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Capítulo 2
Los atributos socioeconómicos de los árboles

¿Qué son los atributos socioeconómicos?

Este capítulo tiene por objeto conseguir una comprensión de los atributos socioeconómicos de los árboles, en su relación con la práctica de selección de especies durante la planificación de proyectos. Pero, antes de abordar esa cuestión, es necesario dedicar un poco de tiempo a aprender cómo reconocer un atributo socioeconómico.

Los atributos intrínsecos frente a los atributos asignados

Comenzaremos por distinguir entre los atributos “intrínsecos” y los “asignados”. Casi nadie negaría que los árboles tienen atributos biofísicos inherentes. Sin embargo, algunos atributos socioeconómicos les son enteramente asignados por la gente, mientras que otros tienen un carácter híbrido que refleja la interpretación socioeconómica imperante de los atributos biofísicos intrínsecos. Otros son una manifestación de atributos biofísicos latentes, que sólo se exteriorizan con la intervención humana. Examinemos estas diferencias presentando algunos ejemplos.

En todas las épocas y en cada región, los árboles se han considerado receptáculos para toda clase de simbolismos: “el árbol de la vida”, el “árbol del conocimiento”, “el árbol que habla”, etc. El simbolismo religioso es una fuente ilustrativa de lo que aquí significan los atributos socioeconómicos asignados. Tales ejemplos son importantes para la cuestión de seleccionar las especies, en cuanto la percepción popular de los árboles respecto a estos atributos asignados ejerce una influencia sobre su utilización (o no utilización).

Por consiguiente, un mismo árbol puede tener diferentes significados para distintas personas. Por ejemplo, el “árbol salchichón” (Kigelia africana) es preciado por los wakamba de Kenia oriental porque de él extraen un ingrediente importante para hacer una bebida alcohólica, mientras que entre la tribu Luo en Kenia occidental -donde la fruta en forma de salchichón se emplea en los ritos funerarios, como un sustituto simbólico del cuerpo de un pariente que ha sufrido una muerte violenta en un lugar distante y cuyos restos mortales no pudieron recuperarse- el árbol carece de asociaciones positivas (Raintree y Hoskins 1988).

En Senegal, a algunas plantas se las denomina “hermanas” porque fomentan mutuamente su desarrollo, mientras que a otras se las denomina “coesposas” porque se inhiben mutuamente el desarrollo. En el grupo étnico Bhil de la India, en el cual la poliginia tiene un significado social diferente, las “coesposas” son plantas que se desarrollan bien en convivencia (Hoskins 1987). Estos son ejemplos del empleo de analogías con las relaciones sociales humanas para caracterizar el comportamiento fitosociológico de las plantas. Las observaciones del comportamiento de las plantas pueden ser muy acertadas, constituyendo una manera de codificar ese conocimiento en una forma culturalmente transmisible. Pero, según lo demuestran estos dos ejemplos, la pertinencia de una analogía determinada puede limitarse a un grupo étnico específico.

Estos ejemplos ilustran la naturaleza “híbrida” de muchos de los atributos asignados a los árboles, ya que los atributos biofísicos objetivos reciben una interpretación socialmente subjetiva. Para los fines de nuestro estudio, los atributos socioeconómicos más importantes de los árboles son aquellos que los diferentes usuarios confieren a los árboles, de acuerdo con sus usos y su accesibilidad.

Los atributos legalmente asignados a los árboles constituyen uno de los conjuntos de influencias más poderosos sobre la utilización de los árboles. Siempre que exista la posibilidad de sanciones legales consistentes en multas e incluso encarcelamiento por haber infringido el código forestal al cortar un árbol “ilegal”, todos los demás atributos de los árboles pueden parecer insignificantes comparados con este atributo legal. La prohibición de talar todos los árboles de determinadas especies, aun cuando el posible usuario los haya plantado con su propio material de vivero y en sus propios terrenos, es una tremenda restricción sobre los proyectos de desarrollo forestal social en el Africa Occidental francohablante (Thomson 1987).

Los atributos legales pueden impulsar la plantación de ciertos árboles. En Gujurat, donde la prohibición normal de talar árboles se suspendió para los árboles de eucalipto, leucaena y casuarina, se dice que es arriesgado plantar otras especies, aun cuando estos tres árboles puedan satisfacer o no todas las necesidades de productos forestales de la población (Saxena 1988). Los gobiernos procuran ejercer control sobre la utilización de los árboles por la población, pero sus esfuerzos pueden tener efectos contraproducentes. Esto sucedió con la plantación de eucalipto en algunos lugares de la India, en los cuales este árbol se convirtió en un símbolo y en un punto de concentración de la resistencia popular a la interferencia del gobierno.

¿Tienen, realmente, atributos socioeconómicos los árboles? Es evidente que los árboles tienen atributos biofísicos intrínsecos y que éstos los hacen más idóneos o menos idóneos para diferentes usos. También es evidente que los diferentes usos de los árboles tienen distintos grados de conveniencia para diferentes usuarios, y que las características socioeconómicas del usuario individual (determinados por su posición dentro de una estructura social dada) influirán de alguna manera en la conveniencia de ciertos árboles y fijarán los límites de esa conveniencia.

Postulemos un conjunto de relaciones entre los atributos biofísicos de los árboles, que los vuelven adecuados para determinados usos, por una parte, y los atributos socioeconómicos de los usuarios, por otra parte. En este momento, todavía no está claro cuáles podrían ser esas relaciones en un caso determinado, o cuáles variables podrían intervenir para condicionarlas, pero sí está claro que todo el complejo se refiere a lo que podríamos considerar como los “atributos socioeconómicos” de los árboles. Para los fines de este estudio, lo que más interesa son aquellos atributos de los árboles que los vuelven útiles o inútiles, adoptables o no adoptables, provechosos o perjudiciales, convenientes o inconvenientes, etc., para diferentes usuarios en distintos medios socioeconómicos.

La relatividad de los atributos

Por consiguiente, un mismo árbol -e incluso los mismos atributos biofísicos de determinado árbol- pueden tener distintos atributos socioeconómicos o significados para diferentes personas. Para ilustrar la relatividad social de los atributos de los árboles, lo mejor es considerar las diversas maneras en las cuales se podría “errar” en la selección de determinada especie en el contexto de cierta comunidad. Podremos ver, de inmediato, que la selección de una especie podría ser: 1) errada para la comunidad en su totalidad; o, 2) errada para ciertos segmentos de la comunidad, solamente.

Es más probable que la selección de una especie arbórea sea errada para toda la comunidad, cuando un proyecto se inicia con firmes ideas preconcebidas respecto del tipo de árbol que se necesita, sin haber consultado primeramente con la comunidad sobre sus propias percepciones de la necesidad. Por ejemplo, al haber entrado en la corriente que se empeña en solucionar los problemas de “la crisis energética”, muchos proyectos de desarrollo forestal comunitario se planificaron con el objetivo primordial de dotar de leña a la población rural. No obstante, la literatura de evaluación de los proyectos demuestra, repetidamente, que la leña casi nunca es la primera prioridad de la gente del campo y que los árboles frutales, forrajeros o medicinales, o postes que se venden, suelen ser más importantes que la leña en la motivación para plantar árboles.

La selección de un árbol es errada sólo para determinados segmentos de la comunidad, cuando la adopción de la práctica de plantación de árboles resulta imposible, inconveniente o perjudicial para determinadas categorías de habitantes de la comunidad; por ejemplo, para los sin tierra, los pobres, pastores, trabajadores, usuarios de la propiedad comunal, mujeres, grupos étnicos minoritarios, etc., pero no para la comunidad total.

¿Se puede ser más específico sobre este aspecto? ¿Cuáles son las maneras específicas en las que una selección de especies podría ser errada para determinadas categorías de usuarios de los árboles? Está claro que cualquier árbol que se haya recomendado para la plantación puede ser inadecuado para un grupo de usuarios específicos, y puede serlo de cinco diferentes maneras, por lo menos:

  1. Una función inadecuada: por ejemplo, si el árbol no es conveniente para las necesidades sentidas del grupo de usuarios o para sus objetivos de producción generales; p. ej., árboles de leña cuando no se siente la escasez de leña, árboles que aumenten la fertilidad de los suelos donde esto no se considera un problema, árboles madereros en lugar de forrajeros para los pastores nómadas, árboles forrajeros cuando se estima que el forraje natural es suficiente, etc.

  2. Una orientación comercial inadecuada: por ejemplo, un árbol comercialmente aprovechable donde los árboles se necesitan principalmente para la subsistencia; un árbol comercialmente aprovechable donde los costos del transporte o la falta de infraestructura para comercializarlo imposibilitan una ganancia; o, al otro extremo, otro árbol de subsistencia más cuando se necesita uno comercialmente aprovechable para estimular la plantación de más árboles, etc.

  3. Terrenos inadecuados: cuando el árbol no es apropiado para las posibilidades espaciales del lugar; por ejemplo, si se intenta introducir un árbol que es más adecuado para las plantaciones en bloques de monocultivo, donde hay muy poca tierra que pueda destinarse a plantaciones para un solo uso y donde el uso predominante de la tierra está muy orientado a varias formas de cultivos intercalados; o, al contrario, si se escoge un árbol específicamente por su compatibilidad con otros cultivos, cuando hay abundantes tierras y ningún motivo para no escoger un ideotipo “competidor” más productivo.

  4. Mano de obra y conocimientos inadecuados: por ejemplo, un árbol que necesita cuidados culturales intensivos cuando no hay disponibilidad de mano de obra ni de conocimientos prácticos para ello, o cuando la gente está ocupada atendiendo otras necesidades más imperiosas; o un árbol que necesita muy poca mano de obra en una zona densamente poblada, donde es deseable la absorción de mano de obra o la creación de empleo.

  5. Necesidades de capital inadecuadas: árboles para los cuales se necesitan inversiones especiales de capital que difícilmente se podrán conseguir; por ejemplo, especies arbóreas leguminosas que prosperan solamente cuando son inoculadas con cepas especiales de Rhizobium que difícilmente se podrán conseguir localmente; o cuando se necesitan equipos especiales para el corte o procesamiento, que no están disponibles o son muy caros.

Estas consideraciones nos dan una idea general de las inquietudes abarcadas en nuestro estudio. Para comprenderlo mejor, veamos brevemente cómo se ha tratado el tema de los atributos de los árboles en la literatura botánica.

Atributos, ideotipos y especificaciones

El concepto del ideotipo, que fue creado por Donald (1968) y posteriormente desarrollado por Donald y Hamlin (1976) y otros para la fitogenética de los cultivos agrícolas, significa literalmente “una forma que denota una idea” (Dickmann 1985). Hasta el presente, el concepto de ideotipo ha sido empleado principalmente por los fitogenetistas para definir un modelo que luego se convierte en objeto de un programa de fitogenética. Un ideotipo especifica los atributos ideales de una planta para un fin determinado.

Nada hay en el poderoso concepto del ideotipo que pueda limitar la amplitud de la serie de objetivos considerados. Pero, en la práctica, la aplicación del concepto saca a la luz prejuicios disciplinarios que limitan la serie de objetivos que se han considerado. Por ejemplo, los ecólogos y silviculturistas forestales se han interesado, primordialmente, en la forma en que se comportan los árboles dentro de los rodales y han empleado el concepto del ideotipo principalmente para propugnar la selección y fitomejoramiento para plantaciones forestales industriales. Este interés está explícito en la explicación del concepto del ideotipo presentado por dickmann:

Los fitogenetistas seleccionan y mejoran los árboles y, al comienzo de cualquier programa de mejora de árboles, deben preguntarse lo siguiente: en un medio específico (o en un determinado tipo de sitio) si utilizamos un sistema de silvicultura prescrito y suponemos un uso final muy bien definido de los árboles aprovechables, ¿cuáles son las características precisas de un árbol de la especie en consideración que producirán un rendimiento cercano al máximo? La respuesta a esta pregunta bastante compleja es un árbol modelo, un “ideotipo”, y constituye el primer paso hacia la bioingeniería y las especies arbóreas mejoradas… En su sentido más amplio, un ideotipo es un modelo de planta que rendirá una mayor cantidad de productos útiles que los cultivares convencionales o las plantas silvestres. La formulación de un ideotipo es un paso realmente práctico, porque establece un objetivo claro y viable hacia cuyo logro pueden trabajar los fitogenetistas (Dickmann 1985).

El ideotipo descrito en el Cuadro 1 es un ejemplo de este tipo de aplicación desarrollada por técnicos forestales para plantaciones industriales en Finlandia.

Cuadro 1. El ideotipo del árbol de producción comercial resinoso para Finlandia (Larki y Tiberstedt 1985).

 Fuste
  de rápido crecimiento (altura y diámetro)
  recto
  poca conicidad
  corteza delgada
  madera de buena calidad
   
 Ramas
  de lento crecimiento
  cortas
  de pequeño diámetro
  ángulos subtendidos de unos 90° con el fuste
  pocas flores
  grandes áreas foliadas por peso unitario de ramas
  follaje persistente
  producen coronas largas, verdes, angostas (columnares o pendulares)
   
 Otros
  resistentes al viento
  tolerantes a la nieve

El sistema de manejo al cual se refiere este ideotipo, no se ha especificado en gran detalle porque se presupone que quien esté interesado en el ideotipo debe conocer las prácticas silvícolas reglamentarias dentro de la industria maderera finlandesa. Una de las principales razones para el fitomejoramiento de un árbol que se conforme bien a este ideotipo es el de reducir la necesidad silvicultural de poda lateral de las ramas, sustituyendo un árbol con otro que adopte la forma ideal de desarrollo sin esa poda. La mayoría de los atributos especificados en este ideotipo serían adecuados para las plantaciones industriales de árboles coníferos en cualquier lugar, pero algunos pueden ser específicos para determinadas condiciones limitantes en ciertos sitios (p. ej., que las ramas puedan soportar grandes pesos de nieve).

Este ejemplo ilustra otra característica del empleo de ideotipos en la literatura: las especificaciones relativas a diferentes atributos pueden presentar diferentes niveles de precisión. Compárese la especificación muy detallada de los atributos de las ramas correspondiente a la forma óptima de desarrollo con el requisito generalizado de “una buena calidad de la madera”. Podrían haberse dado especificaciones más detalladas de los atributos que constituyen “una buena calidad de la madera”, pero no era muy pertinente hacerlo para un ideotipo concebido para centrar la atención principal en la forma que adopta el desarrollo del árbol. Los ideotipos son creaciones flexibles de una imaginación entrenada, que han sido concebidos para cumplir los propósitos inmediatos de su creador. suelen ser bastante expansibles y pueden perfeccionarse casi infinitamente, a medida que vayan surgiendo especificaciones más detalladas para los atributos deseables. El Cuadro 2 presenta un ejemplo de un ideotipo sumamente perfeccionado, que evolucionó hasta su actual nivel de precisión a partir de una formulación original menos detallada de 1975.

Cuadro 2. Atributos de un ideotipo de álamo de cultivo intensivo y rotación corta para el centro norte de los EE.UU.
(Dickmann 1985)

 
Crecimiento y fenología
 Tasa de crecimiento anual rápida de los brotes (>2m/an)
 Crecimiento vertical rápido a principios del período vegetativo para maximizar rápidamente el índice de área foliar y un crecimiento más lento, posteriormente en ese período, para minimizar la formación de vasos.
 Hábito de crecimiento indeterminado, con las yemas constituidas poco antes de las primeras heladas.
 Alta relación brotes/raíces
 Rápida reorientación del flujo fotosintético hacia las raíces, una vez constituidas las yemas
 Competidor débil (“ideotipo” del árbol aprovechable)
 Aprovechamiento eficiente de los nutrientes del suelo
 Vigoroso brote en el tocón/cepa, pero débil brote en las raíces; pocos brotes con un fuerte control apical.
 Tolerancia a los herbicidas pre y post brote.
 Resistencia a los principales patógenos (p. ej., Septoria musiva, Cytospora chrysosperma, Melampsora medusae y Marssonina brunnea) y a los insectos (especialmente los desfoliadores y perforadores).
 
Copa y hojas
 Hojas grandes, verticalmente orientadas en la copa superior, que disminuyen gradualmente en tamaño hacia hojas más pequeñas, horizontalmente orientadas en la copa inferior.
 Hojas con gran velocidad fotosintética, gran peso foliar específico y alta relación entre la fotosíntesis neta y respiración nocturna y eficiencia en el aprovechamiento del agua.
 Hojas, especialmente en la copa superior, que permanecen hasta fines del otoño para maximizar el período de producción fotosintética.
 Relativamente pocas ramas laterales, vigorosas pero delgadas (para maximizar el número de unidades “fitoméricas”)
 Alta relación entre los brotes largos (indeterminados) y los brotes cortos en la copa inferior
 
Propiedades del fuste y de la madera
 Hábito de crecimiento excurrente con un fuste central recto
 Cámbium activo hasta muy avanzado el período vegetativo
 Corteza delgada, bajo contenido de células petrosas, y con más de 20% de contenido fibroso
 Médula pequeña
 Madera con pocas fibras gelatinosas y extractivas y con un contenido de vasos de <20%
 Gravedad específica c. 0,4 g/cm3
 Largo de las fibras >0,8 mm
 
Raíces
 Vigoroso enraizamiento a lo largo de las estacas de las especies frondosas
 Raíces primarias bien desarrolladas para la sujeción y explotación del agua y los nutrientes en el suelo
 Masa radicular fibrosa densa en los primeros 10 cm de suelo
 Predispuestas a la infección por endomicorrizas
 Fuerte captación de los elementos fotosintéticos, cuando el período vegetativo está avanzado

Este ideotipo, que se basa principalmente en los atributos morfológicos pero que también incluye algunos atributos fisiológicos y fenológicos, está concebido para adaptarse al siguiente sistema silvicultural y uso final establecido:

(a) un clon de la especie o híbrido de Populus se cultivaría a partir de esquejes retirados en un sitio fértil húmedo, bien drenado y cultivado cerca de los estados lacustres septentrionales (EE.UU); (b) el espaciamiento sería de aproximadamente 2 m × 2 m; (c) la maleza se controlaría durante los primeros dos años; (d) la rotación se haría entre seis y ocho años; (e) se emplearía la tala mecánica, con astillado en el sitio; (f) se haría pasta de las astillas de árboles enteros para producir cartón de forro; y (g) se lograría la regeneración del rodal mediante brotes de cepa (Dickmann 1985).

Un ideotipo denota un conjunto de atributos que son adecuados para un uso final específico, un sistema de manejo determinado y un conjunto de condiciones en el sitio. En principio, el propósito para el cual se ha concebido un ideotipo siempre debe especificarse con el grado de precisión ejemplificado por Dickmann, pero, por desgracia, esto casi nunca sucede. Si no se da una consideración explícita y sistemática al propósito para el cual se está proponiendo un ideotipo, el resultado puede ser muy distinto de lo propuesto.

En la silvicultura industrial, el objetivo de lograr una máxima producción maderera puede darse por sentado y no dar mucha importancia al no haber hecho explícito lo que se ha dado por supuesto: que los atributos del árbol deseable deben concordar con el objetivo de una máxima producción maderera. No obstante, como veremos más adelante en nuestra recapitulación de la controversia sobre el eucalipto en la India, al llevar esta suposición -que se da por sentada- desde la silvicultura industrial hasta el ámbito mucho más diverso y exigente de la agroforestería y el desarrollo forestal comunitario, se pueden crear problemas.

Los atributos fitosociológicos de los árboles como una base para la clasificación de los ideotipos

La forma en la cual los árboles interactúan recíprocamente y con otras plantas, puede influir considerablemente en su compatibilidad con las oportunidades espaciales de los diferentes plantadores de árboles. Dickmann (1985) presenta una visión global sucinta de cómo los atributos fitosociológicos han sido empleados por los técnicos forestales para clasificar los ideotipos predominantes de árboles de plantación.

Al dividir las especies en ‘tolerantes’ e ‘intolerantes’, el ecólogo forestal no hace más que reflejar el nicho competitivo de las especies. Donald y Hamblin (1976) definieron la competitividad de una manera que es más pertinente para este análisis. Propusieron la división de las plantas en los siguientes ideotipos: ‘aislamiento’, ‘competencia’ (que aquí se denomina ‘dominante’) y ‘producción’. Cada uno de ellos estaría caracterizado por una estrategia competitiva propia, y cada uno de ellos correspondería a un sistema cultural específico.

El ideotipo de ‘aislamiento’ es un árbol independiente que puede explotar su entorno al máximo posible. Produce una copa alta, densa y amplia que extiende su follaje con anchura (Cannel 1978) y debe tener un sistema de enraizamiento profundo y horizontalmente expansivo. Aunque el crecimiento y desarrollo de un ideotipo de ‘aislamiento’ puede estar limitado por el medio (por ejemplo, en la sabana árida), es un fuerte competidor y tiene capacidad para suprimir la vegetación circundante. En lo relativo a los cultivos arbóreos, el ideotipo de ‘aislamiento’ sería adecuado para un árbol de frutas, nuez o forraje.

El ideotipo ‘dominante’ (léase, también, de ‘competencia’) tiende a sobresalir por encima de las copas de los árboles circunvecinos y se va agrandando a expensas de éstos. Los rodales que comprenden este ideotipo pronto se dividen en clases según la copa -dominantes, codominantes, intermedios y oprimidos- y ostentan una gran variedad de diámetros de fuste. El ideotipo ‘dominante’ sería el modelo más adecuado para plantaciones de especies muy valiosas, tales como Junglas nigra y Quercus robur, con el propósito de producir árboles de gran diámetro que rindan trozas de calidad superior. En tal situación, poco importa la mortalidad de los árboles oprimidos, si los árboles que quedan son de la mejor calidad y están creciendo rápidamente. El objetivo silvicultural podría radicar en unos pocos árboles excepcionalmente valiosos por hectárea al final de la rotación.

Finalmente, el ideotipo de ‘producción’ es el modelo adecuado para una plantación de árboles de fibra o biomasa. Los individuos del ideotipo de producción no son fuertes competidores y aprovechan eficientemente aquella parte de los recursos básicos del sitio, a los cuales tienen acceso en una comunidad forestal (Cannell 1978). Se caracterizan por una copa densa y angosta, con un fuerte control apical, y producen masa con una gama muy reducida de diámetros de fuste. La mortalidad, y la pérdida concomitante de la biomasa acumulada, no son excesivas y la productividad por hectárea es potencialmente alta. Los árboles de este ideotipo son los equivalentes forestales de los cultivos agrícolas extensivos y, tal como sus equivalentes agronómicos, exigen un alto nivel de insumos. Es especialmente importante controlar las malezas durante el período de establecimiento y antes que las copas cobren su espesura total. Es posible que, una vez establecidos los árboles, los recursos no sean un factor limitante en rodales compuestos por ideotipos de ‘producción’, porque podrían estancarse reduciendo la producción notablemente. Por ello, podría ser necesario el raleo cuando las rotaciones son largas, dado que el raleo natural no se produciría fácilmente y no sería económicamente conveniente.

Cabe mencionar que el ideotipo de “producción” indicado aquí corresponde realmente a un ideotipo de “monocultivo”, y no refleja todos los atributos que deben tener los árboles en sistemas de cultivos intercalados, cuyos componentes tienen que compartir los recursos en gran medida (Buck 1986). A fin de resolver esta cuestión en la agroforestería, Huxley (1985) ha ampliado la clasificación para incluir lo que denomina los ideotipos “asociativos”:

Lo que nos interesa, principalmente, en la agroforestería y en los sistemas compuestos por asociaciones de plantas mixtas, son los ideotipos “asociativos”. Estos serían selecciones de plantas perennes leñosas, o gramíneas y herbazales perennes o estacionales, cada uno de los cuales puede contribuir al logro de los objetivos del sistema, a la vez que utiliza la máximo los recursos del medio ambiente, integrando y compartiendo los recursos en el espacio y en el tiempo. En un sistema semejante, cada tipo de planta puede idealizarse de acuerdo con una “especificación” basada en las necesidades del sistema y los requisitos técnicos de los tipos de plantas disponibles (Huxley 1985).

Ampliando el ámbito del concepto del ideotipo

Los usuarios más persistentes del concepto del ideotipo han sido los mejoradores de árboles, razón por la cual se suele considerar que los ideotipos se refieren a características dentro de cierta especie. Sin embargo, en el sentido original del término, es decir de una “forma que denota una idea”, no hay ningún motivo inherente por el cual el concepto del ideotipo no pueda aplicarse antes y no después de que se haya seleccionado la especie e, incluso el género, a fin de definir qué clase de árbol o, con mayor amplitud, qué clase de planta sería adecuado para satisfacer las necesidades de una aplicación específica. Una vez seleccionados el género y la especie, se podrían desarrollar ideotipos progresivamente más perfeccionados, en el sentido convencional intraespecífico. Esta propuesta puede estar en contraposición con la convención establecida entre los mejoradores de árboles forestales, pero ¿qué ventaja perdurable podría ofrecerse restringiendo el empleo del concepto eminentemente racional del ideotipo únicamente a las etapas finales del proceso de selección de plantas?

Una de las primeras aplicaciones precisas del concepto del ideotipo, desde el comienzo del proceso de selección racional de las plantas, fue el presentado por Felker y Bandurski (1979) en un artículo seminal que propone la consideración de los árboles leguminosos como una base para los sistemas agrícolas sustentables que requieren pocos insumos. Ellos comenzaron por preguntar “si hay plantas utilizables como alimentos para humanos y animales, cuyas características fisiológicas, ecológicas y morfológicas obvien la necesidad de labranza, regadío y fertilización y rindan grandes volúmenes de alimentos ricos en proteínas?” (Felker y Bandurski 1979). Continúan su exposición como sigue:

Para ayudar en la identificación de esas plantas, si es que realmente existen, elaboramos un ideotipo con las siguientes características: 1) condiciones de crecimiento que ocasionen una pérdida mínima de suelos y nutrientes; 2) poca o ninguna necesidad de riego; 3) un alto rendimiento; 4) la capacidad para fijar el nitrógeno; y 5) la producción de grandes cantidades de proteína de alta calidad. Luego, realizamos una evaluación de las plantas productoras de alimentos y descubrimos que las leguminosas arbóreas tienen las características de ese ideotipo…

[Lo que es más]…basándonos en los datos existentes, parece que un huerto de árboles leguminosos con una cubierta perenne de tepe se aproximaría más al cultivo ideal para una agricultura que requiera un mínimo de aporte de energía…(Felker y Bandurski 1979).

Entonces, proceden a seleccionar el árbol de mesquite (Prosopis juliflora) y demuestran cuánto se aproximan los atributos de este género al ideotipo que han especificado.

Empleando la misma lógica básica que el concepto del ideotipo utilizado en los anteriores ejemplos, si se comienza a aplicar esta lógica en las etapas iniciales de la secuencia selectiva, preguntándose primero “que clase de planta” y luego “qué clase de árbol”, después “qué clase de árbol leguminoso”, y por último, “qué árbol leguminoso”?, Felker y Bandurski ilustran una metodología radicalmente diferente para la planificación de intervenciones técnicas. Las preguntas abren el proceso de reflexión sobre las múltiples opciones existentes para utilizar material vegetal, a fin de alcanzar objetivos claramente definidos.

En lugar de precisar todavía más la definición de las características deseables del árbol ideal dentro de una selección predeterminada de especies en el contexto de un sistema de manejo que se da por sentado, lo propuesto por Felker y Bandurski tiene por objeto identificar, mediante una aplicación sistemática de los principios de una planificación flexible y adaptable, la clase de planta (si la hubiere) que podría satisfacer las especificaciones de rendimiento de una aplicación determinada.

“Especificaciones de los árboles” en la metodología D y D del ICRAF

El siguiente paso en la aplicación de este tipo de lógica de “ingeniería” al diseño de sistemas arbóreos está ejemplificado por la metodología del diagnóstico y diseño (D y D) desarrollada por el ICRAF para ayudar en la determinación de prioridades de investigación y extensión en agroforestería (Raintree 1982, 1978a, 1987b; Hoekstra 1985; Rochelaeu 1983, 1986; Huxley y Wood 1984; Scherr 1987, 1989). En este contexto, se han derivado las “especificaciones de los árboles que sirven para propósitos múltiples” basándose en la correspondencia entre el ideotipo y un conjunto de especificaciones de diseño tecnológico. Estas no solo se han derivado de las ideas propias del diseñador respecto de lo que se necesita, sino además, de un análisis diagnóstico de los problemas y potenciales del sistema de uso de la tierra existente.

En la metodología D y D, los objetivos de manejo del actual usuario de la tierra se toman como el punto de partida para el análisis diagnóstico. Luego, se evalúan los resultados de los correspondientes subsistemas de producción para detectar diversos grados de éxito o fracaso en el cumplimiento de los objetivos del usuario de las tierras. Cuando se encuentra una importante falta de correspondencia entre el rendimiento real y el deseado, se recurre a un procedimiento de detección de dificultades para identificar las causas de los malos resultados.

Entonces, se procede a analizar las limitaciones clave dentro del conjunto de factores causantes del problema para identificar aquellos puntos de intervención funcional en los cuales podría mejorarse notablemente el desempeño del sistema. La fase de diagnóstico del proceso concluye con la redacción de las “especificaciones del sistema”, que son de índole general e identifican el tipo de tecnología que podría efectuar la intervención funcional deseada de la manera más conveniente para el sistema de uso de la tierra diagnosticado. Estas especificaciones se trasladan, después, a la etapa de diseño.

La etapa de diseño se inicia con una consideración de las posibles opciones tecnológicas que podrían lógicamente satisfacer las especificaciones del sistema. De conformidad con la política del ICRAF de procurar ser un “intermediario serio” en la agroforestería (Steppler 1981), en esta etapa se consideran tanto las opciones agroforestales como no agroforestales. Después de esta actividad de “mentalización” conjunta, viene un análisis más crítico que produce una breve lista de las “tecnologías eventuales” más prometedoras. En esta etapa del proceso de planificación, generalmente se señalan los conceptos de diseño agroforestal para una atención ulterior. Un equipo mutidisciplinario de D y D prepara las “especificaciones tecnológicas” detalladas poniendo por escrito el concepto de diseño que servirá de pauta para la investigación inicial y el desarrollo de las tecnologías prototípicas.

Las especificaciones de diseño más importantes, determinadas en ese momento, son las “especificaciones AUM” (árboles de uso múltiple), las cuales sientan los criterios para la selección de especies arbóreas de uso múltiple y la preselección del germoplasma. Estas definen los atributos del árbol ideal de uso múltiple para la intervención agroforestal contemplada. Por cuanto los árboles tienen las limitaciones impuestas por sus estrategias de adaptación a ciertas combinaciones “permisibles” de atributos (Huxley y Wood 1984), más de un árbol puede ser necesario para satisfacer todas las especificaciones en un diseño idealizado. En el Cuadro 3 figura un ejemplo de especificaciones de un ideotipo obtenidas por diagnóstico para una aplicación agroforestal.

Cuadro 3. Especificaciones de árboles/arbustos para cultivos intercalados con setos vivos de pequeños agricultores en terrenos inclinados en Malawi (Minae 1989).
Véase, también, las especificaciones indicativas para otras prácticas silvícolas en el anexo D.

  • compatibilidad con los parámetros climáticos y edáficos del sitio
  • de rápido crecimiento
  • fáciles de establecer
  • fijación de N (u otra capacidad de ciclado de nutrientes; p. ej. asociación de micorriza)
  • hábito de enraizamiento profundo (para la tolerancia a la sequía, el reciclado de nutrientes lixiviados y una mínima superficie radicular superficial con los cultivos)
  • capacidad para rebrotar de cepa vigorosamente y producir grandes cantidades de materias herbáceas cuando se los somete a una poda intensa (para abono verde/cubierta orgánica)
  • capacidad para proporcionar subproductos de leña y/o forraje mediante un manejo especial

La metodología D y D tiene un objetivo similar al de los otros criterios de “microplanificación” empleados en el desarrollo forestal comunitario (Hardcastle 1987, Banerjee 1988), aunque es bastante singular por su capacidad específica para definir los atributos socioeconómicos convenientes de los árboles necesarios, antes de que se seleccionen las especies. El criterio del ICRAF ofrece un marco de varios niveles que permite vincular las “especificaciones de los árboles” con “especificaciones de la tecnología” de orden mayor, y con “especificaciones del sistema” de orden superior, mediante un enfoque de diagnóstico orientado al usuario. Hay una novedad complementaria, que llegó a la atención del autor cuando este documento estaba por imprimirse: el trabajo sobre los ideotipos de árboles de uso múltiple definidos por los agricultores, que se realizó con el apoyo del Proyecto de Investigación y Desarrollo Forestal/Leña dentro de la Red de Investigaciones de Especies Arbóreas de Uso Múltiple en Asia (MacDicken y Bhumibhamon 1990, MacDicken y Mehl 1990, Chuntanaparb y Ranganathan 1990).

Burley y Wood (trabajo que está por publicarse) recalcan la especial importancia de contar con definiciones correctas de los ideotipos para los árboles de usos múltiple. Después de recalcar que las buenas “propuestas para diseños agroforestales surgen de las etapas de diagnóstico y diseño del trabajo… y dan como resultado una descripción del ‘árbol ideal’ o árboles ideales para el cumplimiento de las funciones de producción y servicio exigidos por el sistema”, escriben:

Desde luego, ninguna sola especie ni un árbol único puede contener todas las características que podrían ser deseables para una aplicación agroforestal. Lo que es más, algunos de estos rasgos distintivos podrían ser mutuamente excluyentes; por ejemplo la producción de frutas y madera, porque pueden representar -y a menudo representan- captaciones competidoras de elementos fotosintéticos. Cualquier conjunto determinado de características morfológicas y fisiológicas ostentadas por una planta pueden relacionarse con su historia evolutiva. El hecho de que los AUM son necesarios para objetivos múltiples resalta la necesidad de una definición precisa del ideotipo deseado. Ya que las plantas frecuentemente se cultivarán en asociación con plantas de la misma clase y, también, con plantas que tienen morfologías y comportamientos fenológicos diferentes, hay que considerar un muy amplio espectro de atributos y características de los árboles para determinar los ideotipos adecuados (Burley y Wood, por publicarse).

Como una ayuda para la selección de árboles que cumplirán funciones específicas, Carlowitz (1986) ha facilitado la siguiente lista indicativa de los atributos de los árboles de uso múltiple.

Cuadro 4. Atributos de los árboles de uso múltiple en relación con las posibles funciones de producción y servicios.

ATRIBUTOSRELACION CON LAS POSIBLES FUNCIONES
Patrón de reproducción:Variación encontrada en poblaciones de plántulas
-endogamia o exogamia 
-método de la polinización 
Dioecio/monoecioDistribución de los sexos dentro de y entre plantas individuales; importante para la producción de semillas y frutas y la movilización del polen
Altura del árbolFacilidad de cosecha de las hojas, frutas, semillas, leña de ramas
Forma del fusteIdoneidad para madera, postes, piquetes y para dar sombra
Tamaño y forma de la copaCantidad de follaje, cubierta orgánica producidos; si sirve para dar sombra
Hábito de fuste múltipleProducción de leña, si sirve para dar sombra
Forma de enraizamiento: somera, de expansión horizontal o geotróficaCompetitividad con otros componentes, especialmente cuando es profunda o afecta a los cultivos que comparten los recursos; idoneidad para conservación de suelos
FoliaciónCantidad y calidad de forraje y cubierta orgánica
Composición física y química de las hojas y vainasAspectos nutricionales
EspinosidadIdoneidad para intercalado con cercos vivos o setos vivos
Calidad de la maderaAceptabilidad para combustible y varios productos madereros
Fenología brotadura de las hojas, floración, fructificación y ciclos de crecimientoCronogramación de la demanda de mano de obra y de la cosecha
DeciduocidadForraje foliáceo estacional o permanente o disponibilidad de cubierta orgánica, idoneidad para cercas, setos vivos y fajas protectoras
VigorSumamente importante, sea cual fuere el uso
Resistencia a las plagasSumamente importante, sea cual fuere el uso
Adaptabilidad al sitio y rango ecológicoSumamente importante, sea cual fuere el sitio y área uso; idoneidad para sitios con condiciones de distribución extremas o para usos de recuperación de ecológica tierras
Limitaciones ecomorfológicas u otrasExtrapolabilidad reducida con respecto a algunas especificaciones fenológicas
Reacción a la podaUtilización en intercalación con setos vivos o con otros siste mas de desrame, desmoche o de rebrote de cepa
Posibilidad de fijación de nitrógenoUtilización para mantener la fertilidad del suelo en varios sistemas de manejo permanente o rotacionales

El manejo de los árboles como una variable de intervención

Es evidente que los atributos por los cuales un árbol es adecuado para un sistema de manejo podrían ser inadecuados para otro sistema (Cannell 1983, Huxley 1985), pero el manejo de la masa arbórea también podría utilizarse para modificar la expresión de los atributos biofísicos substituyéndose a la genética.

Los ejemplos precedentes de los ideotipos de árboles para plantaciones forestales en climas templados definen los árboles que están genéticamente dotados para cumplir los propósitos previstos, con un mínimo de insumos para su manejo. Es muy posible, desde luego, que los programas de mejoramiento de los árboles forestales tengan como propósito explícito ahorrarse costosas operaciones silviculturales logrando las características adecuadas mediante la ingeniería genética. En la agroforestería, sin embargo, como indicaría el ideotipo de los setos vivos intercalados y la lista de atributos AUM, las ventajas podrían residir no tanto en los atributos por los cuales los árboles harían innecesarias las operaciones de manejo sino, más bien, por los cuales responderían de una manera conveniente a las operaciones prescritas, dentro de un sistema de cultivo agroforestal. Los elementos claves de un esquema semejante podrían incluir, además de los ideotipos de árboles ideales, la disposición espacial de los árboles y de otros elementos vegetales, así como las operaciones de manejo.

Si hubiera dos opciones para lograr las mismas características morfológicas o de rendimiento: a) “automáticamente” mediante la selección de genotipos; o) “deliberadamente” mediante la manipulación del fenotipo, en ciertas situaciones podría haber una firme preferencia por la última opción, es decir, cuando la operación de manejo rinde un “producto secundario” útil. En el ejemplo de los setos vivos intercalados, el crecimiento menos vigoroso de las ramas podadas facilitaría mantener la forma de “seto” compacto y controlar, por tanto, la competencia con los cultivos adyacentes. Pero, la principal razón para la poda es la de cosechar el abono verde, forraje o lograr la reproducción de leña (la proporción de cada uno depende de la naturaleza del régimen de poda). Por cuanto los productos secundarios de la operación de manejo son valiosos en sí, conviene seleccionar árboles capaces de rebrotar vigorosamente utilizando la mano de obra para conservar la forma del seto y controlar el volumen de productos secundarios.

Los insumos para el manejo (costos de mano de obra) que podrían considerarse como una desventaja económica en un sistema de manejo forestal para un solo uso, pueden realmente constituir el factor clave de un mayor rendimiento económico en un sistema de uso múltiple. Las operaciones de manejo y ordenamiento son el medio para lograr beneficios adicionales de los árboles en un sistema de cultivos agroforestales, aunque suele haber una compensación recíproca entre estas y el componente de mano de obra. En general, cuanto mayores sean las operaciones de manejo llevadas a cabo para producir beneficios adicionales, mayor será el insumo de mano de obra requerida para la tecnología silvícola.

En esos sistemas, puede ser prioritario tener un manejo flexible para permitir que el agricultor responda a las necesidades estacionales. Por ejemplo, según como se presente el año, un agricultor puede decidir modificar la proporción de capa orgánica o forraje o de postes de madera obtenida de un sistema de cultivos intercalados con setos en hileras cambiando la frecuencia o altura del corte.

Regresemos a la cuestión que fue planteada y parcialmente contestada al comienzo de este capítulo. “¿Tienen los árboles atributos socioeconómicos?” Podemos decir afirmativamente que los árboles tienen atributos biofísicos inherentes que los vuelven más o menos compatibles con diferentes posible usuarios, pero que la expresión de tales atributos y la forma en que los perciben los diversos usuarios están condicionadas por la manera en que el recurso forestal es administrado. En otras palabras, el manejo es una variable que interviene entre los atributos biofísicos de los árboles y la expresión socioeconómica de estos atributos.

En el siguiente capítulo veremos que los árboles pueden desempeñar un papel de gran significación como símbolos de preocupaciones que poco o nada tienen que ver con sus atributos biofísicos pero que aportan un elemento más al significado socioeconómico. En la medida que todos los árboles presentan diferentes oportunidades para diferentes usuarios, todos los diferentes tipos de atributos -intrínsecos, intrínsecos modificados por el manejo, o asignados- se refieren a lo que podríamos llamar, convenientemente, los “atributos socioeconómicos” de los árboles.

Un campo de arroz bordeado de eucalipto en la India


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