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CAPITULO 3 - SILVICULTURA Y PRODUCCION ALIMENTARIA


3.1 ALIMENTOS SILVESTRES DE ORIGEN FORESTAL
3.2 LOS ARBOLES PRODUCTORES DE AUMENTOS EN LA EXPLOTACION AGRICOLA
3.3 ARBOLES Y ARBUSTOS COMO FUENTE DE FORRAJE PARA LOS ANIMALES
3.4 LOS ARBOLES Y LA PRODUCCION AGRICOLA
3.5 PRODUCCION DE ALIMENTOS POR LOS MANGLARES

El segundo capítulo examinó algunos de los modos en que los montes ayudan a mantener un ambiente estable: en el sentido más amplio, manteniendo el clima global, al igual que a micronivel (por ej., la sombra de un árbol). El ambiente forestal, por lo tanto, ejerce influencia sobre la producción de alimentos influyendo sobre el suelo, el agua, la temperatura y los regímenes de luminosidad. Los árboles de los bosques al igual que los cultivados contribuyen también directamente a la seguridad alimentaria brindando frutas, nueces y otros alimentos. En casi todas las zonas rurales contribuyen a las dietas de las poblaciones locales y en el caso de algunas comunidades esos alimentos desempeñan un gran papel en la nutrición. Los montes también ofrecen un hábitat a gran cantidad de animales, peces e insectos que a menudo permiten complementos esenciales a las dietas de las poblaciones rurales.

Menos obvias son las muchas contribuciones indirectas que pueden dar a la producción de alimentos los árboles y los bosques. En muchos sistemas de producción ganadera, los árboles son una fuente esencial de forraje, especialmente durante la estación seca, y contribuyen así a la producción de carne y de leche. Los manglares constituyen hábitats esenciales, especialmente en el campo de la reproducción y cría de muchas especies de peces, ayudando así a mantener las pesquerías en las zonas costeñas. Y, tal como se analizó en el último capítulo, los árboles cultivados en las granjas pueden mejorar las condiciones del suelo.

3.1 ALIMENTOS SILVESTRES DE ORIGEN FORESTAL


3.1.1 Alimentos provenientes de plantas silvestres
3.1.2 Alimentos provenientes de los animales silvestres

Los bosques y las tierras madereras, y las plantas y animales silvestres que ellos contienen, fueron antaño la principal fuente de alimentos de muchas sociedades primitivas recolectoras-cazadoras. Con el pasar de los milenios, con el desarrollo de las variedades cultivadas de trigo, arroz y otros cultivos básicos, y con la domesticación del ganado, la dependencia del hombre de la selva disminuyó. Sin embargo, existen muchas personas en las zonas rurales que siguen dependiendo de los bosques para obtener una porción vital de su abastecimiento en alimentos.

En los bosques existen comunidades aisladas para las cuales todavía la principal fuente de alimentos son las plantas y animales silvestres. En la India, por ejemplo, algunos grupos tribales dependen casi por completo de la caza y de la recolección y tienen escaso contacto con el mundo exterior a los bosques. Comunidades similares existen en Papua Nueva Guinea y en ciertas partes de Africa y de América Latina. Pero, aunque los habitantes de esas comunidades ofrecen el ejemplo más obvio de la dependencia de los bosques, no son la única gente que depende de los alimentos forestales; en el caso de muchos millones de familias que viven fuera de las selvas, los alimentos de origen forestal siguen siendo un complemento esencial de sus dietas. En el Capítulo 4 discutiremos posteriormente quién depende sobre todo, en una comunidad, de los alimentos forestales y en cuál medida depende de ellos.

La gama de diferentes alimentos que se consumen es muy vasta y va desde las larvas de los escarabajos hasta las nueces y la miel. Por ejemplo, en el cinturón árido y semiárido saheliano del Africa, han sido identificadas nada menos que 800 especies vegetales comestibles diferentes (Becker, 1986). Un grupo de pastores-agricultores, los tswana, se alimenta con 126 especies vegetales y 100 especies animales (Grivetti, 1976).

Larvas de escarabajo

Panal de miel

3.1.1 Alimentos provenientes de plantas silvestres

En los años recientes se ha intentado varias veces catalogar las especies alimenticias forestales (FAO 1982; 1983a; 1983b; 1984; 1986a; 1986b). Aunque una gran cantidad de especies han sido identificadas por su uso alimentario, a menudo la información se detuvo allí. Es muy poco lo que se conoce sobre las cantidades producidas, el carácter estacional de la producción o su variabilidad de año en año. Por lo tanto, a menudo resulta difícil evaluar su importancia relativa como fuente de alimentos.

Otro factor que complica la discusión de los méritos relativos de los diferentes alimentos forestales es la pronunciada diferencia que existe en la calidad de los alimentos silvestres según las variedades, ecotipos y proveniencias. El baobab, Adansonia digitata, es un buen ejemplo; aunque algunos árboles tienen hojas suaves y sabrosas que son muy buscadas por la población local, las hojas de otros son en cambio fibrosas y amargas.

De un modo general, los alimentos vegetales silvestres pueden ser clasificados como hojas, semillas y nueces, frutas, tubérculos y raíces, hongos, resmas y gomas y savias. Colectivamente, agregan diversidad y sabor a los alimentos y proveen proteínas, energía, vitaminas y minerales esenciales para la dieta humana. Algunos son recogidos y consumidos en su estado original mientras que otros exigen una compleja elaboración antes de poder ser ingeridos.

Las hojas

Las hojas silvestres, tanto frescas como secas, son uno de los alimentos de origen forestal más comúnmente consumidos. Normalmente son utilizadas como base de sopas, estofados y aliños que tradicionalmente acompañan al carbohidrato que constituye el alimento básico. Esta combinación es importante porque, además de brindar nutrientes, estas verduras de hojas silvestres agregan sabor a los alimentos, que sin ellas serían sosos, estimulando un mayor consumo de los mismos.

El valor nutritivo de las hojas varía mucho. Algunas de las más nutritivas, como las del baobab, contienen más de un 13% de proteínas. Otras son buenas fuentes de vitamina A, vitamina C, calcio, niacina e hierro. Aunque ello no sea común, las hojas de algunas especies contienen también importantes cantidades de grasa - por ejemplo, la Bidens pilosa (22,5%) y la Dracaena reflexa (18%).

Las hojas son una parte importante de las dietas tradicionales de muchas regiones de Africa. En el Alto Shaba, en Zaire, por ejemplo, se comprobó que se comían hojas de 50 diferentes especies de árboles (Malaisse, 1985). Las verduras de hojas silvestres son las plantas silvestres más frecuentemente consumidas en Swazilandia, según otro estudio, pues están siendo usadas comúnmente 48 especies. Más de la mitad de los adultos entrevistados respondieron que comían hojas silvestres por lo menos dos veces por semana cuando era la estación de dicha verdura (Ogle y Grivetti, 1985). Al mismo tiempo, otro estudio encontró que en Lushoto, Tanzania, en casi un tercio de las comidas figuraban hojas silvestres (Fleuret, 1979).

El método de preparación culinaria más común consiste en hervir las hojas frescas como estofado. Sin embargo, algunas hojas son secadas y pulverizadas. En algunas partes de Senegal las hojas pulverizadas del baobab son agregadas al cuscús. En otros casos, las hojas pueden ser fermentadas para conservarlas. Las hojas de la Cassia obtusifolia por ejemplo, son fermentadas y utilizadas para hacer "kawal", un reemplazante de la carne, con alto contenido en proteínas. Las hojas fermentadas son convertidas en pasta o son secadas y pulverizadas. El kawal es utilizado en estofados y sopas que acompañan una papilla de sorgo (Dirar, 1984).

Semillas y nueces

Las semillas y nueces generalmente brindan calorías, aceite y proteínas. En muchos países en vía de desarrollo es bajo el consumo de aceite comestible y el aceite a menudo es uno de los principales rubros en la compra doméstica de alimentos. Se considera que las dietas pobres en grasas son dañinas, sobre todo para los niños que necesitan alimentos altamente energéticos. Las grasas y los aceites son también importantes para la absorción de las vitaminas A, D y E.

Desde el punto de vista de la nutrición, las especies más importantes productoras de nueces son la palma cocotera, la palma aceitera y la palma babasú. Los cocos tienen una importancia central en muchas culturas y en escala mundial representan el 7% del total del consumo de grasas. Otras especies que también son consumidas en gran escala son la butiroesperma, la nuez de anacandro y la nuez mongongo (Ricinodendron rautanenii).

En muchas partes del Sahel las semillas de Parkia biglobosa forman parte integral de la dieta. En esa región, las semillas de Parkia fermentadas, o "dawadawa", constituyen un importante ingrediente de los platos de acompañamiento, de las sopas y de los estofados hechos para acompañar papillas. El proceso de fermentación mejora la digestibilidad de las proteínas y aumenta el contenido en vitaminas, produciendo un alimento muy nutritivo y rico tanto en grasas como en proteínas. En algunas partes del Togo septentrional comen casi cotidianamente las semillas de Parkia (Campbell-Platt, 1980).

Zizyphus spina christi- una fruta silvestre

Las frutas

Existen centenares de especies de frutas silvestres que son utilizadas en todo el mundo. En general se comen sobre todo frescas y como bocadillo aunque algunas, como el Artocarpus communis (árbol del pan), son alimentos básicos. Muchas frutas brindan una útil fuente de minerales y vitaminas. Las frutas del Ziziphus jujube (var. spinosa) son un ejemplo excepcional pues contienen diecisiete veces más vitamina C por unidad de peso que las naranjas.

Las poblaciones rurales están a menudo familiarizadas con una vasta gama de diferentes frutas. Estudios realizados en Swazilandia identificaron 110 especies comestibles de frutas silvestres, de las cuales 13 eran comidas frecuentemente por un cuarto de las personas entrevistadas. Se observó, sin embargo, que entre las diferentes zonas ecológicas había una considerable variación en la abundancia y el consumo de la fruta. También se registraron diferencias en la cantidad de fruta consumida por los diferentes miembros de cada familia pues los niños, por lo general, comían una parte mayor (Ogle y Grivetti, 1985).

Raíces y tubérculos

Las raíces y tubérculos aportan carbohidratos y algunos minerales. Ellos se usan como alimento en períodos de sequía y de hambrunas no sólo porque pueden sobrevivir con escasas precipitaciones pluviales sino también porque pueden ser una importante fuente de agua. También son consumidos por los niños, los pastores y otras personas que durante la jornada de trabajo dependen de los "alimentos de los matorrales". Las raíces y los tubérculos son también utilizados como ingredientes en la medicina tradicional.

Muchas raíces y tubérculos requieren una larga elaboración, generalmente poniéndolos en remojo y cocinándolos, antes de poder ser consumidos. Eso probablemente influye para su uso sobre todo en períodos de escasez de alimentos. En los últimos años, sin embargo, la disponibilidad de ayuda alimentaria y de un aprovisionamiento comercial puede haber reducido su importancia como alimentos de los períodos de hambruna.

Los hongos

Los hongos son alimentos preferidos en muchas culturas y a menudo son consumidos como reemplazantes de la carne. Son una buena fuente de proteínas y de minerales. En un estudio realizado en el Alto Shaba, en Zaire, el promedio de proteínas contenido en 30 tipos de hongos comestibles correspondió al 22% de su peso seco. En esa zona los hongos son recogidos por las mujeres y los niños, que en la estación de las lluvias frecuentemente dedican dos o tres horas dianas a recolectarlos. A menudo después los venden (Parent, 1977). De un modo semejante, en el valle Mae Sa en la Tailandia septentrional, muchas especies de hongos se recogen en la estación lluviosa para su consumo y su venta (Jackson y Boulanger, 1978).

Gomas y savias

Ciertos tipos de savia de los árboles pueden ser extraídas para fabricar con ellas bebidas que a menudo tienen un alto contenido de azúcares y de minerales. También se utilizan las gomas como alimentos de complemento y ellas pueden ser buenas fuentes de energía. Tanto las savias como las gomas tienen muchos usos medicinales.

En el nordeste del Brasil, la palma babasú se utiliza para hacer vino de palma. Los troncos que quedan después de la cosecha son agujereados y se deja en los agujeros, para que fermente, la savia que brota (May et al, 1985a). De un modo similar, la palma de Palmyra (Borassus flabellifera) es muy comúnmente cultivada en la India sudoriental para extraer su savia o toddy. La savia es extraída de los brotes no abiertos, cada uno de los cuales rinde más de dos litros de savia por día. Esta savia se bebe fresca o, dejándola fermentar, se convierte en vino de palma.

La palma babasú - utilizada para fabricar vino de palma

La goma de la Sterculia sp. se utiliza como un complemento de la dieta por los wolofs del Senegal septentrional. Se agrega a las sopas y estofados y es una buena fuente de vitaminas A y C (Becker, 1983). De un modo semejante, la goma arábiga producida por la Acacia senegal es tradicionalmente un importante alimento de los pastores, agricultores y cazadores-recolectores. Los nómadas de Mauritania fabrican con ella N'dadzalla, una mezcla de goma frita, mantequilla y azúcar. También se utiliza como substituto de la leche mezclándola con agua azucarada y es a menudo el alimento básico de los recolectores de goma en el campo (Giffard, 1975).

Un gamo o "duyker"

3.1.2 Alimentos provenientes de los animales silvestres

La fauna silvestre es la segunda categoría principal de alimentos derivados de los bosques. Para las comunidades que viven en las cercanías de los bosques, de las tierras madereras naturales y de las áreas forestales en barbecho, los animales silvestres muy a menudo desempeñan un papel importante en las dietas de la población local y en algunos casos aportan la única y principal fuente de proteínas animales.

El análisis de los alimentos ofrecidos por la fauna silvestre tendió a concentrarse en las grandes especies de caza, como el antílope o el ciervo. En realidad, desde el punto de vista de su contribución a la dieta diaria, raramente son éstas las especies más importantes. En muchas zonas, los grandes animales de caza son raros o inaccesibles (pues están protegidos por la prohibición de cazarlos). Además, a menudo es difícil conservar su carne.

Mucho más importantes son las especies silvestres menores. Ellas incluyen roedores como la rata del cañaveral (Thryonomys swinderanus) y la rata gigante (Cricetomys gambianus), ambas sumamente populares en diversas partes de Africa occidental. También se comen ardillas, puercoespines, murciélados, ratones y otros pequeños mamíferos, así como pájaros y diversos tipos de insectos, caracoles, serpientes y otros reptiles.

Las prácticas y las preferencias locales varían mucho de lugar en lugar. En algunas comunidades del Africa occidental, por ejemplo, los niños que pastorean el ganado le quitan a éste las garrapatas y las comen asadas. En otras culturas, las garrapatas no serían tocadas. En algunas regiones la gente considera a las ranas como un manjar mientras que en otras ni siquiera sueñan con comerlas.

Es difícil calcular en qué medida la carne de animales silvestres contribuye a las dietas locales. La caza mayor es a menudo realizada de modo ilegal y muchos de los alimentos más comúnmente consumidos, como los caracoles y los insectos, en general son comidos como bocadillos, de modo que su consumo no es registrado.

Alguna de la información más detallada sobre el consumo de carne silvestre proviene del Africa Occidental, donde la dependencia de los animales silvestres para la alimentación popular es excepcionalmente alta (en parte porque está en la zona de la mosca tsétsé). El consumo varía mucho según sean las condiciones de la fauna silvestre. En zonas de Nigeria que no tienen reservas forestales y que poseen una gran densidad de población, un estudio registró que la carne de origen silvestre sólo contribuía con el 7% del total de carne consumida. Pero en áreas cercanas a grandes reservas forestales la carne silvestre aportaba el 84% del total de la carne consumida. Similarmente, en Côte d'Ivoire se estimó que el 70% de la carne consumida por la gente en la zona de los bosques tropicales húmedos provenía de animales silvestres; mientras que, nacionalmente, sólo aporta el 7% del total de la ingestión de proteínas animales (Ajayi, 1979).

La liebre es un popular alimento silvestre en Botswana y se estima que algunas comunidades pastoriles obtienen de la fauna silvestre el 80% de las proteínas animales que consumen. Según un estudio, el consumo total de liebres equivale a la cantidad de carne obtenida de 20 000 cabezas de ganado (Butynski y von Richter, 1974).

En América Latina, la fauna silvestre sigue siendo una fuente importante de proteínas de origen animal en algunas zonas boscosas. Estudios realizados en el Amazonas peruano entre 1965 y 1973 comprobaron que los habitantes de las zonas rurales obtenían de los animales y peces silvestres del 85% de las proteínas animales que consumían (Dourejeanni, 1978). Los granjeros en la región de la palma babasú del norte brasileño dependen también en gran medida de la caza para obtener proteínas animales. Los frutos de la palma babasú son una comida importante de dos grandes roedores, las pacas y los agutíes. También se dejan in situ los troncos de las palmeras caídas para atraer larvas de escarabajos, que son recolectadas y cocinadas.

Como fuente de proteínas y de vitaminas, la mayor parte de los animales silvestres son comparables a las especies domesticadas. Algunas especies silvestres, sin embargo, entre las que se cuentan varios roedores, las iguanas y los faisanes, tienen un contenido proteínico superior. La carne silvestre también tiende a tener menos grasa que la doméstica y puede ser una buena fuente de hierro, vitamina A y vitamina B.

Algunos insectos son particularmente nutritivos. Las larvas de las abejas, por ejemplo, condenen 10 veces más vitamina D que el aceite de hígado de bacalao y dos veces más vitamina A que la yema de huevo (Mungkorndin, 1981). Algunas orugas son también muy nutritivas y han sido comparadas con píldoras de vitaminas (Poulsen, 1982).

Además de proporcionar alimento, la fauna silvestre también representa una importante fuente de ingresos para muchas familias. En el Africa subsahariana existe una larga tradición de comercio de carne silvestre entre las zonas rurales y los pueblos mayores, donde se vende como un manjar de alto precio. También existen firmes lazos comerciales entre el cazador, por un lado, los elaboradores y transportadores y los comerciantes al por menor que venden la caza a los consumidores urbanos, por otro lado. En ciertas partes del Africa occidental, la recolección de caracoles y su preparación y venta es también un gran negocio. Los distritos que cuentan con la bendición de tener caracoles esperan la estación de éstos y su respectiva recolección.

Ratas gigantes - cricetomys gambianus

En China, Zimbabwe, Tailandia y en diversos otros países se ha intentado la cría comercial de la fauna silvestre para obtener carne y otros productos animales y en algunos casos se ha logrado un considerable éxito. Las especies de caza autóctonas a menudo están más adaptadas a las condiciones ambientales locales que el ganado foráneo, particularmente en las zonas áridas, y son por lo tanto productoras de carne más eficientes. Al mezclar especies de caza con diferentes costumbres de pasto o al combinar la cría de ellas con la del ganado, podría ser posible dar un mejor uso a la vegetación local que con especies individuales. El hecho que la cría de animales de caza pueda ser integrada con el turismo constituye otra ventaja potencial.

Algunos anímales silvestres desempeñan un papel adicional facilitando la producción de alimentos provenientes de los árboles y cultivos agrícolas mediante su acción como polenizadores y como enemigos naturales de los insectos o roedores que constituyen plagas. Manteniendo una parte de la cobertura forestal dentro de las zonas agrícolas y dando así un hábitat a la fauna silvestre, es posible preservar los beneficios agrícolas derivados de los animales y, al mismo tiempo, asegurar un conveniente abastecimiento de alimentos silvestres.

Obviamente, pueden registrarse diferentes efectos contraditorios. Por ejemplo, los árboles situados cerca de los labradíos, podrían no ser sólo una bendición para el granjero si dan refugio a muchos pájaros hambrientos y comedores de semillas. Pero, en otros casos, especies como la rata de los cañaverales, que podrían convertirse en plaga si se les permitiese aumentar demasiado rápido, pueden transformarse en una valiosa fuente de alimentos cuando sus miembros son mantenidos bajo control por los cazadores.

3.2 LOS ARBOLES PRODUCTORES DE AUMENTOS EN LA EXPLOTACION AGRICOLA


3.2.1 Huertos familiares
3.2.2 Arboles cultivados productores de alimentos

En la agricultura sedentaria, la contribución más directa aportada por la silvicultura a la producción de alimentos es mediante los árboles productores de alimentos situados en la explotación agrícola y en la tierra en barbecho y alrededor del hogar. La cuantía de tal contribución varía ampliamente. Habría que observar que los deslindes entre los bosques y la tierra agrícola en muchas regiones tropicales no son claros: en efecto, en los cultivos y en las zonas en barbecho se dejan a menudo selectivamente árboles de los bosques para que produzcan alimentos. En un extremo del espectro están los perfeccionados "huertos familiares" que se encuentran en muchas partes en los trópicos húmedos y en los cuales los árboles productores de alimentos aportan un importante insumo a las dietas locales. En la otra, está el árbol de mango, u otro frutal, aislado, plantado junto a la casa.

3.2.1 Huertos familiares

Los huertos familiares son definidos "prácticas de uso de la tierra que incluyen un manejo deliberado de árboles y arbustos de usos múltiples en íntima asociación con cultivos agrícolas anuales y perennes y con la cría de ganado dentro del complejo doméstico; el conjunto de la unidad cultivos-árboles-animales es administrado de modo intensivo por la mano de obra familiar" (Fernandes y Nair, 1986).

Los huertos familiares se encuentran en la mayor parte de las regiones ecológicas tropicales y subtropicales, aunque la mayoría de ellos está concentrada en las tierras bajas húmedas tropicales. La densidad de la población es generalmente alta en las zonas donde existen huertos familiares y el tamaño medio de éstos es, generalmente, inferior a una hectárea.

CUADRO 3.1 Representación esquemática de la composición estructural de un huerto familiar javanés

Fuente: Nair 1988

Uno de los casos mejor conocidos es el del huerto familiar javanés, que presentamos esquemáticamente en el Cuadro 3.1. El que ofrece un excelente ejemplo de la diversidad, la estructura compleja y la función de los huertos familiares tropicales. Desde hace siglos ellos están obteniendo rendimientos sostenidos de un modo económicamente eficiente, ecológicamente adecuado y biológicamente mantenido.

Como regla general, son los árboles frutales como el guayabo, el rambután, el mango y el mangostán los que tienden a predominar en los huertos familiares asiáticos, junto con otros árboles productores de alimentos como la Moringa sp. y la Sesbania grandiflora. En las huertas compuestas de Africa Occidental, la Moringa sp. es común junto a otros árboles que producen hojas comestibles, al igual que árboles que producen frutos para cocinar y como condimentos que son las especies más importantes de árboles productores de alimentos.

La producción de alimentos es la función primaria de la mayor parte de los huertos familiares y buena parte de los que se producen son consumidos en el hogar. Cuando se suman los árboles a otros componentes productores de alimentos, los huertos familiares pueden proveer una fracción substancial de las necesidades alimentarías de una familia. Se ha estimado, por ejemplo, que los huertos familiares javaneses proveen más del 40 por ciento del total de la ingestión de calorías de las comunidades agrícolas en algunas zonas (Terra, 1954; Stoler, 1975).

Otra característica importante de los huertos familiares es su capacidad de producción de alimentos durante todo el año con un insumo de mano de obra relativamente escaso. Se combinan en ellos los cultivos que tienen diferentes ciclos productivos y diferentes ritmos para aportar alimentos durante todo el año. Aunque para los productos específicos hay estaciones de pico y estaciones de baja producción, el sistema tiene un diseño tal, que, en lo posible, hay algo para cosechar cada día. Todo excedente comercializable ayuda a obtener una fuente de ingresos entre las cosechas de otros cultivos agrícolas y actúa como un seguro contra el fracaso de alguno de éstos.

Sudán: Moringa oleifera con flores y frutos 12 meses después de sembrada.

3.2.2 Arboles cultivados productores de alimentos

El cultivo de unos pocos árboles y arbustos productores de alimentos en tomo al hogar y en la explotación agrícola es mucho más común que los huertos familiares en gran escala. Tal cultivo se da en casi todas partes donde existe una agricultura sedentaria aunque la cantidad de árboles cultivados varíe según las familias y los lugares.

El cultivo de árboles en las explotaciones agrícolas está muy escasamente documentado porque generalmente no entra en el ámbito de la acción de la mayor parte de los departamentos de silvicultura y de agricultura. Sin embargo, desde el punto de vista de la nutrición, la fruta, las nueces, las hojas comestibles y otros productos alimenticios que ellos brindan a menudo aportan un importante insumo a las dietas locales, así como una fuente de ingresos.

Tabla 3.1 Perfiles de las especies importantes productoras de alimentos en los trópicos

Especies

Ecozonas/distribución

Manejo

Funciones/usos

Sistema agro-forestales común prácticas de cultivo características de esas especies

Otras observaciones

Palma areca o palma betel Areca Catechu L.

A más de 900 m, sobre todo en Asia meridional, preferentemente en bosques tropicales lluviosos

Propagación mediante plantones de un año en 2,7 m cuadrados y también en setos, unas 1300 plantas/ ha, produce en 5 años hasta los 60 años, responde bien al abono

Semilla masticable, corazón comestible, en algunos lugares, hojas usadas como paja, vaina de hojas para sombreros, contenedores, tronco apto para leña, semillas también usadas en medicina veterinaria

Cultivadas como cultivo único o con otros cultivos, generalmente mezclada con cacao y otras plantas perennes que toleran la sombra, también en huertos familiares y huertos frutales

Este cultivo no es adecuado en las zonas marginales o con grandes sequías

Arbol del pan Artocarpus altilis Fosberg

Nativo de Polinesia, cultivado en todo el trópico caliente y húmedo, especialmente en Asia y el Pacífico

Se propaga vegetativamente por corte de raíces generalmente no es sembrado, se planta con separación de 8-10 m, crece rápidamente, produce en 3-5 años, necesita escasos cuidados

Es cultivado sobre todo por sus frutos comestibles que produce todo el año, 700 frutas/ árbol/año frutas muy almidonosas, natural o cocinadas también sirve para hacer bizachos, su madera es útil para la granja

Generalmente es cultivado mezclado con otras muchas especies en la granja, por lo general trepa el ñame, da sombra al ganado y a cultivos como el taro

Es a veces un alimento básico en las islas del Pacífico y en las Seychelles

Anacardo Anacardium occidentale L.

Ampliamente difundido en los trópicos. Brasil, India, Africa Oriental

Propagación por semillas, semillas plantadas como rodrigones, también propagación vegetativa por acodadura o injerto, aprox. 10 m cuadrados de espacio, normalmente muy escasos cuidados, rinde en 7-10 años, hasta los 50 años

Nueces muy apreciadas utilizadas en confitería y postres, el aceite de la cascara tiene muchos usos industriales, la manzana es jugosa y comestible, se usa para hacer vino, y como leña

El ganado pace en las plantaciones bajo el árbol, huertos frutales en propiedades pequeñas, también en huertos familiares, usados como rompevientos y para sombra

Es muy resistente a la sequía, florescencia no sincronizada y difícil recolección de las nueces son los principales problemas

Palma cocotera Cocos nucifera L.

Costas tropicales, Filipinas, India, Sri Lanka, Malasia etc.

Propagación por transplante de plantones de un año, aprox. 175 palmas/ha, plantación en cuadrado o triangular, pleno rendimiento desde cerca de 8 años que continúa hasta los 75 años, responde bien al abono

Aceite comestible de la copra (endo-sperma seca), frutos, bebida, hojas para cobertura y tejido, madera del tronco, muchos productos secundarios, declarado "árbol del Paraíso"

Muchos tipos de combinación de cultivos en pequeñas propiedades, cultivo intercalado y de plantas de diversas alturas, en las islas del Pacífico también es muy común el pastoreo bajo los árboles

Lo más común es el cultivo sólo de cocoteros o junto con especies anuales o perennes, numerosos tipos (enanos y altos) cultivados

Palma datilera Phoenix dactylifera L.

Crece sobre todo en los países árabes, la India, el norte de Africa y México

Propagación vegetativa por retoños en la base (chupones), muchos cultivares basados en la calidad de los frutos. Flores hembra polenizadas artificialmente

20-100 kg/árbol/año de frutos comestibles. Vino de savia hojas que dan material para tejer y cobertizos, troncos que dan madera, muchos productos secundarios, sirven como fajas de sombra y para fijar tos dunas

Cubren a todas tos otras especies en las oasis y otras regiones áridas. Bajo ellas crecen muchos otros cultivos

Se dice que tienen cerca de 800 usos diferentes

Nuez de cola Cola nítida (Vent.) Scott y Endl

Particularmente en Africa occidental húmeda, y también en las Indias occidentales, India y Brasil

Propagación por semillas, germinación en 7-12 semanas, crece de brotes, fructifica en 7 años hasta los 80, se recogen los frutos con largos palos con un cuchillo en la punta

Las semillas son usadas como estimulantes y para bebidas, rendimiento medio de 250 kg/árbol, pero hay rendimientos muy superiores. La semilla contiene 2% de cafeína y algunos aceites esenciales

Plantada intercalada con árboles frutales jóvenes y con otros árboles adultos

El fruto es llamado "nuez* erróneamente

Mango Mangifera indica L.

Nativo de la India es también muy popular en el sudeste asiático, en Africa y en la América tropical

Propagado por semillas o por acodos e injertos, es podado para obtener sombra e inducir la floración de las ramas, pleno rendimiento en cerca de 6 años hasta los 50 o más, varios cultivadores e híbridos

Sus frutas son un postre delicioso, e inmaduras son usadas para salsa picante y encurtidos, también si están maduras como conservas, las ramas dan madera para la construcción en la granja, además de leña y sirven para teñir

Crece en el huerto asociado con otros frutales, bueno para hacer linderos y dar abrigo, para dar sombra a los corrales de animales y alimentos o forraje al ganado

Son populares varias formas y tipos, muy utilizados en la India y en Africa Oriental

Mangostán Garcinia mangostana L.

Sudeste asiático. No tuvieron éxito los intentos de introducirlo en otros países

Se propaga mediante semillas de escasa germinación y poco viables. No tuvo éxito la propagación vegetativa. Cuando joven necesita sombra. Produce en 10-15 años, hasta 50. Da 500-600 frutas/ árbol/año

Fruta deliciosa cuando es fresca. Cascara rica en taninos, usada para curtir cueros y en medicina

Generalmente es cultivado mezclado con otros árboles frutales y en huertos familiares

Tendencia a producir sólo cada dos años, dificultad de propagación, larga fase juvenil

Butiro-spermo Butyro-spermo paradoxum (Gaertn f) var. parkii

Abundante en savanas de Africa Occidental y Central

Generalmente propagado por simientes, difícil transplante cerca de 8m de espacio, comienza a producir en 12-15 años, las frutas caen naturalmente y allí son recogidas

La manteca extraída de la semilla es usada como grasa para cocinar, alumbrar, como ungüento medicinal, el aceite de las nueces es utilizado para hacer jabones vetos y cosméticos

Crece mezclado con otras especies en los márgenes más secos de la savana con pronunciadas estaciones secas

Su cultivo no requiere mucha mano de obra

Tamarindo Tamaríndus indica L.

Nativo de las partes secas de Africa es ahora popular en toda Africa y la India

Se propaga mediante semillas, que requieren escasos cuidados, comienza a producir en unos 10 años durante décadas, los frutos son recogidos en los arboles o se dejan caer

El carnoso endocarpio se come fresco o es conservado como jarabe, las semillas se comen como nueces, se usan como condimento, también produce gomas y taninos, leña, buena madera para fabricar muebles, hojas y semillas sirven de alimento a los animales

Cubre a otras especies en muchos terrenos agrícolas, su copa rala y la fijación del nitrógeno son sus ventajas

Crece de modo silvestre en las savanas más secas de Africa y en toda la India

Fuente: Asibey, 1986

Una gran cantidad de especies de árboles y arbustos son cultivadas para obtener alimentos. Algunas, como el mango y la papaya, son populares en todos los trópicos. Otras están más localizadas y sólo se las encuentra en ciertas regiones geográficas específicas. Por ejemplo, el rambután (Nephelium lappaceum) es común en el sudeste de Asia, mientras que el pejibaye (Bactris gasipaes) es popular en América Central y del Sur (Nair, 1984b). En el Cuadro 3.1 presentamos un resumen que muestra las características, el tipo de manejo que se requiere y la distribución de diez de las especies más ampliamente cultivadas.

Muchas especies de árboles y arbustos productoras de alimentos tienen usos múltiples. Además de aportar alimentos, pueden ser valiosas por su sombra o por el tanino y las gomas que de ellas se extraen. Las hojas pueden ser usadas como forraje o como abono verde, o para proveer materiales para las artesanías o hacer techos de paja. De ciertos árboles se puede obtener madera apta para la construcción o para la fabricación de muebles y casi todos ellos dan cierta cantidad de leña bajo la forma de ramas secas, ramitas y podas.

En algunos casos sus usos no son competitivos. En otros, la protección y el cuidado que se les brinda a muchos árboles productores de alimentos dan una medida de su importancia y de la percepción de su valor por la población local. Es muy poco común la tala de un valioso árbol frutal para usarlo como leña u obtener madera; cuando ello sucede tal cosa es a menudo signo de una gran escasez de madera o se debe a la necesidad de la familia propietaria de lograr dinero en efectivo para hacer frente a gastos imprevistos o a una compra importante.

3.3 ARBOLES Y ARBUSTOS COMO FUENTE DE FORRAJE PARA LOS ANIMALES


3.3.1 Arboles y arbustos en los sistemas de pastoreo
3.3.2 La producción de forraje y su valor nutritivo
3.3.3 Uso mejorado del forraje arbóreo

Otra forma importante de contribución de los árboles y arbustos a la seguridad alimentaria es su aporte de forraje para el ganado. En algunos casos, se plantan deliberadamente árboles para forraje y su follaje es cortado a mano para alimentar a los animales en el establo. Es más común, sin embargo, permitir que los animales ramoneen de los árboles y arbustos que crecen de modo natural en las zonas de pastos. El forraje de las zonas boscosas, cuando es ramoneado por el ganado o es recogido, ayuda a sostener la producción ganadera y a asegurar durante todo el año la producción de leche, de sangre y de carne.

3.3.1 Arboles y arbustos en los sistemas de pastoreo

Los arboles y los arbustos son particularmente importantes en los sistemas de producción pastoriles. Las comunidades que se ganan la vida pastoreando el ganado dependen para su superviviencia de un conocimiento íntimo del ambiente que las rodea. Los árboles y los arbustos son reconocidos como un componente esencial del mismo.

En todo el mundo hay entre 30 y 40 millones de pastores. De ellos, entre 20 y 25 millones están en Africa, especialmente en el cinturón seco subsahariano que va desde Mauritania a Etiopía. La densidad de especies leñosas en esas zonas y su importancia relativa como fuente de alimentos para los animales es determinada primordialmente por la disponibilidad de agua. En las partes más secas, la vegetación leñosa es escasa y tiende a concentrarse a lo largo de las líneas de drenaje y en las tierras bajas donde existe agua subterránea. A medida que aumentan las lluvias, las especies leñosas son más comunes.

La gama de especies leñosas utilizadas como forraje para el ganado es extremadamente vasta (Skerman, 1977; Felker y Bandurski, 1979). El forraje que brindan consiste en una combinación de hojas, ramas pequeñas, vainas de semillas y frutas. La importancia del ramoneo depende del tipo de ganado. Los camellos y las cabras son grandes consumidores de hojas y ramitas de especies leñosas, mientras que los vacunos y los ovinos dependen sobre todo de los pastos y de las hierbas anuales (Lusigi, 1981).

En muchas zonas de pastoreo, el forraje proveniente de los árboles y arbustos es una parte indispensable de la dieta del ganado (le Houerou, 1986; Torres, 1983). Sobre todo durante la estación seca cuando la calidad nutritiva de la cubierta herbácea se reduce marcadamente. A comienzos de la estación seca se produce una rápida evotranspiración y el contenido de proteínas digeribles y de B-carotene (necesaria para la síntesis de la vitamina A) sufre una caída significativa. También disminuye la energía para la dieta debido a la lignificación y al aumento del contenido de celulosa a costa de la más digerible hemicelulosa. Si los animales comiesen sólo hierbas secas sufrirían desnutrición tanto a causa de la escasez de energía y de proteínas como debido a la falta de vitamina A y esencialmente de minerales, especialmente fósforo.

Los pastores reconocen el papel vital de los árboles y los arbustos. En el Africa occidental saheliana, la mayor parte de los grupos de pastoreo tienen plena conciencia de las causas y peligros de la carencia de vitamina A, y cuando les es posible tratan de evitar que sus rebaños pasten donde no hay arbustos o árboles.

En algunas partes del Senegal septentrional, se estimó que por lo menos durante 6 meses del año la vegetación herbácea no es adecuada para la ganadería si es el único alimento debido a su elevado contenido de celulosa y a su escasa calidad nutritiva. Los pastores pueden mantener sus rebaños debido a la disponibilidad de complementos de alta calidad, como las hojas, los frutos y las vainas de las semillas de los árboles y arbustos (Bille, 1977). Como fracción de la ingesta total de forraje durante la estación seca, el ramoneo puede contribuir con el 30% por dentó del forraje consumido por los vacunos y con el 60% del que consumen los caprinos.

Nepal: Una joven alimenta su búfalo con hojas de árboles

3.3.2 La producción de forraje y su valor nutritivo

Se han hecho varios intentos de medir la producción de forraje de los diferentes componentes de los ecosistemas de las tierras secas (Trollope, 1981). En general, aunque los árboles y los arbustos son menos prolíficos que las hierbas y pastos anuales, la productividad de éstos tiende a variar enormemente, sobre todo debido a las fluctuaciones en las lluvias entre las diversas estaciones y entre uno u otro año. El ramoneo de los árboles y arbustos es mucho más estable y, debido a su sistema de raíces más profundo, ellos sufren menos las fluctuaciones localizadas y a corto plazo de las precipitaciones pluviales.

El valor nutritivo de cualquier forraje depende no sólo de su contenido en nutrientes sino también de la cantidad que consume y asimila el animal. Aunque hay riqueza de datos sobre la composición química de los diferentes tipos de ramoneos, sobre su eficacia como alimentos de los animales existe muy escasa información.

El contenido de proteínas es una variable importante pues el principal factor limitante que afecta el aumento del peso vivo del ganado en las zonas semiáridas (Pratchett et al, 1977). En este caso, el ramoneo tiende a ser ventajoso con respecto al pasto. La comparación realizada entre diferentes tipos de forrajes en la savana costeña y del interior de Ghana, por ejemplo, comprobó que el ramoneo típico tiene entre 2 y 3 veces más proteínas que los pastos, y que las cifras exactas cambiaban según las estaciones.

Por lo general, el forraje con alto contenido de proteínas no será necesariamente un buen complemento proteínico. La medición de la digeribilidad de las proteínas muestra que existen considerables variaciones entre las diferentes especies vegetales; en el caso de la Prosopis cineraria, por ejemplo, las ovejas pueden digerir sólo el 22% de las proteínas presentes, según un tipo de medición, mientras que en el de Atriplex nummularia, digieren el 83%. También hay diferencias entre las distintas especies animales; las cabras pueden obtener del Ficus bengalensis más que el doble de las proteínas que extrae el ganado vacuno (Torres, 1983). Por lo tanto, el simple conocimiento de las especies que son ramoneadas comúnmente y de la composición en nutrientes de su forraje no nos dará indicaciones sobre su valor como forraje del ganado. La característica más importante del forraje boscoso es su disponibilidad cuando los demás alimentos no existen o son incomibles. La Grevillea robusta, que puede ser desmochada frecuentemente, es ideal como proveedora de combustible y de forraje.

Grevillea robusta - un árbol frecuentemente desmochado es ideal para leña y forraje

3.3.3 Uso mejorado del forraje arbóreo

Un problema creciente para los pastores, en muchas zonas, es la creciente presión sobre los recursos forrajeros arbóreos. El excesivo ramoneo reduce la regeneración de los árboles y arbustos y llevado a su extremo dará como resultado su gradual erradicación. En ciertas partes del Sahel éste ha sido un factor importante en la decadencia de la Acacia seyal y A. senegal (le Houerou, 1986). De un modo similar, en la dehesa central de Somalia, el Yicib (Cordeauxia edulis) que en la estación seca es el principal alimento de los camellos y los rebaños de cabras, está siendo ramoneado de un modo excesivo y va hacia una progresiva eliminación. Esta decadencia es particulamente evidente 20 kilómetros alrededor de los puntos permanentes de aguada (Kuchar, 1986).

Para el desarrollo y la administración de los recursos forrajeros tanto en las explotaciones agrícolas como en las dehesas y las zonas forestales existen varias posibilidades. Por ejemplo, se hicieron tentativas de evaluación de la posibilidad de aumentar el uso de los árboles forrajeros para la alimentación del ganado. Los experimentos con el forraje de Leucaena y el ganado han demostrado que, en lo que respecta al engorde de éste, los resultados son comparables a los que se obtienen con fuentes concentradas de proteínas (cuando se ofrecen cantidades limitadas). La producción de leche también mejoró aunque la Leucaena arrumaba la leche (Jones, 1979).

En las dehesas también hay posibilidades de aumentar la productividad del ganado incrementando el uso de las especies de árboles y arbustos forrajeros. Varias especies fueron individualizadas por su potencial particular a este respecto: por ejemplo, las Opuntia sp. y la Atriplex nummalaria en las zonas áridas de Africa (Kock, 1967) y las Prosopis sp. en América Latina (Felker, 1979).

El manejo mejorado de las dehesas puede incluir medidas para controlar las especies leñosas no comestibles, como la Calotropis procera, que es ahora común en muchos pastos sahelianos arruinados, especialmente en tomo a los puntos de agua, y Acacia reficiens, que en Turkana, Kenya, ha hecho que vastas zonas sean ahora impenetrables para el ganado. En ambos casos, su substitución por especies más comestibles podría ayudar considerablemente a aumentar la capacidad de sustentación del ganado de la zona en cuestión.

Al introducir más árboles en las dehesas, un factor que debe ser considerado es la relación entre la producción de forraje de las especies leñosas y la de las hierbas situadas bajo los árboles. Se debe establecer un equilibrio entre éstas, que aportan la mayor productividad neta, y las especies leñosas, que son menos productivas pero que tienen mayor capacidad de adaptación a la sequía. Una combinación que aportase un gran rendimiento forrajero en los años buenos podría resultar desastrosa si la producción cayese de modo drástico durante un año seco.

3.4 LOS ARBOLES Y LA PRODUCCION AGRICOLA


3.4.1 Los árboles y la mejora del suelo
3.4.2 Los árboles fijadores del nitrógeno
3.4.3 El ciclo de los nutrientes en los sistemas agroforestales
3.4.4 Posibles efectos negativos de los árboles

Los cultivadores itinerantes y otros agricultores que dependen de algún tipo de barbecho forestal desde hace tiempo han reconocido la capacidad de los bosques (y de los árboles) de mejorar las condiciones del suelo y, por lo tanto, indirectamente, los rendimientos, y dependen de dicha capacidad. Esos efectos son más pronunciados en los sistemas agroforestales en los cuales los árboles u otras perennes leñosas crecen en estrecha asociación con los cultivos agrícolas. Tales sistemas existen bajo sus formas tradicionales en muchas partes del mundo, al igual que en una variedad de nuevas combinaciones experimentales (Nair, 1987a).

En la última década, se ha prestado mucha atención al desarrollo potencial de los sistemas agroforestales (Sánchez, 1987). Las técnicas agroforestales pueden tener una influencia positiva sobre la producción agrícola al mejorar las propiedades físicas del suelo, al mantener la materia orgánica del mismo y al promover el reciclado de los nutrientes, así como al reducir la erosión del suelo y mejorar el microclima, tal como se expuso en el capítulo anterior.

3.4.1 Los árboles y la mejora del suelo

En ciertas circunstancias, la incorporación de especies leñosas perennes a la explotación agrícola puede dar como resultado una notable mejora de la fertilidad del suelo. Existen diversas teorías que explican la influencia de los árboles sobre las condiciones del suelo, y especialmente que ellos pueden conducir a:

* un aumento del contenido de materia orgánica del suelo mediante la adición de un lecho de hojas, de raíces en descomposición y de otras partes de la planta;

* un reciclado más eficaz de los nutrientes dentro de los sistemas y, por lo tanto, a una mejor utilización de aquéllos, tanto si son inherentes al suelo como si son aplicados al mismo desde afuera;

* la fijación biológica del nitrógeno y una solubilidad mejorada de los nutrientes relativamente poco disponibles, como el fosfato, gracias a la actividad de microorganismos en la zona de las raíces del árbol;

* un aumento en la proporción de nutrientes reciclados mediante la formación del lecho de humus al pie de la planta y, por lo tanto, una disminución de los nutrientes perdidos por lixiviación;

* un efecto moderado de agregación de materia orgánica en casos de acidez y alcalinidad del suelo y, por consiguiente, una mejor producción y disponibilidad de nutrientes, como el fosfato y el manganeso, que son sensibles al pH;

* un incremento de la actividad de los microorganismos favorables en la zona de las raíces mediante la mejora de la materia orgánica y de la temperatura del suelo;

* una mejora gradual de las condiciones físicas del suelo, en lo que se refiere a sus regímenes de permeabilidad, capacidad de retención del agua, estabilidad agregada y temperatura del suelo.

La importancia relativa de estos diferentes efectos variará mucho según sea el sistema agroforestal particular en cuestión, y de acuerdo también con las condiciones locales del suelo y del lugar. Muchos de esos efectos, además, necesitan bastante tiempo para desarrollarse y no se puede pues esperar que los árboles logren un efecto dramático, en lo que respecta a la fertilidad del suelo de un día a otro. Por otra parte, aunque esos efectos benéficos han sido reconocidos de un modo general, no todos ellos fueron demostrados científicamente en la práctica (la Tabla 3.2 presenta un resumen del nivel actual de conocimientos).

Tabla 3.2 Efectos benéficos potenciales de los árboles para los suelos

Tipo de proceso

Proceso

Efectos principales sobre el suelo

Pruebas científicas

Insumos (aumento de adiciones al suelo)



Producción de biomasa

Adición de carbón y sus transformaciones

Disponibles

Fijación del nitrógeno

Enriquecimiento en N

Disponibles

Lluvias

Efectos sobre las lluvias (cantidad y distribución) y, por consiguiente, adición de nutrientes a través de las lluvias

Insuficientes

Procesos de producción (reduce pérdidas del suelo)

Protección contra la erosión hídrica y cólica

Reduce las pérdidas tanto de suelo como de nutrientes

Disponibles

Procesos de rotación


Captación/reciclado/liberación de nutrientes

Los toma de los estratos más profundos y los deposita en la superficie vía humus

Insuficientemente demostrado


Control de la liberación de nutrientes: ésta puede ser regulada por intervenciones de manejo

Disponibles

Procesos "catalíticos" (influencias indirectas)





Procesos físicos

Mejora de las propiedades físicas (capacidad de retención del agua, permeabilidad, drenaje, etc.) del sido (microubicación) y de la cuenca (macroubicación)

Disponibles

Crecimiento y proliferación de raíces (aumentado)

Adición de (más) biomasa radical; crecimiento promoviendo substancias; asociaciones microbiales

Parcialmente demostrado

Calidad del humus y dinámica

Mejora de la calidad del humus debido a la diversidad de especies; posibilidad de mejorar la disponibilidad oportuna de la cantidad de humus y el método de aplicación

Es cada vez más estudiado en los cultivos en hileras y otros experimentos de cultivos intercalados

Procesos microclimáticos

Creación de un microclima más favorable; cinturones de protección y abrigo y efectos de rompevientos

Disponibles

Procesos (bio) químicos y biológicos (efectos netos de diversos procesos)

Efectos de moderación sobre condiciones extremas de acidez, alcalinidad, etc. del suelo

Parcialmente demostrado

Fuente: Nair, 1988.

3.4.2 Los árboles fijadores del nitrógeno

Desde el punto de vista de la fertilidad del suelo, uno de los grupos más prometedores de especies arbóreas es el de aquéllas que fijan el nitrógeno. En virtud de su capacidad de capturar el nitrógeno atmosférico y de contribuir a nitrogenar el suelo a través de la capa de hojas que lo cubre o de la liberación o emisión de restos de raíces y nódulos (lecho radical), este grupo de árboles y arbustos puede contribuir de modo significativo al mantenimiento de la fertilidad del suelo.

En muchos sistemas agroforestales tradicionales ya se está utilizando esa capacidad (Nair, 1987b; Dommergues, 1987). Sin embargo, al considerar la posibilidad de incrementar el uso de árboles fijadores del nitrógeno, se debe tener en cuenta los siguientes puntos:

* la capacidad de las especies particulares de fijar el nitrógeno depende de un modo muy específico del lugar y también del clima, las condiciones del suelo y las técnicas de gestión;

* entre las mismas especies de distinta proveniencia hay una variación considerable en la capacidad de fijar el nitrógeno;

* una fijación eficaz del nitrógeno requiere la presencia en la región radical de las cepas adecuadas de Rhizobium y Frankia;

* no siempre es fácil transferir al campo las mejoras en la fijación del nitrógeno logradas en el laboratorio, el invernadero o incluso el vivero;

* incluso los árboles fijadores de nitrógeno con menores exigencias necesitan otros nutrientes si están por florecer y hay que responder a esas necesidades si se quiere lograr su plena capacidad de fijación del nitrógeno;

* la introducción de árboles fijadores de nitrógeno no aumenta instantáneamente los beneficios que éstos aportan al suelo; los efectos sobre la fertilidad del mismo a menudo son acumulativos y antes de que se desarrollen podrían ser necesarios varios años.

De este modo, el hecho que un árbol particular en ciertas condiciones pueda ser un eficaz fijador del nitrógeno no garantiza que lo pueda seguir siendo una vez transferido. Para obtener todos los beneficios de los árboles fijadores del nitrógeno, muchas veces es necesario realizar una muy cuidadosa selección de especies y proveniencias, que deberá ir aparejada con un manejo adecuado para asegurar la existencia de las condiciones necesarias para la fijación del nitrógeno. Sin embargo, los fijadores de nitrógeno potencialmente pueden contribuir significativamente a la seguridad alimentaria familiar en muchas situaciones.

3.4.3 El ciclo de los nutrientes en los sistemas agroforestales

Las tecnologías agroforestales (sean ellas tradicionales o recientes), mejoran las condiciones del suelo a través de la mejora en la eficacia del ciclo de los nutrientes. Los beneficios potenciales para el suelo de dichas tecnologías dependen en gran medida de las condiciones locales y de las características del suelo: los alfisols tropicales y los andepts de fertilidad moderada parecen ser particularmente adecuados para los sistemas agroforestales (Sánchez, 1987).

En un estudio realizado en Nigeria occidental, por ejemplo, los investigadores encontraron que plantando Leucaena mejoraba la regeneración del barbecho en un alfisol. Al cabo de tres años, durante los cuales la Leucaena fue cortada anualmente y dejada como pajote cubriendo el terreno, las condiciones del suelo mejoraron mucho, y éste logró una mayor capacidad de intercambio y de intercambio entre los niveles de calcio y de potasio que cuando se utilizaba el barbecho de matorrales (Juo y Lal, 1977).

La importancia de las condiciones del lugar para determinar la eficacia de las combinaciones agroforestales ha sido demostrada claramente, empero, en una investigación realizada en diferentes partes del mundo sobre los sistemas de cultivo por callejón o en hileras. Este sistema, que está compuesto por el cultivo de hileras alternadas de árboles y cultivos agrícolas, demostró ser muy exitoso en las pruebas realizadas por el International Institute for Tropical Agriculture (IITA), en Nigeria, utilizando Leucaena leucocephala intercalada con maíz y caupí. Aunque los experimentos de cultivos en Nigeria realizados durante seis años mostraron una mejora marcada de la fertilidad del suelo (Kang et al, 1985), no fue exitoso el intento de replicar estos experimentos en un suelo ultisol arenoso y sumamente erosionado de Yurimaguas, Perú, en la cuenca amazónica (TropSoils, 1986).

Aunque los cultivos en hileras funcionan bien en suelos moderadamente fértiles, la experiencia realizada sugiere que será necesario utilizar insumos como calcio y posiblemente fósforo para permitir una buena instalación de las especies de cultivo en hileras y el subsiguiente reciclado de los nutrientes en los ultisols y oxisols ácidos y sin fertilidad (TropSoils, 1986). Es necesario realizar nuevos estudios antes de poder considerar que este sistema agroforestal es aplicable en forma generalizada a los trópicos húmedos y semihúmedos. Además, no se han estudiado bien los aspectos socioeconómicos de la aplicabilidad de este sistema particular: por ejemplo, la necesidad de mano de obra estacional y la disponibilidad de la misma, la disponibilidad de insumos y el acceso a los mismos, el acceso a la tierra para plantar árboles y otros problemas relacionados con la tenencia de aquélla, y las necesidades desde el punto de vista de la gestión. En muchas regiones podrían no existir las condiciones socioeconómicas adecuadas para el desarrollo del cultivo en hileras.

3.4.4 Posibles efectos negativos de los árboles

Hasta ahora hemos discutido los beneficios que los árboles aportan. Pero los efectos de éstos sobre los cultivos no siempre son positivos. Si se eligen especies inadecuadas o si las mismas son plantadas de un modo erróneo - por ejemplo, con espacios demasiado reducidos- los árboles podrán tener diversos efectos adversos en los cultivos que crecen en su inmediata vecindad. Esos efectos incluyen:

* el rápido crecimiento de los árboles plantea una gran demanda de humedad del suelo; cuando el crecimiento del cultivo está siendo limitado por la escasez de humedad, la competencia de los árboles puede reducir los rendimientos agrícolas;

* la absorción de nutrientes por los árboles puede privar de ellos a los cultivos agrícolas adyacentes (aunque el lecho de hojas y la biomasa radical en cierta medida quizás puedan compensar a largo plazo ese efecto negativo);

* ciertos árboles tienen efectos químicos y biológicos negativos sobre las plantas cercanas debido a la acidificación, la aleopatía, la producción de exudaciones tóxicas u ofreciendo un hábitat a las plagas de los cultivos;

* la sombra y los cambios en la calidad del espectro de luz pueden tener un efecto dañino sobre el crecimiento de los cultivos en la inmediata cercanía de los árboles.

Es necesario repetir que esos efectos dependen en gran medida del sitio y no sólo de la combinación de especies sino también del modo en que las mismas son dispuestas y de los métodos de gestión utilizados. Los sistemas agroforestales exitosos son los que maximizan las interacciones positivas mientras minimizan las negativas. En los sistemas agroforestales tradicionales, las combinaciones más eficaces a menudo están siendo aplicadas desde hace generaciones. Con las nuevas técnicas que ahora se están desarrollando, la gestión y las especies óptimas sólo podrán ser encontradas mediante una gran cantidad de cuidadosas investigaciones y de pruebas en el campo. Además de los problemas físicos relacionados con la introducción de árboles en los cultivos, hay muchos factores socioeconómicos que influencian la viabilidad de las tecnologías agroforestales para una familia o una comunidad particulares. Ellos serán discutidos en el capítulo siguiente.

3.5 PRODUCCION DE ALIMENTOS POR LOS MANGLARES


3.5.1 Los manglares: apoyo de la pesca costera
3.5.2 Productos alimenticios adicionales provenientes de los manglares
3.5.3 Presiones que sufren los ecosistemas de los manglares

Los bosques de los manglares son ecosistemas únicos y aquí los consideramos por separado porque contribuyen de un modo especial a la seguridad alimentaria, en particular dando apoyo a la pesca costera. A lo largo de las costas de muchas zonas tropicales y subtropicales existen los bosques de manglares. Su flora única está especialmente adaptada a la inundación periódica con agua salada. Los manglares producen una vasta gama de vegetales alimenticios y ofrecen un hábitat y un campo de cría para gran número de animales marinos. Además, actúan como amortiguador entre las comunidades costeras y sus tierras cultivadas y la violencia de las grandes tormentas marinas (tal como analizamos en el capítulo anterior).

El área total de manglares existente en todo el mundo es estimada en una cifra oscilante entre 160 000 y 170 000 kilómetros cuadrados (Saenger, 1983). Las zonas más amplias están en Brasil, seguido por Indonesia, Australia, Nigeria y Malasia (Hamilton y Snedaker, 1984). Existen en estado dinámico, pues su extensión se amplía gradualmente mediante los procesos de encenegamiento, pero también son destruidas por la erosión y por las tormentas.

3.5.1 Los manglares: apoyo de la pesca costera

Los bosques de los manglares tienen un papel importante de apoyo a la pesca de alta mar y protegen así una fuente de alimentos fundamental para muchas poblaciones costeñas. En el manglar Pichavaram en la India meridional, por ejemplo, el 74% de los camarones capturados en las aguas costeñas adyacentes utilizan el manglar como vivero (Krishnamurthy 1984).

En el Golfo de México se estima que el 90% de las capturas comerciales y el 70% de la pesca recreativa dependen de los estuarios de manglares durante cierta parte de su ciclo vital, sea durante la fase de cría o como larvas, ejemplares jóvenes o adultos. La mayor parte de la información sobre los peces y animales dependientes de los manglares tiene como centro las especies comerciales importantes que incluyen brema, mugílidos, sabalotes, mojarras, truchas, robalo, robalo Constantino, camarones chasqueadores, chernas, corvinas, corvinetas, berberechos gigantes (Hamilton y Snedaker, 1984). Existen indudablemente muchas especies poco conocidas que también dependen de esas zonas y que son una fuente básica de alimentos para las comunidades vecinas.

Una gran cantidad de peces, camarones, ostras, cangrejos, berberechos y otros animales marinos son capturados en los manglares mismos. El total de las capturas anuales, incluyendo peces, moluscos, cangrejos y camarones es estimado en cerca de un millón de toneladas, casi un 1% por sobre del total de la captura mundial de peces (Kapetsky, 1987). Independientemente de la contribución que dan a las dietas locales, las pesquerías de los manglares dan empleo a más de medio millón de personas. En la mayor parte de las zonas de manglares, los ingresos generados por los productos pesqueros superan varias veces a los provenientes de la actividad forestal.

Las ostras, caracoles, mejillones y otros moluscos son también cultivados en ciertas zonas de manglares. Las técnicas utilizadas van desde los baratos "recolectores de ostras", que permiten que las ostras sean recogidas desde las ramas de los árboles, hasta las balsas especiales, como las que se utilizan en Filipinas.

En los últimos años tiende a aumentar la utilización de estanques para criar peces y camarones, lo que comúnmente se llama acuicultura. Estos van desde estanques simples que dependen del movimiento de las olas que aportan agua marina y nutrientes frescos, hasta sistemas más perfeccionados que incluyen viveros y campos de desarrollo separados, provisión de alimentos y el uso de bombas para regular la afluencia de agua. Sin embargo, incluso estos sistemas dependen en cierta medida de las zonas de manglares para la obtención de los nutrientes y de nuevos animales de reproducción (Christensen, 1983).

3.5.2 Productos alimenticios adicionales provenientes de los manglares

También provienen de los manglares una vasta serie de otros productos alimenticios, sean ellos cultivados, recogidos silvestres o capturados.

* En muchos bosques de manglares se recoge miel. La producción total de las colmenas silvestres en el bosque de Sundarbans de Bangladesh, por ejemplo, fue estimado en 1983/4 en 263 000 kg (Masson, 1984). En Cuba, cada año son trasladadas más de 30 000 colmenas después de la estación del florecimiento de la Avicennia, que se desarrolla en abril en el Sudoeste y hasta agosto en el Norte y el Este de la isla.

* En algunos países se cultivan cada vez más algas. En Tailandia cultivan la Gracilaria y los mejores lugares son los costeños, con fondo arenoso. En Filipinas, se cultivan las algas como cultivo de gran valor para exportarlas a Japón (Deveau y Castle, 1976).

* En algunos bosques de manglares se recogen frutos como el de la palma Nipa, que contribuyen de modo importante a las dietas locales.

* En muchas zonas de manglares se produce sal haciendo evaporar el agua marina. En Pakistán, por ejemplo, en el Golfo de Kutch, existen 15 000 hectáreas de salinas detrás de los manglares bajos o de los desecados. Tailandia produce más de 400 000 toneladas anuales de sal de las salinas obtenidas de los manglares. Algunas salinas en la estación húmeda se convierten en estanques de peces (Hamilton y Snedaker, 1984).

* En algunas zonas de manglares se recogen hojas, especialmente de la Rhizophora, que dan un alimento para ganado muy rico en proteínas. En Irán, los Emiratos Arabes y Pakistán, por ejemplo, a los camellos se les deja pastar tradicionalmente en los manglares (Kulkarni y Junagad, 1959).

* De algunas plantas de los manglares se pueden obtener alimentos de emergencia. La Avicennia puede ser comida tras hervirla varias veces, y los isleños del Pacífico utilizan la Bruguiera gymnorrhiza hypocotlys, que hornean para hacer una especie de pan después de pelarla para sacarle el exceso de tanino. De las plantas de los manglares derivan también una gran variedad de medicinas tradicionales.

3.5.3 Presiones que sufren los ecosistemas de los manglares

Aunque en algunos países todavía existen manglares relativamente intactos, en los últimos años los manglares se han visto afectados cada vez más por las presiones humanas. En efecto, grandes zonas han sido destinadas a otros usos y muchas de las zonas que aún subsisten están siendo gradualmente deterioradas.

La necesidad de tierra para uso agrícola es una de las razones principales de la pérdida de zonas de manglares, aunque la alta salinidad y la tendencia de los suelos a la acidez hacen que la operación sea lenta y a menudo muy problemática. La expansión urbana es otro factor; muchas grandes ciudades costeñas están ubicadas parcial o totalmente sobre terrenos de manglares- Miami, Panamá, Guayaquil, São Luis, Cotonou, Bombay, Yakarta y Manila son sólo algunos ejemplos. En la medida en que esas ciudades crecieron, fueron aprovechadas zonas cada vez más vastas de los manglares. Además, la conversión de manglares en estanques de acuicultura en algunos países ha tenido un efecto importante.

Su destrucción total o su conversión para otros usos plantea una obvia amenaza a los manglares. Lo que es menos evidente es el gradual deterioro de los manglares devido a diversas influencias humanas. A largo plazo, sin embargo, ellas podrían ser incluso más dañinas.

Estos problemas están relacionados con la general falta de planificación del uso de la tierra en las zonas de manglares. La construcción de estanques para peces y camarones muchas veces da como resultado la destrucción excesiva de zonas de los manglares y el deterioro de la calidad del agua y de los nutrientes. La recolección incontrolada de leña y postes que no son replantados constituye otro problema. Además, las diferentes formas de contaminación -desechos urbanos, insecticidas, desperdicios de las industrias elaboradoras de alimentos, como la de la caña de azúcar, metales pesados de la minería, manchas de petróleo, contaminación térmica de las usinas eléctricas- llevan todas ellas al deterioro de los manglares. Por último, la construcción de grandes represas puede tener también un importante efecto sobre la supervivencia de los manglares al afectar el flujo de los ríos y la cantidad de sedimentos.

En la practica puede resultar muy difícil destacar las causas del deterioro de los manglares pues todos esos factores están interrelacionados. Aunque la destrucción y el deterioro de los manglares tienen una serie de efectos deletéreos, no existen lazos simples y evidentes entre, por ejemplo, la pérdida de zonas de manglares y la reducción de las capturas en la pesca costera.

Sin embargo, existe claramente necesidad de una gestión más racional y sostenible de las zonas de manglares que aún subsisten, para mantener y defender el importante papel que ellos desempeñan tanto en el aprovisionamiento en alimentos como en el aporte de otros productos y beneficios localmente importantes.


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