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Capítulo 4
Selección del árbol adecuado para el uso propuesto

En este capítulo se procurará aunar los diversos aspectos resultantes de los análisis expuestos en los capítulos anteriores y proponer un sencillo algoritmo para la selección de los árboles y de las prácticas de plantación, a fin de conjugarlas con las necesidades y oportunidades diagnosticadas de determinados beneficiarios. Se espera que la adopción de este planteamiento, o de algún otro equivalente, para las intervenciones silvícolas diseñadas, pueda sustituir al estilo poco sistemático que ha caracterizado la mayoría de los proyectos de plantación de árboles hasta el presente. Se espera que sirva, además, de apoyo para un nuevo criterio que mire la conveniencia de los proyectos para las necesidades de la gente.

Una estrategia de tres elementos

Antes de presentar la herramienta metodológica y la documentación técnica complementaria, sería oportuno indicar las limitaciones de la metodología propuesta y su inserción dentro de una estrategia integral de toma de decisiones. El método sistemático para las intervenciones de plantación de árboles presentado aquí no podría representar, ni representa, toda la estrategia que se precisa para proyectos exitosos de plantación. Representa tan sólo la parte intermedia de la siguiente estrategia compuesta por tres elementos:

  1. evitar errores permitiendo a la gente que decida por sí sola
  2. catalizar el desarrollo presentando alternativas útiles
  3. tratar todas las selecciones como hipótesis de trabajo

Si hay algo que se puede aprender de las experiencias de la década pasada en proyectos de plantación, es que nada puede sustituir la experiencia propia. Los conocimientos locales y las estrategias de toma de decisiones de los lugareños representan siglos de experiencia propia acumulada. Estos son, en primer lugar, la mejor fuente de orientación para los proyectos. La estrategia más importante para proyectos exitosos de plantación de árboles, consiste en reconocer la soberanía de los lugareños en la toma de decisiones (de todos modos, ellos harán lo que quieren hacer) y ayudarles para que sus elecciones sean fundamentadas. El no poner en práctica esta estrategia de sentido común, constituye el error más destructivo ¡y también el más fácil de evitar!

Los presuntos beneficiarios no sólo son los únicos que están en mayor capacidad de resolver lo que más les conviene, también son los únicos jueces realmente importantes del éxito o fracaso de un proyecto. Los juicios que expresen, no verbalmente sino mediante su comportamiento de adopción, serán la única constancia duradera del impacto (o falta de impacto) del proyecto. Dejarles en libertad para que decidan no es la única manera de evitar errores en el proyecto, sino la estrategia más fácil de poner en práctica. Todos los proyectos de plantación de árboles tienen viveros o realizan operaciones de entrega de semillas. Si, primeramente, se pregunta a los lugareños lo que ellos quieren y, posteriormente, se va verificando lo que llevan de los viveros o depósitos de semillas en el transcurso del tiempo, se obtendrá la mejor retroinformación sobre “lo que funciona” desde el punto de vista de la adopción (véase el recuadro en la página siguiente para un resumen indicativo de lo que ha funcionado para una región del mundo).

 Características de programas exitosos de plantación de árboles en América Central 
 
  1. Las especies arbóreas que los agricultores adoptaban con mayor frecuencia eran de rápido crecimiento, agresivas y de propósitos múltiples, cuyos usos comprendían perfectamente y cuyo rendimiento superaba, visiblemente, el de los árboles del lugar. Las especies aceptadas también tendían a crecer bien en muchos y diversos sitios y a tolerar el maltrato y descuido durante la fase de establecimiento.

  2. Cuando los árboles se habían plantado en gran escala durante varios años, las especies eran, invariablemente, aquellas que los agricultores por sí mismos podían propagar fácilmente, y para las cuales se necesitaba poco o ningún cuidado en viveros (p. ej. plantitas silvestres de Cupressus y Alnus).

  3. Entre los pequeños agricultores, la motivación inicial para la plantación de árboles no era, generalmente, de índole comercial. Plantaban árboles para ser autosuficientes en productos forestales, o por sus beneficios para los cultivos y el ganado, o por razones estéticas. Los pequeños propietarios manifestaban interés en la venta de productos forestales sólo después que los primeros árboles habían comenzado a rendir productos comerciales. Esto contrasta con los propietarios más grandes, los cuales estaban comercialmente motivados para plantar árboles desde el comienzo (Comparar con Murray 1984).

  4. Los pequeños agricultores estaban muy a favor de la integración armoniosa de los árboles con las prácticas agrícolas. En los predios pequeños dedicados a cultivos o al pastoreo intensivo, los árboles generalmente se plantaban en asociación con cultivos y pastizales (árboles de sombra, setos vivos, cortavientos) y rara vez en bloques. Pero, al contrario, los agricultores más grandes con extensas zonas de pastoreo parecían preferir las plantaciones en bloque. Donde había plantaciones en bloque, el cuidado y crecimiento de los árboles era mejor cuando los árboles se intercalaban con otros cultivos durante los primeros años.

  5. Para que los pequeños agricultores adoptasen novedosas prácticas de plantación de árboles, requerían una atención personal detenida, con frecuentes visitas de seguimiento del personal extensionista, mientras que los agricultores más grandes eran más independientes de los servicios de extensión y más predispuestos a continuar por cuenta propia.

  6. En la mayoría de los ejemplos de una plantación exitosa, alguna persona respetada y progresista adoptaba primero la práctica y los demás seguían su ejemplo. Esta persona solía ser uno de los agricultores más prósperos, cuyos terrenos eran más extensos que el promedio. Una realidad social lamentable fue la casi imposibilidad de emprender la plantación de árboles con los más pobres. Cuando participaban, lo hacían posteriormente.

  7. Durante las etapas iniciales de los proyectos de plantación que resultaron exitosos, los árboles se entregaban generalmente a los agricultores sin costo alguno o a precios bajos.

  8. Los ejemplos más logrados de plantación de árboles recibieron pocos incentivos materiales, o ninguno, aparte de materiales de plantación de bajo costo. Había una tendencia a abusar de los subsidios excesivos o a desviar los proyectos hacia aquellos beneficiarios que muy probablemente no iban a continuar la plantación de árboles al suspenderse los subsidios. Un empleo juicioso y flexible de pequeños subsidios temporales, especialmente los calculados por trabajo a destajo, tendían a acelerar la plantación de árboles.

  9. La seguridad de ocupación de la tierra a largo plazo y de tenencia de los árboles, fue una condición previa para la plantación de árboles. Siempre que el agricultor abrigaba dudas respecto de que los árboles le pertenecían y de que tenía derecho a disponer de ellos como quisiera, libre de restricciones burocráticas, había un obstáculo para la plantación de árboles.

  10. La puesta en marcha de la plantación de árboles era, inevitablemente, lenta y difícil. La aceptación inicial de la plantación exigía, en general, servicios de extensión durante dos estaciones de plantación, por lo menos. Para que la plantación de árboles se volviera autosustentable, se necesitaban muchos años más.

 
 Adaptado de H. Tschinkel 1984. Plantación de árboles por pequeños agricultores en cuencas hidrográficas de altura: la experiencia en Centroamérica. IX Congreso Forestal Mundial. Ciudad de México. 

Luego de haber dicho que permitir que la gente tome sus propias decisiones es una condición necesaria para el éxito de un proyecto, debe decirse también que esta condición no siempre será suficiente. Los usos locales de los árboles, su disposición y las prácticas de manejo propias del lugar no sufrirán mucho por la falta de insumos externos, pero es posible que una serie de prácticas agroforestales potencialmente útiles, aunque menos conocidas o más complejas, podrían no llegar a probarse sin el activismo catalizador del personal externo.

El reconocimiento del valor de los conocimientos locales y una dedicación a los principios participativos no debe impedirnos ver la realidad. Muchas comunidades rurales están en graves problemas debido a prácticas de uso de la tierra que son insustentables. Si bien los nuevos sistemas de uso de la tierra deben basarse en la experiencia local e integrarse con ésta y con las prácticas tradicionales de uso de la tierra, si no hay infusión de nuevas ideas y materiales vegetales, muchas comunidades rurales estarán perdidas. El registro arqueológico muestra las muchas culturas extintas que no pudieron hacer frente al imperativo de adaptación a un entorno cambiante. Minimizar los peligros encarados por las comunidades rurales, en nombre de la sensibilidad a las tradiciones autóctonas, es una forma cruel y equivocada de diletantismo.

La participación es un camino de dos vías. Para que se justifiquen los proyectos de plantación de árboles, éstos deben estar en capacidad de desempeñar un activo papel catalizador. Deben trabajar activamente, no sólo para facilitar la aplicación y un mayor desarrollo de los conocimientos prácticos de la población local, sino también para crear nuevos modelos convenientes para tal fin, con los cuales ésta pueda experimentar. Y luego deben hacer todo lo que sea necesario para poner a prueba las innovaciones. Los lugareños son, finalmente, los mejores jueces de lo que puede funcionar para ellos, pero no es justo esperar que emitan un juicio válido hasta que hayan tenido la oportunidad de probar suficientemente la innovación.

El viejo paradigma en la aplicación de la silvicultura y agricultura científicas a los problemas de desarrollo rural se basa en la presuposición implícita de que “los expertos son los más entendidos en la materia”. Este concepto ha sido muy cuestionado últimamente y tiende a ser desplazado por la suposición contraria, es decir, que “los lugareños son los más entendidos”. Para que finalmente pueda lograrse una eficacia plena, debemos reconocer que, a la larga, la posición más ajustada a la realidad y genuinamente productiva resulta ser que, tanto los expertos externos como los lugareños tienen sus propios campos de conocimientos especiales y que juntos puedan sentar las bases más apropiadas para el desarrollo, en lugar de hacerlos en forma aislada (Raintree y Hoskins 1988).

El personal del proyecto y la población local deben aprender de sus experiencias compartidas y fijar normas de actuación lo suficientemente aptas para resolver las necesidades de largo plazo de la comunidad, y no solamente las que pueden satisfacerse mediante prácticas de fácil adopción. Todos los participantes en el proyecto deben tratar toda selección inicial de árboles y de prácticas de plantación de árboles como hipótesis de trabajo.

Las siguientes sugerencias metodológicas y documentación técnica complementaria se proponen contribuir a dotar al “nuevo forestal” de lo necesario para que desempeñe un papel receptivo, pero pensante, en la catalización de las actividades comunales.

El rango de las opciones para la plantación de árboles

En los capítulos anteriores hemos visto que una práctica adecuada de plantación de árboles implica mucho más que la mera selección de un árbol con los atributos convenientes. Esto se explica por el hecho de que las características que determinan la idoneidad de determinado árbol están condicionadas, a su vez, por los efectos de todo un conjunto de otras decisiones relativas a la tecnología silvícola: el sistema de manejo según el cual se cultivan los árboles (p.e., el régimen de poda, desmoche, desrame, rebrote de cepa, o tala), la disposición espacial según la cual se plantan los árboles (p.e. la configuración y densidad de la plantación, que puede ser de un solo tipo de árbol o combinada con otros árboles y cultivos), y la ubicación en el paisaje donde se plantan los árboles. Todas estas decisiones dependen, a su vez, de la función específica que el árbol está destinado a cumplir para determinado usuario dentro de cierto contexto socioeconómico y determinada estrategia de desarrollo.

Para evitar consecuencias no deseadas y para concretar más adecuadamente determinadas intervenciones de plantación de árboles, debemos tratar estos factores de manera consciente y sistématica. Podemos hacerlos convirtiendo a cada una en el centro de una decisión deliberada de diseño, de acuerdo con el esquema de decisiones presentado en el Cuadro 7. Estas decisiones están indexadas para apoyar los materiales de consulta contenidos en los anexos, los cuales indican la gran variedad de opciones que existen en cada uno de los puntos de decisión.

Los criterios de decisión sugeridos, las historias de casos y los materiales de consulta que figuran en el Apéndice A, se proponen mantener la simplicidad lógica del algoritmo de decisión. Además, al separarlos del esquema lógico, podemos indicar la flexibilidad y criterio que son necesarios para tratar inteligentemente las decisiones que están implícitas en cualquier acto de plantación de árboles. La extensa recopilación de materiales de consulta tiene el propósito de abrirnos a la reflexión sobre las alternativas existentes en un planteamiento creativo, interactivo y participativo para el diseño de intervenciones forestales. No pretenden constituir un catálogo definitivo de opciones. Si bien el material presentado en estos apéndices representa el decantamiento de una experiencia y un discernimiento multidisciplinario considerables, por lo cual podría señalar lineamientos heurísticos para los proyectos de plantación de árboles, no debe considerarse, de modo alguno, como receta para una ejecución irreflexiva.

Un algoritmo de concordancia

Comenzamos por postular que existe una relación sistemática entre los atributos biofísicos de los árboles y los atributos socioeconómicos que le dan los usuarios de los árboles, reflejando así lo que hemos denominado “los atributos socioeconómicos de los árboles”.

Hemos visto que, mientras no se especifique la práctica o tecnología silvícola, los árboles no comenzarán a ostentar atributos socioeconómicos definitivos. Si no se especifica la tecnología en la cual servirán, los atributos de los árboles permanecen indefinidos porque el emplazamiento, disposición y manejo de los árboles pueden modificar o invalidar cualquiera de sus atributos biofísicos inherentes. Es más, si no se especifica cuál es el usuario de la intervención propuesta, los atributos no tienen un marco de referencia socioeconómico. Todavía hay mucho que aprender sobre los atributos socioeconómicos de determinados árboles, pero ya estamos en capacidad de sugerir un método práctico.

Si agrupamos los principales factores de decisión bajo el encabezamiento de tecnología de crecimiento de árboles y si tratamos la tecnología como una variable de intervención entre los usuarios de los árboles y los atributos de los mismos, entonces la tarea de toma de decisiones racionales respecto de la selección de especies para diferentes usuarios se convierte en un sencillo proceso de dos pasos: 1) primero, las tecnologías deben estar en concordancia con los usuarios; y, luego, 2) los árboles deben estar en concordancia con las tecnologías.

Cuadro 7. Un algoritmo de decisión para que las tecnologías concuerden con los usuarios y los árboles con las tecnologías.

Para emplear esta sencilla herramienta de diseño, primeramente hay que absolver las preguntas, a fin de lograr un diseño para cada grupo de usuarios dentro de su área, y luego volver a considerarlas y examinar las interacciones entre los grupos, adaptando los diseños para disminuir los conflictos y realzar los aspectos complementarios.

  Véase el anexo
 Selección de los clientes y de la estrategia 
USUARIO ¿Quién es el beneficiario o usuario?B.1
 ¿Cuál es la estrategia de desarrollo adecuada dado el contexto socioeconómico de este usuario?      C.2,C.3
B.2
 Selección de una tecnología concordante con el usuarioB.7,C.2, C.3
 TECNOLOGIA ¿Qué función específica intenta cumplir?B.3
 ¿En qué ubicación dentro del terreno?B.4
 ¿Cuál es la disposición de la plantación?B.5
 ¿Bajo qué forma de manejo?B.6
 ¿Cuáles serían los insumos requeridos? 
 ¿Cuál es la producción esperada? 
 Selección del árbol concordante con la tecnología 
ELARBOL Especificaciones del ideotipoD
 Selección del árbol para cumplir con las especificaciones 

Concordancia entre las tecnologías y los usuarios

El anexo B.7 presenta un panorama global del repertorio tecnológico y los anexos C.2 y C.3 mencionan algunos conceptos sobre lo “que encaja y dónde”. Cualesquiera y todas las maneras que se sugieren para lograr una concordancia entre las tecnologías y los usuarios, pueden utilizarse para identificar las “tecnologías eventuales” para una consideración ulterior. Finalmente, por supuesto, los presuntos usuarios serán quienes harán la convalidación y adaptación de la tecnología.

Concordancia entre los árboles y las tecnologías

Una vez que se haya identificado que determinada práctica o tecnología silvícola es útil para cierto usuario, el siguiente paso en el algoritmo de selección consiste en encontrar árboles con atributos que correspondan a los requisitos de las tecnologías seleccionadas. Para facilitar el proceso, conviene hacer un listado de “especificaciones de los árboles” que servirá de marco de indagación para la identificación de las especies adecuadas, procedencias y cultivares. El anexo D contiene un largo resumen de las especificaciones indicativas de árboles para un conjunto seleccionado de tecnologías de plantación de árboles, que se han derivado de los ejercicios D y D realizados por los científicos del ICRAF en colaboración con científicos nacionales para una gran variedad de sistemas de uso de la tierra en Africa, Asia y Latinoamérica. Representan los resultados preliminares de un trabajo multidisciplinario más extenso, actualmente en marcha, y no deberían considerarse sino como una colección de ejemplos indicativos de la clase de consideraciones que forman parte de la elaboración de especificaciones de árboles para variantes de las tecnologías seleccionadas, que dependerán de cada situación específica.

Después de haber obtenido las especificaciones de los árboles, el paso siguiente en el algoritmo de decisión consiste en seleccionar árboles que correspondan a las especificaciones. Habida cuenta del estado muy deficiente del conocimiento sobre los atributos de los árboles que guardan relación con el diseño, aún no se ha tratado de desarrollar otra lista más de especies arbóreas para los proyectos de plantación de árboles.

Aunque indudablemente es importante proveer listas y libros de consulta confiables sobre especies arbóreas para las tecnologías que se inscriban dentro del repertorio ampliado del nuevo técnico forestal, todo intento de lograr un verdadero compendio, en este momento, está sumamente limitado por la falta de conocimientos fidedignos. Para decirlo sin rodeos, la mayoría de aquellos que conocen los árboles, los conocen únicamente desde el punto de vista limitado de su propia disciplina (p.e. como forestales, horticulturistas, o especialistas en manejo de pastos, etc.) Son pocos los que han prestado alguna atención sistemática a los atributos de los árboles, dentro de un esquema de diseño agroforestal adaptable. Una excepción a esta generalización es el libro de Rocheleau, Weber y Field- Juma (1989) que contiene un catálogo, elaborado con una óptica de diseño, de las especies agroforestales para la agricultura de secano en Africa. Sería de esperar que se podrá contar con libros de consulta como éste para otras regiones, a su debido tiempo.

Para los fines del presente estudio, en lugar de tratar de elaborar otra lista más de especies, parece preferible mantener el énfasis en la lógica del proceso de descubrimiento y alentar a los plantadores de árboles para que empleen esta lógica en su propia selección de aquellas especies que se pondrán a prueba en el lugar. A fin de cuentas, nada puede sustituir a las pruebas y evaluaciones minuciosas y específicas para tal o cual lugar.


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