de la vecindad inmediata de la comunidad. Por ejemplo, la hostilidad a los bosques y a los arboles puede persistir en zonas que sufren ya de escasez de madera para combustible y de postes para construcción, debido al daño causado a los cultivos por las aves a las que se ve instaladas en los árboles.

Otras actitudes y formas de comportamiento, basadas en el pasado, tienden también a ser hostiles a la silvicultura. Existe la actitud muy extendida antes mencionada de que la madera es un material gratuito y abundante que se puede recoger a voluntad. Hay falta de comprensión del papel de los arboles forestales en el mantenimiento de la fertilidad del suelo, así como la incapacidad o resistencia a reconocer las consecuencias de la pérdida del suelo, de la escasez de combustible, etc. que inevitablemente ira seguida por una destrucción continuada de la cubierta forestal adyacente. Aunque esto constituye evidentemente, al menos en parte, una medida de la prioridad de las necesidades actuales respecto de las futuras con frecuencia representa una medida de la ignorancia respecto a lo desconocido. Para las poblaciones de la mayoría de las zonas que se enfrentan ahora con las consecuencias del deterioro o desaparición de los bosques y de sus productos, esto no tiene precedente histórico. Nada hay en su pasado que pueda darles orientación o que pueda advertirles sobre lo que probablemente sucederá hasta que realmente sucede. Lo mismo viene a ocurrir respecto al efecto de la silvicultura. Puede que a la gente le resulte difícil percibir o aceptar los efectos beneficiosos de la silvicultura hasta que estos se producen.

Por tanto, la introducción de la silvicultura, o la conversión del uso destructivo del bosque en el uso ordenado de éste requerirá con frecuencia un cambio profundo en las actitudes y el comportamiento.

No se intenta aquí revivir la vieja doctrina de la resistencia del campesino al cambio, porque hay un millar de ejemplos de todo el mundo que han demostrado que muchos pobladores rurales son capaces de grandes cambios. Sin embargo, estando fuertemente apegados a un determinado sistema de valores, han tenido generalmente éxito en el cambio de los aspectos de la vida que son de menor importancia para ellos para proteger lo que es lo mas importante. En lugar de alterar sus sistemas de producción de alimentos, muchas aldeas han adoptado estrategias drásticas como, por ejemplo, la emigración temporal de los jóvenes: éstos se trasladan a las ciudades durante varios anos, dejando con frecuencia a sus mujeres e hijos, a fin de enviarles el dinero necesario para mantener a sus familias. Se ven recompensados por la posibilidad de regresar al campo para disfrutar su acostumbrado estilo de vida, aunque muchos de ellos cambian demasiado con la experiencia vivida para desear regresar con carácter permanente.

Por lo tanto, el problema no consiste simplemente en llevar el cambio a una población que se resiste a todo camino, sino en hacer compatible el cambio técnicamente deseable con los sistemas de valores que este parece amenazar. Cualquier solución voluntaria presupone la confianza por parte de la población y una actitud de simpatía con imaginación hacia la forma local de vida por parte de los instigadores del desarrollo. La alternativa es forzar el cambio con una población que no lo desea, lo que en general no debe fomentarse.

Queda una clase de limitaciones que pesan sobre la tarea de llevar el cambio a la población: se refieren a limitaciones resultantes de las deficiencias de la estructura burocrática encargada de esta tarea. Algunas son faltas que padecen la mayoría de las burocracias: procedimientos rígidos, mayor hincapié en la interpretación de las normas que en el carácter racional de éstas, capacitación inadecuada en los niveles inferiores, arrogancia de los pequeños funcionarios, especialmente con los pobres, etc. Existe también la tendencia a fragmentar la responsabilidad del esfuerzo del desarrollo rural dispersándolo entre numerosos organismos que no son capaces de armonizar adecuadamente y coordinar sus actividades. Importa que los programas para estimular la silvicultura en el desarrollo rural no contribuyan a esta fragmentación. La silvicultura no es mas que una parte de un complejo de distintas actividades que son necesarias para el desarrollo rural. Su contribución debe integrarse con el resto para que sea realmente eficaz.

Por último, existen ciertas características particulares de la silvicultura que no siempre conducen a conseguir una repercusión efectiva a nivel de la comunidad. Como ya se ha señalado, es probable que la preocupación tradicional del sector forestal por la conservación del bosque, combinada con los objetivos de la ordenación que se dirigen sobre todo a la producción de madera para la industria, no concuerden con las necesidades de la población rural que vive en el bosque y depende de él. Esta prevención se refleja normalmente en la estructura y dotación de personal de las administraciones forestales y en las prioridades presupuestarias del sector forestal. También se refleja en la formación tradicional de los forestales, quienes por ello encuentran con frecuencia que no están bien preparados para tratar con la gente en vez de tratar con los árboles. Es probable que la tarea que se plantea al sector forestal de contribuir a mejorar la condición de los pobres de las zonas rurales lleve consigo, en consecuencia, una reorientación radical que se extienda desde la política, pasando por todo el sistema, hasta llegar a sus fundamentos técnicos.


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